Hasta
donde uno tenía entendido, Tabaré Ramón Vázquez Rosas, había dicho que no iba a
discutir con nadie en la campaña electoral.
No
faltaba quien dijera “lo bien que hace”, porque donde abre la boca, hay que
llamar a un intérprete para que especifique lo que quiso decir. Hubo campañas
electorales en donde el intérprete era la figura fundamental.
Cuando
dijo que no quería discutir, uno pensaba: “Más le vale”.
Hoy
ya no es aquel que se retiraba de un Congreso del Frente Amplio diciendo: “Me
voy ahora. Yo, los pobres, ustedes, comprenderán”, como si fuera un profeta que
se despide de los apóstoles.
Hoy
todo el Frente Amplio carga con dos gestiones de Gobierno nacional, cinco de
Gobierno Municipal en Montevideo y muchas más en varios departamentos.
Lo
que viene ocurriendo en Pluna data de enero de 2007, cuando el Estado contrata
Ficus Capital para seleccionar un grupo accionario y dicha empresa selecciona
al Consorcio Leadgate Investiment Corp como socio mayoritario.
Allí,
bajo la Presidencia
de Tabaré Ramón Vázquez Rosas el Estado uruguayo pasa de tener el 49% de las
acciones al 25% y Leadgate controla el 75%. Si de esto que ocurrió durante su
mandato y bajo su expresa autorización, resulta ahora que todos los partidos
políticos son responsables, entonces nadie es responsable.
Se
sabe que el caradura vive mejor que los demás, esencialmente porque se
mueve entre la opacidad, el decirle a cada uno lo que quiere oír y la
irresponsabilidad de hacer siempre a los otros, culpables de sus acciones.
Lo
que la Suprema Corte
de Justicia está investigando es esto que arranca en enero de 2007, casi dos
años después de haber llegado a la Primer Magistratura.
Si Vázquez tiene otra información de supuestas irregularidades que venían de
atrás, ¿Por qué no hicieron las denuncias penales correspondientes?
Hasta
hace unos días tan esbelta criatura dijo que los frenteamplistas pueden “meter
la pata, pero no la mano en la lata”, como si lo que la gente vota el día de
las elecciones tuviera alcance ético, moral y existieran en virtud de las
preferencias partidarias una categoría de ciudadanos y ciudadanas moralmente
superiores al resto.
Es
difícil entender una cosa así para quien puede estar hablando, qué tipo de
persona al escuchar eso puede dar por válido tal modo de razonar, porque ni las
ordenes religiosas más cerradas obran así, cuando procede la Justicia.
Ahora
resulta que todos los partidos son responsables del fracaso de la aerolínea.
Pero y como es la cosa ¿No era que el Frente Amplio es impoluto moralmente? Eso
es lo que en campaña se llama: “sacarse el lazo con las patas”.
Vázquez
siempre es la víctima de una rara conspiración contra él cuando se inicia la
campaña y acá, en rigor, como dice Larrañaga, la única víctima es el pueblo
uruguayo que va a pagar 300 millones de dólares por esto de Pluna.
Pero
además, si como Vázquez dice: “Todos cometimos errores, que hay que
reconocerlos y tratar de tenerlos presente para no repetirlos”, cuál es el
motivo entonces por el cual el Frente Amplio se negó, al amparo de su mayoría
parlamentaria a investigar el caso Pluna en el Parlamento. Cuál es la razón que
los condujo a no permitir el nombramiento de una Comisión Investigadora que
determinara las responsabilidades políticas y penales.
Cuando
eran oposición vivían votando Comisiones Investigadoras por cualquier cosa y
tenían fassanescamente enferma a la opinión pública. Nicolinizaron la atmósfera
moral hasta que todos vimos no sólo qué tipo de persona es Nicolini currando
con la salud, sino que en rigor, el que debió haber ido preso fue él por
falsificación de documentos. Si realmente les preocupaba la transparencia en el
tema Pluna, entonces por qué no votaron una Comisión Investigadora que ayudase
a deslinar las responsabilidades. Peor que eso, taparon todo y defendieron a
capa y espada a Lorenzo en cuanta interpelación hubo.
Hoy
en virtud de la denuncia realizada por el Partido Nacional hay tres procesados
por estafa, cayó un Ministro y tenemos al Presidente del BROU con el
procesamiento en suspenso.
