jueves, 19 de diciembre de 2013

Las venas abiertas del partido socialista uruguayo.

       En el tema Aratirí y minería a cielo abierto hay un hecho significativo que define en gran parte lo que este gobierno está haciendo al respecto: El partido socialista en pleno ocupa cargos gerenciales en dicha empresa. No tuvieron ni siquiera el decoro de aparecer en un segundo plano. El partido de Eduardo Galeano nos muestra aquí lo que realmente son: el partido de la devastación abierta del suelo uruguayo. El partido de una rara alquimia en donde el hierro se convierte en vertidos tóxicos y los cargos políticos en sinecuras empresariales. El progreso es un nuevo puerto de aguas profundas, en donde los uruguayos somos los náufragos y los afrancesados del partido socialista los navegantes. Son como el Gran Jaurès para insultar a la oposición y como Clemençeau para decirle todo que sí, al más crasso colonialismo.
       Se podría tener el beneficio de la duda en el tema minería, puesto que si el Uruguay es rico en hierro, no se ve la razón por la cual deba quedar rezagado al respecto. No es la minería lo que se cuestiona, sino la minería a cielo abierto. Confundir los tantos es el gran artilugio retórico en el que se manejan.
       Todos sabemos, lo dice cualquier ingeniero agrónomo de O.S.E que el Uruguay es el país de los grandes ríos subterráneos, y que ocupa el 39 por ciento del Acuífero Guaraní. La minería a cielo abierto lo que hace es contaminar el agua, afectando severamente la vida acuática. El daño que se le hace a los cultivos por la filtración de desechos químicos es incalculable.
       De lo que se trata no es que no exista industria minera, sino minería a cielo abierto, que se sabe que es devastadora del medio ambiente. Lo que se está planteando es prohibir la minería a gran escala en cielo abierto y fundamentalmente, el uso de cianuro en la lixiviación (proceso por el cual se extrae uno o varios solutos de un sólido, mediante la utilización de un disolvente líquido). Estamos hablando de un fenómeno de desplazamiento de nutrientes, siendo estos arrastrados por el agua, provocado éste a su vez por la deforestación. A Daniel Carlos Martínez Villamil, el hombre que está triunfando en la vida y que si alguien le recrimina que está robando a cuatro manos, la emprende furioso contra “los envidiosos”, le importa muy poco el daño que se le ha de hacer al suelo uruguayo. Le gusta “sacar pechera” contra el partido nacional y a falta de argumentos sólidos hacer “camiseterismo”, al mejor estilo socialista.
       El concesionario de la explotación minera debe dar garantías y asegurar el resarcimiento de daños y perjuicios que puedan derivar de su actividad.
       Se entiende que el dinero que de allí deviene, producto de una explotación que genera muy pocos puestos de trabajo calificados, debe ir a los sectores sociales que se está afectando directa o indirectamente y no a los bolsillos de una comandita socialista de vulgares y silvestres coimeros y bien mandados. 






lunes, 16 de diciembre de 2013

Chile: No es el momento para hacer cambios de fondo.

    Estamos en las puertas de una muy larga desaceleración de la economía a nivel mundial, en donde a Europa le ha de costar mucho recuperar el nivel de vida que tenían y peor que eso, como lo muestra la España de hoy, están perdiendo la mano de obra calificada, lo que significa que de existir una recuperación en el futuro, el daño a la economía ha de ser irreversible por ausencia de capital humano.
  Por el otro lado, Estados Unidos se está recuperando muy, pero muy lentamente y el primer impacto de dicha recuperación es el encarecimiento del crédito para todos los demás.
  China que hoy vive una burbuja al igual que Brasil está en las puertas del desinfle de la economía y el tratar de orientarse hacia el mercado interno no solo ha de agravar la situación de desaceleración, sino que va a implicar un encarecimiento al exterior de su actual pujante parque industrial.


