El
Uruguay no es un río, es un cielo azul que pasa, dice la canción. En realidad,
no es ni un río solamente, ni exclusivamente un cielo azul que pasa, es más
bien, hoy por hoy, una joda con fronteras.
Ser
uruguayo en la Cuenca del Plata, no es para cualquiera, por eso los jóvenes más
instruidos, son los que se terminan yendo del país.
Para
entender al Uruguay, nunca hay que perder de vista, que el Compañero Gervasio, alías José, es el primer exilado político de nuestra historia.
El
día que se logre entender que aquí, entre nosotros, una guerra chica, termina
convirtiéndose en una Guerra Grande, el paisito logrará mirar el futuro, sin
vencidos, ni vencedores, porque hay un hecho muy simple: cuando el problema es
ente uruguayos, al final, a trancas y barrancas, entre insultos y piñazos, el
lío se soluciona al final. Pero cuando se meten los extranjeros en nuestros
asuntos internos, la cosa, sencillamente, se pudre y se sala a niveles que
después no tienen retorno.
Tradicionalmente,
las tensiones internas fueron entre argentinizados y abrasilerados. Hoy, con un
Brasil arriba de un barril de pólvora y una Argentina malvinizando su relación
con el Uruguay, la cosa parece ser ente peronistas “progre”, que
encontraron cabeza de playa para triangular lo que roban y nacionales sometidos
fassanezcamente a la ignormina al estilo John William Coocke, de estos modernos
Sarratea.
Pedir
ante esta situación, ayuda internacional, no deja de ser un error gravísimo,
algo parecido al mismo despropósito de Tabaré Ramón Vázquez Rosas, cuando fue a
pedirle a George Bush, que traiga los marines contra Argentina.
El
análisis que hay que hacer, ante este nivel de ingerencia peronista en los
asuntos internos de otro país, frente el cual no tienen jurisdicción alguna, es
muy, pero muy simple y sencillo.
Pregunto
yo: ¿Les es tan difícil a los argentinos encontrar en nuestro pequeño país, de
apenas 3 millones 300 mil habitantes, su necesario e imprescindible, socio
local?
¿Somos
acaso, tan distintos los uruguayos de los argentinos, como para que sectores del
empresariado, la industria, el comercio y ainda mais, les resulte realmente dificilísimo,
dar con su socio local en el Uruguay?
Todo
indica que no; que si la vieja burguesía parasitaria y rentista, que venía al
Uruguay a darse una ducha en las playas, no tenía ningún interés en dar con el
socio local, a estos “bochos” del peronismo “progre”, lo único
que les importa son las transferencias
off shore.
Como son rosistas
y se educaron desde chiquitos leyendo La
Razón de Mi Vida de esa prostituta que era Eva Perón, no pueden aceptar que
el Uruguay sea una República.
A
Argentina le importa tres pepinos que EE. UU la haya puesto en el índex de los
países condenados a los experimentos genéticos, como Cuba, en cambio, a todos
los que están en su sano juicio, les preocupa y mucho.
Tenerle
miedo a Argentina, es como asustarse del Cuco y el Carlanco: el peronismo, no
cabe duda, es un tigre de papel.
Hoy
el Partido Nacional es la única reserva moral del Uruguay y sería una lástima,
que los blancos sintamos miedo al miedo, cuando en realidad, lo que hay que
sentir, es vergüenza ajena ante esta gente.
Otros
argentinos, mucho más serios y que lo quieren bien al Uruguay, no están de
acuerdo con semejante estropicio cristinista.
No
se les ocurre que llegó la hora de decir basta.