miércoles, 5 de marzo de 2014

Es una frivolidad decir que todo está bien en seguridad.

        Decir que la seguridad ciudadana en el Uruguay marcha bien y que los que sostienen lo contrario son los equivocados es una frivolidad tan grande como no querer darse cuenta que en dos días de carnaval, para no ir más lejos con el tema de las estadísticas, robaron supermercados, taxis, ómnibus, una pollería y una joyería.
        De aquellos que les parece sensacional un país como Venezuela, no se puede pretender otra cosa, pero de aquel que las encuestas dicen un día sí y otro también, que ha de ser el seguro Presidente de la República es preocupante, por decir lo menos.
        No quieren darse cuenta que la inseguridad ciudadana a quien castiga es al pobre y al trabajador, al hombre que está indefenso porque no tiene recursos económicos para escudarse de los ataques. Eso no significa que todos no estemos al acecho de este flagelo, sino que los que más la padecen son los hombres y mujeres corrientes. Fundamentalmente el anciano, la mujer y el niño pobre, porque son quienes más vulnerabilidad tienen ante el delito. Son la presa predilecta de los delincuentes.
        Decir que en el Uruguay de hoy la inseguridad ciudadana no es un tema importante está indicando el nivel de insensibilidad, cinismo e hipocresía en aquel que vive en una burbuja.
        Cada época tiene un nivel de delito diferente, un perfil distinto de delincuente y modalidades de acción propias. El delincuente de otra época era alguien que tenía códigos para moverse, el de ahora no tiene ninguno. Antes la delincuencia estaba asociada a un problema de carácter neurológico, por eso la criminología estaba basada en Lombroso y la genética. Hoy no.
        En criminología preventiva han descubierto que el delito existe bajo determinadas condiciones ambientales. Un criminólogo preventivo puede determinar con solo ver el barrio y las calles si allí existe o no una alta probabilidad de delito. Es muy simple. Calle sucia, basurales endémicos y mugre son indicadores de que allí la recurrencia del delito es grande.
        Una política de tolerancia cero es un plan de acción de carácter global, no una medida aislada y meramente policial.
        La inseguridad ciudadana termina destruyendo las matrices sociales. El delincuente actual razona de un modo muy simple: “Para qué voy a trabajar y ganar un sueldito si robando a aquel de enfrente tengo lo que necesito”.
        Es temerario, frívolo e irresponsable decir que es un tema secundario cuando lo que expresa exige medidas de diversa índole, en donde el descaecimiento de la educación está también ligado al delito. Educar es preparar para la vida, para el trabajo, la inseguridad ciudadana es una consecuencia del descaecimiento general al que nos han llevado.
        Decir que la inseguridad ciudadana es una cuestión irrelevante y no el pilar de lo que deben ser las políticas sociales que se dicen defender es de una frivolidad que demuestra la incompetencia para gobernar.
        La seguridad es un producto que se construye cuando hay integración multidisplinaria y competencia para estructurar los equipos que desde distintas áreas están implicados: la educación, la policía, las asistentes sociales, la limpieza de las calles, las políticas de empleo y demás.

lunes, 3 de marzo de 2014

Para los que quieren “Lola” y para los que lo lamentan.

      Vázquez va a ganar la interna por el simpe hecho de que está a la izquierda de Constanza Moreira. Entre lisiados morales es así. La necrológica hace al mérito en política.
       No es nada improbable que gane raspando y que ese triunfo sea su derrota.
       Pero eso es un tema de análisis post internas.
       Le va a quedar tan lindo moderar el discurso y dirigirse al hombre medio, será tan creíble, que veremos todos a qué nivel mental hemos descendido los uruguayos, cuando Doña Juana, Doña María y Don José –ese plato predilecto del partido socialista- salgan a decir los disparates más grandes que uno pueda concebir.
       Una sola cosa es cierta; los ultras van a salir a ensobrar listas. De eso no cabe duda.
       El sistema político mira perplejo una cosa así que quiere “Lola” y en realidad es Lalo; es la locura.
       Una máquina de justificar lo injustificable es lo que estaba haciendo falta. La inseguridad ciudadana es subjetiva; “es una sensación térmica”, la educación marcha sensacional, el agro no paga impuesto a primaria, descentralizar la campaña significa burocratizar; es el hombre que entendió todo al revés y sale furioso a despotricar. Siempre contra el Partido Nacional.
       La pregunta que uno se hace es: ¿Hasta cuando el colorado que los votó les sigue dando su apoyo?
       Porque hasta ahora es un epifenómeno de lo que ocurrió y no debe suceder.
       Dirigirse a los ultras del Frente es la operación política más difícil del mundo, porque a esta altura, ni ellos se lo creen y no es nada improbable que el 26 de marzo obtenga una banca. Tampoco ellos quieren que el Frente tenga mayoría parlamentaria.
       ¡Lo que será la cañada cuando el gato salta a trote!
       Constanza Moreira anda como se dice vulgarmente: “Como a caballo que le quitan el reparto”, no se dio cuenta que la industria vitivinícola después de las inundaciones que hubieron precisa, por lo menos, una amnistía fiscal. Es tanta la inoperancia de esta gente en su conjunto, que dicen los disparates más inconcebibles, en el peor momento y desde su burbuja ultrista, jacobina y montevideana no se dan cuenta lo que expresan.
       El problema es otro entonces. La Federación Rural no sabe unificar sus criterios y su gente, porque una cosa así no está en condiciones mínimas de ocupar ningún cargo. Otros hombres en el pasado no lo hubieran permitido y si a estos les pasa eso, es por algo que debieran analizar.
       La Federación Rural tiene que dejarse de embromar. No es contra el empleado público que tiene que estar, sino concretamente contra esta gente. No es diciendo “ese es del Frente” y le doy un piñazo, sino creando, ambientando, las condiciones básicas para que esa gente no prospere.
       No va a ser fácil sacarse esta gente de encima, pero por lo menos hay que saber unificar los criterios.
       Si hay algo que no tiene la más mínima importancia sobre la faz del planeta tierra es lo que diga o deje de decir Vázquez. Es como el teru teru, tiene el nido en un lado y grita en otra parte. Tiene el nido en el neo desarrollismo y grita en el marxismo leninismo castrista y guevarista. Le gusta gobernar con la serpiente y la paloma.
       Entendió que el poder es como un violín: se toma por la izquierda, pero se toca con la derecha. De eso sabe mucho Yerú Pardiñas.
     Si gana Vázquez como los politólogos nos advierten un día sí y otro también, no sea cosa que nos olvidemos, va a ser un tentepie.
         Todos le van a pegar y a todos les va a decir que sí con la cabeza.
       Ese sí que va a a ser un gobierno divertido. Me temo que Boris Cristoff, -el hombre que siempre le erra- esta vez emboque.