martes, 30 de junio de 2009

EL TRISTE PAPEL DE LAS ENCUESTAS EN ESTA HORA INCIERTA


Es un hecho que las encuestas han fallado, por más que dichas empresas quieran arreglarla con el fácil argumento de que embocaron específicamente, en quien iba a ser el candidato único de cada partido.

Embocar a ese nivel es una cosa, decir bajo qué margen dicho candidato gana es otra bien diferente.

Pero no solo eso, erraron también en la participación de voto y cometieron una serie de errores que son significativos de lo que podríamos llamar, una manera de manipular a la opinión pública.

Así vemos ahora, con las cifras a la vista, que 46 por ciento fue el porcentaje que recibió el Partido Nacional, cuando todas las encuestadoras subestimaron a dicho voto. Decían un 35 por ciento o un 37, la más aproximada fue Factum que le dio un 41 por ciento.

41 por ciento fue el porcentaje de votos que sacó el Frente Amplio, cuando todas las encuestadoras lo sobreestimaron y le daban un 47 por ciento, algunas o un 45 por ciento, otras. Cierta prensa oficialista, trepidaba junto a Telemundo con la Encuesta de Radar, el 3 de junio de 2009, faltando 24 días, esto es, teniendo ya todas las cartas sobre la mesa, con la falsedad absoluta de que el Frente Amplio superaba a la suma de los tres partidos de la oposición, por más de siete puntos y en su rara manera de trabajar, decía cosas como que el Frente Amplio tenía el 46,7 por ciento; el Partido Nacional el 31,6, cuando tuvo el 46 -forma gruesa de equivocarse- y al Partido Colorado le daban un 7,7 por ciento, cuando tuvo el 12 por ciento. Según Radar y sus voceros, a saber La República y Telemundo, el Frente Amplio tenía un crecimiento sostenido. A Astori que sacó el 40 por ciento en la interna, le daban un escuálido 27 por ciento, a Larrañaga que sacó un 43 por ciento, le daban un tímido 32 por ciento y a Amorín Batlle en el Partido Colorado, que sacó el 15 por ciento y es el segundo más votado después del arrollador triunfo de Bordaberry, le daban un 3 por ciento. Digo yo: Se puede ser más ineficiente como encuestador.

Con respecto a la intención de voto cometieron el error más grave de todos. Dijeron que en el Frente Amplio y el Partido Nacional era del 60 por ciento la voluntad de participar y en la última semana dijeron que era del 80 por ciento. En realidad fue del 44 por ciento, porcentaje menor al de 1999 en el que votó el 54 por ciento del padrón electoral y también más bajo que el del año 2004 en el que votó el 46 por ciento de los electores habilitados. El argumento que usan al respecto es que muchos mintieron sobre la decisión de concurrir a las urnas, pero cuando uno ve el despiole fenomenal que tienen a la hora de cuantificar a cada candidato, dicho argumento se relativiza, porque si bien puede ser cierto que la gente diga que va a votar a alguien y luego no concurra ese día, es improbable que con esas cifras exista alguna razón crítica en lo que se está haciendo. Embocaron con el ganador de cada partido, pero no dieron pie en bola, con el rango bajo el cual se ubica ante los otros.

Si uno analiza el contexto bajo el cual operan las encuestas es fácil entender la razón por la cual obran así. Son los mismos que decían que Hugo Batalla era la mayoría dentro del Frente Amplio, cuando fue un hecho que no logró capitalizar para sí ningún voto frentista el día que se fue de allí: son los mismos que decían que Zumarán era el seguro heredero de Wilson Ferreira Aldunate, cuando tuvo una bajísima votación, que no le permitió ni siquiera acceder a una banca parlamentaria. Es evidente que las encuestas operan de un modo tranquilizador para los gobernantes de turno de modo de no decirles nada que los pueda poner nerviosos.

