Estamos
ante un gobierno que reconoce que no sabe cómo controlar a las barras bravas,
pero que si sostiene que sabe cómo enfrentar al narcotráfico.
Un
gobierno que le genera en este momento a las farmacias el pánico colectivo de
volverlas vulnerables a todo tipo de desmanes para obtener la marihuana. Que
además, no les deja la opción de determinar si la venden o no, sino que les
impone la venta a la fuerza.
Una
mayoría ensoberbecida que no le importa crear un nuevo monopolio sin las
mayorías constitucionales necesarias, pero que sí permite que Brasil participe
fiscalizando que es lo que aquí se hace.
No es, como alguno pudiera creer una
coherencia en la incoherencia, sino una consecuencia de toda una política. Era
Fidel Castro quien sostenía que había que meter la droga para descomponer el
sistema.
Ahí
está el centro de tanta inconstitucionalidad a sabiendas y de la marihuana como
corolario.
La
vida a veces dice cosas a pesar de la intención del que quiere decir algo.
Uruguay recula, se está diciendo en verdad.
Uruguay
recula, se está afirmando en el fondo, como un meta mensaje, más allá del mensaje.
Y es un hecho, como diría José Hernández en su Martín Fierro, “que hace tiempo
que sufrimos, la suerte reculativa”.
Pronto
veremos avisos económicos de este tipo;
Porque
lo único que están creando, con la normativa monopolista, es la submafia de los
distribuidores autorizados.