Estamos viviendo una situación que podríamos calificar en términos de cierre de ciclo económico, como la de la crónica de una muerte anunciada.
El
gobierno tiene dos problemas insolubles: Uno si ajusta la paridad monetaria,
eso que a nivel popular se le llama devaluación y debe enfrentar otro, si no
toma esa medida, pagando el precio de la no competitividad y la pérdida de
divisas para aguantar un dólar que día a día se va fortaleciendo más.
Como
acaban de vender mil setecientos millones de dólares ($ 1.700. 000.000) en
bonos de deuda y por tal causa han de emitir este año un bono global en moneda
extranjera, según declaraciones de Astori, no va a cambiar nada hasta comienzos
de 2017. Si bien es cierto que por un lado el gobierno se pre financia ante la
debacle brasilera y la argentina en ciernes, generando un colchón de reservas,
cuyo pago estará por debajo de lo que va a ser en diciembre el aumento de las
tasas de interés en Estados Unidos, más allá del buen negocio, lo que aterra es
que éste apoyo financiero se realiza con la única finalidad de seguir
aguantando el dólar.
Hay
que tener en cuenta que éste tipo de operaciones no suelen estar pensadas para
el pequeño inversor o para aquel sector de la clase media que tiene capacidad
de ahorro, sino para los grandes operadores financieros que trabajan con los
bancos de inversión.
Mientras
tanto, aquí abajo, los hechos son tozudos.
El
Uruguay empeoró en sus cifras sobre el mercado laboral, con menos puestos de
trabajo, mayor desempleo y más gente resignada a no conseguir empleo. Sabido es
que las estadísticas que lleva a cabo el Instituto Nacional de Estadística, no
consideran el desempleo global, dado que no se puede cuantificar, sino
simplemente, la lista de los que pro activamente buscan trabajo, ubicando en un
7,7% y encontrando que la tasa de empleó baja casi un punto porcentual a 58,4%
en agosto. Estamos en estas cifras ignorando a los que se desengañaron de conseguir
empleo, porque pagarse el diario del domingo y cuatro ómnibus todos los lunes o
durante la semana para quien se encuentra en esta situación, se le complica
bastante, amén del hecho de que si consigue trabajo tiene que ir caminando ese
mes todos los días.
De
este modo, la cifra de desempleados oscila según esta manera de calcular el
desempleo en 134 mil quinientas personas en agosto, que significan 14 mil más
que hace un año atrás. Los ocupados (que son aproximadamente, un millón
seiscientos 35 mil personas) se redujeron en más de 30 mil en ese mismo
período.
Los
ocupados se encuentran ante un incremento del salario que no ha de ser todo lo
que querían, porque está en juego algo más importante como lo es la estabilidad
laboral debiendo por lo tanto, tomar como rango meta una inflación entre el 3 y
el 7 por ciento, cuando hace rato que está por encima del 13 por ciento y
dejando atrás la vieja mecánica de los correctivos para llevarlos a los 18 y 30
meses.
Esta
situación actual recuerda en gran parte lo que empezó a ocurrir a partir de
setiembre de 1981, cuando un año y dos meses antes de la devaluación de
noviembre del 82’, las empresas comenzaban a despedir gente en un contexto en
donde la opinión pública que vivía bajo la opresión de un régimen dictatorial,
no era consciente de lo que ocurría y los desempleados se sentían mal consigo
mismos, porque creían que los echaban por no ser buenos empleados. También es
dable destacar al respecto la situación dada a nivel del comercio antes de la
devaluación de agosto de 2002, en donde 18 de Julio parecía del Gaucho a la
Plaza Independencia una ciudad sitiada, con comercios cerrados y todo el Centro
bajo apagón: Era peor, que el peor momento de la dictadura.
Aguantar
el dólar genera una capacidad industrial ociosa y en el Uruguay, que es un país
de pequeñas empresas familiares, un achicamiento violento del mercado interno,
por la disparidad en los poderes de compra que se genera con Argentina y
Brasil.
De aquí a 2017 vamos a ver desaparecer el país
que hemos venido conociendo y veremos una brecha aún mayor que la generada por estos
gobiernos “progresistas” entre los ricos y los pobres. Son políticas pensadas
para que después de un ajuste de la paridad monetaria, las multinacionales y
las grandes corporaciones se compren todo a precio de bagatela.
Para
ese entonces, comienzos de 2017, no es nada improbable que pueda ocurrir un
golpe técnico a la paraguaya, como el que quitó del gobierno al curita laico y
sus amigos.
Lo de siempre ¿Verdad? Para el amigo todo,
para el enemigo la ley.
para el enemigo la ley.