En la interna estaban desesperados por
discutir con una supuesta “derecha”,
que en el Uruguay no existe y todo con la finalidad de sacarse de encima, las
críticas que les hacía Constanza Moreira y ahora que ganaron allí adentro y
pueden lanzarse a la lucha en zafarrancho de combate, contra esa “derecha” horrible, no se les ve, brío
combativo alguno.
Lo
que sí se vio el 25 de agosto, Día de la Independencia Nacional, mal que les
pese a estos Sarratea, fue a todo el Parque Jurásico, haciendo woking. Una
Topolansky, que parece que solamente ella lee la prensa y una juventud, que
brilla por su ausencia.
Tienen
una debilidad argumental tan grande, y es tanto el servilismo a favor del
peronismo infiltrado en el Uruguay, que todo lo que hacen, lo único que pone en
evidencia, es la ignominia y la amoralidad de sus jerarquías fassanezcas.
Ellos
creen que están en Provincia Argentina y nos odian a los blancos y los
colorados, por nuestra dignidad republicana. Creen que somos sopita boba, como los radicales
argentinos.
Junto
a esta forma totalmente equivocada de concebir las relaciones bilaterales,
porque no existen países amigos, sino intereses permanentes, se posicionan en
el escenario político, como si fueran gente de otra categoría, otro
entendimiento más lúcido y más esclarecido que los demás.
Son
tan “inteligentes” que se saltearon
esa bolilla que se llama, alternancia de
los partidos políticos en el ejercicio del gobierno.
El
Uruguay, que no es Argentina, en donde casi siempre gobierna el peronismo, y
muy de vez en cuando el radicalismo, si algo ha demostrado en lo que va de los
últimos 30 años, del 85’ cuando La Restauración Democrática a
nuestros días, es la alternancia de los partidos en el ejercicio del poder.
Primero
un gobierno colorado opositor a la dictadura, luego uno blanco también
opositor, después el mismo colorado, posteriormente otro colorado más opositor
a la dictadura todavía, con su dirigente máximo encarcelado en aquellos años.
A
eso, que ya es decir, le siguen dos gobiernos frentistas, que cuando la
dictadura, no supieron hacer otra cosa que esconderse debajo de la cama, formados
por sectores internos opuestos. El de los iluminados que quería una dictablanda
y el de los tupamaros que negociaban contra los partidos tradicionales desde la
cárcel.
¿Alguien
que viva en el Uruguay y esté en su sano juicio, puede acaso querer como el ex
Presidente Vázquez, una reforma constitucional, para manipular las campañas
desde el Gobierno y reelegirse a lo Cristina Fernández?
En
5 años en el Uruguay y en 4 en Chile, nadie por malo que sea, puede hacerle a
un país el daño que tiene pensado Tabaré Ramón Vázquez Rosas, que se brota
cuando oye la palabra restauración, como si no existiera la alternancia de los
partidos en el ejercicio del poder y como si los funcionarios políticos, no
estuvieran costeados por los contribuyentes.
Estamos
hablando de gente enceguecida, fantatizada, dogmatizada y abroquelada en una
barricada de insultos hacia afuera y chucuchucu,
cosocoso internista hacia adentro, con un balde en la cabeza, que no discute, ladra, no piensa,
repite consignas de Central, que quiere gobernar con ideología y no con
pragmatismo, que le preocupa más si es de izquierda este dedo que estoy
moviendo y la silla en donde estoy sentado, que la validez intrínseca de lo que
estoy diciendo, que le importa muy poco los datos inmediatos de la realidad
política para tomar decisiones atinadas.
Se
levantan y se acuestan fabricando la realidad y en vez de imponerse ellos a sí
mismos, lo que quieren imponerles a los demás, viven de la boca para afuera
diciendo “tal cosa debe ser”, sin
importarles la razón por la cual algo es así y no puede ser de otra manera.
Sabido
es que las elecciones se ganan por la positiva, pero si no se pudiera decir lo
que se siente y se piensa, la vida carecería de sentido.
Hoy
estamos en un Uruguay diferente al que conocimos en el pasado.
Da
la impresión que la cabeza de cierta gente estuviera golpeada y le faltaran
neuronas, como a los boxeadores, que van quedando tarados de tantos golpes en
la cabeza. Cada golpe, una neurona menos.
Un
estado de adormecimiento egoísta e irresponsable, parece ser la mentalidad
colectiva que generó el Frente Amplio entre nosotros.
