Es llamativa la credibilidad que
genera el gobierno de Mauricio Macri. Por ejemplo, se pensaba que con la
apertura del cepo iba a venir una devaluación brutal y sin embargo, el dólar bajó
de precio. Con solamente 10 millones de dólares, prestados por los bancos y
distintas instituciones internacionales, la gente puso el dinero en los bancos
y ahora tiene 26 mil millones, al punto que baja en vez de subir.
Pienso que la anulación de las retenciones y el impuesto cero a los exportadores, es lo que realmente generó un shock de confianza. Porque ahora van a poder trabajar y las divisas podrán entrar, liberando lo que tenían en stock.
Pienso que la anulación de las retenciones y el impuesto cero a los exportadores, es lo que realmente generó un shock de confianza. Porque ahora van a poder trabajar y las divisas podrán entrar, liberando lo que tenían en stock.
Todos estamos azorados. Lo que
generalmente demora un año y medio, se logró en una semana.
Aquella Argentina neurotizada de
noviembre de 2001, que atacaba a los cambistas, cuando no había más dólares, no
tiene nada que ver con esta otra Argentina actual.
Aquella Argentina de los tiempos de
Alfonsín, con gente que quedó tarada de tanto mirar pizarras, no es la
Argentina de hoy.
Hoy los arbolitos temen por su trabajo
y son los únicos que lamentan la situación.
El colchón bank indica que Argentina
tiene más activos que pasivos, allí dónde se tiene poca inversión internacional
directa.
Corregir el desequilibrio fiscal ahora es lo prioritario y eso hace a la contabilidad presupuestal, lo cual
exige acuerdos políticos en el Congreso.
Hoy el régimen monetario kirchnerista
es parte del pasado.
En el marco regional si Brasil es el
industrial, Argentina es el comerciante y el ajuste al contexto de ésta nueva
realidad, pone el tipo de cambio como un ancla nominal, por la misma ley de la paridad de los poderes de compra.
Brasil le vende los insumos básicos,
Argentina comercializa a su mercado interno y nadie puede vender, cuando eso
mismo comprado a precio de vitrina, sale más barato en Brasil.
Argentina tendrá que darse cuenta que
los países no crecen hacia adentro, vendiéndose a sí mismo, sino orientado su
economía al exterior y recibiendo divisas para poder hacer sus políticas. En
términos económicos, hoy Argentina es un satélite brasilero.
Esa situación no se revierte
sustituyendo importaciones, sino haciendo un neo desarrollismo moderado, basado
en las ventajas comparativas que tiene frente a otro.
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