Pienso que en el futuro debiera existir una ley que reglamente las encuestas y que impida que se manipule a la opinión pública con un año de anticipación a lo que en definitiva es un pleito de carácter interno en cada partido. El voto, creo yo, no es una pedrada que se tira contra otro, sino una profesión de fe, en aquello en lo que uno quiere, cree, coincide y defiende.


lunes, 29 de junio de 2009

PRIMERA LECTURA DE LOS RESULTADOS DE LAS INTERNAS



Es muy prematuro en este momento sin cifras oficiales a la vista y sólo con las dos terceras partes de los votos escrutados vaticinar una opinión más allá de vagas generalidades. De modo que, habida cuenta que el principio de incertidumbre funciona en este momento a la orden del día, lo mejor, creo yo, es apuntar un par de hechos ciertos que marcan el rango y las tendencias que la pincelada de las elecciones internas dejan.

En primer lugar, lo que me llama la atención es la distancia que cada vencedor le lleva a su respectivo perdedor interno.

Se podría en este sentido manejar tres rangos diferentes para evaluar el rol que ha de jugar cada perdedor dentro de su partido.

Una forma de perder es la de Amorín Batlle y Luis Hierro en el Partido Colorado, en dónde el vencedor llega al 72 por ciento de los votos y se convierte en mayoría aplastante. Por la situación en que está colocado dicho partido en el escenario general -un 12 por ciento de intención de voto- el vencedor se ve obligado a no hacer valer su fuerza y su poder y buscar una fórmula generosa que contemple a la minoría como modo de cortar el desfibramiento que dicho partido sufre.

Otra manera de perder es la de Astori en el Frente Amplio, en dónde el vencedor llega al 52 por ciento de los votos y el perdedor queda con un 40 por ciento. Es una victoria amplia y contundente, pero la derrota no lo quita del medio al perdedor sino que, le da cierto margen de maniobra; el suficiente como para crearle problemas e incomodidades al ganador. Tales como salir a decir que es necesario hacer acuerdos programáticos y acto seguido reclamar para sí el Ministerio de Economía y Finanzas, el Banco Central del Uruguay, el Banco de la República Oriental del Uruguay y Oficina de Planeamiento y Presupuesto, amén de las carteras de Transporte y Obras Públicas y la de Salud. Por si fuera poco el perdedor del Frente Amplio -Danilo no te vayas- quiere quedar habilitado a encabezar la lista al Senado de Asamblea Uruguay, su grupo, lo que no es habitual en un candidato común del Frente. Como diría el paisano, "no pìde nada esa boquita".

La última forma de perder es la del Partido Nacional, en dónde si bien la victoria es inocultable, la derrota del perdedor, 43 contra 57 por ciento, lo posiciona de un modo significativo a ser tenido en cuenta. Hecho este, que fue perfectamente entendido por Luis Alberto Lacalle, haciendo de una fórmula de consenso, una posible fórmula de la victoria.

Amorín Batlle y Luis Hierro, por un lado, Astori por el otro y Larrañaga en otra punta, son y representan tres maneras diferentes de perder y por ende de posicionarse diferente en el escenario político. Demás está decir, que la derrota de Larrañaga -simple altibajo de opinión, porque viene de una victoria interna en el 2004- es la que mejor se puede sobrellevar, si se tiene, como se tuvo, la sabiduría de que la victoria del ganador, no se convierta en un mezquino triunfo, madre de una futura derrota general.

En segundo lugar, otra cosa que es llamativa es la baja participación relativa que estas elecciones internas cruciales tuvieron en la historia del país.

