viernes, 2 de diciembre de 2016

Sur, Mercosur ¿y después?



          El Mercosur entró en crisis en enero de 1999 cuando Brasil devaluó el real. Allí el comercio exterior con dicho país que estaba en el 30 por ciento de lo que Uruguay exporta, bajó drásticamente al 15 por ciento y recibe su puntillazo final después de la devaluación argentina de fines de 2001, en donde el comercio exterior con este país que estaba en 20 por ciento, baja drásticamente al 5 por ciento.
        La necesidad de abrirse al mundo se volvió vital para un país chico como Uruguay y durante toda ésta década robada lo que vimos es bloqueo de puentes violando el artículo 1º del Capítulo I  del Tratado de Asunción que dice que el Mercado Común implica: “La libre circulación de bienes, servicios y factores productivos entre los países, a través, entre otros, de la eliminación de los derechos aduaneros y restricciones no arancelarias a la circulación de mercaderías y de cualquier otra medida equivalente;” como puede ser, se entiende, el bloqueo de puentes impidiendo la libre circulación de bienes, servicios y factores productivos. Ahí era el momento exacto de retirarse del Mercosur.
        Vimos también, la expulsión de Paraguay a instancias de una petrochequera dispuesta a hacer entrar a Venezuela por la ventana, no respetando la soberanía paraguaya y su Constitución que, como cualquier otra, prevé el juicio político al Primer Mandatario.
        La Constitución Paraguaya en su SECCIÓN VI. DEL JUICIO POLITICO, en el artículo 225 - DEL PROCEDIMIENTO, dice “El  Presidente  de  la  República,  el  Vicepresidente,  los  ministros  del  Poder  Ejecutivo,  los  ministros  de  la  Corte  Suprema  de  Justicia,  el  Fiscal  General  del  Estado,  el  Defensor  del  Pueblo,  el  Contralor  General  de  la  República,  el  Subcontralor  y  los  integrantes  del  Tribunal  Superior de Justicia Electoral, sólo podrán ser sometidos a juicio político por mal desempeño de sus funciones, por delitos cometidos en el ejercicio de sus cargos o por delitos comunes. 
        La  acusación  será  formulada  por  la  Cámara  de  Diputados,  por  mayoría  de  dos  tercios. 
        Corresponderá  a  la  Cámara  de  Senadores,  por  mayoría  absoluta  de  dos  tercios,  juzgar  en  juicio público a los acusados por la Cámara de Diputados y, en caso, declararlos culpables, al sólo  efecto  de  separarlos  de  sus  cargos,  En  los  casos  de  supuesta  comisión  de  delitos,  se  pasarán los antecedentes a la justicia ordinaria. “. Todos sabemos que con 39 votos a favor y 4 en contra, Fernando Lugo fue destituido del cargo.
        Frente a esto, los países del Mercosur sostuvieron que era un golpe de Estado y expulsaron a Paraguay. Para sorpresa de todos, dicho país que venía creciendo a un 4,5 por ciento anual, cuando fue expulsado creció ese año, un 7 por ciento.
        Todo lo que hicieron para que entrara Venezuela hoy se derrumba como un castillo de naipes y se los expulsa por la persistencia del incumplimiento de las obligaciones asumidas en el protocolo de adhesión al bloque del que Venezuela es parte desde 2012.
        Entre las tantas infamias del Mercosur, en el Uruguay tuvimos que sufrir una política de hostigamiento por parte del gobierno kirchnerista tratando de asfixiar económicamente a nuestro país y llevando a que el puerto de Montevideo perdiera su condición de puerto Hub, junto al cierre de 415 empresas portuarias.
        Desde el gobierno uruguayo no supieron, ni quisieron hacer valer la soberanía uruguaya.
        En vez de hacer una revisión de las políticas para que países como Uruguay reciban inversiones que les permita exportar, Brasil dificulta la colocación de la producción agrícola uruguaya y Argentina es sensible a la presión del Soviet de Gualeguaychú, una cosa sin legitimidad de origen, ni de ejercicio que se cree con derecho a ordenar qué inversiones debemos recibir y cuáles no, como si fuéramos chiquilines pequeños que no saben lo que quieren y carecen de responsabilidad para determinar que contamina y qué no.
         Todo esto en el marco de la más absoluta incapacidad de concretar alianzas con el resto del mundo y una inoperancia burocrática que para lo único que funciona es para hacer cánticos a la unidad latinoamericana y cobrarse suculentos sueldos y viáticos.