  Chile ha sabido durante estos últimos 25 años mantener una política correcta que le permitió crecer imparablemente y hoy está llegando a una meseta en ese crecimiento. Estamos hablando de la octava economía del mundo; un país que recibe el 37 por ciento de las inversiones internacionales que llegan a América Latina y que está a la par de Brasil al respecto.
  Hoy es, precisamente, el momento de campear el temporal siendo lo más austero posible con el ahorro alcanzado y fundamentalmente, bajando los impuestos para que sea atractiva la inversión, pese a la desaceleración global.
  El triunfo de Michelle Bachelet con el 47 por ciento de la participación de los inscriptos para votar, además de reflejar el bajo nivel de cultura cívica en aquellos que no se tomaron la molestia en sufragar es el indicador más claro de una situación si se quiere trágica en el país trasandino.
  Estamos hablando de alguien que ya ejerció la primera magistratura y que de pronto, inopinadamente le pica un bicho raro: resulta que la sociedad organizada en lo privado es lo malo y la ganancia del espacio para lo público lo bueno. No pensaba así cuando fue Presidenta, lo que está indicando que es portavoz de cierta gente.
  Esta manera de pensar la conduce a verdaderos disparates: La enseñanza es un bien público, por ende no puede estar sujeta a lucro. No se da cuenta que si hoy la enseñanza chilena es de calidad lo es merced a que las cosas son como ella o su equipo no quiere que sean. Como se dice en buen romance, quieren la chancha y los cuatro reales. Con ese criterio el transporte debiera ser gratuito y con esa misma línea argumental el alimento, que es un bien público que se controla bromatológicamente, debiera ser gratuito para todo el mundo. Es la nueva retórica del viejo socialismo. No habla de colectivizar los medios de producción y las relaciones de producción, sino de un supuesto bien público para ser creíbles en países en donde el cristianismo tiene fuerza en la mayoría de la gente.
Más allá de la miopía con la que se suele ver a la Bachelet de ahora, hay cosas muy claras que huelen feo: Quiere recabar con impuestos el 3 por ciento del Producto Bruto Interno, le eleva a las empresas cinco puntos porcentuales para financiar la educación, quiere revertir las administradoras y ponerlas en manos del Estado, no quiere financiamiento entre privados y colegios y proyecta dos Universidades más, quiere una nueva Constitución con más cargos políticos, tiene en mente una reforma tributaria en donde el argumento de campaña es la reforma del sistema educativo. Cualquiera entiende que se convirtió en una persona que cree que el dinero llueve del cielo y estamos hablando de alguien que cuando dejó su anterior presidencia, el gobierno entrante heredó un déficit del 3, 5 por ciento y hoy encuentra una economía saneada después del terrible terremoto que sufrió Piñera no bien asumió.
         Tengamos en cuenta que está apoyada por partidos que son una verdadera caja sorpresas; conservadores y comunistas, católicos y liberales, moderados y radicales, corporativistas y populistas -cocoa-, ninguno habla de política, sino de su lugar en la mesa, unificados únicamente por el manotazo que piensan dar a las arcas del Estado. Una piñata peor que la nicargüence. El horno no está para bollos.
  El hecho de que los grandes capitales hayan apoyado sin ocultamiento a Bachelet está mostrando la capacidad gatopardista que se aguarda de ella al respecto. Lo que indica que la van a emprender contra la clase media y más nadie. No puede ser de otra forma. Al fin y al cabo, aunque se dañe el edificio jurídico chileno, cuatro años no son nada y la gente que es tan de centro, que ni siquiera ese día sufraga, tendrá que entender que cuando deja de meterse en política, es ésta quien se termina metiendo con ellos.
        Hay razones por las cuales Chile -ese Chlle nuestro- es importante para los uruguayos.



sábado, 14 de diciembre de 2013

Hace tiempo que sufrimos la suerte reculativa.



       Estamos ante un gobierno que reconoce que no sabe cómo controlar a las barras bravas, pero que si sostiene que sabe cómo enfrentar al narcotráfico.
       Un gobierno que le genera en este momento a las farmacias el pánico colectivo de volverlas vulnerables a todo tipo de desmanes para obtener la marihuana. Que además, no les deja la opción de determinar si la venden o no, sino que les impone la venta a la fuerza.
       Una mayoría ensoberbecida que no le importa crear un nuevo monopolio sin las mayorías constitucionales necesarias, pero que sí permite que Brasil participe fiscalizando que es lo que aquí se hace.
        No es, como alguno pudiera creer una coherencia en la incoherencia, sino una consecuencia de toda una política. Era Fidel Castro quien sostenía que había que meter la droga para descomponer el sistema.
       Ahí está el centro de tanta inconstitucionalidad a sabiendas y de la marihuana como corolario.
       La vida a veces dice cosas a pesar de la intención del que quiere decir algo.


