Decir, como se sostiene hoy en Argentina que si la tasa de
interés baja, el dólar aumenta y como sube la divisa, crecerá entonces la
inflación, significa sostener que solamente una tasa de interés alta hará que
baje la inflación. Implica creer que al poner el dinero en las Lebac los
operadores económicos quitan circulante y a su vez no compran dólar, lo
planchan y eso hace que baje la inflación.
Una tasa de interés pasiva alta es atractiva para el
especulador que cuando puede se pasa a dólar, pero vuelve intomable el crédito
que responde a la tasa de interés activa.
En una empresa, cuando comienza el año y le preguntan al
contador a cuánto va a estar la inflación, éste contesta, la tasa de interés de
acá, menos la tasa de interés norteamericana.
Si la tasa de interés está en un 24% anual, y el crédito es
intomable, porque tomar un préstamo como barato está al 50%., la inflación no
es ni de un 10, ni de un 15%. Se dirá que es la inflación deseada, no la real,
pero más allá de que sea la esperada por el gobierno, no es la que esperan los
operadores económicos.
Todo invita a endeudarse en dólares, a renunciar al curso
forzoso de la moneda y vivir como en Ecuador, que hizo de la divisa
norteamericana su moneda nacional y se quedó sin margen de maniobra para
controlar el circulante. El gobierno puede emitir moneda nacional, si y solo
sí, el nivel de emisionismo responde hasta un 20% del crecimiento de las
exportaciones.
Hoy los grandes bancos cuando prestan, emiten.
En realidad las cosas son al revés de lo que se está
sosteniendo en el vecino país. Los agentes económicos prefieren sustituir
dinero por títulos financieros cuando la inflación es alta, porque cuando hay
un mayor riesgo, hay una mayor ganancia, pero hay que correrlo ese peligro y no
todos están dispuestos a hacerlo y esto es determinante para que la inflación
esté ligada a la tasa de interés nominal. Al bajar la tasa de interés tiene
también que bajar la inflación.
La tasa de interés es la consecuencia entre lo que los bancos
le prestan al Central y lo que éste le presta a los bancos.
A diferencia de lo que piensa Fisher la relación entre la
tasa de interés real y la inflación no es a largo plazo, sino a corto término.
Exceptuando los casos de México y Estados Unidos en donde la inflación es
estacionaria, ni en Argentina, ni en Uruguay la inflación es temporal a un
período, sino estructural y constante.
Si la tasa de interés norteamericana es de un 1,5% y la
inflación es estacionaria, entonces la tasa de interés también es estacionaria
y eso explica que durante un largo período de tiempo haya sido bajísima.
En cambio en Argentina en gran medida y en Uruguay en otra
escala menor, ni la tasa de interés, ni la inflación son estacionarias sino
constantes en la historia económica.
La tasa de interés nominal es una señal de la inflación
esperada y a su vez la inflación esperada determina la tasa de interés nominal.
El efecto que estudió matemáticamente Fisher es para países
en donde la tasa de interés y la inflación crecen en determinados períodos y no
en el proceso económico general.
En economía se sabe que cuando la inflación es de un digito
como en Uruguay es perfectamente controlable, cuando es de dos dígitos la señal
debe alarmar, pero cuando comienza a ser de tres dígitos es incontrolable y
nadie la puede manejar.
A su vez se pasa de una inflación de un digito a dos, en
determinado periodo de tiempo y de des manejo de la economía, pero cuando se
entra en dos dígitos, pasar a tres es mucho más rápido y cuando se llegó a
tres, casi inmediatamente se entra en la hiper inflación como en Venezuela.
En el caso argentino los gobiernos históricamente no han podido
manejar la inflación, en gran parte porque Argentina funciona en un pacto
corporativo en donde los que determinan la inflación son las empresas
formadoras de precio.
Lo que se suele hacer para bajar la inflación sin tocar el
dólar, porque es un engaño circunstancial –en una economía endeudada en esa
divisa, si sube el dólar, sube todo‑, es hacer una política monetaria anti
expansiva, reduciendo el encaje bancario y retirando circulante de plaza.
