jueves, 31 de octubre de 2013

Las rabietas de Huidobro y los nuevos escenarios políticos que se avecinan.

         Las declaraciones de Huidobro sobre la formación del Partido de la Concertación, suscitan una serie de reflexiones por provenir de un Ministro de Estado, que se supone representa a todos los uruguayos y no a un sector político.
        Lo primero que salta a la vista es el tono destemplado e iracundo, solo comparable a los exabruptos del pachequismo en la época en que nació el Frente Amplio. ¿Será que Huidobro tiene el síndrome de Estocolmo?
        Todos sabemos que si hay alguien que no tiene autoridad moral para cuestionar las alianzas que realizan o dejan de hacer los demás partidos, es precisamente el Frente Amplio.
        El hecho de que un miembro del gabinete frentista se enoje en los términos en que lo hace Huidobro, un hombre que uno imagina que tiene que tener la cabeza en los temas de la defensa nacional, algo está diciendo, alguna cosa viene a expresar y poner de manifiesto, que es lo que hay que interpretar. Porque más allá de que a él no le guste las alianzas que hacen los otros, el tema de fondo es muy sencillo:¡Qué le importa! ¡Él, que está en la vereda de enfrente y que además no tiene ante sí los temas municipales, sino los de la defensa nacional, le va a decir a los demás lo que tienen que hacer por su bien! Si un blanco vota a un Batlle, no es porque haya dejado de ser blanco por ese mes de balotage, sino porque ante lo que tiene como desafío, está mucho más próximo que lejano. Pero además, él, que no es ni blanco ni colorado: ¡Qué le importa!
        Si un demócrata cristiano vota junto con un comunista, a los demás no les incumbe, si un tupamaro vota junto con ellos dos, no es tema de los otros partidos que están en la vereda de enfrente.
        Lo de Huidobro es la expresión más clara de la doble moral frentista. Cada vez que un blanco o un colorado se hacen del Frente festejan el pase, aunque esa persona tenga muy pocos votos propios y con el tiempo desaparezca del escenario político. Pero si las cosas son al revés gritan furiosos “traición”. Quiere decir que dejar un partido tradicional y hacerse del frente, no es traición, lo contrario sí.
        Ir con blancos y colorados y cualquier otra cosa más no es nada malo, es acumular fuerzas, si los demás deciden unirse en un tema muy puntual como es el de encarar la bancarrota de la Intendencia Municipal de Montevideo y concertar sin perder la identidad para alcanzar una ciudad más limpia, eso sí es imperdonable.
        Es tan absurdo el razonamiento de Huidobro que aquí cabe aquello de que “cree el ladrón que todos son de su misma condición”.
        Era Wilson quien decía “juntos pero no entreverados” y esa es la idea del Partido de la Concertación.
        Saliendo del Uruguay vemos que se forman frentes para un fin específico como los que hace el peronismo en la Argentina y luego se terminan y finalizan, surgiendo otros frentes diferentes. Nadie se llama a asombro por eso.
        La Concertación en Chile es otro ejemplo de que unirse no desdibuja la identidad de nadie.
        En política no se hacen alianzas para quedarse así toda la vida, como las concibe la mentalidad estaliniana que el Frente tiene de estas cosas, sino que se hacen acuerdos en pos de objetivos concretos y cuando cambian las ponderables y el escenario político, otros agentes intervinientes buscan lo que consideran más adecuado al momento político.