Resulta que acá no fue a votar quien sostenía que lo iría a hacer en forma segura. Lo que indica que hay un dislocamiento entre lo que la gente se ve obligada a decir de la boca para afuera y lo que realmente piensa de la boca para adentro. Es verdad que varias cosas pudieron conducir a un nivel de participación tan bajo fundamentalmente, en el Frente Amplio: el día frío, la no obligatoriedad, las vacaciones de julio, el hecho de que en invierno nadie llama a elecciones y demás, pero en lo personal, me inclino a pensar que lo que sucedió es otra cosa: El Partido Nacional conservó la misma participación que en internas anteriores, en cambio el Frente Amplio, mermó y una de las quejas de sus dirigentes es el hecho de que los militantes que habían participado, no fueron a votar ese día. Hecho llamativo, para una fuerza política que desde el Plan de Emergencia, luego llamado Plan de Equidad está basada en el clientelismo político, al mejor estilo de los planes trabajar del peronismo argentino. Da la impresión que mucha gente, le dijo que lo iba a votar, participó, pero luego no fue, porque si bien se benefició con planes populistas de asistencialismo, íntimamente, no está muy convencido que sea eso lo que hay que hacer, no quiere romper amarras y quemar las naves con los otros sectores políticos y en definitiva, curra con la situación que el Frente Amplio generó. Esa es la situación más preocupante que tiene esta fuerza política, lo que se llamó históricamente, la política del péndulo, la de aquel que asiste a comilonas en los clubes políticos y luego no los vota. Descubrir hoy, que el voto comprado en el Uruguay es el peor voto, es algo muy auspicioso para una fuerza política que se presentaba ante todo el mundo, como los paladines de los principios, la ideología y la pureza republicana en los procedimientos electorales. Además, el discurso para dirigirse a esa gente de raíz y formación colorada pachequista, no parece ser el más adecuado, poniendo temas al estilo 1984, en dónde el votante en aquel entonces era un joven molesto con la dictadura militar. Pasaron 25 años de aquella época, hecho del que parecen no haberse dado cuenta.

En tercer lugar, otra cosa que me llama la atención es la manera de elegir Vicepresidente y armar la fórmula. Así vemos que mientras para Pedro Bordaberry, "hubiera sido una mala señal haber elegido" la fórmula presidencial sin concenso de las minorías, para el Partido Nacional era crucial definirlo en ese mismo momento. Es evidente que "Vamos Uruguay" no quiere ser la dueña de todo el Partido Colorado, ni está pensando en ganar, sino, antes bien, en posicionarse mejor para próximas eventualidades y por ende, dilata la decisión a la resolución de la Convención del Partido. Una solución generosa como la que anunció Pedro Bordaberry lo pone al partido con varias puertas de entrada y si bien le da cabida a una nueva generación que camine al costado y no detrás de la anterior, no rompe con el fuerte peso de los liderazgos clásicos, como el de los expresidentes Sangüinetti y Jorge Batlle, que pese a su escasa incidencia en votos hoy en día, tienen una influencia muy fuerte como formadores de opinión. Fundamentalmente, contempla un imprevisto político, a Amorín Batlle, que no contó con el apoyo de sus principales referentes históricos y al que las encuestas le daban solamente un 2 por ciento, lo voto el 15 por ciento de dicho partido y, guste o nó, es nominalmente el segundo más votado.

Una fórmula inmediata, frente a las cámaras de televisión luego de las internas, como la de Lacalle‑Larrañaga, era lo que todo el mundo estaba esperando, esto es, ponerle fin al litigio interno y mirar hacia adelante. Lo que está en juego -sacarse este Gobierno de encima- es demasiado importante como para cometer errores garrafales al estilo de un Ramírez o de un Tarigo en su tiempo. No "cansarse en la largada" parece ser la clave del posicionamiento nacionalista en el nuevo escenario político. Este sistema en donde el que gana tira y el que pierde empuja ya lo aplicó el Partido Colorado con muy buen resultado en la fórmula Jorge Batlle-Luis Hierro.

Una fórmula dilatada como la del Frente Amplio, en dónde presumiblemente el candidato a vicepresidente sería Astori, pero luego de un adecuado acuerdo programático, cargos esenciales mediante como ya dije -como si esa fuerza no hubiera votado su programa en diciembre del 2008- huele a malestar profundo y poca colaboración para encolumnarse hacia octubre. No parece ser que estuvieran para "abrir columnas", sino para levantarlas. Como decía José Hernández, en su inmortal Martín Fierro: "Parece que sin largar, se cansaran en partidas".

