miércoles, 26 de febrero de 2014

El lorito que faltaba en la campaña

        Va a ganar Vázquez. No cabe duda. No discute, no polemiza, pero imita burdamente a Larrañaga. Es realmente un espectáculo imperdible para su hinchada. Le queda tan lindo; es admirable, porque inaugura una campaña electoral diferente a las demás, graciosa, divertida y que confirma que efectivamente la educación en Uruguay está mal, como lo sostiene el mismo Ministerio de Educación de este gobierno. Sería bueno que si tiene condiciones de animal mimético –virtudes camaleonescas ya demostró tener de la dictadura a nuestros días- también imite como un lorito la voz de Ricardo Erlich.
        Solo sabe amenazar con más impuestos. Tiene pensado lo que en economía se llama un mazazo fiscal y no lo disimula, ya que la hinchada diga lo que sea, igual aplaude.
        No se dio cuenta, está mal informado, de que el sector rural paga el Impuesto a Primaria con el Imeba, porque esa fue la forma de unificar la base de datos.
        No le interesa informarse tampoco, algo tiene que decirle a los ultras que hicieron del derecho impositivo una forma de expropiación indirecta.
        No le importa la separación de poderes. Si la Suprema Corte de Justicia declaró inconstitucional el Impuesto a la Concentración de Inmuebles Rurales (ICIR), la culpa es de los productores rurales.
        Habla para un electorado a lo peronista kirchnerista, para el cual el hombre de campo es un oligarca, un rastacuero y no un trabajador rural. Como nunca se tomó la molestia de mirar la Balanza de Pagos ni la Balanza Comercial, no se dio cuenta del rol que juega la agropecuaria en la economía uruguaya, fundamentalmente, a partir de agosto de 2003 que es cuando la producción se valorizó y el país comenzó a crecer gracias al agro.
        Ese exabrupto lo lanza en el preciso instante en que más perjudicado está el sector rural por las inundaciones y se queda sin margen de ganancia para operar; las declaraciones vienen, aunque parezca increíble, en el preciso momento en que hay que bajarle la carga impositiva a este sector para que pueda seguir trabajando.
        Es evidente que un tercer gobierno del Frente, en pleno proceso de desaceleración de la economía como el que desde ya se avizora en el horizonte, le va a dar el puntillazo final a la destrucción del Uruguay que conocimos.
        Dice orgulloso que la educación pasó de un 2,4% del Producto Bruto Interno, a un 4,7%, sin reparar que a pesar de eso o precisamente por eso, hoy está peor que nunca y poner allí dinero es como arrojar agua al mar.
        Lo he dicho en reiteradas oportunidades en este blogger, hablar de porcentajes no es técnico. ¡Cómo sabe Vázquez que lo que hay que darle a la educación es un 6 %, si no hizo un estudio de sus necesidades reales! Primero se analiza la realidad y luego se ve qué es lo que se precisa dar, de pronto no es un 6% es un 7%, o un 5%, pero una sola cosa es segura, lo que hay que darle a la educación no es precisamente más salario al pésimo rendimiento docente.
        Lo que hay que mejorar no es nivel de retribución de los docentes, sino para empezar la infraestructura locativa que se cae a pedazos y para seguir, el nivel intelectual de los mismos y los planes de estudio obsoletos que tienen.
        Si ahora con boletos gratis se registra un nivel de deserción jamás visto en nuestra historia algo muy profundo está fallando en la educación.
        La enseñanza en el Uruguay tiene un problema muy grave que no es solamente la de los sectores económicamente vulnerables, sino la baja capacidad de comprensión lectora de aquellos que entran a la Universidad y también de los profesionales que de allí salen.
        Pedirle a un universitario que redacte un informe ya es exigirle mucho. Lo que está indicando que la falla de la educación es en todos los niveles y que eso con más salario para los docentes lo que va a generar es agravar las cosas.
        No se le ocurre pensar que se precisan otros planes de estudio y otro nivel de capacitación del profesorado.

        Todos sabemos que si gana les dirá a los docentes: “Olvidaté de lo que te dije y acordaté de lo que digo” y se va a descolgar con cualquier cosa.




No se le ocurre pensar a tan esbelta criatura que si esto ocurre el segundo día de clase, es porque el principio de autoridad está en crisis en el Uruguay actual y que esos discursos incendiarios lo único que hacen es apagar el incendio con gasolina.

viernes, 21 de febrero de 2014

Las incoherencias de un discurso sobrador.