Si
como quiere dar a entender Vázquez hay más cosas que saber hacia atrás: ¿Qué
problema hubieran tenido en votar una Comisión Investigadora en el Parlamento?
Si
de las gestiones anteriores al 2005, no fue nadie a declarar a un juzgado penal
y del grupo de inversores traídos en el 2007 se negaron a investigar, quiere
decir que absolutamente todo el Frente Amplio, como da a entender Yerú Pardiñas
es responsable de lo de Pluna, porque
eso de que “esta todo podrido” es cosa de ignorante de las barriadas, en boca de
Vázquez que hasta hace unos días decía que los frentistas son incapaces de
robar, resulta, por decir lo menos, de una desfachatez muy grande.
Lo
de Pluna no es para sacarse fotos y hacerse filmar en un juzgado como cree
Vázquez, sino antes bien para ir a declarar ante los magistrados.
Si
Vázquez tenía información de irregularidades antes del 2005, entonces también
es cómplice por no haber hecho la denuncia penal pertinente.
Lo que la Justicia está
investigando es ni más ni menos, que la garantía que extendió el Estado en el 2007 a favor de Leadgate
para la compra de los siete aviones y la cláusula de indemnidad que el
gobierno dio a Matías Campiani.
Acá
la única víctima es el contribuyente que tiene que tapar este, como tantos otros
agujeros de estos gobiernos del Frente, mientras una hinchada de delincuentes
desde sus grupos les grita por más. Este video es bien instructivo acerca de cuál es el orden de prelación de las responsabilidades.
Leí
su artículo en el prestigioso semanario “Búsqueda” de mi país y quedé,
realmente se lo digo, anonadado, por la suma de simplificaciones que usted
vierte en él.
Yo
por usted siento un gran aprecio: por su talento para escribir, por su vasta
cultura y por la capacidad de emitir juicios que son de recibo a la hora de
tratar de entender diversas cuestiones del panorama mundial.
Pero
en ese artículo “El ejemplo uruguayo” creo que a usted le está haciendo falta
mayor información, tanto del contexto uruguayo actual, como de los temas que
aborda, porque si de algo es ejemplo el Uruguay en este momento, es
precisamente de lo que no hay que hacer.
Aquí
nadie discute que la libertad tiene sus riesgos y que si creemos en ella hay
que estar dispuesto a correrlos. Los uruguayos hemos tenido a un gran filósofo
como fue Carlos Vaz Ferreira que nos enseñó, que los problemas de la libertad
se resuelven con más libertad, no con menos libertad. El alcoholismo, por
ejemplo, no se resuelve con menos libertad prohibiendo la bebida –Ley Seca-,
sino con más libertad, permitiendo la venta libre de alcohol y así
sucesivamente en todos los temas, Vaz Ferreira demostraba que en esa supuesta
debilidad que las almas tutoriales le reprochan al liberalismo, está
precisamente su fortaleza. Si es ese el espíritu de su mensaje, en eso estamos
de acuerdo. En donde no coincidimos es en la manera de hacer las cosas, porque no es inocente el modo en que se
procede, en el contexto que estamos viviendo.
No
tiene nada de admirable como usted piensa que tanto el matrimonio gay, como la
legalización de la marihuana haya sido inspirada por quien en su momento se
levantó en armas contra un gobierno electo por la ciudadanía. Ese movimiento
que usted ahora no sabe caracterizar, porque piensa que era uno de los tantos
movimientos castristas, no estaba inspirado en Cuba como usted cree, sino en el
Frente Argelino de Liberación y tenía como libro de cabecera de su fundador,
Raúl Sendic, “Los Condenados de la Tierra” de Franz Fanón. Trabajaban para una
insurrección al estilo trotskista –un arte de la insurrección-, en un proceso
muy similar al de aquella película que hizo época, “La Batalla de Argel” de Gillo
Pontecorvo. Ese es Vargas Llosa, no le quepa duda, el marco teórico de esta
gente, lo que Mario Benedetti llamaba “el terrorismo de la verdad” y Carlos
Real de Azúa “hacer política con armas” al estilo de los anarquistas tipo
Enrico Malatesta y su “propaganda del hecho”.