Todo indica que el Partido Nacional en este momento es quien está mejor posicionado de todos. No hay que olvidar que lo que le duele al Frente Amplio es haber perdido en relación de fuerzas, aunque sea una simple elección interna, con el Partido Nacional y no con la suma de todos los que no son Frente Amplio. A eso estaba jugado, a ser más comparativamente considerado ante cada uno, aunque fuera algo menos ante la suma de todos los demás juntos. Perder la consideración de favorito, lo coloca en la misma situación que los gallos cuando le cortan el pernacho rojo y las gallinas ya no lo respetan. En ese gallinero en que se convirtió el Frente Amplio, se altera ahora fuertemente el orden de picoteo y, por ende, los culpables simpre son los otros: el imperialismo, la burguesía, la contraofensiva del multimillonario De Narvaez contra Kirchner, el putch gorila a la vieja usanza en Honduras, el triunfo de la derecha en la Unidad Europea y cosas así. No hay que olvidar, tampoco, que a medida que va cayendo en consideración ante la opinión ciudadana, más aspectos oscuros y sombríos comienza a mostrar y es capaz de cualquier barbaridad.

ESTE ES KIRCNHER



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lunes, 22 de junio de 2009

El tramo final de la campaña



Un viejo refrán dice que: "Muerto el perro se acabó la rabia".

Cualquiera podría decir en la actual realidad política uruguaya algo parecido: Muerto Kirchner se acabó Mujica.

Así como los argentinos se aprestan a analizar el efecto Tinelli para evaluar a Kirchner, aquí en el Uruguay muchos se preparan para analizar el efecto microfonitis televisiva, para interpretar los resultados de las internas.

Argentina vive un clima político que en gran parte es distinto al de Uruguay, pero ciertos parecidos dan para pensar. Así como la razón es la gran ausente en el ciclo de Tinelli, también lo es en una campaña como la uruguaya basada en figurar, sin que nadie sepa exactamente que es lo que piensa cada uno. Los que realmente lo intentan, como Lacalle o Bordaberry, van primero en las encuestas.

La ubicación de aquel que opta como camino hablar sin decir nada y decir y desdecirse permanentemente como un viejo cascarrabia, expresa una orfandad de ideas, de propuestas y de programa que anuncia la debacle intelectual de un país.

El de Mujica no parece ser un liderazgo ante el cual estén dispuestos a darse por contentos los demás en el Frente y menos fuera de él.

El frentista presiente que puede perder el poder si éste siguiera controlado por Mujica. Ese es el principal problema del tupamaro ex guerrillero, más allá de si ganara o perdera por un puñado de votos en las elecciones internas. El retiro fáctico de su rival sella esa victoria y le da un carácter: el adversario interno se retira sin dar lucha y se pone a trabajar para el contrincante externo.

El Frente Amplio nunca le confiará todo el poder a alguien tan poco seductor para el electorado independiente. De hecho, y si se miran las encuestas con atención, el voto del tupamaro está encapsulado en el frentismo del barrio Borro, Casabó, 40 Semanas, Rincón del Cerro, el más pobre del país, y se ubica entre los sectores sociales con menos nivel educativo. "A mi me votan los que no piensan", dijo muy suelto de cuerpo este compadrito orillero. Con esos votos se podrá vestir una elección interna, pero jamás se ganará una elección parlamentaria.

Es cierto que la campaña es larga e insume mucho tiempo, energías, dinero y que incluso llega hasta a ser cansadora tanto para los partidos políticos como para el mismo electorado, que al final queda sobresaturado de mensajes políticos.

Un mensaje que puede ser llamativo en una campaña corta, puede llegar a ser contraproducente, en una campaña interminable.

Las políticas de captación política de los electorados más pobres, a través de la compra de votos, el clientelismo de estado, o la provisión de políticas asistenciales, fueron siempre moneda corriente en América Latina, y se han hecho con este Gobierno a través del Plan de Equidad, mejor conocido como Plan de Emergencia. Están convencidos que ese es el sector cautivo, el colchón político que oficia de piso inamovible para perpetuarse en el poder. Lo de Mujica es una forma de disputarle a los otros ese sector, convencido de que para quien logra aprobación allí, alcanzar el voto de los demás sectores es solo cuestión de "no espantar buenos burgueses".