        Vázquez no quiere discutir con Constanza Moreira y se sienten molestos por el perfil y el estilo político que tiene. Dijo que ya discutió mucho y en cada acto en que participa contra el primero que la emprende es contra Jorge Larrañaga. Este lo desafía a discutir y no contesta.
        Es fácil entender que tanto Vázquez como su equipo no quieren que se ventile nada, ni hacia adentro, ni hacia afuera. Quieren manejar sin argumentos a la gente a manijazos contra el Carlanco “derechista”.
        No saben hacer otra cosa y por ende, no quieren que nadie “haga olas” ventilando alguna cuestión que por insignificante atente contra la campaña que tienen pensada, dirigida exclusivamente al hombre “que se cortaría las manos” si tuviera que votar a los blancos o los colorados, es decir, al voto cautivo de aquel que aunque no le guste las cosas del Frente, igual lo vota. Ese hombre no es nada improbable que en las internas o no va a votar o vota a Constanza Moreira.
        La situación llega a tal punto que dos Ministros –Bonomi y Huidobro- y el mismísimo Presidente de la República se ven obligados a intervenir en la interna partidaria como si todos los uruguayos fuéramos miembros de “la fuerza política”. Si se tiene en cuenta que según las encuestas que lo dan seguro Presidente a Vázquez, Constanza Moreira en la interna representa un 10 por ciento, no se ve la causa por la cual están tan molestos con ella. En todo caso si lo que Cifra dice es cierto, lo más adecuado sería hacerle una guerra de silencio. Llama la atención este hecho, porque si Constanza Moreira provoca esa reacción en el Gobierno, quiere decir que la pezuña de alguna vaca gorda debe estar pisando.
        En el tema de la educación es donde se ve con más claridad la desprolijidad y la incoherencia en la que viven. Mientras para Vázquez no hay que exagerar y la única solución que tiene a mano es más presupuesto, cuando todos sabemos que la problemática de la educación no se arregla con más dinero, porque es como echarle agua a un barril sin fondo, ya que cuantos más recursos le dan, peor funciona, luego del discurso de Vázquez el Ministro de Educación y Cultura, Ricardo Ehrlich dice que "los resultados de la educación media no se corresponden con la tradición nacional, con las necesidades sociales y productivas del país".
        Según el Ministerio de Educación y Cultura: "los niveles de repetición y los porcentajes de culminación en educación media son muy malos". Y esto no está dicho en un contexto fuera del momento en que estamos, sino pocos días después del discurso de Vázquez diciendo que no hay que exagerar con la realidad de la educación. ¿Quién los entiende?
        Vázquez cuestiona el mecanismo de medición que utilizan las pruebas PISA, pero en el 2005, a nivel de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto le pedía dinero al Fondo Monetario Internacional argumentando que los puntajes en las pruebas PISA 2003 eran una demostración de que la educación no bajaba el nivel con la crisis y por ese motivo se comprometía a continuar con este tipo de mediciones. Ahora que despilfarraron el dinero dándole a la educación más recursos que nunca, resulta que los mecanismos de medición de las pruebas PISA son cuestionables y la solución es darle más dinero.
        Que la educación funciona mal no lo dice solamente Larrañaga lo está diciendo en el mismo momento el Ministerio de Educación y Cultura de este gobierno.
        Es evidente que, como decía Rafael Alberti, “Se equivocó la paloma”. Lo que Alberti quería decir es que lo más puro y sublime también puede equivocarse, cuando la sociedad transita por el carril de las simpatías extraviadas.
        Lo mismo que dijo Sigmund Freud cuando le preguntaron sobre el triunfo de Hitler en Alemania: “¡Qué quiere que le haga si 40 millones de alemanes se enamoraron de un burro!”.