De
castristas lo único que tenían eran las Actas Tupamaras con capítulos enteros
tomados en forma íntegra, sin elaboración ninguna de aquel libro de Regis
Debray “Revolución en la Revolución”. Buscaban la Sierra Maestra uruguaya y
como no la encontraron en el ataque a la ciudad de Pando, creyeron encontrarla
en las cloacas. Pero más allá de eso Vargas Llosa estamos hablando de gente con
un casi nulo nivel teórico, de una bajísima comprensión intelectual que se
unificaba exclusivamente al grito de: “La palabra me divide, la acción me une”.
En
el resto de América Latina las guerrillas eran castristas o filo castristas, en
el Uruguay, entraron en crisis con Amodio Pérez porque empezaron a manejarse
con “El mini manual del guerrillero urbano” de Carlos Marighela, que como todos
sabemos es un libro para expertos en sabotaje.
Vargas
Llosa, usted es un hombre culto, que sabe lo que se llama saber, no puede tener
entonces en el tema Uruguay una visión tan simplista y esquemática.
Vargas
Llosa, no están arrepentidos de las barbaridades que hicieron, sino de las
fallas técnicas que condujeron a su caída.
No
supieron entender que “las tareas democrático-burguesas, son mis tareas, no
tarea de eso”, como decía Lenín y por ahí arranca su participación en la vida
política democrática, como algo táctico, a la espera de condiciones subjetivas
más propicias: dirección, organización y conciencia.
Vargas
Llosa, no sea ingenuo, por favor.
En
ningún momento los tupamaros se propusieron formar un partido único, en el sentido
vertical estaliniano, sino un Movimiento de Liberación Anti Colonial, en el
marco de frentes de fachada que porque sólo declaran que son buenos, que
quieren el socialismo y el bien del pueblo a la larga caen purgados, mientras
los que “hacen”, los que están en “la concretita” son los que ejercen realmente,
la dinámica del proceso de cambio. Toda una generación de uruguayos fue
condenada a desaparecer por culpa de esto.
Parecen
sacados de una purga del año 39’, pero corriendo hacia adelante. No son pobres,
sino pobristas, que es otra cosa y Mujica Cordano es un ejemplo de pobrismo “rico”
para incautos. No es culto, es aculturado.
El
hombre culto es aquel que se formó en una rigurosa disciplina de estudio y
trabajo hasta alcanzar un nivel de excelencia en lo que hace, en cambio el
aculturado es aquel que la vida le peloto su incapacidad desde todos los
ángulos.
El
pobre, Vargas Llosa es una cosa muy
concreta, en cambio el pobrista es otra bien distinta. Si usted
convierte un aculturado en un pobrista puede estar delante de un comandante “Facundo”
o cualquier otra cosa, pero no ha de estar en frente de un hombre íntegro, sino
de un vulgar y silvestre filisteo, que como te dice una cosa, te dice la otra.
Vargas
Llosa, me extraña que usted que es realmente un hombre culto, no sepa
distinguir la diferencia entre culto y aculturado, entre pobre y pobrista.
Vargas
Llosa, el Uruguay fue la “Suiza de América” en su tiempo, porque la comunidad
suiza, desde el departamento de Colonia jugó un rol esencial en la conformación
del sistema financiero uruguayo, en los tiempos de José Batlle y Ordoñez.
Sistema financiero éste, que los tupamaros y sus amigos de “La Cámpora” quieren
destruir. Ellos siempre estuvieron contra “La Suiza de América”, porque ignoran
tanto el país real, como el rol que Uruguay juega en la Cuenca del Plata.
Vargas
Llosa, si el Uruguay tuvo el nivel educativo que tuvo, fue gracias a José Pedro
Varela, Ministro de Educación del gobierno de Latorre. El batllismo enemigo de
Latorre, sin embargo defendió la reforma vareliana. Por eso hubo educación popular,
no por otra causa.
Vargas
Llosa, el Uruguay en los años 60’ era una isla diferente en América Latina,
pero con una piedra en el zapato que venía de la Facultad de Arquitectura y
toda una ola de castrismo, que condujo a los mismos cubanos a traer al Che
Guevara al Paraninfo de la Universidad de la República para que los calme. El
Che Guevara les dijo “defiendan lo que ustedes tienen, la democracia y la
libertad porque eso es lo que tienen que conquistar otros en América Latina” y
le chiflaron y le dijeron de todo.
