martes, 19 de enero de 2016

La terrible ausencia de autoridad moral



        Si hay algo que no tiene autoridad moral, ese es el Frente Amplio uruguayo.
     Las tarifas públicas son parte de los bienes no transables –agua industrial, luz industrial-.
        Hoy los tamberos, aquellos que hacen a la matriz social de la campaña se oponen al despropósito de una Administración que gobierna con voracidad fiscal.
        Querer achacarle al Partido Nacional la responsabilidad de la protesta, es ignorar al productor rural. Aunque los busquen no van a encontrar vínculos algunos. Los únicos que aquí en nuestro país han incitado a la violencia desde una radio son ellos, con un radio Senador de triste recuerdo.
        Estamos delante de un gobierno que sube los costos no transables cuando a nivel internacional bajan de precio y que no le gusta cumplir con sus obligaciones fiduciarias pagándole al productor rural.
        Si el gobierno quiere que los tamberos trabajen a pérdida, de qué cosa se asombra que se movilicen. ¿Luís Lacalle tiene la culpa? Es absurdo y proyectivo el planteo que hacen, ellos, nada menos que ellos, que se pasaron la vida escupiendo del plato donde comen, con tal de obtener un rédito político.






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martes, 12 de enero de 2016

Un esperado y merecido homenaje



         


         Francisco Lavandeira nació en Florida en 1848 y murió en Montevideo en 1875. Fue el fundador del Partido Nacional.
        En 1870 se sumó a la Revolución de las Lanzas y editó, junto a Agustín de Vedia, el periódico propagandístico La Revolución, con una imprenta volante. En junio de 1872 Vedia y Lavandeira comenzaron a publicar el diario La Democracia, portavoz de los principistas blancos, que el 7 de julio emitió el manifiesto programático del Club Nacional. En él se proponía trascender las antiguas divisas en una organización basada en los principios comunes.
        Fue el origen de lo que llegaría a ser posteriormente el Partido Nacional. En 1873 Lavandeira obtuvo la cátedra de Economía Política en la Universidad de la República, ámbito en el que adquirió un temprano prestigio. Alternó la docencia con una intensa actividad política centrada en el periodismo. Fue decidido impulsor de una acción común con los principstas para combatir la influencia de los caudillos y la contumacia de los blancos y colorados tradicionalistas o “netos”.
        El 1 de enero de 1875 debían realizarse elecciones de alcalde ordinario y defensor de Menores en Montevideo y los principistas blancos y colorados trabajaron estrechamente para custodiar la limpieza de estos comicios. Postergados para el día 10 a raíz de violentos incidentes, se coloca la urna en el atrio de la Iglesia Matriz. Los principistas estaban reunidos en el Club Inglés, en Rincón e Ituzaingó, y los “candomberos” –tradicionalistas colorados en la Confitería del Ruso, en la calle Sarandi, donde está actualmente el Club Uruguay. A eso de las dos de la tarde era evidente que la lista de los principistas, encabezada por José Pedro Varela y Adolfo Artagaveytia, superaba largamente a la de los “candomberos” o “netos” (el voto era público); en ese momento, algunos elementos de esta tendencia, entre los que se contaban Francisco Belén, Isaac De Tezanos y Pedro Varela, atacaron armados con ánimo de apoderarse de la urna, mientras que desde las azoteas disparaban varios francotiradores. Lavandeira, junto a otros de su misma tendencia, corrieron a evitar la sustracción de la urna, pero recibió un balazo en la aorta que le produjo una muerte casi inmediata; tenía 27 años. Este final heroico, cargado de simbolismo (se produjo en defensa de la pureza del sufragio), hecho que le confirió un sitio destacado en la tradición blanca.
        La elección que debía realizarse en 1875 fue trascendente por varias razones, porque por primera vez no se enfrentaban blancos y colorados, sino blancos y colorados principistas, contra blancos o colorados caudillistas o candomberos. De un lado estaban José Pedro y Carlos María Ramírez, Francisco Lavandeira, Agustín de Vedia, José Pedro Varela, Pedro Bustamante, Julio Herrera y Obes, del otro el golpismo más negro.
        Este merecido homenaje que el Partido Nacional le tributa al abogado, universitario, economista, periodista y luchador por la libertad que fue la figura de Francisco Lavandeira, masacrado en el atrio de la matriz, defendiendo el sufragio, se da en un contexto latinoamericano muy especial, en dónde la defensa del estado de derecho y las instituciones democráticas se han vuelto una prioridad, ante esta escalada de la violencia, el narcotráfico y el abuso de poder, que ponen a todo republicano en estado de admirable alarma y de expectativa ardiente.
        Lo que el despotismo no quiere, ni ha querido entender, es que las ideas no se matan y que los Franciscos Lavandeira no mueren, se multiplican y convierten en millones de millones que transmiten y dicen las mismas oraciones.
       