La tasa de inflación es el costo de las cosas, la tasa de
interés es el costo del dinero. Cualquiera entiende en el caso argentino que si
el costo del dinero es de un 50%, la inflación no puede ser de un 10, ni de un
15%
La inflación se la puede mirar de varias maneras y en cada
país tiene orígenes y causales diferentes. En una economía cerrada e industrial
como Brasil, por ejemplo, la inflación no es de costo, puesto que el país del
norte fabrica absolutamente todo, hasta un tornillo es made in Brasil. En
cambio en un país tan chico como Uruguay, no puede haber inflación de demanda,
porque el mercado interno es muy chico, por ende depende de los precios que
fijan los importadores y la inflación es de costo.
En Argentina desgraciadamente es de las dos cosas y esa es
una causa por la cual el gobierno no la puede controlar. A su vez se da un
efecto perverso, que ya lo estudió Faroppa, en la época de la sustitución de
las importaciones en el Uruguay que es el siguiente: Cuanto más se cierra la
economía y se sustituyen importaciones, al abrirse es cuando de golpe más
crecen las importaciones, porque los operadores tienen que reconvertirse y
adquirir más modernos bienes de capital y a su vez, más bienes de consumo, porque
lo importado es más barato y de mejor calidad.
Eso que ocurrió en el Uruguay a mediados de los años ’70 es
lo que está ocurriendo en Argentina luego de la larga autarquía kirchnerista.
La inflación es una transferencia en la cadena de la
producción, la comercialización y el consumo.
Para entender la relación entre inflación y tasas de interés
el siguiente ejemplo es ilustrativo. Por ejemplo, si usted quiere comprar una
casa por un préstamo de US$ 100.000 al 5% de interés, su pago mensual
sería de US$ 536,82. Pero si el tipo de interés fuera del 10% en el mismo
hogar, su pago mensual sería de US$ 877,77. Lo que demuestra que cuanto
más baja es la tasa de interés, más poder adquisitivo existe en manos de los
consumidores.
A nivel macroeconómico si hay inflación de demanda, cuando
los consumidores en toda la economía gastan más dinero, la economía crece y la
inflación se produce. Pero estamos en este caso en lo que se llama inflación
productiva. Más vivienda, más autos, más alimentos, significan más dinero
circulando.
Aquí es donde se ve el nivel de rotación del dinero para
entender la inflación. Supongamos que el Banco Central tiene dos ventanillas.
En una paga los sueldos de todos los empleados públicos y en la otra ventanilla
recibe el dinero de los que quieren comprar dólares. Pongamos que el
funcionario imaginario que está en la ventanilla pagadora, le hace una marquita
al dinero con que paga y el que está en la ventanilla que recibe, cuenta las
marcas. Si el dinero que va en muy poco tiempo, le vuelve pidiendo la divisa,
es evidente que el nivel de rotación es altísimo y por ende, tiene que seguir
imprimiendo y perdiendo divisa. Si en cambio demora mucho en venir, el nivel de
rotación es bajo y por ende baja la inflación. Esa es la causa por la cual se
cree que con tasas de interés altas la inflación baja, puesto que va como
depósito en moneda nacional y no le vuelve a la otra ventanilla del Banco Central. Si bien es parcialmente cierto, esto ocurre cuando los operadores
económicos, no confían en la moneda nacional y detiene un poco la inflación,
pero al precio de tasas de interés positivas que a la larga generan un
des financiamiento muy grande en divisas internacionales netas.
Argentina va iniciar un proceso que por un largo tiempo va a
tener su veranillo, pero que a la larga es insostenible, porque para emitir sin
generar inflación, hay que crecer exportando y recibiendo divisas genuinas y no
pretender sostener la situación con endeudamiento.
La inflación en Argentina es la consecuencia de querer crecer hacia adentro, no crecer en capacidad exportadora y paliar la situación pidiendo más préstamos.