Vargas
Llosa, la sociedad uruguaya se deterioró a fines de los 60’, porque ésta gente
te lo decía abiertamente: “hay que podrirla, bien podrida”; “hay que
fascistizar al enemigo para combatirlo mejor”, “hay que sacarles la careta
liberal”.
Por
favor, Vargas Llosa, no sea ingenuo. Hicieron del “dale, comprometéte”, un
motivo de polarización política en todos los ámbitos en que se movían, porque
esa era la forma de reclutar combatientes, en un país que estaba en ese momento
en estado de Asamblea.
Vargas
Llosa, con respecto al tema homosexual, los tupamaros eran heterosexuales y
heterosexistas. Tomaron esa determinación para ganar un electorado nuevo. Nadie
está contra la unión libre, aquí lo que se cuestiona es el instituto jurídico
matrimonio, que como todos sabemos viene del latín (matrix-madre,
monio-defensa) ¿Qué tiene que ver, dígame, la defensa de la madre en la unión
entre dos hombres o dos mujeres?
Vargas
Llosa, nadie está afirmando que la represión de las drogas sea lo mejor, lo que
se está diciendo es que esa ley, al reglamentar la distribución de la
marihuana, está creando una sub mafia que le sirve de cobertura a las familias
mafiosas que están en eso. Si la marihuana se vendiera como el vino o el
tabaco, no habría ningún problema, el tema empieza cuando el gobierno se mete
en el tema a medrar.
La
marihuana, estimado Vargas Llosa va a venir de Paraguay, porque allí se vende, cinco
veces más barato que aquí y lo que están haciendo es una fachada legalizadora
para encubrir un negociado gigantesco.
El
Uruguay, Vargas Llosa, es un ejemplo clarísimo de lo que no hay que hacer,
empezando por el hecho simple de que tres millones, trescientos mil habitantes,
tenemos la misma dignidad ontológica que usted o cualquier otro y no tenemos
por qué ser experimento o conejillo de indias de nadie.
Desde
la vuelta a la democracia en el año 85’, el Uruguay vivió un proceso que para
muchos significaba una “renovación” de los cuadros parlamentarios. Elección
tras elección la gente, votando listas sábanas, cambiaba la composición
parlamentaria, al punto que al llegar a las elecciones del 99’ eran contados
con los dedos de una mano, los sobrevivientes en el cargo.
Este
hecho, que a mucho politólogo le parece maravilloso ha sido nuestra gran
desgracia.
El
Uruguay tenía lo que se llamaba en su tiempo “políticos profesionales”, que
eran abogados que no ejercían como tales, sino como abogados políticos y esto
significaba que no abogaba por su cliente, sino por su partido. El perfil de
estos hombres no era el mismo que el que habían tenido sus mayores de otra época,
lo que se recuerda entre nosotros como “político del 900’” –una suerte de
abogado, gacetillero, parlamentario y gestor de trámites- en donde la actividad
política consistía en un proceso que iba del Parlamento a la redacción del
diario partidista y de allí a la agrupación. Dirigirse al "pueblo" implicaba un complejo dominio de la elocuencia y de un buen uso en los tropos de dicción y de figuración.
El
político que emerge a partir de los años 50’ es más un experto en política internacional
que otra cosa y el Parlamento vivía como propio, cuanta cosa ocurría en el
ámbito internacional. Pese a eso eran también profesionales, por la estabilidad
que da tener muchos años, siempre en “el ajo”, en la comidilla política. Son si
se quiere, los responsables del descrédito en que fue cayendo la actividad
política a medida que el Estado dejaba de ser benefactor, y caía
estrepitosamente el modelo de sustitución de importaciones.
La
sociedad vivió una crisis política por ausencia de organizaciones intermedias y
el Parlamento que seguía siendo caja de percusión de los grandes temas
nacionales, comenzó en forma creciente a alejarse del estado de ánimo
colectivo, por falta de estructuras que mediaticen la relación entre la gente y
el sistema político.
El
modus operandi se había vuelto obsoleto. Porque si hasta entonces abrir un club
político con un letrero bien grande que dice “Los amigos de fulano de tal” daba
resultado y la gente se acercaba al club por ausencia de estructuras
intermedias que facilitaran los trámites con el Estado, a partir de cierto
momento comenzó a tornarse superfluo. “Los amigos del doctor Juan el Inefable”,
son, como dice el tango, “amigos siempre y cuando les convenga”. Pero, si bien
es cierto que hoy podemos verlo de otra manera, no hay que perder de vista que
las cosas eran así, funcionaban de esa manera. El
juicio retrospectivo de hoy, no puede negar la enorme significación que
tuvieron los clubes políticos en la gesta de una conciencia cívica republicana.
