viernes, 27 de diciembre de 2013

Año nuevo realidades nuevas.

        Este es un año que finaliza dejando un collar de perlas, como rara vez se ha visto en gestión de gobierno alguna, porque todos sabemos que si los partidos tradicionales hubieran tenido tan solo un 10% de las desprolijidades y barbaridades de estos dos gobiernos del Frente, sencillamente no hubieran podido gobernar.
       Atrás queda la banalización de la marihuana como puerta de entrada al narcotráfico internacional, la ley de medios como mordaza para que no se pueda saber nada, las pruebas PISA demostrando la caída del sistema educativo uruguayo y entre las tantas perlas del collar, el Plunagate.
       Un gobierno soberbio que se mofa con frivolidad de la opinión pública, convencido de que el solo hecho de ser del Frente les da impunidad para estar por encima de las leyes. Como a la gente la llevan de la nariz con cánticos a “la unidad” y como cualquier desautorización así venga de la Suprema Corte de Justicia es según dicen el producto de una conspiración “de la derecha”, creen tener el campo libre para hacer lo que realmente se les da la gana.
       Es un hecho que estamos entrando en una sociedad de carácter fascista que a medida que siga avanzando en este sentido, se nos ha de volver irreconocible. Un país en donde la educación está en manos de un haz de corporaciones (un facio), los ministros opinan de política partidaria interna, insultan hacia adentro de su fuerza política y hacia afuera, el gobierno reconoce que no puede con las barras bravas, pero dice que sí puede con el narcotráfico, el delincuente es el único que tiene derecho humano, se legisla a golpe de balde con nombre y apellido, se cometen inconstitucionalidades a sabiendas y se presiona con asonadas a la Suprema Corte de Justicia y, el sindicalismo funciona para grandes negociados, amparado por el Estado al  mejor estilo peronista.
       Estamos ante un gobierno ensoberbecido sentado arriba de una retórica triunfalista, que gestiona los recursos públicos con la más absoluta inoperancia en la salud y la seguridad, la más crasa ineficacia para defender el puerto uruguayo y el relacionamiento con los vecinos, y además una gran irresponsabilidad como lo es salir a aplaudir a un ministro procesado sin prisión, que tuvo que renunciar de prepo porque el Presidente se lo pidió.
        Un gobierno y una fuerza política oficialista que niega la realidad con el autobombo internista de que el simple hecho de ser frentistas los exime de corrupción.
       Un gobierno que quiere hacer creer que es un mero error que comete cualquiera el dar un aval a carpeta cerrada, sin cumplir con los requerimientos que están reglamentados para otorgarlo, que son los que el BROU le pide al Banco Central y que la pérdida de 301 millones de dólares es un dato menor, irrelevante.
       El año además finaliza, como ya era de prever, según se puede apreciar en anteriores post de este bloger, con encuestas que vienen a relativizar la abrumadora mayoría según la cual Tabaré Ramón Vázquez Rosas era el seguro presidente de los uruguayos. Ahora resulta que es una ley del proceso político uruguayo que cuando un partido gana dos veces, la tercera declina, porque el gobierno los desgastó: No saben bien si gana en octubre y pierde en noviembre o viceversa, pero que mayoría parlamentaria no va a tener parece ser un hecho, cuando hasta hace unos meses, refutaban la crítica que aquí se hacía demostrando por un raro índice matemático que aunque no fuera la mitad más uno, igual tenía mayoría parlamentaria. Mayoría que al parecer era producto de cualquier índice que se aplicara en el escrutinio.
       Ahora venimos a enterarnos según Oscar Botinelli, que “el fenómeno Tabaré está rindiendo menos de lo esperado”.

       Pienso que el 2014 ha de ser un año mucho mejor. El doctor Tabaré Ramón Vázquez Rosas tiene muchas ganas de perder la elección y sus deseos se cumplirán.


El comienzo del fin del ciclo frentista