El propio Ministro Astori reconoció que ANCAP tomó decisiones
sin coordinar. Estamos hablando de un ente que despilfarró el dinero de los
uruguayos, que aumentó la plantilla de funcionarios en un 35 por ciento y un 80
por ciento la masa salarial. El portland sólo perdió 183 millones de dólares,
hoy tirados en el pasto, porque no hay dinero para instalarlo. Cuando dicen que
invirtieron para producir están mintiendo. Inauguraron dos veces la misma
planta de ALUR, que ni siquiera tiene habilitación de bomberos.
Hubo alertas, se llamó al Ministro en Comisiones y la deuda
financiera de ANCAP se cuadruplicó en los últimos tres años.
La desesperación del gobierno lo conduce a tratar de cerrar
la capitalización maquillando el balance y agarrar a la gente distraída
mientras festeja navidad y fin de año.
Lo más alarmante del apuro es la gran irresponsabilidad de
dar más dinero sin ninguna condición a cambio, manteniendo el directorio y los
gerentes. No dicen lo que van a hacer con los casi 900 millones de dólares.
¡Dónde quedó el Uruguay productivo cuando pagamos el gasoil
al precio de la nafta!
Hablar de 900 millones de dólares es hablar de siete mil 500
kilómetros de ruta de tratamiento asfáltico o 160 mil kilómetros de camineria
rural. 900 millones es el presupuesto de todas las intendencias del interior.
Se podrían construir 900 escuelas o subsidiar a los medicamentos caros que el
gobierno no quiso financiar. Es como que tengamos 100 emergencias después de
haber pasado un huracán. Por aquí pasó el huracán Raúl.
La situación patrimonial de ANCAP a junio de 2015, es de 247
millones de dólares. La recapitalización es como comprarla por el triple del
valor de su situación patrimonial. Si ésta es la seguridad que quieren dar para
continuar con esta fiesta, muy poco se puede esperar de aquí en más.
Las propias voces del Frente Amplio dijeron que advirtieron
el problema desde 2012 y si advirtieron, consintieron. En ningún momento se
pensó en gobernar, no se tuvo en cuenta que éste asunto iba a tener que ser
resuelto entre todos.
Acá no es un problema interno del Frente Amplio, porque sus
dos máximos exponentes lo hicieron público en la prensa. Se han estado echando
las culpas, pero ambos tienen responsabilidad, por acción u omisión. Acá es un
problema nacional esta fiesta que hicieron y ese sentimiento de impunidad con
el que manejan entre gallos y medias noche el tema de la recapitalización del
ente y dándole un respaldo expreso a la conducción de una empresa técnicamente
fundida.
Estamos hablando de una empresa monopólica, que fija el
precio de los combustibles y es la principal del Uruguay. Un ente como ANCAP ¿No
tenía un equipo de técnicos que advirtiera sobre la falta de rentabilidad para
el repago de los créditos o acerca de la capacidad que tenía el ente para
endeudarse?
Estamos hablando de plantas como la desulfurizadora de 88
millones de dólares y que termina en 420 millones, que es la madre de todas las
fiestas. El contrato con Candiota, los millones de dólares de multa, el rol de
Trafigura en la triangulación de 360 millones de litros cúbicos de petróleo
ecuatoriano, de todo eso, no se quieren hacer cargo.
Querer hacernos creer que tanto el ex Presidente Mujica, como
Lorenzo contemplaban lo que ocurría como si fueran habitantes aéreos, es algo
que no se lo puede tragar nadie.
Una cosa es robar, saquear, rapiñar y otra muy distinta
esquilmar, que significa según el diccionario: “Agotar o hacer que disminuya
una fuente de riqueza por explotarla más de lo debido”.
Aquí no hay arrepentimiento, ni deseo interior de cambiar.
Aquí no se toman tampoco responsabilidades para rectificar el rumbo. No quieren
remover a los directores, porque es una papa caliente lo que pueden llegar a
decir de perder el cargo.
Era Rockeffeler quien decía que hay dos negocios que nunca
dan pérdida. El primero es una empresa petrolera bien administrada y el segundo
es una empresa petrolera mal administrada. En el Uruguay es en el único país
del mundo, en donde hemos logrado contradecir a Rockeffeler y fundir un
monopolio. Quedan mil 200 millones de dólares más, que tendrán que re perfilar
para abordar los plazos de vencimiento. Desde 1931 a la fecha, ANCAP era la
empresa que año tras año aportaba más a Rentas Generales, hasta el 2003.
Eso sí, se golpean el pecho como defensores de las empresas
públicas. ANCAP hace años que no aporta un solo peso a Rentas Generales,
mientras marchamos con el tercer combustible más caro del mundo. Aquí no hay
ineptitud o mala gestión, chambonadas o simples metidas de pata, aquí hay
corrupción. Nadie se equivoca en 650 millones de dólares, sobre una masa de mil.250
millones de dólares.
¿Esta es la empresa al servicio de la nación?
La “inversión” no la hizo ANCAP, sino los nabos de siempre,
los contribuyentes.
ANCAP es la parte visible del iceberg, porque según
declaraciones de Astori, todas las empresas públicas están fuera de control.
Ésta situación de ANCAP la vive también PDVSA, Petrobrás y
Repsol YPF.