Como
decía Charles Wright Mills en “Las élites de poder”, la élite política se fue
distanciando de las nuevas generaciones emergentes, en gran parte por el
envejecimiento de sus cuadros partidarios.
Cuando
llega la democracia en el 85’ ese elenco siente que tiene una responsabilidad
ante la historia y comienza a trabajar seriamente, entendiendo que la ética de
la convicción, no puede nunca atentar contra la ética de la responsabilidad. “Feliz
de aquel que vota siempre en lo que está de acuerdo”, se ha dicho, no sin
razón.
Con
la democracia ese elenco se retira de la actividad y elección tras elección van
entrando al Parlamento caras nuevas. Este hecho, en vez de significar algo
bueno es el causante de la caída sistemática de la actividad política,
legislatura por legislatura, en donde cada nuevo elenco parlamentario es más
mediocre que el anterior, hasta llegar a este nivel deplorable que vive hoy el
Uruguay.
Da
la impresión que con el Frente Amplio hemos tocado fondo y más bajo no se puede
caer. Esa es la causa por la cual hoy es dable sentir nostalgia de escenarios
políticos y de cosas que en su momento no se compartían, porque aquello era un
juego de niños, frente al nivel deplorable que trajeron estos gobiernos del
Frente: desde la degradación del lenguaje, hasta la más fragantes in constitucionalidades a sabiendas, desde el ocultamiento de la información a
la des ubicación de los Ministros, que, como cualquiera sabe, para hacer
política, tienen que dejar el cargo.
En
este año que se aproxima, vamos camino a la renovación del sistema político en
un país que sigue careciendo de organizaciones intermedias que mediaticen las cosas entre
la política y la gente.
Para
mi criterio, indicador claro de la decrepitud del Frente Amplio es la
arrogancia de creer que fueron puestos allí por la eternidad, cuando la
historia del 85’ a la fecha ha sido demasiado clara en materia de renovación
des profesionalizante. Creen que el Frente Amplio “victoriosamente va”, porque
no entendieron, cuando eran oposición, que ver las barbas del vecino arder y
frotarse las manos, es una verdadera estupidez.
Los
uruguayos, para nuestra suerte o nuestra desgracia, somos todos muy parecidos y
sacar conclusiones políticas mirándose el ombligo es lo peor que se puede
hacer. Lo que hoy le ocurre a otro,
puede ser lo que mañana le suceda a uno mismo.
Cuando
les convenía tenían de espada un José Korzeniak, hombre que más de una vez
votaba por disciplina partidaria contra cosas que el mismo había defendido en
la cátedra. Ahora resulta que ni la Constitución ni el Código Penal les sirve.
Es gente que se fue del discurso y el debate político. Por eso Tabaré Ramón
Vázquez Rosas no quiere discutir, porque la única manera de conservar su caudal
electoral es insultando desde una barricada impositiva y con la Impositiva.
El elenco político que hoy legisla, gane o pierda, tiene los días contados.
Este es un año que finaliza dejando un collar
de perlas, como rara vez se ha visto en gestión de gobierno alguna, porque
todos sabemos que si los partidos tradicionales hubieran tenido tan solo un 10%
de las desprolijidades y barbaridades de estos dos gobiernos del Frente,
sencillamente no hubieran podido gobernar.
Atrás
queda la banalización de la marihuana como puerta de entrada al narcotráfico
internacional, la ley de medios como mordaza para que no se pueda saber nada,
las pruebas PISA demostrando la caída del sistema educativo uruguayo y entre
las tantas perlas del collar, el Plunagate.
Un
gobierno soberbio que se mofa con frivolidad de la opinión pública, convencido
de que el solo hecho de ser del Frente les da impunidad para estar por encima
de las leyes. Como a la gente la llevan de la nariz con cánticos a “la unidad”
y como cualquier desautorización así venga de la Suprema Corte de Justicia es
según dicen el producto de una conspiración “de la derecha”, creen tener el
campo libre para hacer lo que realmente se les da la gana.