        Esperemos que no se equivoque la paloma y que los uruguayos en esta hora incierta del panorama mundial y regional no se enamoren de un burro.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Las mayorías electorales

        La campaña electoral que estamos viviendo, no hay que perder de vista, es una interna partidaria en donde el ciudadano no tiene la obligación de ir a votar.
        Por ese motivo, quienes participan son aquellos que se sienten llamados a la actividad política.
        El perfil de este sector para el cual votar es una obligación de deber cívico, sea o no obligatorio hacerlo, tiene características específicas y particulares que no suele tener el electorado en su conjunto.
        La Constitución actual impone una especie de examen que hay que salvar para poder ser candidato único. Hay que ganar la interna. Es todo un desafío; dirigirse a la opinión pública en su conjunto en una competencia de carácter intestino.
        Lo que la Constitución anterior planteaba, le decían doble voto simultáneo, pero en realidad era un triple voto simultáneo. Ese día se votaba Presidente, legisladores e Intendente, todo junto a la vez. Lo de ahora plantea instancias comiciales diferentes en cada momento.
        El Uruguay no ha tomado conciencia plena de las nuevas reglas de juego que la Constitución actual viene a generar y los politólogos no ayudan, porque son expertos en adelantarse. Cuando lo que está en juego es junio, se adelantan a octubre y cuando lo que se define es octubre de adelantan a noviembre, cuando no en muchos casos razonan como si  ya estuviéramos en noviembre. La idiosincrasia del sistema político está más preocupada por quien será o no el próximo Presidente de la República que por ver, comprender o pujar por espacios políticos creíbles para los diversos electorados.
        Esa es hoy la causa por la cual no hay lugar para la descalificación de lo que la gente vota acusando de ignorantes a los demás, porque para llegar al sillón presidencial hubo que sortear pruebas decisivas, la de la interna y ser candidato único, la de la opinión pública en su conjunto y en el caso de no existir mayoría en ninguno de los contendientes, un eventual balotaje. Por fuera de eso vienen luego las elecciones municipales, de modo que por más inculto que se sea, hay todo un proceso de calentamiento político que tiñe el período electoral en absolutamente todo el mundo. Esa es una de las causas por la cual el Uruguay es uno de los países del mundo con bajísima abstención, cuando las elecciones son obligatorias.
        La sintonía con las mayorías electorales la da el mapa político que deviene de junio. Recién allí el candidato ganador debe volverse catch all, esto es, agarra todo.
        El perfil del hombre que vota en una interna, sin tener la obligación de hacerlo, es claramente la del individuo politizado. El que lee un diario casi todos los días, profundiza en algún semanario, escucha los informativos y sigue el acontecer político.
        Ese individuo no quiere medias tintas, indefinidos, “blandos” o candidatos que a su entender no tienen las cosas claras. Su percepción de los presidenciables puede ser totalmente equivocada y lo que a él le parece “blando” no ser tal cosa, pero hay que entender que es la manera de ver la política del hombre politizado y partidizado.
         Esa es la causa por la cual la interna se gana desde posiciones radicalizadas y una vez que se triunfa, el candidato único de cada partido, modera el discurso. Porque pasada la interna que no es obligatoria, la de octubre si lo es, y allí el fiel de la balanza es el hombre menos comprometido con la actividad política: el mozo de bar, la empleada de una tienda, la cajera de un supermercado, esto es, aquel sector que se maneja sin ningún nivel de politización porque su misma actividad así lo exige.
        Así fue el modo político de proceder desde que rige esta Constitución actual, lo que está por verse es si las posiciones moderadas en cada partido logran imponerse en una interna.
        Las internas, al menos hasta ahora, se ganan dirigiéndose a la minoría politizada, motivándola para que participe en una instancia que no es obligatoria y luego se modera el discurso, para ser accesible a sectores que son el fiel de la balanza electoral.
        Si se entiende esto, se puede ahora entonces comprender lo que le está pasando al Frente Amplio, la desesperación de que Constanza Moreira supere a Vázquez o, peor que eso, que le gane Vázquez, pero raspando.
        Los desencantados del Frente Amplio son más de lo que parece y muchos no lo votan más, al punto de expresar su rechazo anulando o votando en blanco. Constanza Moreira no convence a los desengañados, sino al sector del aparato frentista que se quedó sin gente para ensobrar listas.
        Si los Ministros de este gobierno y el mismo Presidente de la República tienen que moverse en los límites de la Constitución -no están interviniendo en una interna, dicen, son simplemente peticiones de deseo-, es porque ven que el ciclo frentista de crecimiento imparable concluye, aunque Vázquez gane la interna y las nacionales con balotaje.

        Vázquez se volvió una máquina de decir cualquier cosa soberbiamente para gente dogmatizada, porque se está dirigiendo a una interna en donde aún ganando, le va a ser difícil encontrar “ultras” para ensobrar gratuitamente las listas. No la resuelve ahora con la fórmula frentista clásica que se llama: "Manija pa' la colada".

viernes, 14 de febrero de 2014

Otra vez el Carlanco.