        Además, el Partido de la Concertación no nace como un antojo de dirigentes encaprichados en imponer una cosa en detrimento del sentir de los demás, sino como una necesidad largamente sentida después de 23 años de Gobierno Municipal de una fuerza que recibió la Intendencia con superávit y la condujo a un pozo negro.
        El Uruguay ya tuvo ejemplos inmediatos y concretos en un pasado no tan lejano, cuando el Frente antidictatorial que permitió en el 82’ el triunfo de los sectores opositores a la dictadura dentro de los partidos tradicionales, ganando Sanguinetti y Tarigo en el partido colorado y ACF en el partido nacional. Nadie perdió la identidad por unificar esfuerzos contra la dictadura.
        Todos recordamos que a la salida de la misma, la C.O.N.A.P.R.O (Concertación Nacional Programática) fue un punto de reflexión en donde el Frente Amplio era el principal defensor. Nadie acusó a Seregni de blanqui colorado por eso.
        Si nos remontamos un poco más en el tiempo nunca nadie acusó de blanquicolorados a Michelini y a Erro porque fueran juntos en una Corriente, de la cual Huidobro algo debe saber.
          Es evidente que están en una crisis terminal por más que las encuestas les hagan creer otra cosa y es indudable que el Partido de la Concertación es un gran acierto largamente esperado por la gente que quiere soluciones a los problemas y no partidos rivalizando por cargos.
        Si un Ministro de Defensa que tiene información santa y non santa da esa respuesta, quiere decir que algo gordo está ocurriendo en su alrededor. Lo que el gobierno argentino le está haciendo al Uruguay impidiendo que sus barcos de exportación pasen por el puerto de Montevideo ¿No es tema que acaso le incumba mucho más que la tontería de cómo se organizan o dejan de hacerlo los partidos de la oposición? Que la terminal capitalina se quede sin 150 escalas anuales de buques porta contenedores, 75 porta contenedores oceánicos de gran escala,  y 75 porta contendores de menor porte de tráfico regional, que la actividad exportadora, en un país como el Uruguay que tiene toda su economía orientada al mercado externo, caiga un 26% y se pierdan entre 70 y 80 millones de dólares al año, ¿No le dice nada a un Ministro de Defensa? ¡La política partidista de la oposición es su tema en el ministerio! Se pierden 100 mil movimientos de carga de exportación de Argentina, 30 mil movimientos de importación de dicho país, y 67 mil contenedores vacíos que vienen a nuestro puerto, en total el puerto recibe 200 mil teus anuales menos y su tema es la supuesta promiscuidad de un partido de la concertación. ¡Esa es la respuesta del Ministerio de Defensa ante lo que ocurre con Argentina! El Uruguay pierde el 60 por ciento de los trasbordos para favorecer al puerto de La Plata. Los daños que ha de sufrir la Administación Nacional de Puertos, la Prefectura y el movimiento de lanchas y remolques, al parecer no tiene la más mínima trascendencia. Lo que los blancos y los colorados hacen para recuperar una Intendencia en virtual cesación de pagos es lo único que lo mueve a expresarse del modo más impropio para el cargo que ocupa. 
        Si alguien con acceso a información privilegiada que muy pocos manejan lanza escupitajos de energúmeno ante la táctica y la estrategia electoral de partidos que no son el suyo, es impensable el nivel de desquicio interno en que están, tanto a nivel municipal, como a nivel nacional que parece ser, lo que más le preocupa de un antecedente como el que puede dejar un Partido de la Concertación. 

