viernes, 19 de septiembre de 2014

El partido comunista en su hora incierta.



       Hoy, el partido comunista en el Uruguay, ex partido comunista del Uruguay, está como una mujer histérica cuando ve un ratón: tiene mucho miedo y poca vergüenza.
       Sabido es que ellos no dicen “soy comunista”, como en otra época, sino que son del Frente Amplio a secas, son la “basecita concertante” y punto.
       Son especies políticas que medran con los sindicatos, haciendo obrerismo barato, en un país de estratos medios y con un muy débil impulso industrializador.
       Tienen un miedo fisiológico y cerval a la verdad.
      Sólo saben insultar, blasfemando, cagándose en la ostia.
       No opinan, ladran.
       No razonan, masonan.
       No afirman, dicen.
   Son familias que compiten contra otras familias de abolengo y se sienten en un pie de igualdad con la copetuda mujer del ricachón.
    La esposa del rico, no los puede ni ver y en su desesperación, dice cualquier disparate contra ellos. De esas barbaridades, propia de una mujer que no le gusta el olor a sobaco del obrero, ellos arman todo su discurso contra los demás.
       Todas las críticas que se le hacen, vienen del mismo lado. ¿Verdad?    
       En la época del CO-CO (colorado-comunista), me echaron de un trabajo que tenía: son expertos en embromar a cualquiera que discrepe con ellos y en decirles cualquier falsía a los patrones. La más simple: “Ojo con el trotsko, es un ultra”.
       Además, es torpe lo que hacen. Si hasta Justino Jiménez de Arechaga, para ellos es ”un ultra” ¡Qué triste capacidad de emitir juicios políticos, puede venir de allí!
       Son una mezcla de ignorancia, mala fe y viveza criolla sindical, todo junto a la vez.
       No hay que tenerles miedo alguno y cuando pierdan el Senador van a salir como lechuzonas locas a hacer lo único que saben; insultar y entonces, vamos a largar toda la gran carcajada.
       “Boludos y becados, unidos y pa’ lante”; ya me los estoy imaginando.
       “No quiero, no quiero, pero metémela en el agujero”. 
       Obviamente, ha de ser otro partido comunista, porque el actual, marcha a una purga de aquellas.
       Vamos entonces, a ver cosas muy deliciosas; enanos de circo, intercambios de pareja, “Afíliate  únete”, análisis muy autocríticos sobre la oportunidad revolucionaria perdida por culpa de la pequeño burguesía frenteamplista, y cualquier invento propio de un habitante aéreo, de alguien que se dice marxista y en realidad es un MARX‑ciano.
         Hoy, se salivan el traste sin empacho alguno, mañana van a salir a manifestar con un plumero en el trasero.