          En el Frente Amplio hay una tendencia, a esta altura histórica, que consiste en achacarle las culpas de todo a una supuesta “derecha”, que no queda claro a que se están refiriendo.
        He demostrado hasta el cansancio en este blogger la manipulación tendenciosa de dicha palabra: Todos sabemos que en el Uruguay acusar a otro de “derechista” es un insulto, en cambio definirse “izquierdista” da impunidad para prácticamente cualquier cosa.
        Subidos a esa retórica cada vez que tienen problemas internos, salen a buscar enemigos de paja, fantasmas y a mentirle a la gente con el “cuco de la derecha”, cuando todos sabemos que eso que el Frente llama “derecha”, en cualquier lugar del mundo es un centro político democrático y moderado.
        Dicen que se inquietan frente al probable hecho de que el Frente Amplio carezca de mayorías parlamentarias, cuando todos sabemos que para gobernar no se precisa tener mayorías: Se puede votar en Sala una mayoría especial –la que le convenga al partido de gobierno- y aprobar igual el proyecto de ley y, aunque esto es claramente inconstitucional, igualmente de esa forma aprueban los proyectos cuando necesitan mayorías especiales. De modo que el tema de si el Frente Amplio llega o no a tener mayoría parlamentaria es más político que parlamentario.
        Están haciendo lo único que saben hacer, terrorismo verbal agitando el Carlanco de la “derecha” y tratan a su gente como los niños chicos de otra época cuando las tías viejas le decían para que tome la sopa: “¡Cuidado que viene el Carlanco!”.
        No se dan cuenta o lo perciben y quieren ocultar el bulto, que el primer enemigo de todo frenteamplista es el otro frenteamplista y que los ataques a Danilo Astori provienen fundamentalmente, de los otros sectores. Empezando por Tabaré Vázquez que en público frente a las cámaras de televisión lo destrató a Danilo Astori en la campaña electoral del 99’, hasta todos los insultos que le exigieron bajarse de la candidatura temeroso de competir con Vázquez, en la campaña de 2004, pasando por las cosas espantosas que los otros senadores del Frente le decían cuando la devaluación de 2001; es histórico el hecho de que siempre al llegar la contienda electoral Danilo Astori es el plato predilecto de los otros grupos de izquierda. Eso sí, tienen que echarle la culpa a los otros, al Carlanco.
        Astori suele ser siempre el pato de la boda a la hora de competir por cargos electorales dentro del Frente Amplio. Ante eso, no se entiende bien porqué para Alfredo Asti tienen “que pensar desde ahora en octubre, como la meta para el triunfo de un nuevo gobierno progresista". Y ¿Porqué no piensan en julio que es donde se define quién lleva la batuta y quién no? Estamos en un esquema, como el que plantea la ley electoral consagrada en la Constitución, en donde el que gana la interna se queda con todo y también decide el candidato que va o no a las intendencias. A Asamblea Uruguay insólitamente, le preocupa más octubre que la interna. Es algo tan infantil, que ni ellos se lo pueden creer.
        En este momento, gente que Astori defendió a muerte está siendo indagada por la Justicia y por ende, lo correcto es permitir que ella proceda. Como mínimo tomar distancia. Así obra cualquiera que sepa qué significa la separación de poderes, menos aquellos que es claro que tienen pensado un golpe al estilo venezolano. Además no lo ocultan.
        ¡Quien no percibe que es la misma forma de argumentar de Maduro en Venezuela, cuando se lo apoya así salga a masacrar chiquilines como lo fueron ellos en otra época!
        ¿Qué razón tuvo el ministro Pintado para entregarle a Mónica Xavier la declaración jurada de sus bienes? ¿Ahora se acordó o ahora se lo pide la presidenta del FA?

        El único interesado en enchastrar la campaña electoral es el Frente Amplio que al clásico estilo Vázquez y su Comando para la campaña electoral, como lo demostró sobradamente en elecciones pasadas, sale a hacer cualquier desaguisado con matones de esquina, todo a lo largo de Montevideo.
         No forma parte de la tradicional seriedad de nuestro sistema político “sacarle el culo a la jeringa” que la Suprema Corte de Justicia les impone, atacando un supuesto Carlanco derechista.