Estamos ante el cierre de un ciclo, en donde como decía León Trostsky lo «racional se vuelve irracional».
El Estado deja de jugar el rol bonapartista, decía él, y con eso debalancea toda la situación social, en una semi colonia atrasada y resagada del cambio tecnológico.
Empieza a darse una dualidad de poderes, en donde, siguiendo a Lenín: «Los de arriba no pueden, los de abajo no quieren».
Va cayendo «la maja del engaño» en el decir de Carlitos Marx y se avecina un 18 de Brumario de Tabaré Ramón Vázquez Rosas, una especie de revolución contra la revolución: Juego temerario éste, que apaga el incendio con gasolina y agrava lo que quiere evitar.
Estos aprendices de Naboleón Buena Parte, llamados como decía Catita, a perder en la batalla de water clock, tienen desde hace tiempo, desde que el Ejército les lanzó la soldadesca y se los cogió a horcajadas delante de los hijos y la familia, ganas de hacer lo mismo, pero para el otro lado.
El tema de fondo es que la soldadesca no se inventa: el chivato tiene su historia en los Almacenes de Ramos Generales y los boliches de caña y grapa. Es, sin duda, parte del paisaje y la toponimia de la campaña; muchos incluso, son descendientes de charrúa, guana o guaraní.
El coruño peleo con Artigas y el bisabuelo con Aparicio Saravia.
Es buena leche, pero si le dan la orden, moris.
Un golpe civil, implica, primero y antes que nada, un golpe al Estado y recién después un golpe de Estado.
¡Qué golpe civil pueden dar estos improvisados del Frente Amplio, si son minoría institucional, pese a todo ese aparataje social que tienen en Montevideo, que como un monte ya ni te veo!
Están en pedo, sola, pura y exclusivamente, porque un sector de democrátas en la estación americana en el Uruguay, hace lo que quiere, compitiendo con los republicanos, pero sin entender nada de nada.
Lo he dicho en cuanto post pude en este blogger y también en conversaciones personales. Si ganan los republicanos, todo esto se termina en un tris.
El partido nacional es el partido de la abolición de la esclavitud y de la libertad no solamente política, sino también económica. Por eso le temen como al demonio, en vez de estar agradecidos de un republicano como Lincoln, del ferrocarril y de un nacionalista como Oribe y la enseñanza pública y gratuita.
Son hijos ingratos de la libertad, por eso se llevan bien con el Frente Amplio.
El Estado deja de jugar el rol bonapartista, decía él, y con eso debalancea toda la situación social, en una semi colonia atrasada y resagada del cambio tecnológico.
Empieza a darse una dualidad de poderes, en donde, siguiendo a Lenín: «Los de arriba no pueden, los de abajo no quieren».
Va cayendo «la maja del engaño» en el decir de Carlitos Marx y se avecina un 18 de Brumario de Tabaré Ramón Vázquez Rosas, una especie de revolución contra la revolución: Juego temerario éste, que apaga el incendio con gasolina y agrava lo que quiere evitar.
Estos aprendices de Naboleón Buena Parte, llamados como decía Catita, a perder en la batalla de water clock, tienen desde hace tiempo, desde que el Ejército les lanzó la soldadesca y se los cogió a horcajadas delante de los hijos y la familia, ganas de hacer lo mismo, pero para el otro lado.
El tema de fondo es que la soldadesca no se inventa: el chivato tiene su historia en los Almacenes de Ramos Generales y los boliches de caña y grapa. Es, sin duda, parte del paisaje y la toponimia de la campaña; muchos incluso, son descendientes de charrúa, guana o guaraní.
El coruño peleo con Artigas y el bisabuelo con Aparicio Saravia.
Es buena leche, pero si le dan la orden, moris.
Un golpe civil, implica, primero y antes que nada, un golpe al Estado y recién después un golpe de Estado.
¡Qué golpe civil pueden dar estos improvisados del Frente Amplio, si son minoría institucional, pese a todo ese aparataje social que tienen en Montevideo, que como un monte ya ni te veo!
Están en pedo, sola, pura y exclusivamente, porque un sector de democrátas en la estación americana en el Uruguay, hace lo que quiere, compitiendo con los republicanos, pero sin entender nada de nada.
Lo he dicho en cuanto post pude en este blogger y también en conversaciones personales. Si ganan los republicanos, todo esto se termina en un tris.
El partido nacional es el partido de la abolición de la esclavitud y de la libertad no solamente política, sino también económica. Por eso le temen como al demonio, en vez de estar agradecidos de un republicano como Lincoln, del ferrocarril y de un nacionalista como Oribe y la enseñanza pública y gratuita.
Son hijos ingratos de la libertad, por eso se llevan bien con el Frente Amplio.