Cualquiera entiende que estas elecciones que vive en el Uruguay de hoy no son cualquier acto comicial, sino que marcan un antes y un después en la política uruguaya. Vienen a plantear un nuevo mapa, una nueva correlación de fuerzas y un escenario diferente al actual. La sociedad uruguaya ya no es la misma de hace 10 años, ni siquiera de la de hace 5 años atrás. Lo que está por verse es que carácter concreto adoptara el golpe técnico que se avecina.

martes, 9 de junio de 2009

Entre papeles y papelones

        Con los primeros resfríos, Mujica Cordano perdió la hoja de ruta. Estuvo, incluso, cerca de remedar el viejo y duro enfrentamiento con los seguidores de Astori, aunque esta vez le cuesta mucho más ponerse de víctima. ¿Qué pasó? En primer lugar, cada persona tiene el carácter que tiene, en gran medida incambiable. Jugar a Viejo Vizcacha puede ser un arma de doble filo, cuando se finge un personaje estudiado.

        Es evidente que existe en este momento una fuerte preocupación de Mujica por la resistencia que genera su figura y que mienten los resultados de las encuestas, donde él juega su persona, su liderazgo y el mismo proyecto "legal" de los tupamaros. La encuesta particular que mandó a realizar le da a todo el Frente Amplio, un 30 por ciento del electorado global y a él la mayoría, lo que significa en buen romance, que ganar la interna es la vía regia para liquidarlo definitivamente, al Frente Amplio.

        Otras cosas se confirman, además. Eduardo Lorier, que quiere ser entre nosotros una especie de "Caballero de la Esperanza" como lo fue Prestes en Brasil, sale a defenderse y cubrirse. Venimos a enterarnos ahora, que el apoyo a este producto folclórico que se llama Mujica, responde a "que era el único que alcanzaba los dos tercios de los votos exigidos", cuando todos sabemos el lío brutal que armaron en el Parlamento con Pedro Balbi y la inefable Irma Leites. Es gente desesperada que está entre un Tribunal de Conducta Política y la sobrevivencia parlamentaria.

        En efecto, Mujica no está bien entre los que están bien. Pero, ¿qué significa no estar bien? Es cierto que la sociedad y las encuestas pueden cambiar en la recta final de los días que faltan para las internas. También lo es que no hay encuestas que puedan garantizarle esa tranquilidad para quien muy suelto de cuerpo dice que a él lo votan los que no piensan, ni compran el diario. Es evidente incluso que, siempre suceden cambios, a veces bruscos, a veces imperceptibles, en el tramo final de toda campaña. Pero el hecho cierto es que Mujica necesita 20 puntos de diferencia porque la interna del Frente fue abandonada por el grupo de Astori, que al parecer -enfermedad mediante o no tanto- ya largó la esponja y le regaló la fuerza política a su rival.

        "El Pepe", como le dice la barra podrá fabricarse el papel de hombre bueno y pacífico, pero no es creíble para nadie, ni para la barra chica, la barra grande o el resto del Frente. Mucho menos para quienes no son frentistas.

        Debe aceptarse, con todo, que las desventuras actuales tienen el peso suficiente como para estremecer la seguridad de cualquier político. El 30 por ciento del padrón electoral es gente que nació antes de 1971, de modo que el discurso historicista sesgado que hace el Frente, solo le llega a un sector de veteranos. Basta ver los actos de Astori para entender que el más jovencito tiene aproximadamente, 58 años. El único que gana juventud es el Partido Nacional y la juventud de Mujica es gente de un paupérrimo nivel, en su mayoría planchas. Lo mismo con la disidencia frentista. Basta ir a un acto de Asamblea Popular para darse cuenta que el parque jurásico de los nostálgicos es una especie macondiana, condenada a 100 años más de soledad, o a 50, como en Cuba.

        En resumen, Mujica no podría explicar fácilmente un fracaso personal en una elección tan fácil, en dónde los canales de televisión le viven haciendo reportajes permanentemente.

        El Frente Amplio no perdona la derrota y menos los tupamaros, que se largaron a la lucha armada en el año 1963, porque Vivían Trías no había podido ser diputado. Aunque parezca mentira es así.

        Con ese regusto amargo Mujica está ahora muy preocupado. Debe suponer que todo el Uruguay está obligado a simpatizar con una figura folclórica a lo Viejo Vizcacha.

