miércoles, 28 de octubre de 2009

Declaración del CEN colorado

Montevideo, 28 de octubre de 2009.

Agradeceremos la difusión del adjunto comunicado.

DECLARACION DEL CEN COLORADO


El Comité Ejecutivo Nacional del Partido Colorado en su sesión de esta mañana aprobó la declaración que a continuación se transcribe:

Visto

El resultado electoral del pasado domingo 25 de octubre y lo dispuesto por el artículo 151 de la Constitución de la República.

Atento

A que el Cuerpo Electoral deberá elegir el último domingo de noviembre entre las formulas presidenciales Lacalle-Larrañaga y Mujica-Astori, con absoluta prescindencia de Lemas y Partidos.

Considerando:

1) Que sin perjuicio del reconocimiento de la libertad de los ciudadanos, el CEN del Partido Colorado entiende que tiene la obligación de dar a conocer su parecer, de manera clara e inequívoca.

2) Que la concentración de poder en partidos y personas no contribuye al mejor equilibrio republicano.

3) La formula Lacalle-Larrañaga ofrece un compromiso claro e inequívoco de respeto a la Constitución, a las Leyes y a la tolerancia que debe caracterizar la convivencia democrática;

El Comité Ejecutivo del Partido Colorado resuelve:

1) Recomendar a la ciudadanía el voto por la formula Lacalle-Larrañaga en la elección presidencial del último domingo de noviembre.

2) Dar a la presente declaración la más amplia difusión.

Mujica al Gobierno, Marenales al Poder.








Todos los que hoy peinamos canas recordamos aquella época en donde los montoneros en la Argentina decían “Perón al Gobierno, Cámpora al Poder”. Supimos luego, siguiendo los acontecimientos desde el Uruguay cómo terminó todo aquello.

Mujica, esa especie de peronista prepotente de Provincia sumergida, parece reeditar lo mismo.

En aquellos años trágicos, todos sabíamos al decir de Flores Mora, que Martín Fierro estaba lejos, pero Perón estaba allí y ese es el inicio de la tragedia de las montoneras semi salvajes. Como decía Flores Mora, no es hablando en guaraní con los partidarios y en español postizo para los demás, como un ladino bilingüe, que se gobierna.

Siento hoy, que al Uruguay lamentablemente, le está pasando algo parecido y que en las gargantas de esa muchedumbre enorme que colmó la sede de la fórmula frentista, estaba latente ese grito destemplado. “Mujica al Gobierno, Marenales al Poder”, solo contenido por el hecho de que no son una mayoría aplastante y devastadora como era aquella.

Veo y creo no equivocarme, un escenario político y social parecido. Por eso Kirchner se frota las manos y tolera cualquier exabrupto de este gauchi político.

· Liberación de los presos más peligrosos y un recrudecimiento de la inseguridad ciudadana. Es una medida, que desde la lógica revolucionaria tiene un sentido: amansar, doblegar y reducir la voluntad de resistir de la “burguesía nacional”.

· Expropiaciones indirectas haciendo valer exclusivamente “el derecho” del ocupante ilegal, frente a las demandas del propietario.

· Marchas y contra marchas: Una vela a Dios y otra vela al Diablo, como modo de no dar un perfil político fácilmente clasificable, que le permita a la oposición unificar su discurso.

Parecer impredecible es esencial, para ganar tiempo y acumular fuerzas hacia el momento central de la futura embestida.

Este escenario, fácilmente constatable en el Uruguay de hoy, necesita el puntillazo de un Gobierno que lo acelere y fundamentalmente, la lenidad moral del sistema de justicia, policial, militar y demás, para pasarle la factura al mal paso que dio la gente al votarlos.

Horas trágicas se avecinan en el Uruguay. Un país que por suerte había venido escapando a esto. Cuando se cierre el telón de esta época incierta, ya lo sabemos, todos mirarán para el costado con cara de yo no fui y la culpa siempre la tendrán los otros, fundamentalmente, el “imperialismo” y la “oligarquía” o cualquier sustantivo adjetivado que la imaginación de esta gente inventa, como puede ser el fasanezco “rosca oligárquica” y cosas así.

Si duro es hoy digerir lo que ha sido esta elección que le dio mayoría parlamentaria a esta gente, mucho más grave es darle la Presidencia de la República a un delincuente sin escrúpulos.

Ahora no hay forma, ni manera de enmendar esa mayoría parlamentaria y lo único que resta es ponerle un contrapeso en el Poder Ejecutivo.

Martín Fierro está lejos. Mujica está allí.

martes, 27 de octubre de 2009

Interpretación de los resultados de octubre de 2009

Una primera interpretación de los resultados electorales del 25 de octubre de 2009, nos conduce a distinguir el siguiente hecho.