        Como muestra basta un botón: Fue formarse el Partido de la Concertación y 400 funcionarios municipales votaron para su creación, lo que está indicando que es falso que de ganar este nuevo partido, carezca de apoyos en la estructura interna municipal.
      Una enorme sensación de alivio hoy recorre Montevideo la que otrora fue llamada "La Coqueta" cuando era gobernada por blancos y colorados y hoy es la ciudad más cara y más sucia de todo el país.

       
       
       

   

jueves, 10 de octubre de 2013

La derrota cultural de la derecha y la victoria “cultural” de la izquierda.


       Desigualdad y abuso han sido los caballitos de batalla de la izquierda para derrotar culturalmente a la derecha.
       Generaron una mentalidad, tras la caída del Muro del Berlín, en donde los malos son los industriales, los comerciantes, los que generan riqueza y los buenos quienes no pueden entrar en ese mundo. Es algo totalmente inconsistente en sus términos, porque si más quieren lo mismo, los adelantados son los avanzados, no los rezagados de toda la vida.
       Descubrieron que ponerse de víctima, da más resultado que ser triunfador y exitoso en la vida.
        El mismo nacionalismo provinciano que los cuestionaba en la crisis del socialismo real, lo usaron en Occidente para defender una alternativa diferente a la división del trabajo mundial.
       Le hicieron creer a la gente tonterías. El comunismo fracasó porque a Rosa Luxemburgo, Lenin no le dio importancia y cosas así. Y si Rosa Luxemburgo hubiera triunfado ¿hubieran sido diferentes las cosas?
       Cuando la derecha se sentía victoriosa en los años 90’ perdió de vista que un enemigo oculto la esperaba en las sombras para darle la batalla decisiva. Los bienes de consumo, para los cuales educamos a nuestros hijos, como decía, el bueno de Russell W Davenport, pueden significar muy poco cuando homus dialecticus aparece como una mutación de homus economicus. Homus economicus, decía Russel W. Davenport, crea los valores económicos bajo los cuales vivimos, homus dialecticus es el hijo contestatario que utiliza el modo de pensar del padre contra los bienes de consumo que éste defendía.
       Hemos creado un mundo de valores en donde el desarrollo de la economía y el bienestar colectivo equilibrado es lo que todos queremos, pero enfrentamos decía Russell W Davenport, un tipo de hombre diferente en donde el consumo no vale nada y ser pobre es un ideal de vida.
       Siempre acudo a aquel libro de Russell W Davenport, La Dignidad del Hombre, porque es el que aclara premonitoriamente lo que ha sucedido. Es la angustia interior de aquel que comprende que el buen revolucionario es el buen salvaje, mal llamado “hombre nuevo”. ¡De qué sirve trabajar para un equilibrio macro económico, si a la hora de las elecciones está en juego cualquier cosa, menos lo que realmente se hace por el bien de la gente!
       ¡De que sirve educar a nuestros hijos para que salgan a flote en la vida, si después venimos a descubrir que lo único que importa es trabajar para que el parásito social viva a expensas de los demás!
         Abraham Lincoln dio la vida, Martin Luther King, tenía un sueño, Barack Obama es la culminación de ese proceso, su punto terminal y sin embargo, venimos a descubrir que el equilibrio macroeconómico puede significar muy poco.
       Lincoln era un señor, que vertebró la economía desde el ferrocarril y le dio a Norte América la unificación del territorio y porque era bueno, de los buenos buenos, quería humanidad para una gran nación. Era republicano y eso parece que no quieren entenderlo estos supuestos iluminados de la igualdad.
       Luther King sufrió las humillaciones que le van dando una llaga al alma y cuando uno lo escucha o lo lee, fundamentalmente en aquel libro señero “Porqué no podemos esperar”, entendemos que él estaba inscripto en la ardiente paciencia de los que saben que al final una luz puntual los espera. Es un Mandela distinto, pero esencial al respecto. Todos valoramos eso. Otra cosa es lo que está sucediendo ahora.
       Hoy estamos ante una derrota cultural, muy parecida a la del Imperio Romano en la época de la decadencia.
       Un día escuché este concepto por televisión. Los Imperios caen cuando el concepto que expresaban deja de ser importante para los demás. El Imperio Romano fue idealidad y cuando dejó de serlo, sencillamente cayó.
       El emperador romano era consciente que en cualquier momento cualquiera podía apuñalarlo. “De Bruto – el liberto- el puñal”, decían. Más allá de eso el Imperio Romano se sobrevivió a sí mismo. La idealidad que encarnaba la romanización del Mare Nostrum, estaba más allá de éste o aquel. El Imperio cayó y los barbaros cruzaron el Rhin, atacando los acueductos y dejando a Roma sin agua, porque se perdió la idealidad, lo sublime, el concepto.
       Lo que hoy está sucediendo en Chile es una muestra clarísima de todo esto. El centro derecha está desquiciado en pequeñeces que lo conducen solamente a ver qué lugar ocupan en el parlamento que se avecina. Les preocupa más su cargo legislativo que defender la idealidad de un modelo exitoso.
       Es verdad que hoy el capitalismo, como decía Vargas Llosa no tiene teoría, pero pregunto yo, ¿tampoco tienen memoria?

domingo, 6 de octubre de 2013

La crisis de Estados Unidos en el contexto actual.