        Todos hemos visto recientemente en qué cosa quedó convertido el Partido Socialista después que Gargano fue sacado del Ministerio de Relaciones Exteriores, de la renuncia de Tabaré Vázquez al partido y de´la dimisión de la Ministra del Interior Daisy Tourné, que ni siquiera se animó a ocupar su banca en diputados y por ahora, está de licencia.

        Estamos hablando de un partido que crecía sin parar desde que entró al Frente Amplio en el 71' y hoy, más que sumar gente para Astori, parecería restar.

        Todos estamos viendo que Mujica, al igual que Astori y las demás figuras del Frente Amplio son como un tren que avanza por una vía y que, por lo tanto, les es imposible girar antes de chocar.

        El choque definitivo sería la Asamblea Constituyente a lo Chávez que tienen pensado para perpetuarse. ¿Se puede ser Hugo Chávez en la Cuenca del Plata? No. La única pregunta que resta hacer es si el montonero Patiño Mayer reconocerá mansamente esos límites o si, por el contrario, se dejará acorralar por la última utopía de su vida.

lunes, 8 de junio de 2009

Carta abierta al embajador argentino en el Uruguay, Hernán Patiño Mayer.

Señor embajador Hernán Patiño Mayer :

 

Me llama poderosamente la atención que sea precisamente usted quien salga a corregirle la plana a un candidato presidenciable del Partido Nacional, cuando todos sabemos que desde la Argentina, el ex Presidente Néstor Kirchner se ha venido desfogando en declaraciones contrarias a nuestro país, tanto desde el Corsódromo de Gualeguaychú, como así en cuanta oportunidad tuvo a su alcance.

No sólo ha sido Néstor Kirchner quien ha tenido infelices declaraciones para con el Uruguay y nuestro Presidente Tabaré Ramón Vázquez Rosas, sino también Cristina Kirchner quien al asumir la Presidencia, no escatimó en adjetivos contra nuestro Presidente, sabiendo que no era de recibo contestarle nada.

Más allá de estas declaraciones de los presidentes Néstor y Cristina, existe algo mucho peor, la ingerencia externa que ejerce Argentina al intervenir en las elecciones uruguayas tomando partido descarada, abierta y entrometidamente, por José Mujica Cordano.

Como usted comprenderá, señor Patiño Mayer, todos somos conscientes que habrá de existir en la República Argentina por dos años más un gobierno de Cristina Kirchner, pero eso no es óbice para que un precandidato a la Presidencia de la República, no pueda decir lo que piensa y tenga que ser, nada menos que usted, quien se sienta molesto y pida prudencia.

Patiño Mayer ¿Por qué no le pide prudencia a Kirchner cuando financia la campaña electoral abiertamente a favor de un tupamaro en el Uruguay? ¿Por qué no le pidió prudencia a Cristina Kirchner cuando se desfogó contra nuestro Presidente al asumir su cargo como Presidenta?

¿Por qué no le pidió prudencia a Taiana, cuando desde el Corsódromo de Gualeguaychú dijo las barbaridades más inconcebibles que persona alguna haya podido decir contra las inversiones extranjeras que el Uruguay recibe?

¿Por qué no le pide prudencia a su gobierno, cuando pretende entrometerse en la política fiscal del Uruguay, como si nuestro país tuviera la culpa de que su sistema financiero fuera más creíble que el argentino?

Más allá de todo esto: ¿Por qué, cuál es el motivo, de que usted como embajador de un país extranjero venga aquí a pedirle prudencia a los demás?