El
taxi metrista que agarra para donde se le da la real gana, por 30 pesos más; el
mozo de bar que lo llamás y no viene y se olvida incluso, de poner la sal y el aceite;
el whisky que pedís y no te dan ni soda, ni algo para picar; la cajera de
supermercado que te contesta de mala manera cuando usa tu tarjeta de débito y
en realidad el error en la digitación era de ella; la empleada de farmacia que
si le pedís el producto no entiende y tenés que llevar la caja y mostrársela para
que lo encuentre en los estantes; el empleado que no tiene cambio chico, porque
no le enseñaron a hacer un desglose de cuenta y pedirle sencillo al banco; el
atolondrado que te pide un cigarrillo y si no se lo das te insulta; el vendedor
que se sube al ómnibus y en vez de vender su producto, te atomiza con su
desgracia personal; la marimacho enardecida que desde el auto insulta a
cualquiera; el delincuente juvenil que te roba y sale corriendo como si fuera
La Pantera Rosa; el empleado bancario que primero atiende al celular y después
te atiende a ti, como si fuera un favor lo que es su obligación hacer; los
empleados públicos que son como 15 detrás de una computadora y trabajan dos y
los otros no se sabe que están haciendo junto a la pantalla; el encargado de informe al usuario que está como 15 o
20 minutos explicando una cosa; la médica, profesional universitaria, que para
hacerte un diagnóstico clínico, quiere saber cuánto ganás, porque de esa manera
determina mejor “los niveles de stress”; el omnibusero que es chofer y guarda todo junto a la vez y
si no le das el cambio justo te insulta; el delincuente que roba en las paradas
de ómnibus y es capaz de matar por 22
pesos; el Uruguay dividido entre los que usan zapato de suela y zapato de goma
pa’ salir rajando; los motoqueros que arrebatan a la gente en las esquinas; y eso
en medio de un gauchi político diciendo disparates todo el tiempo y un
Salamanco gritando pague, pague, pague,
mientras vivís en una cueva de malvivientes y bichicomes ensoberbecidos.
Un
país de gente, que alegremente y muy suelta de cuerpo dice: “A mi generación no se les enseñó el valor de
la lectura, porque nosotros bla, bla, bla….”; el tarambana que vivió muchos
años en Suecia y le parece sensacional el Frente Amplio, como si tuviéramos que
pagar, por lo que se nos niega de continuo.
El
tránsito enloquecido en donde cada cual maneja diciendo “sálvese quien pueda”; y
hay que cuidarse por uno y por el otro, porque tener razón y llevársela a la
tumba, sirve de muy poco.
Los
edificios en Punta del Este construidos arriba de un pozo de agua y hechos de
paredes de yeso y habitaciones de utilería, que en cualquier momento pueden
venirse abajo.
Una
televisión que se saliva el traste
ante todo lo argentino, “porque es más
barato” y ahorran costos; importando lo negativo lo que la gente consume son insultos,
agravios y guarangadas, envenenando por esa vía, la psicología social de la mujer en las
tardes.
Abogados
que le dicen a la otra parte lo que están litigando, violentando con eso el
secreto profesional o que agarran ex presidiarios para ocupar casas y
defenderlos pasado un año, en donde el que tiene que demostrar todo es el
propietario y el delincuente que ocupa, puede incluso destruir la propiedad;
estudiantes de UTU que se reciben de anarquistas, de tanto y tanto pelearse con
el partido comunista; gente comiendo de la basura en “plena aceleración
económica”; estudiantes universitarios que de lo único que entienden es de
Antonio Gramsci y la “Revolución”; médicos que atienden a la hora que a él se
le antoja, sin importarles el tiempo de trabajo de los demás; un sindicalismo
impertinente y anti constitucional, en dónde con total desparpajo no hacen
política –ojalá hicieran política-, sino politiquería partidista y electorera
de la peor especie.
Diputados
que van con el termo y el mate, vestidos así no más a legislar y quieren que
todo el mundo vista de corbata; prostitutas que en realidad son anzuelos de una
mafia que viene a desnudarte; una secta de iluminados, que es plenamente
consciente de todo esto y al ver lo que ocurre, se permite a sí misma decirle a
los demás lo que tienen que hacer, cuando no son capaces de dirigir a los
suyos; todo esto, que yo sepa, no
existía antes de 2004.