Uno
de los grandes desafíos de Mauricio Macri es devolverle a su país la calidad
institucional de la que carece.
¿Por
qué los argentinos quieren tanto el dólar? Evidentemente que es porque no
confían en sus instituciones.
La
solidaridad en Argentina, que es mucha, es una consecuencia de que las
instituciones no funcionan como deberían y que el Estado no está a la altura de
sus obligaciones. De ésta forma, la solidaridad termina siendo una práctica
sustitutiva, que consiste en ponerse a hacer por uno mismo, lo que en verdad
debe reclamar que se haga.
Si
Chile y Uruguay se le aparece como algo insólito y primer mundista, no es
porque se hayan alejado del mundo, sino porque la calidad institucional se fue
degradando con el tiempo. Cosas que son de sentido común entre nosotros, son
nostalgias de un tiempo pasado para los argentinos.
Algo
tan simple como que el Presidente de la República se junte con el Consejo de
Ministros y no con los íntimos, es toda una conquista allí, cuando en realidad
para nosotros, es algo de sentido común.
Un
tipo de cambio único y no 5 tipos de cambios o cambios múltiples, como había
aquí en los años 60’, es una cosa que recién ahora están empezando a entender,
cuando entre nosotros, desde hace 50 años está claro como el agua.
Que
los países no crecen comprándose a sí mismo, sino obteniendo divisas de lo que
venden al exterior y que por eso deben orientar su economía en función de sus
ventajas comparativas para poder vender, parecería que recién ahora se está
comprendiendo.
Que
debe haber certezas jurídicas para poder trabajar e invertir y que el salario
mínimo vital y móvil y el ahorro, también es propiedad privada, parecería haber
estado ausente del horizonte político argentino.
Defender
la propiedad privada es impedir las ocupaciones de tierras, el abigeato, pero
también defender el salario, el ahorro y los depósitos bancarios.
Con
respecto a la orientación de la política internacional darse cuenta que se debe
ser pragmático y que los países no viven del comercio por ideología y que por
tal causa, no hay política internacional verdadera, sin un correlato en el
comercio exterior, es una cosa que tardó muchísimo en ser entendida. Como dice Susana
Malcorra: "La noción de que cerrándonos tenemos más trabajo, es una noción
que está desvirtuada". Ya no existen autarquías en ningún lado y los
países no son independientes porque se cierren, sino porque generan
interdependencia al abrirse a todo el mundo. Darse cuenta que abrir las
importaciones es una forma de evitar la suba de precios y posibilitar el stock
de los productores, ha sido una conquista importante de este shock de optimismo
que trajo Mauricio Macri para Uruguay, que ahora venderá costillas a Argentina.
No puede llamar la atención entonces que hoy en Argentina las encuestas digan
que el 75 por ciento de la población considera buena la gestión que está
llevando Mauricio Macri.
En
el mundo actual lo malo no es la globalización. Internet es globalización y es
buenísimo. Lo malo es el regionalismo monetarizado, en donde en una supuesta
Unión Aduanera devalúa un país y descompagina la paridad de los poderes de
compra de sus socios, forzando una caída estrepitosa de la economía en los
demás.
No
podrá nunca existir la unión latinoamericana, sin sistemas de compensación
monetaria, ante los ajustes de uno de los miembros, fundamentalmente, los
grandes.
Estar
en un Mercosur que tiene una cláusula que establece que ninguno de sus miembros
puede hacer acuerdos de forma independiente, es perder soberanía y haber
quedado sometido a pedir permiso para poder comerciar. Gobernar una semi colonia
decía Celso Furtado “es sacarle punta al lápiz en el álgebra de la miseria” y
si hay que existir de stress financiero, en stress financiero, ante los
agujeros negros que va dejando el déficit fiscal, para después en la dura
matemática de la pobreza, vivir en una permanente puja distributiva de carácter
presupuestal ¡Cómo se puede seriamente delegar soberanía en el manejo del
comercio exterior, que es la fuente de ingresos por excelencia de un país!
Hasta
ahora el único que cumplió con el Mercosur fue Uruguay, porque tanto Argentina,
como Brasil, hicieron lo que se les da la real gana.
Ha
sido y es tanta la estupidez de ésta izquierda, que incluso el partido
socialista se desfleca, porque hasta el más desavisado entiende, que no se
aguanta más la ideología.
¡Recién
ahora se están dando cuenta que se hacen acuerdos comerciales con cualquiera,
con el que se descuide y no con el que piensa igual!
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