domingo, 7 de junio de 2009

Larrañaga contesta a Hernán Patiño Mayer

"Montevideo, 7 de junio de 2009 

Con motivo de la publicación de una misiva suscrita por el Sr. Embajador de la República Argentina, Hernán Patiño Mayer, haciendo referencia a mi persona, por la misma forma elegida por el antedicho hacemos públicas las siguientes precisiones. Quiero expresar que me une con el Sr. Embajador Patiño una relación de muchos años, cordial, amena y afectuosa. Pero tengo que decir con toda claridad que o bien el Sr. Embajador no tiene memoria o perdió las referencias de recato que debe tener un Embajador acreditado en un país como el Uruguay. Si la mención al "estilo Kirchner" es una descalificación al Presidente del Uruguay, el propio Sr. Embajador está reconociendo que el mismo es inadecuado, presentando reacciones indebidas y con indisimulada prepotencia. El Señor Embajador Patiño debería saber que en un gobierno serio sus apreciaciones suponen un acto de injerencia indebida y de intromisión en los asuntos internos del Estado en el cual está acreditado. El Embajador deberá recordar lo que ha hecho el gobierno del Presidente Kirchner con las relaciones con nuestro país. La verdadera intromisión que tuvo en el proceso electoral de 2004 a favor del Frente Amplio y el propio Sr. Embajador Patiño no debería olvidar su quizá segura participación para facilitar la visita de hace unos meses del Senador Mujica a la República Argentina, para reunirse con el matrimonio Kirchner, encuentro este que tanto molestó al gobierno uruguayo. Al Sr. Embajador Patiño no lo ampara ningún derecho a hacer recomendaciones ni a poner límites a políticos de nuestro país. Es notorio que el Embajador ha incurrido en reiteración real en comentarios y declaraciones políticas y publicas sobre todos los temas que han sido y son evidentemente contrarias a las normas internacionales que regulan la actividad de las acreditaciones diplomáticas. Por último Sr. Embajador Patiño, Ud. debería entender que aquí no está en la República Argentina, que se está refiriendo a declaraciones de un Senador de la República, que fuera Presidente del Directorio del principal partido de la Oposición y que ahora es precandidato a la Presidencia de la República.

Por tanto, en el mismo tono de su sugerencia le solicito que se calle y no se entrometa en los asuntos internos de la vida política uruguaya. No tiene ni derecho ni credenciales para ello, como tampoco amparo jurídico. 

Lo ha hecho muchas veces, absténgase de continuar haciéndolo, mantenga la prudencia y el recato que su función y representación exigen.

 

Atentamente.

 

Dr. Jorge Larrañaga

jueves, 4 de junio de 2009

Estamos parados en la cruz de los caminos



A menos de un mes de las elecciones internas, hoy vemos cual es la situación en la que está el Frente Amplio. Por un lado, la soberbia de una barra que lo único que sabe hacer es insultar tirando piedras desde su fingida marginalidad, contra el tejado de las instituciones. Por el otro, el grueso de la población frentista no paria social, no plancha, que mira desconcertada la falta de referentes clásicos. Ni siquiera aquella subcultura sociológica mitificadora del Frente, les queda como argumento hoy en día. El hecho de que Astori esté internado en el CTI con neumopatía corre a su favor –no tiene gracia criticar un hombre internado‑, pero es una contra a la hora de dirigirse a la gente, por quien si algo ha demostrado es el más absoluto desprecio al diálogo y los acuerdos. De la soberbia a la postración en el CTI hay una misma condicionante: el no diálogo, la no comunicación.
Decía Castilla del Pino, en aquel libro llamado “
La Incomunicación”, que la violencia es la respuesta que da el individuo incomunicado: es una forma de romper su aislamiento. Si trasladamos esta valoración a lo que muestra el Frente, vemos que por un lado, está el aislamiento astorista y por el otro, la somatorosis incontinente de la violencia verbal de Mujica, como dos caras de una misma incomunicación con la gente.
Cualquiera entiende, que disfrazarse martín fierrescamente de Viejo Vizcacha es jugar a un personaje, es inventar una identidad, no una forma auténtica de comunicarse. También, cualquiera se da cuenta, que la soberbia prepotente de Mujica, no tiene nada que envidiarle a la tecnocrática de Astori. Es lo que el Frente hoy ofrece después de haber llevado al Gobierno a un tentepié como Tabaré Ramón Vázquez Rosas, no procesado por ahora ante
la Justicia, por razones de inmunidad.
Frente a esto, a la oposición le preocupa quién es el más potable para enfrentar al candidato único que elija el partido de gobierno y en lo que me es personal pienso que cualquiera. No hay mejor, ni peor, por la sencilla razón de que para la lógica marxista de la barra mujiquista y pit cenetista, son partidos del enemigo de clase. Gane quien sea dentro de los partidos de la oposición, algo horrible tendrán que decir, puesto que ellos sienten nostalgias de un mundo que creímos perimido: el que pagaba en especies, el que le daba a su moneda un estricto valor de uso, pero al negarle el valor de cambio, estaba fuera de cualquier arbitraje, el que mantenía regiones enteras en pleno siglo XX comerciando a lo Persa, en ferias miserables y mercados en donde el narcotráfico y el tráfico de armas eran los elementos que vertebraban la economía. Eso, que es impensable como propuesta política, es lo que añoran y por ende, sea quien sea el que gane en los partidos de la oposición, tendrá que enfrentar esta hidra de 1000 cabezas, que por cada una que le cortan parece nacerle dos nuevas.

