jueves, 18 de septiembre de 2014

El Uruguay es patria chica, pero no boba



        El Uruguay no es un río, es un cielo azul que pasa, dice la canción. En realidad, no es ni un río solamente, ni exclusivamente un cielo azul que pasa, es más bien, hoy por hoy, una joda con fronteras.
        Ser uruguayo en la Cuenca del Plata, no es para cualquiera, por eso los jóvenes más instruidos, son los que se terminan yendo del país.
    Para entender al Uruguay, nunca hay que perder de vista, que el Compañero Gervasio, alías José, es el primer exilado político de nuestra historia.   
        El día que se logre entender que aquí, entre nosotros, una guerra chica, termina convirtiéndose en una Guerra Grande, el paisito logrará mirar el futuro, sin vencidos, ni vencedores, porque hay un hecho muy simple: cuando el problema es ente uruguayos, al final, a trancas y barrancas, entre insultos y piñazos, el lío se soluciona al final. Pero cuando se meten los extranjeros en nuestros asuntos internos, la cosa, sencillamente, se pudre y se sala a niveles que después no tienen retorno.
        Tradicionalmente, las tensiones internas fueron entre argentinizados y abrasilerados. Hoy, con un Brasil arriba de un barril de pólvora y una Argentina malvinizando su relación con el Uruguay, la cosa parece ser ente peronistas “progre”, que encontraron cabeza de playa para triangular lo que roban y nacionales sometidos fassanezcamente a la ignormina al estilo John William Coocke, de estos modernos Sarratea.
        Pedir ante esta situación, ayuda internacional, no deja de ser un error gravísimo, algo parecido al mismo despropósito de Tabaré Ramón Vázquez Rosas, cuando fue a pedirle a George Bush, que traiga los marines contra Argentina.
        El análisis que hay que hacer, ante este nivel de ingerencia peronista en los asuntos internos de otro país, frente el cual no tienen jurisdicción alguna, es muy, pero muy simple y sencillo.
        Pregunto yo: ¿Les es tan difícil a los argentinos encontrar en nuestro pequeño país, de apenas 3 millones 300 mil habitantes, su necesario e imprescindible, socio local?
        ¿Somos acaso, tan distintos los uruguayos de los argentinos, como para que sectores del empresariado, la industria, el comercio y ainda mais, les resulte realmente dificilísimo, dar con su socio local en el Uruguay?
        Todo indica que no; que si la vieja burguesía parasitaria y rentista, que venía al Uruguay a darse una ducha en las playas, no tenía ningún interés en dar con el socio local, a estos “bochos” del peronismo “progre”, lo único que les importa son las transferencias off shore.
        Como son rosistas y se educaron desde chiquitos leyendo La Razón de Mi Vida de esa prostituta que era Eva Perón, no pueden aceptar que el Uruguay sea una República.
        A Argentina le importa tres pepinos que EE. UU la haya puesto en el índex de los países condenados a los experimentos genéticos, como Cuba, en cambio, a todos los que están en su sano juicio, les preocupa y mucho.
        Tenerle miedo a Argentina, es como asustarse del Cuco y el Carlanco: el peronismo, no cabe duda, es un tigre de papel.
        Hoy el Partido Nacional es la única reserva moral del Uruguay y sería una lástima, que los blancos sintamos miedo al miedo, cuando en realidad, lo que hay que sentir, es vergüenza ajena ante esta gente.
        Otros argentinos, mucho más serios y que lo quieren bien al Uruguay, no están de acuerdo con semejante estropicio cristinista.
        No se les ocurre que llegó la hora de decir basta.