“Hablar, hablar y hablar,
sólo sabes hablar·.
François de La Rochefoucauld
Cuando
uno observa la cantidad de publicaciones que se editan en nuestro país, queda
anonadado por el enorme gasto de papel y tinta y mano de obra que vive y come
en función de una necesidad al parecer infinita de información, por la
información en sí.
Así
tenemos: EL PAIS, EL OBSERVADOR, LA REPUBLICA, LA JUVENTUD, LA DIARIA, ESTE
DIARIO, 7N, EL BOCÓN, CRÓNICA, VOCES, CARAS Y CARETAS, BU8SQUEDA, BRECHA, LA NOTICIA
de Artigas. HOY CANELONES, TIEMPO de Pando,
ATLAS de Melo, ACONTECER de Durazno. CAMBIOS de Durazno, ECOS
REGIONALES de Trinidad, CAMBIOS de Florida, EL HERALDO de Florida. LA UNIÓN de Minas,
SERRANO de Minas, PRIMERA PAGINA de Minas, CORREO DE PUNTA DEL ESTE de Maldonado,
LA DEMOCRACIA de San Carlos, PENINSULA de Punta del Este, EL TELEGRAFO de
Paysandú, PAGINA ABIERTA de Paysandú, NORTE de Rivera, JORNADA de Rivera, EL
ESTE de Rocha, CAMBIO de Salto, EL
PUEBLO de Salto, LA PRENSA de Salto, PRIMERA HORA de San José, ACCIÓN de Mercedes,
CRONICAS de Mercedes, IRUPE de Dolores, CENTENARIO
de Cardona, EL AVISADOR de Tacuarembó.
Si
a eso se le agrega la prensa argentina, CLARÍN, LA NACIÓN, PÁGINA 12, más la
cantidad de revistas femeninas que vienen de la otra orilla, cualquiera diría
que en nuestro país el periodismo es una vocación generalizada en prácticamente,
todo el mundo y a lo largo y a lo ancho de la República.
Da
la impresión de que el uruguayo es un hombre que lleva uno o dos diarios
abigarrados a las feromonas de las axilas y suda tinta, hasta cuando está en el
cuarto de baño.
No
quiero ni pensar cómo deben tener los ojos el servicio de inteligencia de tanto
leer en letra chiquitita tan enjundiosos y cruciales análisis en todos los
temas.
Tampoco,
como deben estar aquellos que por obligación de algún organismo internacional
en donde trabajan, tienen que leerse absolutamente, toda la prensa.
Más
allá de este hecho, si se analiza cual es el perfil de individuo lector de
diarios en nuestro país, los estudios que se han hecho demuestran que es gente
mayor de 50 años, porque más debajo de esa edad, nadie lee nada.
Por
si fuera poco, las radios tienen todas sus respectivos informativos y los
canales de televisión dependen fisiológicamente de la prensa escrita, que en nuestro
país es la que fabrica la noticia, lo que se entiende entre nosotros por tal.
La
prensa en cualquier lugar del mundo fue parte del proceso industrializador que
trajo la Revolución Industrial, el maquinismo y el fordismo. Fue la forma de
organizar intelectualmente la información, para hombres con una necesidad vital
de estar informados.
El
tema de fondo es que para vivir, no se precisa tanta y tanta información y
tantos y tantos, comentarios del comentario. Lo que sí se necesita, es información para la toma de decisiones, porque
nadie que esté en su sano juicio, se informa por el gustito chusma de saber
cualquier cosa.
Evidentemente,
el nuestro es un país, en donde hay gente que si no escribe, revienta en mil
pedazos. Porque todo ese cúmulo para hombres mayores de 50, que tienen que
salir corriendo a comprarse lentes, no va dirigido a un supuesto lector puro.
No
existe en el Uruguay el lector a secas, sino antes bien, el lector con ínfulas
de escribiente.
Escribiente
hace rima con sirviente. Escritor con autor.
El
tigre de papel tiene un pequeño problemita; al único que convence es al
convencido, al hombre que lee regocijado y se la papa enteriza. Ese hombre es
difícil de visualizar, no bien uno ve que hoy existen otras opciones: se puede
leer la prensa por Internet o suscribirse a publicaciones internacionales.
Creo
yo, que en el Uruguay, hay muchas izquierdas que sobran, para el gran centro
político que está faltando.