· El Frente Amplio dejó de crecer desde su nacimiento y demuestra un estancamiento desde las elecciones de 1999, cuando pierde el balotaje contra Jorge Batlle por 80 mil votos.

· El crecimiento espectacular en Intendencias Municipales en donde al parecer conserva las 8 que tenía y gana 3 nuevas, expresa, si se toman las elecciones internas de 2009, donde demostró un bajísimo nivel de participación ciudadana frente al Partido Nacional, un hecho nuevo en política, esto es: el hombre que no participa en las elecciones, no tiene posiciones claras y definidas y entiende poco de política, es el votante seguro que dispone para existir.

· En Montevideo pierde 50 mil votos y el Partido Colorado gana 40 mil. Clara señal de retorno a casa de un sector político.

· Si se toman, no los partidos, sino las personas, vemos que los más votados por orden fueron

o Lucía Topolansky con 364.696, es decir, un 33, 69 por ciento, dentro del Frente Amplio.

o Luis Alberto Lacalle con 338.359 votos, esto es, un 51, 96 por ciento dentro del Partido Nacional.

o Pedro Bordaberry con 214.214 votos, vale decir, un 56, 21 por ciento dentro del Partido Colorado.

Si observamos los canditados aisladamente, visto desde el punto de vista de la popularidad personal. y los graficamos en una tabla tenemos que:

Topolansky

364.696

Lacalle

338.359

Bordaberry

214.214


Astori

293.504

Larrañaga

267.574

Desde el punto de vista de la fórmula tendríamos:

Lacalle-Larrañaga

820.147

Mujica-Astori

658.200

Si en un balotaje, se tiene en cuenta exclusivamente la significación personal de cada candidato, individualmente considerado por sus votantes, vemos que tras el llamado de Bordaberry a votar a Lacalle, el favorito es este y no Mujica. Bien sabemos que intervienen otros factores a medida que la campaña avanza, pero también sabemos que ahora ya no están más en juego los partidos, todos ocuparon sus bancas parlamentarias, sino las figuras que han de ocupar la Primera Magistratura y la Vicepresidencia de la República.

Esta puja de fórmula contra fórmula, independiza al votante. Así como nadie dejó de ser blanco porque en el balotaje del 99’ votara a Jorge Batlle, nadie deja ahora de ser colorado porque vote a Lacalle.

A este hecho se le suma, también la constatación de que los dos plebiscitos que impulsó el Frente Amplio de motu propio y que ahora cubriéndose dice que no estaban en la agenda, no llegaron ni siquiera a la votación de dicha fuerza política. Todos sabemos que en las listas del Frente venían ensobradas las dos papeletas, tanto la rosada, como la blanca. Quiere decir que existieron 3 mil personas que cuando le daban las listas, sacaban de allí la rosada por la anulación de la Ley de Caducidad o que hubo un sabotaje interno por parte de la misma dirección frentista que, como sabemos, no firmó por la anulación de la ley. No hay que perder de vista que los tupamaros fueron indemnizados por algo, no fue porque sí.

Con respecto al voto epistolar, la papeleta blanca, es donde más se ve la disparidad entre la desesperación electoral de la dirección frentista y la actitud de sus votantes. Quiere decir que 234.138 votantes del Frente cuando llevaron las listas a su casa, quitaron de allí la papeleta blanca, como quien tararea un tango: “Te fuiste, ja, ja, ja, qué te vaya bien, pianta de la vía, que te cache un tren”.

Digo yo, si el tema aborto hubiera estado, como se pretendió en esta elección planteado, qué otras sorpresas no hubiéramos encontrado. Porque es novedoso que el elector abofetee así a sus dirigentes centralizados.

Pienso que probablemente gane Mujica, por varias razones. No es lo mismo llegar a un balotaje con el 48 por ciento de los votos, siendo más que los otros dos juntos, que ir a una contienda de esa naturaleza con apenas un 29 por ciento. En la historia de los balotajes a nivel mundial, nunca ocurre que quien llega casi raspando el 50 por ciento, pierda cuando su contendiente no alcanza la tercera parte y es menos sumando a sus potenciales aliados.

Si es así, como lo confirman los balotajes históricamente considerados a escala mundial, no se ve cuál fue la razón por la cual la muchedumbre enorme que se preparaba para festejar la victoria del Frente Amplio no expresó allí su algarabía. Querían ganar en primera vuelta para llevarse parlamentariamente a todo el mundo por delante y se encontraron que llegaron a un techo histórico. Les falta algo más que un simple diputado para gobernar a piacere, les falta medio país.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Balance de la campaña electoral de 2009


    “LO IMPORTANTE NO ES LO QUE SABEMOS

    SINO LO QUE NO SABEMOS Y DAMOS POR CIERTO”.