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viernes, 8 de enero de 2016

Mujica, los negocios con Venezuela y el FONDES



           Mujica como es sabido reusó el debate de los negocios con Venezuela. Aquí está haciendo falta otra Comisión Investigadora.
        Lo que la Comisión Investigadora de ANCAP vino a destapar, cierra si otra Comisión Investigadora analiza los negocios con Venezuela; sólo así se explica esa solidaridad irrestricta del MPP, con un gobierno corrupto como el de Maduro.
        Todos sabemos que la corrupción en Venezuela es escandalosa, pero poco conocemos de los negocios del gobierno de Mujica Cordano con dicho país, por algo el ex Presidente aspirante a Premio Nobel del insulto florido y el gargajo proletario brillante, no quiso entrar en el tema ANCAP.
        Es un hecho que Acuerdos firmados por Mujica como Presidente dieron a la empresa Aire Fresco el monopolio en la intermediación para los negocios con Venezuela. Al Presidente no le corresponde adjudicar a una empresa privada esos negocios. Las comisiones de negocios por US$ 300 millones les han dado a esas personas US$ 8,3 millones. Y a esto hay que agregarle que uno de los directivos de Aire Fresco, tiene vinculación directa con el MPP.
        Venezuela se ha caracterizado por recibir productos uruguayos y no pagar, algo que tendrá que explicar también el Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre. Esperemos que se explicite, sin poner cara de no sé nada, porque no estaba yo allí.
        El Uruguay perdió una fortuna con estos negociados.
        Todos sabemos que en 2008, Javier Vázquez, uno de los hijos del presidente, tuvo que declarar ante la Justicia penal ante una denuncia del entonces diputado colorado Washington Abdala en relación a negocios informáticos, bajo el paraguas del Fondo Artigas-Bolívar, un fideicomiso de unos 270 millones de dólares producido por las compras de petróleo venezolano por Ancap.
        También se sabe que Huidobro y dirigentes del Partido Comunista estuvieron relacionados con la poco exitosa experiencia de exportar a Venezuela casas prefabricadas por la empresa Umissa, propiedad del empresario argentino Alejandro Lagrenade.
        ¿Qué fue a hacer el diputado del MPP, Daniel Placeres viajando 85 veces a Venezuela?
        En este sentido la función del programa Fondo de Desarrollo (Fondes), creado por Mujica con el 30% de las ganancias del Banco de la República, se basó en que muchas de las empresas autogestionadas (especialmemte Funsacoop y Urutransfor)  apoyadas por el Fondes, tenían a Venezuela como mercado casi exclusivo y que según Transparencia Internacional ese país “registra uno de los índices más alto de corrupción del mundo”.
        Esta extraña participación de intermediarios privados que se servían de las delegaciones y acuerdos oficiales, ameritan la sospecha de que parte de esas operaciones contribuyeron a financiar a sectores del Frente Amplio.
        En el “Acta compromiso para la comercialización de alimentos”, participaron el entonces ministro venezolano del Poder Popular para la Alimentación y el presidente de la empresa Aire Fresco SA, Omar Alaniz.
        En un comienzo de 2011 estaba previsto el suministro de 40.000 toneladas de arroz paddy, 20.000 toneladas de trigo y 30.000 de pollo congelado.
        El nombre de Alaniz aparece también vinculado a la compra en Venezuela de dos gigantografías españolas y en el “Acta de Compromiso entre la Empresa Venezolana Suministros Venezolanos Industriales, C.A. (Suvinca)” y Aire Fresco para “la creación de una Empresa Mixta de carácter comercial” con el venezolano Alexis Chívico Granados. Estos negocios fueron cerrados por más de 300 millones de dólares.
        Por si todo esto fuera poco los parlamentos de ambos países aprobaron la creación de un fideicomiso para que las deudas de Ancap con la petrolera estatal venezolana Pdvsa fueron pagadas por anticipado, traídas a valor presente, lo que dejó una deuda de unos 400 millones de dólares en 267 millones.
        Está claro que aquí hay un cruce de corrupción y tráfico de influencias que debe ser investigado.