        A esto hay que agregarle el concepto que tienen en Argentina y Brasil del Uruguay. Allende el rio piensan que somos una Provincia más: “Eso chiquito de nosotros que por culpa de Artigas es independiente”, cuando hasta el más desavisado sabe que Artigas marchó al exilio en 1820 y que Uruguay se declara independiente en 1828 con la Convención Preliminar de Paz y que en aquella época, no existía la Argentina que nace mucho más tarde en 1853.
        Del lado de Brasil dan por sentado que somos una especie de Provincia Cisplatina, un lugar poco atractivo para invertir, una suerte de zona difusa que le impidió a la Reina Carlota salirse con el antojo de tapizar Brasil hacia el Río de la Plata, pero eso sí, que tiene que someterse a los dicterios del empresariado paulista.
         Realmente es humillante para nosotros el Mercosur.
        Pienso que habría que llamar a un plebiscito ante la ciudadanía para saber si el cuerpo electoral decide permanecer o no en el Mercosur, como hizo Inglaterra con el Brexit.
        En temas que son políticas de estado que atañen a las próximas generaciones, no se puede estar al parecer de cuatro o cinco iluminados.
        Pretender que cada miembro no pueda tener autonomía en lo atinente a los países con los que quiere arribar a acuerdos económicos, nos convierte inexorablemente en esclavos de otros y rehenes de políticas que no se deciden aquí.
        Un pronunciamiento popular al respecto pone en manos del soberano, la decisión crucial en materia de comercio exterior.
        Pienso también que de lograr salir de este esperpento virreinal, inmediatamente hay que plantearle un Tratado de Libre Comercio a Brasil, Argentina y Paraguay por separado. No estoy planteando un aislacionismo al estilo británico, sino otra modalidad de integración comercial. Siempre fueron mejores los tratados de libre comercio que las uniones aduaneras, entre otras cosas, porque un tratado de libre comercio es un acuerdo estrictamente comercial, en cambio las uniones aduaneras, tipo Unidad Europea, implican delegar soberanía.
        Llama la atención en este sentido, que la izquierda vernácula y semi feudal que tenemos, no haya salido a festejar el Brexit y el triunfo de Donald Trump, que tampoco quiere tratados de libre comercio con nadie. Recién ahora se dan cuenta que cuando un país poderoso hace un tratado de libre comercio con otro infinitamente más chico, el que gana es el chico. Por ejemplo, la balanza comercial de Chile con Estados Unidos, es un ejemplo de lo que no quiere Trump. Chile le vende U$U 2.200.000.000 y le compra U$U 800.000.000. Más ventajoso para el país andino imposible y eso porque supo darse una economía complementaria con la de Estados Unidos.
        La economía uruguaya es complementaria con la brasilera y competitiva con la de Argentina y Paraguay, esa es la causa por la cual al final, a trancas y barrancas, hay acuerdo con Brasil, ignoremos a Paraguay y, pese a que somos muy parecidos, tengamos siempre problemas con Argentina.
        Uruguay ya tenía, antes del Mercosur un acuerdo comercial con Brasil que era el PEC y otro con Argentina que era el CAUCE, de modo que no se ve cuál es la razón por la cual si se retira del Mercosur se queda solo en el mundo, cuando el planteo no es la no conexión con ambos países, sino firmar con ellos tratados de libre comercio basados en el CAUCE y el PEC. De lo que se trata es de salir de la Unión Aduanera para pasar a otra modalidad estrictamente comercial de relacionamiento integral.
        Para vender, comercializar y exportar no se precisan coincidencias ideológicas al estilo del CAME y el COMECON ex soviético, que ya sabemos el daño que le infligieron a los países de Europa del Este en los tiempos del socialismo real.
        Moscú entonces decidía que emprendimientos tenía que tener cada uno, estrangulando el desarrollo de las Repúblicas ex soviéticas.
        Lo mismo ocurre con la Unidad Europea después de la crisis financiera de 2008, en donde hoy solamente le sirve a las multinacionales y los sectores allegados a ella.
        Se avecina una crisis muy parecida a la del 29’ en donde todas las economías mundiales se cerraron y pusieron las industrias exportadoras a trabajar para el mercado interno, porque ninguna estaba en condiciones de comprarle a otros como hasta ese entonces.
        Terminar con esto justamente ahora que Estados Unidos está en una posición aislacionista, y concretar un Tratado de Libre Comercio con China es crucial para una época de cierre de mercados y proteccionismo generalizado.



Si no puedes ver eñ video haz click aquí