       Estados Unidos está viviendo una crisis de carácter político, generada esencialmente por dos actitudes equivocadas.
       Se equivocan los republicanos cuando no comprenden que la reforma de la salud lo que busca es un mayor nivel de equidad en la asistencia médica a la población y también se equivocan los demócratas cuando no quieren entender que no es sobrecargando de impuestos una economía que está iniciando, lentamente, el proceso de su recuperación.
         Obama se queja de la intransigencia republicana, pero pierde de vista que ha habido una intransigencia demócrata de tirar manteca al techo a expensas del contribuyente, al punto del vaciamiento de los recursos, en un dale que va, que ahora hace crisis. En el fondo, la actitud republicana, pese a que es impopular es la más coherente de todas, porque está llamando las cosas a la hora de la verdad.
       En economía no existen milagros. No se puede tomar la maquinita impresora de dólares y empapelar la economía como hizo Obama y seguir en un desprecio de clase contra los hombres que generan riqueza y puestos de trabajo. Ya había un déficit fiscal muy grande cuando asumió Obama y en vez de combatirlo, lo único que supo hacer fue acentuarlo.  Es algo que tiene que terminar, sea cual sea el estado de ánimo de gente que le parece bien solamente, lo que circunstancialmente, le favorece. Los democrátas, si están en su sano juicio, no pueden creer que el asistencialismo es la solución a todos los problemas.
       El tema de la salud en realidad es la gota que colma el vaso de agua, no porque el Obamacare, carezca de validez, sino porque esa actitud generosa a expensas del bolsillo de los que generan riqueza ha sido su actitud permanente ante todos los temas, como si la maquinita impresora de dólares resolviera mágicamente las dificultades.
       EE.UU va a salir de esta crisis, por otras causas ligadas al control de los planes de investigación y desarrollo desde los cuales concebimos la tecnología actual, que es la generadora de valor por excelencia a nivel mundial. Pero no es ese el tema. Lo preocupante es tener un gobierno dirigido por un resentido social que hace la de Perón, la del Frente Amplio y la del populismo latinoamericano, siempre bueno a expensas del bolsillo ajeno. Ese es el tema. Esto es creo, lo que se termina hoy en día. No se puede ser tan “bueno” como para dejarle a la Reserva Federal Norteamericana, 30 mil millones de dólares, el equivalente a la deuda externa uruguaya de fondos. Se necesita una dosis de algo más que simple “bondad” como para llevar a la economía a ese límite. En eso los republicanos están en lo justo. En lo que se equivocan es en lo que se busca recortar.
       Observése este hecho simplemente. En un momento en donde Estados Unidos está cuestionado por el tema de Snowden, dejar sin empleo, aunque sea por un par de días, al 70 por ciento de los espías es algo realmente, temerario. Porque esa gente que hoy queda sin trabajo, a partir de ahora ha de poner violín en bolsa y temerosa de una situación de virtual cesación de pagos en la economía, lo que ya desde ahora tiene pensado hacer, es trabajar para el mejor postor. Cómo pedirle lealtad a la nación a gente que hoy se la está dejando sin trabajo y mañana, aunque lo recupere siempre ha de tener la espada de Damocles de poder perderlo. ¡Qué estabilidad laboral tiene un espía para poder serle fiel a un país que en cualquier momento puede dejarlo sin trabajo!
       Creo que se llegó a un punto peligroso, en donde la vulnerabilidad de Estados Unidos, de ahora en más, cada día ha de ser más grande. ¡Es tan difícil darse cuenta que no es acogotando a impuestos al sector privado y haciendo de la recesión una depresión, como entender que no es suficiente los gastos en defensa militar, si se subestima la logística y la inteligencia!
       Es evidente que las posiciones entre republicanos y demócratas están enquistadas y abroqueladas más allá de toda ponderación. Es también obvio que los republicanos tienen una poderosa razón para obrar así; el tema es que en política no alcanza con tener razón, hay que saber organizarla la razón y así encarada la disputa, el daño que se le está haciendo a la economía y a la seguridad nacional es demasiado grande.