Uruguay recula, se está diciendo en verdad.


       Uruguay recula, se está afirmando en el fondo, como un meta mensaje, más allá del mensaje. Y es un hecho, como diría José Hernández en su Martín Fierro, “que hace tiempo que sufrimos, la suerte reculativa”.
       Pronto veremos avisos económicos de este tipo;



       Porque lo único que están creando, con la normativa monopolista, es la submafia de los distribuidores autorizados.












Por algo Castro dijo que son flor de revolucionarios y que mejor no los imiten. 
El médico mal amigo, ¿Qué conversó con Castro o el doble de Castro?
La campaña electoral sale cara ¿Verdad? y una reforma de la Constitución sin acuerdos políticos es casi imposible ¿Verdad?


miércoles, 11 de diciembre de 2013

El Uruguay en la mira de los estúpidos internacionales.

       Cuando Vargas Llosa, Montaner, Plinio Apuleyo escriben el Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano y luego, mucho tiempo después El Regreso del Idiota, se olvidaron a mi entender del rol que en todo eso juega no un Eduardo Galeano, sino el mismísimo Uruguay.
       Si fuera por mí escribiría el Manual del Perfecto Vivo Latinoamericano, pero eso sería harina de otro costal.
       Porque si en la gente que hoy reivindica a Allende, Mariatigui, o la base social del peronismo vemos la figura de la que nos habla Vargas Llosa, en el Uruguay si bien existen y están presentes es otra cosa lo que está planteado.
       Aquí estamos delante de un Perfecto Vivo Latinoamericano, aquel que toma un tema que le da popularidad aunque ese asunto sea opuesto a las posiciones que anteriormente defendía, para vengarse de aquellos que son sus enemigos fundamentales. Hace de la marihuana, por ejemplo, un centro, para impulsar una ley mordaza a los medios de comunicación, con el fin de que no puedan averiguar nada.
       Tanto el Perfecto Idiota Latinoamericano, como el Rey de los Vivos viven del hecho de que a nivel internacional los medios de comunicación se manejan con lo que en sociología se llama estereotipias. “Uruguay Schiaffino” se decía durante mucho tiempo, son los mismos que hoy dicen “Uruguay Forlán”. No entienden nada de geografía, lo que está indicando el bajísimo nivel cultural de la enseñanza que se les imparte, en donde al parecer la geografía no es una materia curricular.
       Hay gente muy culta que no sabe dónde queda nuestro país y confunde Uruguay con Paraguay. Lo que está indicando que la geografía es una asignatura pendiente en esos lugares. Ni siquiera se toman la molestia hoy de entrar al Earth de Google y buscar el lugar en cuestión, lo que está indicando también, que tan cultos no son.
       Si la despenalización de la marihuana le da a nuestro país esa espectacularidad internacional y la ley de medios –verdadero golpe de Estado- no los inmuta, quiere decir varias cosas.
       Gente así es la que ha defendido a Fidel Castro por cuestiones que le dieron prestigio internacional mientras internamente destruía sectores enteros de la producción y el trabajo. Gente que quiere radicarse en el Uruguay para comprar marihuana es porque algo muy gordo se trae en ese raro experimento en donde los 3 millones y algo más de uruguayos venimos a resultar conejillos de indias, para solaz de Soros y Rockefeller.
       El periodista internacional tiene que saber que el Uruguay es el país más caro del mundo, como pudo comprobarlo no bien entra a un bar a tomar algo, porque la carga tributaria, con la que se condena a su gente, está al servicio de rascarle el lomo a estos verdaderos parásitos sociales.
       El periodista internacional además de mirar un poco el mapa y saber algo de geografía tiene que darse cuenta que el Uruguay es un país ubicado entre Argentina y Brasil y que por ende, un cambio aquí, ya es un desafío para ambos países. El Uruguay no es una isla como Cuba, aunque tenga playas por todos lados.
       El Uruguay no es la playa, Forlán, el matrimonio homosexual, la mujer que aborta tranquila, Benedetti, la marihuana, el tupamaro “humanista” y cosas así. El Uruguay es un país en donde para poder llegar a fin de mes hay que trabajar en dos lados porque el gobierno es una caja succionadora que solo sabe castigar a quien más trabaja. Es un país en donde el robo y la delincuencia están a la orden del día en cualquier lugar y la gente vive con miedo a que la asalten.
       Es un país que llama a la inversión extranjera para poder expropiarle mejor todo a través de gente especialmente preparada para ocupar fábricas.
       Es un país en donde no se puede producir un alfiler porque con el dólar planchado es irrentable trabajar y además, es casi imposible sobrevivir a la inflación de costos en una economía en donde la disparidad en los términos del intercambio vuelve imposible una industria liviana.
       El Uruguay es un país que va hasta donde Brasil se lo permite y que tiene topeado su desarrollo por los antojos y caprichos de Itamaraty y el Palacio de Planalto y que pese a ese hecho, vive con los ojos puestos en la Casa Rosada, creyendo que puede encontrar algo bueno de Argentina.
       Es un país que si no se abre al mundo muere, porque vive en una región en donde ambas potencias son extremadamente proteccionistas y expansionistas.
       El destino no está en abrirse al mundo fumando marihuana, sino priorizando la educación al servicio del trabajo y la generación de valor agregado. Temas que si el periodista internacional se pone a averiguar, verá que son precisamente los que el gobierno actual quiere tapar con la cortina de humo de la drogadicción.