Es
un hecho que estamos entrando en una sociedad de carácter fascista que a medida
que siga avanzando en este sentido, se nos ha de volver irreconocible. Un país en
donde la educación está en manos de un haz de corporaciones (un facio), los
ministros opinan de política partidaria interna, insultan hacia adentro de su
fuerza política y hacia afuera, el gobierno reconoce que no puede con las
barras bravas, pero dice que sí puede con el narcotráfico, el delincuente es el
único que tiene derecho humano, se legisla a golpe de balde con nombre y
apellido, se cometen inconstitucionalidades a sabiendas y se presiona con
asonadas a la Suprema Corte de Justicia y, el sindicalismo funciona para
grandes negociados, amparado por el Estado al mejor estilo peronista.
Estamos
ante un gobierno ensoberbecido sentado arriba de una retórica triunfalista, que
gestiona los recursos públicos con la más absoluta inoperancia en la salud y la
seguridad, la más crasa ineficacia para defender el puerto uruguayo y el
relacionamiento con los vecinos, y además una gran irresponsabilidad como lo es
salir a aplaudir a un ministro procesado sin prisión, que tuvo que renunciar de
prepo porque el Presidente se lo pidió.
Un gobierno y una fuerza política oficialista
que niega la realidad con el autobombo internista de que el simple hecho de ser
frentistas los exime de corrupción.
Un
gobierno que quiere hacer creer que es un mero error que comete cualquiera el
dar un aval a carpeta cerrada, sin cumplir con los requerimientos que están
reglamentados para otorgarlo, que son los que el BROU le pide al Banco Central
y que la pérdida de 301 millones de dólares es un dato menor, irrelevante.
El
año además finaliza, como ya era de prever, según se puede apreciar en
anteriores post de este bloger, con encuestas que vienen a relativizar la
abrumadora mayoría según la cual Tabaré Ramón Vázquez Rosas era el seguro
presidente de los uruguayos. Ahora resulta que es una ley del proceso político
uruguayo que cuando un partido gana dos veces, la tercera declina, porque el
gobierno los desgastó: No saben bien si gana en octubre y pierde en noviembre o
viceversa, pero que mayoría parlamentaria no va a tener parece ser un hecho, cuando
hasta hace unos meses, refutaban la crítica que aquí se hacía demostrando por
un raro índice matemático que aunque no fuera la mitad más uno, igual tenía
mayoría parlamentaria. Mayoría que al parecer era producto de cualquier índice
que se aplicara en el escrutinio.
Ahora
venimos a enterarnos según Oscar Botinelli, que “el fenómeno Tabaré está
rindiendo menos de lo esperado”.
Pienso
que el 2014 ha de ser un año mucho mejor. El doctor Tabaré Ramón Vázquez Rosas
tiene muchas ganas de perder la elección y sus deseos se cumplirán.
Tener
cola de paja es sentirse responsable de una falta y negarse de entrada al proceso
inevitable por el cual los indagados deben pasar para demostrar que no son
culpables.
El
dicho viene de un cuento en que un perro había cometido cierta fechoría;
alguien congregó a la jauría y les pidió a todos que saltaran por encima de una
hoguera; quien fuera inocente no tenía nada que temer, no así el culpable pues
su culpa le había convertido su cola en paja. El culpable se descubrió cuando
se negó a saltar.
Este
dicho viene a cuento en la actitud del Frente Amplio ante el artículo 162 del
Código Penal. Cuando pudo derogarlo no lo hizo porque iba contra sus
adversarios políticos y le favorecía para embarrar la cancha y acumular fuerzas,
ahora que lo perjudica trata de abolirlo, pero significativo es el hecho de que
quiere hacerlo precisamente, en el momento en que la Suprema Corte de Justicia
tiene que pronunciarse sobre su constitucionalidad. Si ese artículo es
inconstitucional, cosa que por otra parte es discutible, lo correcto es esperar
primero a que se pronuncie la Justicia y luego ver en qué términos lo deroga,
porque no bien se lo analiza más que abolirlo, habría en todo caso que
modificarlo dándole más especificidad.
Ni
es bueno como metodología, ni es ético tampoco legislar a golpe de balde, mucho
menos cuando lo que se quiere derogar tiene nombre y apellido. No bien se ven
las expresiones de Daniel Martínez y Raúl Sendic, es cuando es dable sospechar
que todo el Frente Amplio tiene cola de paja en este tema, esto es, se niega
como el perro del cuento a saltar la hoguera, porque no quiere que le vean
menear el rabito de filisteo.