    Mark Twain


Asistimos al fin de una campaña que deja como saldo para reflexionar, algunas cosas importantes. En primer lugar, el fin de un discurso y el comienzo de una forma ignorante de opinar verborrágicamente, como la imagen que el Frente Amplio le ofrece a la ciudadanía, luego de 5 años de Gobierno nacional, 20 años de estar en la Intendencia Municipal de Montevideo y de haber obtenido en el 2004, 8 Intendencias en total.

En segundo término, la constatación de que el votante frentista es como la vaca al cencerro, pueden ponerle delante cualquier cosa, que basta que sienta la musiquita del Frente, para que inmediatamente, se ponga en movimiento. Lo sabe cualquier frentista, si no hay movilización, no hay Frente Amplio. Son votantes del aparato y viven de sí mismos, de internismo. Lo que la burocracia interna y sus cuadros políticos deciden, no se discute y cuando se aprueba algo, debe ser dado como válido por aclamación al estilo estaliniano y más que eso, por aclamación callejera, al uso uruguayo cubano chavista.

En tercer instancia, la campaña muestra el nivel de fractura mental, social y cultural que conduce a la defensa de un mundo de anti-valores. Dar por buena la ordinariez verborrágica está indicando un retroceso mental muy grande en determinados sectores de la sociedad uruguaya.

Por otro lado, la campaña muestra un partido colorado que parece haber salido de la profunda crisis política en la que quedó paralizado tras la devaluación de agosto de 2002. Un partido que al recuperar el orgullo y la identidad de ser colorado, demuestra hasta que punto su electorado fue quien le dio la victoria al Frente Amplio. El colorado se enojó con su partido y decidió castigarlo votando al MPP (Movimiento de Participación Popular) directamente. El proceso que luego hace dicha fuerza política bajo el liderazgo de Mujica (PPM) “PePe Mujika” no resulta halagüeño para nadie, luego de sufrir la carga tributaria más grande de todos los tiempos.

También la campaña mostró la magra presencia de los grupos disidentes del Frente por la izquierda. Quedaron descolgados del escenario político, por la sencilla razón de que la propuesta oficial del presidenciable frentista, tiene un claro perfil ultra izquierdista.

La campaña muestra a un partido nacional posicionado en un escenario mucho más favorable que el del año 2004 y con encuestas compradas por el Gobierno, que razonan como si lo que sucedió en ese año, tuviera valor de ley política inmutable, sólo porque en el 99’, también el electorado estaba polarizado. Un partido organizado, con presencia en todo el país, hasta en los más remotos lugares y que aprendió una dura lección histórica; la necesidad de laudar la interna, sin fracturas que después hacen que al perdedor no le resulte cómodo, acompañar al vencedor. La fórmula de la victoria, que empezó a gestarse a pocas horas del triunfo de Lacalle en la interna, es básicamente, la fórmula de la unidad, lo que la gente estaba esperando.

Con respecto al partido independiente pretendiendo capitalizar al indeciso in crescendo que empezó a darse, a medida que los dos candidatos con posibilidad de llegar al Gobierno, comenzaban a cometer “errores”, lo que se constata es que no existen indecisos, ni independientes, sino gente con miedo de decir a quien vota en las encuestas y la mayoría son potenciales votantes del partido nacional.

El indeciso, como figura política, hizo un proceso en el Uruguay. En otro tiempo, el llamado “apolítico” era “apolítico de derecha”. Se decía apolítico y finalmente se decidía por los partidos tradicionales, fundamentalmente, el partido colorado.

El Frente Amplio tuvo siempre, desde su origen, una actitud definida hacia ese sector de votantes tradicionalistas que no dicen a quien votan y se autodefinen como “apolíticos” sin serlo. La estrategia para “concientizar indecisos” era aturdirlos con manifestaciones estridentes, de modo que este tipo de individuo se sintiera presionado, impactado, y por ahí, lo vote. Que el “indeciso” diga: “Si el río corre, agua trae” y le brinde el beneficio de la duda.

Cuando no lo lograban, empezaban con la clásica cantinela: “Dale, comprometéte”, para hacerlo sentir mal consigo mismo.

Con el advenimiento de la democracia, los indecisos cambiaron de actitud y comenzó a surgir en el Uruguay un tipo de persona que teme decir a quien vota y cuando lo hace, se expresa a favor del Frente Amplio, el llamado “indeciso de izquierda”, mejor conocido en el Frente Amplio, con la figura social de “independiente”. Hubo incluso gente que quiso organizarlos sin suerte alguna, especialmente porque los sectores que sostienen el Frente, no quieren sentirse de florero, sobrellevar esa costosa estructura aparatesca y realizar todo eso, por y para la participación del indeciso de izquierda, el independiente, el FA a secas, esto es, una especie rara, el frenteamplista sin sector.

