La renuncia de un Vicepresidente es un hecho histórico que
hoy recorre los titulares de todos los diarios del mundo. Lo pone al Uruguay ante
una conmoción política en el gran corredor regional de la corrupción.
Caben varias lecturas al respecto.
Una que podríamos llamar maquiavélica. Así para Nicolás
Maquiavelo (1469-1527), el Príncipe tiene siempre que ejercer el poder y ser
creíble en su autoridad y cuando por razones políticas ve que pierde
legitimidad a los ojos de los súbditos, si está obligado a mentir, debe hacerlo
porque no tiene más remedio.
Con Maquiavelo nace una nueva forma de interpretar la
política; mientras la tendencia de los historiadores y de los analistas es a
ver las cosas desde afuera del ejercicio del poder, lo llamativo del
renacentista florentino es la preocupación interna de aquel que observe y
analice para donde sea, lo mira siempre desde adentro, cómo si él estuviera
allí. Es la forma típica de proceder del Frente Amplio. Vive de internismo y
con una obsesión trans personalista: Los hombres pasan, el Frente queda y si
hay que mentir en aras de la “unidad”, el fin justifica los medios.
En el cese del Vicepresidente está por un lado la presión de
Vázquez al decirle que: "Cuando se presenta una renuncia, se presenta una
renuncia", y de Mujica a último momento, porque era indudable que no
quería irse. También el Plenario del Frente Amplio fue un factor de presión, como
lo confirma el hecho de que cuando el Vicepresidente plantea su dimisión, el
Plenario quita la sanción que tenía prevista. De aquel “Si me votaron debo
concluir mi mandato” a la salida indeclinable hay una distancia tan grande como
ser Licenciado o estar de licencia. No estaba obligado a hacerlo. Quedó colgado
de un pincel y antes de esperar que se secara la pintura se bajó de la
escalera. No pudo resistir la presión y lo renunciaron. Si bien es cierto que
el escenario que se terminó abriendo para el partido de gobierno era
inesperado, en realidad todo esto era la crónica de una muerte anunciada, por
la cantidad de desprolijidades y del mal manejo de su defensa que hizo el
Vicepresidente en todo este proceso.
Abandona el cargo un Vicepresidente que estaba de licencia y
no coordinaba con las bancadas los proyectos de ley y asume la que dice que vio
el título.
Más allá de lo impresentable de este individuo que parece ser
el modelo exacto de lo que no hay que hacer, son sectores de su fuerza política
los que no lo quieren. Haberle dado un cargo de dirección en una empresa tan
importante como ANCAP a una persona así, está indicando la falta de seriedad y
profesionalismo de los gobiernos del Frente Amplio.
Hoy es tan inepto como cuando era jerarca de ANCAP ¡Qué tiene
ahora de tan malo que tenía antes de tan bueno! Nadie se va de un cargo de
Vicepresidente porque le estén haciendo bullying, ni afirma muy suelto de
cuerpo tener un título que no tiene, mientras la actual Vicepresidenta dice que
lo vio y luego es desmentida y sale a pedir perdón por haber mentido.
Nadie puede salir a decir que gasto U$S 38.000 y $ 500.000,
porque son regalos que estaba obligado a hacer en el ejercicio del cargo. Si es
así, desde que ningún almuerzo es gratis ¿A quién le regalaba qué y por qué? Y todo
esto en el marco de una gestión desastrosa en ANCAP, en donde absolutamente
todos los sectores de la empresa dieron pérdida.
El Vicepresidente no es la única persona que se presenta con
un título universitario falso, el secretario político del Frente Amplio y
director de Impresiones y Publicaciones Oficiales (IMPO), Gonzalo Reboledo, se
presentaba como sociólogo y tampoco tenía título, pero sigue tranquilo en ambos
cargos, tampoco es el único que pagó gastos personales con dineros públicos, ni
el único que gestionó un organismo del Estado haciendo despilfarros con
inversiones por más de lo previsto, generando un déficit alarmante y con serias
sospechas de irregularidades, tampoco es el único que como dice una cosa dice
la otra.