Acá
hay que tener en cuenta una cosa: Acto administrativo es toda manifestación de
voluntad de la Administración que produce efectos jurídicos. Implica un proceso
intelectual, una expresión de voluntad del emisor. En el acto administrativo lo
que está implicado es nada menos que la autoridad estatal actuando en ejercicio
de una función administrativa.
El
Frente Amplio quiere hacernos creer que aquí estamos ante un simple hecho
administrativo, algo así como un acontecimiento de la naturaleza o
comportamiento material de un órgano administrativo o una actuación física
humana pública, que produce la adquisición, modificación, transferencia o
extinción de relaciones jurídicas. No existe el acto administrativo, a lo sumo
un mero “error” como quien traslada materiales de una oficina a otra, deja la
puerta sin cerrar con llave cuando se va, se equivoca en un cero cuando factura
o por descuido entrega mercadería a una persona no autorizada, si así fuera
sería un hecho, de principio, sin acto administrativo a ejecutar.
Al
fin y al cabo “errar es humano” y en este caso no existiría la voluntad de la
Administración produciendo efectos jurídicos.
Acusan
de subjetivos a los magistrados, pero se olvidan que cuando interviene la
acción del hombre estamos en presencia de hechos administrativos subjetivos. No
es un expediente que sigue su curso por inercia, sino un hecho humano, producto
de la voluntad de alguien.
Los
hechos administrativos son, desde todo punto de vista fundamentales porque,
como es natural, los actos administrativos necesitan ser, generalmente,
ejecutados.
Si
bien es cierto que es típico de la Administración Pública, el hecho de que
cuando ocurren las cosas nadie quiere asumir responsabilidad y como se dice
vulgarmente “todos escupen para abajo” en esa ejecución, los actos
administrativos podrán generar la responsabilidad del Estado que se desarrolla
judicialmente mediante la acción reparatoria patrimonial.
Cuando
se analiza un acto administrativo hay que ver el sujeto, la voluntad, el
objeto, la causa, el fin y las formalidades y la forma.
Cuando
se analiza la causa del aval allí es cuando entendemos el porqué del acto
administrativo y el rol que jugó López Mena en todo esto.
Aquí
están claras las cosas. Hay un faltante de 301 millones de dólares, en un acto
administrativo que dice ser unilateral, pero en donde López Mena demuestra
irregularidades de forma en la manera de proceder. Inflaban el costo de los
aviones para disimular las cifras en rojo del balance y tenían toda una red de
empresas estructuradas para tal fin. La sustracción es el motivo o supuesto de
hecho que debe desencadenar el procedimiento administrativo correspondiente.
Así, luego de las secuencias correspondientes, el jerarca decide que
corresponde dictar un acto, un aval. Esa será la decisión expresada en el acto.
Para llegar a la misma deberá motivarse.
La
motivación, entonces, explica las razones de hecho y de derecho que la
fundamentan. No son admisibles fórmulas generales de fundamentación, sino que
deberá hacerse una relación directa y concreta de los hechos del caso específico
en resolución, exponiéndose además las razones que con referencia a él en
particular justifican la decisión adoptada.
La
motivación debe ser, por lo menos, suficiente, y se materializa, generalmente,
en los "resultandos" y en los "considerandos".
En
los "resultandos" se deben exponer los hechos que constituyen los
antecedentes del acto administrativo de que se trate.
En
los "considerandos", se desarrollan los fundamentos de derecho, las
doctrinas aplicables, las razones de mérito y la finalidad perseguida.
En
conclusión, en el Derecho Uruguayo, la motivación debe expresarse en el acto
administrativo correspondiente. No procede, de principio, la motivación
anterior, que surja del propio expediente y, menos, aún, la motivación ex post
acto.
La
fundamentación ex post facto, -salir diciendo ahora que el artículo 162 del
Código Penal es inconstitucional- que en el caso se concretó recién al
contestar la demanda, no sanea, como parece evidente, el vicio original, desde
que, y en la vía administrativa la ocurrente -como en el caso- quedó totalmente
desguarnecida al ignorar y no poder controvertir los fundamentos de dicho acto.