lunes, 1 de junio de 2009

El inefable Emiliano


 

 

        Desde la Caldera del Diablo, el futuro “prechidente” de los argenguayos, se dirigirá a la nación. Tiene la rara belleza de una vaca preñada Hereford, el gracejo arrabalero de “un cumpadrito a la violeta”, de esos que si lo viera Juan Malevo, flor de calor lo haría pasar, usa en invierno boina como un anarco expropiador y le dice a todo el mundo, lo que cada cual quiere escuchar. Nadie sabe como piensa. Se sabe sí, que caga, mea, come e insulta como un viejo carcamán, como el hombre de la bolsa, como aquel barbero loco, que la gente le decía que se salga de la esquina, porque la madre no lo quiere, ni él, tampoco. Me refiero a Emiliano, el hombre bendecido por el Altísimo, el Ser Supremo, el de Allá Arriba para hacer todo el daño posible y destruir una sociedad, un Ministerio, un Frente.

 

        Emiliano sabe por Diablo, pero más sabe por viejo, que Enrique Erro fracasó en el Ministerio de Trabajo, por querer imitar a Juan Domingo Perón, “El Pocho”, porque no tuvo en cuenta que para lo de Perón se necesita algo más que croto, linyera, cabecita negra, coya, chinote y villista descamisado; se precisa talento; talento metafísico. Hay que estar con todos y contra todos, comprendió Emiliano en su pasaje por el infierno, hasta entender exactamente en qué consiste la barca de Creón, aquella criatura que era tan, pero tan mala, que hasta el Diablo le tenía miedo. Cuando Creón va por los bosques de Viena, no es el Diablo quien saca a pasear a su perro, sino el perro, quien saca a pasear al Diablo.

 

        Emiliano desde su barca cuida a los condenados de la vida, esas criaturas llamadas a vivir en la pobreza mental; les dice “jodasé” y lo aplauden. También, bien lo sabemos, las democracias se suicidan, es al menos una posibilidad que tienen. Todos sabemos que a Hitler lo votaron, que era lo que en su infeliz expresión quiso hacer ver, Gonzalo Aguirre.

 

        Emiliano puede insultar y decir cualquier cosa a cualquiera; que está bien, es lo correcto, en cambio a él no se le puede decir nada. Cualquier parentesco con Kirchner, Chávez y Castro es pura casualidad.

 

        Emiliano está más allá del bien y del mal; es Gobierno y oposición, todo junto a la vez; es un damnificado de la democracia y un enemigo de ella, todo al mismo tiempo, es víctima y victimario en la misma intensidad; es vida y milagro, muerte y resurrección, infierno y paraíso.

 

        Emiliano representa o puede representar según Talvi, los servicios de inteligencia, las doscientas familias que no pagan impuesto a la renta, la Unidad Europea, Kirchner’s, Chávez y ainda mais, la mitad más uno de los uruguayos, el 99,999999999 por ciento de los argenguayos y el verdadero sentir del G20 cuando se dirige al Uruguay, como si nuestro país tuviera la culpa de que al sistema financiero de ellos, nadie les crea y al uruguayo, sí.

 

         Emiliano, no es masón ¡Qué pena!