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Se está ahora haciendo la luz, pero esto venía muy feo a todos los niveles



domingo, 3 de enero de 2016

Desmantelar el Estado populista

    El Estado en América Latina vivió tres momentos diferentes. La época del Estado Juez y Gendarme –las dictaduras militares del siglo XIX y del XX-, el Estado Benefactor, -Yrigoyen, Batlle, Getulio-, y el Estado populista –Perón, Allende, Velazco Alvarado-.
        Tanto el Estado benefactor, como el Estado populista van subidos al caballo de un progreso económico externo; la guerra del 14’, la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Corea, pero difieren en el manejo político que hacen: Mientras el Estado benefactor tiene legitimidad de origen y de ejercicio, el Estado populista una vez obtenida la legitimidad de origen, gobierna despreciando las más elementales normas del estado de derecho republicano.
       El Estado benefactor que hemos conocido en el pasado, con Batlle y Ordoñez o Hipólito Yrigoyen, en realidad es benefactor para la emergencia de los sectores medios. Mientras en el resto del mundo la clase media ya está creada y luego interviene políticamente, buscando a su representante, en América Latina es al revés, el Estado benefactor crea la clase media.
        En su deferencia el Estado populista, también emergido de una situación de bonanza económica externa, lo que hace es apoyarse en el lumpen, el paria, el marginal y el desclasado y usarlo como brazo político y clientela electoral.
        Mientras el Estado benefactor se maneja en términos de una economía mixta de sector público y sector privado, el Estado populista tiene que crear sus propios operadores económicos desde la política. Como decía Octavio Paz en “El laberinto de la soledad”, “como la burguesía nacional no existía, la tuvimos que crear”. No explica cómo hizo el PRI en México, pero es fácil colegir que eso que crearon, más que burguesía nacional era una burguesía de amigos políticos.
        Desmantelar el Estado populista exige terminar con esa mentalidad que viene del Virreinato español, según la cual “robar al Estado no es robar”.
        Desmantelar el Estado populista es entender que se puede acceder a la función pública por política, pero una vez que se está allí, el funcionario es un servidor público que responde a toda la ciudadanía, a la gente, al contribuyente y no a su partido político.
        Desmantelar el Estado populista es ponerle fin a ese orden de prebendas, privilegios abusivos, sinecuras y acomodos y transparentar la gestión pública, como lo que ella es en cualquier país medianamente civilizado: Un ejemplo para el sector privado.
        Desmantelar el Estado populista es concluir con la mecánica que instauró, según la cual el partido sustituye el Estado, el Estado sustituye a la sociedad y ésta al individuo, disuelto y degradado en masa y no en ciudadanía.
        Lo que los procesos históricos que hemos vivido en América Latina enseñan, es que el trabajo de desmantelamiento a fondo, se hace desde los cambios que impone el comercio exterior. Una economía rentista conduce al Estado Juez y Gendarme, una economía de sustitución de importaciones, al Estado benefactor y una economía de monocultivo, al Estado populista, porque es la forma de amortiguar la ausencia de otros rubros exportables.
        ¡Qué un país con todos los climas como Argentina haya abrevado durante tanto tiempo en las ponderables del Estado populista, es algo que resulta insólito! En un estado normal, liberal, la sociedad civil no tiene por qué pensar del mismo modo que la sociedad política y la educación en ese sentido, es parte de la formación del ciudadano libre, no un motivo de adoctrinamiento ideológico.
        El Estado populista hizo del estado de derecho, un simple derecho de Estado que con el tiempo tomó forma y le parece a todo el mundo que así deben ser las cosas. Basta revisar el andamiaje jurídico y comenzar a derogar artículos específicos del esperpento que han hecho, para ya comenzar a sentir los efectos benignos del Estado liberal: Apertura al mundo, sociedad de oportunidades y fundamentalmente, poner en manos del operador económico privado, las prioridades de ahorro interno e inversión.

       Sólo así se podrá generar empleo genuino y sustentable en el tiempo.



