domingo, 28 de abril de 2013

El Frente Amplio, la Heladera y ainda mais


        El frenteamplismo o “frentismo”, como se le decía antes, cae en una paradoja, que al decir de Unamuno, más que paradoja es una parajoda: Sola, pura y exclusivamente los une una heladera.
        Aquí hay que tener en cuenta una cosa básica: Nosotros fuimos educados en el concepto de la libertad de conciencia y de opinión, en donde el hombre vote en las elecciones a quien quiera, no deja por eso de ser un ciudadano. En la democracia republicana cada cual vota a quien considere mejor y gane quien gane, si hubo elecciones auténticas, ganamos todos, ganó la democracia.
        En la mentalidad frenteamplista, votar no es elegir, es botar, es patear contra alguien. El voto allí, más que una elección íntima y personal, es una pedrada que se lanza contra otro.
        A los partidos tradicionales les cuesta hacer un frente con esas características, porque su gente es diferente: no bota, vota, ese es el tema de la dificultad que los comentaristas del tipo Búsqueda no contemplan en sus análisis, que dicho sea de paso, son muy buenos, pero adolecen de esa falla.
        El Frente Amplio para perpetuarse tiene que inventar enemigos de paja y levantar “campanas de palo”, que hace como que llaman a misa, cuando todos estamos viendo, que el badajo de la campana es completamente trucho.
        El frenteamplismo, tiene una ventaja enorme en el hecho de no representar nada importante. Juan de los Palotes, Benitín y Eneas y la Loca del Bequelo opinan, votan y hacen lo que quieren, siempre –vaya casualidad- al servicio del partido comunista en el Uruguay o del Uruguay, vaya uno a saber.
        Esa ventaja enorme que el frentismo le lleva a los tradicionales es su condena cuando gobierna, porque si bien es cierto que es mayoría social, sin embargo son minoría institucional. Dicho en otros términos, no tiene mandos medios para efectivizar sus políticas y por ende no va más lejos porque carece de capacidad para hacerlo. No es porque sea “reformista”, es porque son unos incapaces.
        Si una fuerza que se postula como de cambios, no es reformista, ¡Qué tiene que ser! La pseudo crítica comunista es la manera de aplaudir haciendo como que están contra.
        El partido socialista sin guión (-), porque no es marxista-leninista (marxista guión leninista), sino marxista y leninista, lo que está indicando que sustantivamente defiende otras cosas muy novedosas, la tiene clara: Cuando los de arriba no pueden y los de abajo no quieren es cuando salen a ocupar cargos políticos.
        Todos sabemos que el partido socialista es una caja de sorpresas: Mussolini era socialista, se llamaba Benito por Benito Juárez y era miembro fundacional del partido, Hitler era nacional socialista, Allende era socialista y Felipe González y Mitterrand, un colaboracionista de los nazis, que no fue preso al final porque murió, también era socialista. Hoy, aquí, ahora en este Uruguay post burbuja económica tenemos Tabaré Ramón Vázquez Rosas, “El Taba” o tábano, el que te chupa la sangre y te deja el veneno, el inefable, el hombre que se despide a lo Che Guevara gritando “Hasta la Victoria Siempre” y después llama a Bush a que le quite las castañas del fuego contra los argentinos, ese señor, que lo único bueno que tiene es que los peronistas no lo quieren ni regalado, es el seguro Presidente de los uruguayos. Pienso, lo digo con dolor, que así van a ser las cosas y le rezo al de allá arriba, que no tengan mayorías parlamentarias, con eso solo me daría por contento.
        El Frente Amplio cuenta con señas de identidad bien definidas. Carancanfú, sería la definición más exacta de su manera peculiar de razonar. No entender o hacer como que no entiende y está en difícil es una de ellas. Siempre están en una adolescencia crítica, sin entender el mundo tal cual es, queriendo cambiar no se sabe bien qué, cuando al final, los únicos que cambian, son ellos. Carancanfú y llorar la milonga. Ese es el sello.
        Están preparando los cambios, hay que purgar al MPP, ese es el otro sello de identidad que hay que saber interpretar de esta gente: Cuanto más atacan a los tradicionales, más patean en la interna purgando gente. Por eso es difícil crear un frente contra el frente, porque fuimos educados en valores y no en anti valores. 
No cabe duda que Váquez es el creador de esta fragmentación social que estamos viviendo. Es un hombre capaz de cualquier felonía moral, con tal de ganar las elecciones: Hacerle el juego es un error, dejarse ganar, nuestro acierto. Como decía Luis Alberto de Herrera, nuestro caudillo inmortal, "¡Qué se queden con todo, menos con la paz de la República!"