       Solo a un estúpido internacional puede parecerle bien lo que está ocurriendo.

martes, 10 de diciembre de 2013

Así es la forma que tienen de juntar votos.








        Todo esto como cortina de humo para tapar la otra ley que se votaba, en ese mismo momento, en la otra Cámara: La ley de medios, verdadero golpe a la democracia y la libertad.
        A este ritmo van a surgir nuevos reclamos. Entre ellos por ejemplo, baños para homosexuales, para lesbianas, baños mixtos para aquellos que quedaron muy tiernos de fumar marihuana y todo eso bajo los impedimentos más absolutos de acceder a la información pública.
        ¿A dónde vamos con este Uruguay que hace rato ya se fue al diablo?





domingo, 8 de diciembre de 2013

El hombre que no quiere debatir

       El seguro Presidente de los uruguayos no quiere discutir. Dice que ya discutió mucho en el pasado. Ahora, después de haber sido Presidente en el período 2005-2010 no quiere el debate por razones obvias; dejó un tendal de cosas ante las cuales no está dispuesto a rendir cuentas: liberación de los presos y crecimiento del delito hasta niveles inusuales en nuestro país, una ley de enseñanza que puso en manos del más craso corporativismo la educación en el Uruguay,-ni el Partido Comunista que ya es decir, quería esa ley y fue sometido a Tribunal de Conducta Política por dicha fuerza- una cancillería destruida en donde el Uruguay fue puesto en la lista de países terroristas, un sistema de asistencialismo sin contra prestación que envilece a aquellos a quienes dice favorecer, el aumento de los alquileres a niveles que fragmentaron aún más a la sociedad uruguaya generando un desplazamiento social hacia abajo en el fin de su mandato, un nivel de retraso cambiario que vuelve irrentable en el Uruguay producir un alfiler, un sistema tributario en donde el único que paga más es quien más trabaja como se puede demostrar con números fácilmente, una sociedad culturalmente fragmentada por la retórica incendiaria del cambio, en donde le exigían a la gente que cambie y los únicos que en verdad cambiaron fueron ellos. Todo esto en el marco de una política global adversa al ideario de Artigas en donde todo, hasta los clásicos símbolos nacionales fueron desterrados.
       Debatir con esa pesada mochila en la grupa no es cosa fácil para quien encuentra el camino fácil en la barricada de los insultos ignorantes.  Decirle a Larrañaga porqué hace 30 años atrás no fue a Finlandia es ignorar que en ese momento era un país sometido por la ex Unión Soviética que trabajaba para salir de la postración en la que quedaron aquellos que todo lo que hacían debía pasar por el control de Moscú. Es el Vázquez de siempre, el de la neurosis contestaría e infantil. El del “podemos porque el comunismo cayó”, como si el derrumbe de un modelo lo habilitara a resucitarlo solo “porque ya no es un peligro intentarlo”.