Porque en esto no se puede ser ingenuo. No es solo el Vicepresidente
el que está implicado en las pérdidas millonarias de ANCAP, sino toda una
comandita, que se ve que lo que busca es zafar tomando a este tonto maravilloso
de chivo expiatorio. Un pobre hombre que se le hizo los pececitos de colores
con el cuento de la renovación, que se defiende tan mal que es imposible
envidiarlo, fue forzado a irse por su fuerza política porque lo peor viene en
el juzgado. Sin fueros y obligado a rendir cuentas ante la Justicia todo el
desmanejo y las pérdidas de ANCAP serán de su exclusiva responsabilidad. “¡No
hagan olas y dejemos las cosas como están. Ya fue castigado el único malo!” Esa
es la jugada que hace el Frente Amplio al sacarse al Vicepresidente de encima. “Prestigiarse”
y decir “no barremos debajo de la alfombra”, desprenderse de una “papa caliente”
con 800 millones de dólares de pérdida, salvar la “unidad” de la comandita que
robaba con él, y pasarle el plumero de la ética a una gestión mediocre, de
incapaces, de inoperantes, con graves corrupciones en los entes recaudadores y
con abuso de poder en todos los cargos de responsabilidad política. Como decía
Mónica Xavier, “Si no se deroga el abuso de poder esto va a ser una matanza”.
Todo esto se enmarca en un entorno político regional signado
por el menselao, el petrolao y el lava jato en Brasil; por la corrupción
kirchnerista en la Argentina; por el derrumbe de todos aquellos gobiernos con
los que tuvieron afinidades ideológicas; por el hecho de que la oposición aumenta
en intención de votos aventajando a la fuerza de gobierno; por la cantidad muy
grande de enojados con el Frente Amplio que se sienten defraudados en un
entorno económico en donde si bien la economía crece, no lo hace sin embargo el
mercado de trabajo, con 11 sectores de actividad desacelerados. Sacarse al
Vicepresidente de encima fue la forma que encontraron de curarse en salud,
aunque sea simplemente, una aspirina al lado de lo que tendrá que procesar la
Justicia con el desmadre en que dejaron a ANCAP. Lo de las tarjetas
corporativas es la caja chica de lo que hay que averiguar. El tema es más grave
en términos económicos de lo que se pretende hacer aparecer. El Frente Amplio
quiere decir, “que no, que aquí hay una reserva moral que determina la
intolerancia a la corrupción. El Uruguay es un país muy diferente a otros
países.”
Más allá de esto el gobierno está paralizado y el saliente
Vicepresidente era parte no coordinante de esa inercia gubernamental. Ahora el
Gobierno tendrá que hacerse cargo de la nueva parálisis, la que deviene de la
pérdida de la mayoría parlamentaria para algunos temas en donde la 711 decida no
apoyar la disciplina partidaria. Si faltándoles el voto de Gonzalo Mujica
tuvieron todos los problemas que se han visto, lo que será sin los votos del
enojado sector del Vicepresidente, ese pobre hombre que lo sacan para tapar la
comandita que robaba atrás con él. Cae un Vicepresidente cuyo nombre ‑Raúl
Fernando Sendic Rodríguez‑ la historia
recordará por lo raro de la renuncia de alguien en un cargo de esa jerarquía. En
1942 el presidente Alfredo Baldomir destituyó al Vicepresidente César Charlone,
en tanto Jorge Sapelli se negó a seguir a Juan María Bordaberry a fines de junio
de 1973.
En la historia de la función de Vicepresidente hubo quienes
murieron en el cargo como Hugo Batalla en 1998 y también quienes asumieron la
primera magistratura como Juan Lindolfo Cuestas, Luis Batlle Berres y Jorge
Pacheco Areco. Pero la renuncia de motu proprio es un hecho histórico.
Si en los años ‘70 el apellido le jugaba en contra, en otro
momento de la historia del país, empezó a jugarle a favor. Hoy cuando se dice
Sendic, se piensa en el hijo y no en el padre. Debe ser eso lo que le molesta
al núcleo duro frentista, porque en materia de ética y de moral, si algo los
caracteriza es vivir poniendo a la evidencia en jaque.