viernes, 5 de septiembre de 2014

Ellos no hablan inglé', pero detrás de cada gauchito hay un inglé'.



      Son tan obtusos, pedantes y de mala fe, que deben temer que un gauchito que no habla inglé, pero que é un inglé, el gaucho John, en un descuido les fife la mujer, como en la época en que había que matrerear y salir a robar la querida, porque no quedaba más remedio.
      Cuando la dictadura militar fascista, luego del sartenazo interno en donde los nazis se hicieron del poder, no les venía bien nada, ni Palito Ortega les gustaba.
      Hasta los tangos, exceptuando Cambalache, que acabó siendo un inquerido himno al proceso, les molestaba y los prohibían.
      La única música que les venía bien era el Pericón, Disculpe, y los trovadores medievales, con algo de romanticismo alemán y algún canto a las Walkiras.
      Ellos no sólo se limitaron a combatir la subversión tupamara y un partido comunista armado hasta los dientes, sin que. de paso cañazo, la emprendieron contra cierto tipo de hombre que hay en el Uruguay.
      Hay un tipo de persona que le gusta la Grapa, el Espinillar, el vino Thanat y el Cabernet Sauvignon, el cigarrillo Philis Morris y que compite en los campeonatos de truco o ajedrez.
      Parecería ser que ese hombre es el enemigo público número uno del aparatik pseudo puritano, calvinista o luterano que se siente autorizado en el Uruguay a ordenar, incluso nuestra privacidad individual.
      Creen que estamos en un pueblito norteamericano en donde un Iglesia manda y ordena para variar, los casamientos de sus habitantes.
      No voy a hacer una defensa acérrima del tipo de individuo que se pusieron a destruir, porque es un hombre con defectos, a veces graves, pero no se trata de eso, porque quién no tiene puntos oscuros en su personalidad.
      Esto de ahora, se parece bastante a lo de la dictadura.
      A alguien le molesta nuestro estilo de vida uruguayo.



A este hombre piensan mandarlo 
a un centro de cura del alcoholismo.