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sábado, 2 de enero de 2016

El huracán Raúl

        El propio Ministro Astori reconoció que ANCAP tomó decisiones sin coordinar. Estamos hablando de un ente que despilfarró el dinero de los uruguayos, que aumentó la plantilla de funcionarios en un 35 por ciento y un 80 por ciento la masa salarial. El portland sólo perdió 183 millones de dólares, hoy tirados en el pasto, porque no hay dinero para instalarlo. Cuando dicen que invirtieron para producir están mintiendo. Inauguraron dos veces la misma planta de ALUR, que ni siquiera tiene habilitación de bomberos.
        Hubo alertas, se llamó al Ministro en Comisiones y la deuda financiera de ANCAP se cuadruplicó en los últimos tres años.
        La desesperación del gobierno lo conduce a tratar de cerrar la capitalización maquillando el balance y agarrar a la gente distraída mientras festeja navidad y fin de año.
        Lo más alarmante del apuro es la gran irresponsabilidad de dar más dinero sin ninguna condición a cambio, manteniendo el directorio y los gerentes. No dicen lo que van a hacer con los casi 900 millones de dólares.
        ¡Dónde quedó el Uruguay productivo cuando pagamos el gasoil al precio de la nafta!
        Hablar de 900 millones de dólares es hablar de siete mil 500 kilómetros de ruta de tratamiento asfáltico o 160 mil kilómetros de camineria rural. 900 millones es el presupuesto de todas las intendencias del interior. Se podrían construir 900 escuelas o subsidiar a los medicamentos caros que el gobierno no quiso financiar. Es como que tengamos 100 emergencias después de haber pasado un huracán. Por aquí pasó el huracán Raúl.
        La situación patrimonial de ANCAP a junio de 2015, es de 247 millones de dólares. La recapitalización es como comprarla por el triple del valor de su situación patrimonial. Si ésta es la seguridad que quieren dar para continuar con esta fiesta, muy poco se puede esperar de aquí en más.
        Las propias voces del Frente Amplio dijeron que advirtieron el problema desde 2012 y si advirtieron, consintieron. En ningún momento se pensó en gobernar, no se tuvo en cuenta que éste asunto iba a tener que ser resuelto entre todos.
        Acá no es un problema interno del Frente Amplio, porque sus dos máximos exponentes lo hicieron público en la prensa. Se han estado echando las culpas, pero ambos tienen responsabilidad, por acción u omisión. Acá es un problema nacional esta fiesta que hicieron y ese sentimiento de impunidad con el que manejan entre gallos y medias noche el tema de la recapitalización del ente y dándole un respaldo expreso a la conducción de una empresa técnicamente fundida.
        Estamos hablando de una empresa monopólica, que fija el precio de los combustibles y es la principal del Uruguay. Un ente como ANCAP ¿No tenía un equipo de técnicos que advirtiera sobre la falta de rentabilidad para el repago de los créditos o acerca de la capacidad que tenía el ente para endeudarse?
        Estamos hablando de plantas como la desulfurizadora de 88 millones de dólares y que termina en 420 millones, que es la madre de todas las fiestas. El contrato con Candiota, los millones de dólares de multa, el rol de Trafigura en la triangulación de 360 millones de litros cúbicos de petróleo ecuatoriano, de todo eso, no se quieren hacer cargo.
        Querer hacernos creer que tanto el ex Presidente Mujica, como Lorenzo contemplaban lo que ocurría como si fueran habitantes aéreos, es algo que no se lo puede tragar nadie.
        Una cosa es robar, saquear, rapiñar y otra muy distinta esquilmar, que significa según el diccionario: “Agotar o hacer que disminuya una fuente de riqueza por explotarla más de lo debido”.
        Aquí no hay arrepentimiento, ni deseo interior de cambiar. Aquí no se toman tampoco responsabilidades para rectificar el rumbo. No quieren remover a los directores, porque es una papa caliente lo que pueden llegar a decir de perder el cargo.
        Era Rockeffeler quien decía que hay dos negocios que nunca dan pérdida. El primero es una empresa petrolera bien administrada y el segundo es una empresa petrolera mal administrada. En el Uruguay es en el único país del mundo, en donde hemos logrado contradecir a Rockeffeler y fundir un monopolio. Quedan mil 200 millones de dólares más, que tendrán que re perfilar para abordar los plazos de vencimiento. Desde 1931 a la fecha, ANCAP era la empresa que año tras año aportaba más a Rentas Generales, hasta el 2003.
        Eso sí, se golpean el pecho como defensores de las empresas públicas. ANCAP hace años que no aporta un solo peso a Rentas Generales, mientras marchamos con el tercer combustible más caro del mundo. Aquí no hay ineptitud o mala gestión, chambonadas o simples metidas de pata, aquí hay corrupción. Nadie se equivoca en 650 millones de dólares, sobre una masa de mil.250 millones de dólares.
        ¿Esta es la empresa al servicio de la nación?
        La “inversión” no la hizo ANCAP, sino los nabos de siempre, los contribuyentes.
        ANCAP es la parte visible del iceberg, porque según declaraciones de Astori, todas las empresas públicas están fuera de control.
        Ésta situación de ANCAP la vive también PDVSA, Petrobrás y Repsol YPF.
        ¡Vaya casualidad!




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