lunes, 30 de octubre de 2017

Una página se cierra en España


        A Carles Puigdemont y 5 ministros suyos lo desplazan en auto desde Cataluña a Marsella (Francia) y de allí se toman un avión para ir a Bruselas, reunirse con el partido nacionalista flamenco (N‑VA) y pedir asilo político. Pesan sobre él y todos sus ex consejeros una querella por los delitos de rebelión, sedición y malversación, iniciado por el fiscal general del Estado, José Manuel Maza.
        Los cinco ex consejeros que lo acompañaron  son Meritxell Borràs, del PDeCAT (que ocupaba la cartera de Gobernación); Antoni Comín, de ERC (Salud); Joaquim Forn, del PDeCAT (Interior); Dolors Bassa, de ERC (Trabajo y Asuntos Sociales), y Meritxell Serret, de ERC (Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación).
        Las negociaciones con el nacionalismo flamenco –el único partido europeo que apoyó al independentismo catalán‑, venían ya desde tiempo atrás. Esto explica el hecho de que el secretario de Estado de Asilo y Migración belga, Theo Francken ‑del partido nacionalista flamenco‑, dijese que es factible darle el asilo. “No es algo irreal dada la situación actual”, sostuvo.
        Esto provocó la ira del primer Ministro belga Charles Michel que le pidió a Francken que “no eche más leña al fuego” y sostuvo que el tema Puigdemont “no está en la agenda”. El gran problema es que Charles Michel, sin el apoyo del partido nacionalista flamenco (N‑VA) no puede gobernar.
        Charles Michel hace 10 días atrás tuvo una crisis diplomática con España por condenar la violencia en Cataluña y poner sobre la mesa la posibilidad de una mediación internacional. En este sentido la Comisión Europea y el resto de los gobiernos europeos le rechazaron tajantemente esta mediación, porque sostienen que es un asunto interno de España de orden constitucional.
        "Está claro que esto nos pondría en una difícil situación diplomática con el Gobierno español", ha reconocido Francken, "pero es posible, por ley, solicitar asilo en Bélgica; una petición que, como todas las demás solicitudes de asilo, será examinada de manera objetiva, correcta e independiente, como les gustaría a los españoles que sucediera".
        Decir esto agrava la situación, porque por los acuerdos de la Unión Europea se asume que en cada país los poderes del estado son independientes. Negarle al Poder Judicial español la independencia, pretendiendo que Bélgica la sustituya y además decir que: "Viendo la represión de Madrid y las penas de prisión a las que se enfrenta, uno puede preguntarse si aún es posible un juicio justo", pone a Bélgica en una situación complicada en su relacionamiento no sólo con España, sino con toda Europa.
        Ningún país del mundo reconoció la declaración de independencia catalana pero Francken dijo: "Tengo una opinión personal, pero no quiero poner al Gobierno en apuros". Lo está poniendo en apuros ahora al no considerar la independencia del Poder Judicial español  y de incumplir con los principios de solidaridad y colaboración leal entre los países de la Unión Europea.
        Desde el punto de vista jurídico todos los Estados miembros de la Unión Europea, no son países distintos. Conceder el asilo político sería como decir que Europa desconfía del estado de derecho de uno de sus miembros. La diferencia es que Bélgica tiene previsto un procedimiento de asilo para otros ciudadanos de los Estados miembros. Los expertos sostienen que depende del trámite que siga, porque lo más seguro es solicitar un permiso de residencia o estancia temporal en el país. Lo más probable es que la Abogacía del Estado español y la Fiscalía intenten hacerle ver al juez belga que hay riesgo de fuga, habida cuenta de haberse escapado sin condena, y va a instarle a que pida como medida el ingreso provisional en prisión de Puigdemont, hasta que se celebre el juicio por el cual dispara.
        Tampoco existen señales serias de persecución o de que corre riesgos en España y sufre una imposibilidad de protección.
        “Se trata de un ataque inaceptable de un miembro del Gobierno belga a otro estado de la UE como España que espero sea corregido inmediatamente”, añadió el euro diputado del PP Esteban González Pons, antes de que Charles Michel apareciera en escena para aclarar la postura oficial del Gobierno belga.
        Por más que contrate como abogado a Paul Bekaert, el habilidoso defensor de presos de la ETA, que solicitaron la extradición, lo más probable es que ningún país de la Unión Europea le conceda asilo político. No es la primera vez, ni será la última que Paul Bekaert vuelva a fracasar.
        Así el catedrático de Ciencia Política y de la Administración de la UNED, Jaime Pastor, reflexiona: "Va a ser difícil que se le acepte el estatus de asilado político porque procede de un estado miembro de la Unión Europea, que al ser formalmente democrático no da lugar a la existencia de presos políticos".
        Que toda esta farsa la tenían planteada desde antes, lo confirma el hecho de que en mayo del año pasado Puigdemont hace su primer viaje al exterior yendo a Bruselas. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y de la Eurocámara, en aquel entonces el alemán Martin Schulz no quisieron reunirse con él.
        El partido nacionalista flamenco (N:VA), por ahora no hace declaraciones. Ni afirma, ni niega haber mantenido conversaciones con Puigdemont.
        En este momento al gobierno español no le importa la extradición porque prioriza que en el hecho de no estar en Cataluña, ya se ha dado un paso importante para la instrumentación del artículo 155 y se allana el camino hacia las elecciones del 21 de diciembre.
        Mientras el ex presidente catalán y 5 ministros disparan, toda la alharaca independentista de una supuesta resistencia civil pacífica se desvanece y los jerarcas del gobierno asumen la aplicación del artículo 155 sin resistencia.
        En el ‘Parlament’ la Presidenta Carme Forcadell –una de las máximas activistas del independentismo‑, desconvoca una reunión de la Mesa para el martes 10, porque la “Cámara se ha disuelto”, reconociendo en los hechos la no independencia.
        Si sabían que este iba a ser el final ¡porqué llamarón a la declaración de independencia unilateral en el marco de una protesta prepotente que lo único que supo hacer es organizar demostraciones de fuerza y en vez de argumentar sólo descalifica al otro!
        Ese apelar a las emociones y no a las razones es lo que explica la movilización de los españolistas en un juego de suma cero –ganar, ganar o perder, perder‑, que ahora a los secesionistas se les está volcando en contra. No querían elecciones, “no estaban en la agenda”, decían, pero ahora parece que se postulan. Recién descubren que si les va bien eso los legitima en el reclamo porque oficia de referéndum indirecto.
        El independentismo es tan legítimo como el españolismo, pero a condición de que se realice dentro de la Constitución y las leyes. No se ve la razón por la cual dividieron a los catalanes entre lo que supuestamente son y lo que les hicieron creer que son.
        Es evidente que el conflicto lo venían preparando desde hace tiempo y lo estaban haciendo bien, hasta que se les fue de las manos y empezó a complicárseles todo.
        Las empresas catalanas que cotizan en la bolsa de valores ya llevan perdido 2 mil millones de euros, lo que está indicando la irresponsabilidad de la dirección política separatista.

        La página más negra de la historia reciente de España, parece irse cerrando.