       Una cosa así que no entiende o hace como que no entiende de política –es siempre el médico opinando con la túnica y cuando no el sacerdote de los cánticos al vacio- habla para la interna de gente que es incapaz de sostener sus ideas, porque de lo único que saben debatir es de cuestiones administrativas internas.
       El Uruguay que le aguarda a Vázquez ya no es aquel que venía repuntando desde agosto de 2003 gracias a la apertura internacional de carácter económico que vino a signar la bonanza de estos años. Es un Uruguay que no va a recibir inversiones porque Argentina y Brasil se lo impiden y el inversor no está para meterse en ese tipo de problemas, un país con una mano de obra escasamente calificada que cuando reciba capitales será solamente en recursos naturales, un país en donde nadie viene a comprar un problema para que un sindicalismo desaforado le expropie la maquinaria, un país con una carga tributaria que lo convierte en los más caros del mundo, una economía mundial en desaceleración llamada a durar no poco. Un Mercosur con una Argentina en banca rota, que como se sabe, cuando entra en crisis terminal suele patear el tablero internacional y malvinizar su relación con los vecinos, una lucha contra el narcotráfico que está por verse si el camino seguido es el indicado. Una sociedad en donde llamarse Gutiérrez, Hernández, Ramírez ya es motivo para pagar impuestos compulsivamente a gritos de gente que lo único que quiere son expropiaciones indirectas y llamarse Smtih, McDylan, Morrison es lo indicado para obtener una amnistía tributaria. Es, por tanto, entendible que Vázquez no quiera discutir.
       Discutir es confrontar ideas y eso significa propiamente dicho el mundo del debate en la democracia, en donde lo que importa no es el simple triunfo personal, sino que prosperen las ideas que se consideran correctas. Si el programa del Frente Amplio es tan bueno, por qué se niega a debatirlo, cuando todos vimos que entre gallos y media noche trataban de disfrazarlo de continuismo ante la incapacidad organizativa de al menos disimular un poco la voracidad de gente que se relame por dar el manotazo para seguir robando en el proceso de desaceleración económica que se avecina.
       Es evidente que cuando se degrada primero el debate desde un lenguaje soez y luego se niega el mero hecho de confrontar ideas es porque estamos ante una campaña en donde el Frente Amplio va a jugar su cara más sucia, signada por el terrorismo y la intimidación a la gente. Le van a decir, como hicieron en la campaña anterior: ”si votas a los blancos y los colorados te echamos del trabajo” y van a largar la hinchada de Peñarol para cualquier desmán imaginable, amén de piñatas en las barras del Parlamento para generar un hecho político.
       Un PIT-CNT corrompido hasta el hueso va a buscar cortinas de humo por cualquier lado contra “el enemigo de clase” y vamos a ver a FUCVAM -faltaba más- desperezándose un poco y manifestando frente al Parlamento.

       Esa es la causa por la cual Vázquez no está dispuesto a confrontar nada, porque poner la cara defendiendo lo suyo lo vuelve vulnerable para sostener esa tesitura.