Este tipo de indeciso fue quien le dio movilidad política a los diversos sectores frentistas: le dio en el 84’ mayoría a Batalla, en el 89’ a Democracia Avanzada, votando a José Germán Araújo: en el 94’ al Partido Socialista. Trató en todo este proceso de capitalizarlo la Vertiente Artiguista.

La crisis de estos dos sectores es el indicador más claro, de que no existen más “indecisos de izquierda”. Gente que participa un mes antes de las elecciones, no sabe bien a quien votar, pero está definido por el Frente Amplio en su conjunto.

Lo que está campaña mostró, es que el tan traído y llevado “indeciso” en realidad hoy en día es gente que no quiere problemas políticos, pero tiene definido su voto al partido nacional. Esa es precisamente la limitante enorme que tiene el Partido Independiente.

Creo yo, que después del IRPF (Impuesto a la Renta de las Personas Físicas) hay que ser muy despistado para ser un indeciso de verdad.


martes, 20 de octubre de 2009

SIEMPRE FUERON ASÍ

Una de las características que más distinguen al Frente Amplio es su persistente, sistemática y a esta altura permanente actitud triunfalista, cada vez que se aproximan las elecciones nacionales. Puede venir de un Congreso como el de diciembre de 2008, en donde un sector festeja la derrota del otro, de una interna en donde no le concede nada el vencedor al perdedor, del espectáculo bochornoso de una Ministra del Interior fuera de sí -y todo en pleno año electoral-, de declaraciones como la de la viuda de Seregni, diciendo que no sabe a donde puede ir a parar el Uruguay si gana Mujica, de distancias inconciliables como la de Tabaré Vázquez con el presidenciable de su fuerza política, diciendo que muy a menudo en una actitud pontifical dice tonterías, de denuncias penales de corrupción como la del Hospital Maciel y consiguiente interpelación a la Ministra de Salud Pública y un largo etcétera, en donde el corolario final son las declaraciones de su presidenciable a "La Nación" argentina y al autor de "Pepe Coloquios", razón por la cual le ordenan que se calle la boca y no haga más declaraciones diciendo lo que piensa, que igual su gente, es llegar a las elecciones nacionales, para que con alegría dirigida y entusiasmo digitado se alboroten en un triunfalismo muy difícil de concebir y entender.
Siempre fueron así; a falta de ideas, camiseterismo político. Siempre están ganando, desde aquel lejano 26 de marzo de 1971 en la Explanada Municipal de Montevideo.
Parecería ser una ley en política; cuando se pone camisetero le va mal, cuando está de capa caída como en 1989, gana la Intendencia de Montevideo, y cuando está deprimido como en el 2004, la Presidencia de la República, en cambio cada vez que saca pecho como en 1971, 1994 y 1999 le va mal: incluso allí como en el 99', en donde pierde por poco margen. Uno sospecha que si no hubiera sido camisetero, triunfaba y ganaba el centro político que le faltaba.
Ahora tiene una experiencia de Gobierno desastrosa atrás, que es inaguantable. Hizo absolutamente todo lo que le reprochó a los demás, con una salvedad, lo hizo mal. Si algo quedó claro para todo el mundo es que efectivamente, no son lo mismo, son peor de lo mismo: Son los que más voracidad fiscal tienen, los más pro norteamericanos, los que más desprecian al trabajador, al contribuyente, al ciudadano y sus garantías individuales y los que con un barniz hipócrita de asistencialismo politiquero, más clientelismo político hacen.
Quiero a vuela pluma fijar este detalle porque hace años que lo vengo observando: En el 71', al cierre de la campaña, cuando el triunfalismo y la exaltación llegaban al paroximo de lo delirante, nunca nadie vio río humano más grande sobre Libertador Lavalleja del Palacio Legislativo al Entrevero, para constatar luego lo magro del resultado electoral. Da la impresión de que lo que había en ese acto era lo único que lo votaba y que toda su capacidad de convocatoria política era específicamente militante. Lo mismo en 1984. En cambio, desde que largó la esponja, mal que les pese a Asamblea Popular y otros nostálgicos de la Radio 36, le empezó a ir mejor. Este triunfalismo enloquecido de ahora, a mi muy humilde entender es como el renacer de las flores cuando le ponen agua con aspirina, antes de su muerte definitiva.
No me gusta ser triunfalista y cantar victoria antes de tiempo, porque algo me dice que la exaltación en política es inseguridad contrapesada y el fanatismo duda e incertidumbre transformada en lo contrario, sobrecompensada, pero me resulta que es un claro indicador en política del declive y auto reconocimiento de esa situación. El que está seguro de ganar, no festeja nada, porque presiente que no existen partidos puros e inmaculados.