En política, uno a veces y más en el tramo final de una campaña electoral histórica como ésta, se encuentra obligado a emitir un juicio, puesto que el no hacerlo, puede dar lugar a pensar que se es cómplice de algo.
Con respecto al tema de los prisioneros de Guantánamo, hubiera preferido no emitir opinión, al menos por ahora, en donde pese a la calma chica del estado de ánimo colectivo, hay un mar de fondo de durmientes enloquecidas, pero sin embargo, me siento obligado políticamente a opinar.
En primer lugar, hay una cosa que es de cajón, y no de nota diplomática como cree Julita, que confunde los acuerdos entre Estados Partes, con el toma y daca de las Cancillerías. Me refiero al hecho verdadero de que si el parlamento norteamericano no los quiere a los sirios, no se ve con claridad, a santo de qué tenemos que quererlos nosotros.
Más allá de eso, hay otro hecho más grave: Todos sabemos que el apetito viene comiendo y si hoy son seis, mañana pueden ser cientos. Estamos hablando de criminales de guerra, que no los quiere nadie en ningún lugar.
Pregunto yo: ¿Los van a regenerar en esa estación cómoda y de retiro que se llama Uruguay, allá lejos, en el patio trasero? Raro resulta que Paraguay, que está acostumbrado a comerse terribles sapos, tampoco los quiera.
Junto a esto, hoy, en plena campaña electoral, 6 de cada 10 uruguayos está en contra de esta medida y es un hecho político que atenta contra la integridad y soberanía de un país.
¡Cómo va a decir, la embajada norteamericana en nuestro pais que la relación con Luis se ha de ver afectada y Uruguay poco menos pierde el investiment grade!
Es absurdo que las relaciones de comercio exterior dependan de antojos belicistas y de notas diplomáticas entre gallos y media noche, tan absurdo, como lo de los rusos, que en el comercio exterior lo único que les importa es la ideología.
Es en este tipo de temas en donde uno es como si lo estuviera viendo al Viejo Herrera y su lucha contra la Doctrina Monroe del Destino Manifiesto, según la cual América es para los americanos, del norte se sobreentiende.
Julita, no seas mala, una nota diplomática, no es un acuerdo entre Estados parte.
Con respecto al tema de los prisioneros de Guantánamo, hubiera preferido no emitir opinión, al menos por ahora, en donde pese a la calma chica del estado de ánimo colectivo, hay un mar de fondo de durmientes enloquecidas, pero sin embargo, me siento obligado políticamente a opinar.
En primer lugar, hay una cosa que es de cajón, y no de nota diplomática como cree Julita, que confunde los acuerdos entre Estados Partes, con el toma y daca de las Cancillerías. Me refiero al hecho verdadero de que si el parlamento norteamericano no los quiere a los sirios, no se ve con claridad, a santo de qué tenemos que quererlos nosotros.
Más allá de eso, hay otro hecho más grave: Todos sabemos que el apetito viene comiendo y si hoy son seis, mañana pueden ser cientos. Estamos hablando de criminales de guerra, que no los quiere nadie en ningún lugar.
Pregunto yo: ¿Los van a regenerar en esa estación cómoda y de retiro que se llama Uruguay, allá lejos, en el patio trasero? Raro resulta que Paraguay, que está acostumbrado a comerse terribles sapos, tampoco los quiera.
Junto a esto, hoy, en plena campaña electoral, 6 de cada 10 uruguayos está en contra de esta medida y es un hecho político que atenta contra la integridad y soberanía de un país.
¡Cómo va a decir, la embajada norteamericana en nuestro pais que la relación con Luis se ha de ver afectada y Uruguay poco menos pierde el investiment grade!
Es absurdo que las relaciones de comercio exterior dependan de antojos belicistas y de notas diplomáticas entre gallos y media noche, tan absurdo, como lo de los rusos, que en el comercio exterior lo único que les importa es la ideología.
Es en este tipo de temas en donde uno es como si lo estuviera viendo al Viejo Herrera y su lucha contra la Doctrina Monroe del Destino Manifiesto, según la cual América es para los americanos, del norte se sobreentiende.
Julita, no seas mala, una nota diplomática, no es un acuerdo entre Estados parte.