viernes, 6 de diciembre de 2013

La perra otra vez en celo

        “Si ahora que tenemos mayoría parlamentaria es difícil instrumentar ciertas cosas, piensen por un minuto si no logramos la mayoría; lo que será ir a acordar con los partidos tradicionales.”, dice Vázquez en Fray Bentos.
        Si se analiza bien el tenor de lo que está afirmando es evidente que así razona un dictador que tiene problemas internos en su fuerza política, porque si le es difícil instrumentar ciertas cosas con la actual composición parlamentaria, no bien pierda esta correlación de fuerzas le va a ser imposible llevarse a los demás por delante. Salta a la vista que es el reclamo desesperado de un individuo ensoberbecido pidiendo poderes absolutos.
        Dice allí: “Hoy la Constitución que tenemos no es para el modelo de país que pensamos nosotros”. ¿Cuál es ese modelo? Es evidente que tiene en la cabeza un golpe de Estado.
        Es tan incapaz de negociar y concertar que dice muy suelto de cuerpo que “si no se logra la mayoría parlamentaria no va a quedar más remedio que ir a negociar con la oposición.”, lo que está indicando que para él la convivencia democrática y las leyes producto de acuerdos y complejas arquitecturas hasta alcanzar las mayorías necesarias es algo que no le gusta nada. Lo que se acuerda allí en el Frente Amplio es lo único que le importa, cómo se convive con los demás al parecer no interesa y si pierden la mayoría parlamentaria se les complica todo.
        Le pide a su gente que re enamore a la ciudadanía con el programa del Frente y ante esto cabe una interrogante: Si son gobierno en la Intendencia de Montevideo, desde hace 23 años, y en las Intendencias de Canelones, Rocha, Paysandú, Florida,  Salto, Maldonado y Treinta y Tres, además del hecho de ser gobierno nacional desde el 2005 a la fecha, cuál puede ser la causa de esta desesperación por re enamorar al electorado.
        Si con todo eso y la mayoría parlamentaria que tienen no pueden ir a donde quieren, debe ser por algo y si ese lugar a donde desea llegar no bien pierda la actual correlación de fuerza se le complica, es fácil entender que es lo que pretende.
        No se precisa ser muy sagaz para darse cuenta que tienen pensado un mazazo impositivo, lo que en economía se llama, medicina de caballo, contra la población y que para eso precisa dar un golpe técnico.
        Todas estas declaraciones políticas se dan mientras le llueven en cascada fallos por inconstitucionalidad, que además fueron advertidos por representantes de la oposición.
        Si se lo piensa bien, toda esa furia reformista que le brotó ahora, responde a la ineptitud y la ineficacia de aquellos que no entienden nada de derecho, obran con muy poca buena fe, siempre violando a sabiendas la Constitución vigente, creen que los demás son súbditos y subordinados y después cuando gobiernan chocan con los demás poderes del Estado. Les gusta pintar las leyes. Gente que cree que porque una vez la eligieron, esos votos les pertenecen, son votos cautivos y por ende, están llamados a gobernar de por vida en el Uruguay.
        El tema se agrava cuando los gobernantes, no bien registran que tienen una cierta credibilidad,‑hecho éste que le garantiza durabilidad a su sector político‑, tratan inmediatamente de avanzar a más, emprendiendo sus esfuerzos contra la Carta Magna.
        Estamos hablando de gente que cuando era oposición, apelaba a todos los métodos tanto constitucionales, como inconstitucionales de marcar un rechazo sistemático por las más insignificantes cosas, desde interpelaciones por cualquier motivo, pasando por verdaderas asonadas frente al Parlamento, hasta huelgas salvajes que tomaban a la población de rehén. Con Leonardo Nicolini no pudieron probar absolutamente nada y, el único documento que probaba algo, era falso. Debió haber ido preso Nicolini, por falsificación de documentación. Sin embargo, una nueva palabra se instaló en el lenguaje político uruguayo, “nicolinizar”, que significa armar un escándalo por corrupción de tal magnitud que escapa a toda ponderación el revuelo que puede causar. Peor que eso, nicolinizaron fassanescamente la atmósfera moral. La gente, lamentablemente, les creyó y pensó que eran moralmente mejores, aunque mentían un día sí y otro también. La opinión pública no supo darse cuenta que la gallina que cacarea es la que pone el huevo.
           Hoy están al borde de un golpe técnico para que nadie investigue nada y como ni se han tomado la molestia de leer y estudiar la Carta Magna van de violación en violación de la Constitución, como si no pasara nada. Cuando se detecta inconstitucionalidad es multimillonario lo que tienen que pagar y para seguir mintiendo y decir que “la derecha” no los deja gobernar, se descuelgan primero contra la autonomía de la Suprema Corte de Justicia y luego, con el pretendido cambio de Constitución.
           Siempre es más fácil, cuando no se tiene nada que ofrecer y el programa de gobierno no logra esconder el zarpazo fiscal que tienen pensado contra el bolsillo de la clase media, emprenderla contra la Constitución y levantar la cortina de humo que necesitan para decirle a los ultras que no van más lejos por culpa de la Constitución. Se sabe que si los ultras se enojan mucho, se quedan sin gente para ensobrar listas.
        Los cambios de Constitución que ha vivido el Uruguay son el producto de un trabajoso acuerdo extra partidario con diversas tendencias para lograr los concesos necesarios a la reforma de la Carta Magna. Si no está en condiciones de concertar con nadie, como lo reconoce abiertamente Vázquez pidiendo incluso que no lo dejen solo, menos en llevar a cabo una reforma de esa magnitud.