La
defensa usa lo que se llama una chicana jurídica y a falta de argumentos que
expliciten la motivación del acto administrativo, niega ex post acto la validez
de un artículo del Código Penal. Se olvidan que desde el 2001 a 2012 la
Justicia procesó 106 jerarcas públicos por el delito de abuso de funciones. De
ese total 56 funcionarios fueron enviados a prisión. Allí ¿Era o no era
constitucional el artículo 162 del Código Penal? Porque si era inconstitucional
como dicen, esas 106 personas podrán entonces demandarlo al Estado por daños y
perjuicios.
Todos
sabemos que los códigos son piezas de relojería muy difíciles de modificar y
que quitarle una cosa, genera otro problema en otra parte. Decir que el Código
Penal tiene un artículo que es inconstitucional, cuando hay 106 personas
juzgadas y 56 que fueron presas, ya es decir. Huele a manotazo de ahogado de la
defensa que no puede fundamentar la motivación del acto administrativo en
cuestión.
Les
guste o no, una motivación tuvo que existir, porque todos sabemos que la falta
de motivación constituye un vicio. Si fue un simple “error” como quiere
convencer el Frente Amplio a todo el mundo, ¿cuál fue la motivación? Estamos
hablando de la friolera de 301 millones de dólares y no de cualquier tontería.
Cuando
se analiza el pronunciamiento de la jueza es evidente que vio en todo esto un
vicio de objeto, afectado por ser ilícito, indeterminado o irrazonable, por no
ajustarse al principio de razonabilidad y demás. Faltó aquí, es el déficit que
se registra en el fallo, agregarle a esto,
el vicio en las formalidades, porque es allí en donde la figura de López Mena
entra en juego.
El
artículo 162 del Código Penal creo que es claro al respecto cuando dice: “El funcionario público que con abuso de su
cargo, cometiere u ordenare cualquier acto arbitrario en perjuicio de la Administración”
–aquí hubo un faltante de 301 millones de dólares- “o de
los particulares, que no se hallare especialmente previsto en las disposiciones
del Código, -fue un acto administrativo viciado en su objeto y en su forma,
con la sola motivación de favorecer a López Mena- “será castigado con prisión de tres a veinticuatro meses, e
inhabilitación especial de dos a seis años”.
Más
allá del juicio que se pueda tener sobre este artículo, que al parecer al
Frente Amplio le servía cuando era contra otros, no dijo esta boca es mía en la
aplicación a 106 casos y ahora salta como una liendre queriendo derogarlo a
golpe de balde, sin esperar el pronunciamiento de constitucionalidad o no de la
Suprema Corte de Justicia, una sola cosa es cierta, aquí hubieron graves
irregularidades de forma y de fondo que deben ser punidas y castigadas, como
ordena el artículo 24 y 25 de la Constitución, exigiendo la reparación
patrimonial, que implica tanto el congelamiento de las cuentas bancarias, como
el propio patrimonio.
Cuando
una fuerza política entra en la etapa más crítica de su descomposición es
cuando las cosas más llamativas suelen suceder. Así, por ejemplo, en el Uruguay
hubo gente que viajó a Rumania para darle salutaciones a Nicolae Ceaușescu unos
pocos días antes de su caída.
Caben
varias interrogantes, pero la fundamental es precisamente qué puede estar
pasando por esas cabezas que tenían delante una debacle y no sabían ni siquiera
tomar distancia táctica, porque es evidente que nada de lo espantoso de esta
persona pudo decirles algo que a su juicio implicara, no ya un rechazo, sino al
menos una cierta actitud crítica. Dejando de lado el hecho de que no creen en
la democracia, el gobierno de Nicolae Ceaușescu se caracterizó por ser un
régimen brutal y represivo basado en el total deterioro de las relaciones
internacionales con Occidente. Terminó como terminan los tiranos de la peor
especie, derrocado durante la Revolución
de diciembre de 1989, en la que él y su mujer, fueron ejecutados en forma
sumaria, mientras la televisión transmitía la sesión de los tribunales.
Los
que fueron desde el Uruguay a darle su solidaridad unos días antes, dieron ante
esto la callada por respuesta. Son los mismos que cuando insultan lo hacen
proyectivamente: acusan de serviles a los otros, porque creen que los demás son
de su misma condición.
Los
exabruptos de esta gente hay que verlos como lo que son: una simple proyección
infantil de ellos mismos. Pueden estar arriba de un barril de pólvora y siguen
justificando lo injustificable, hasta el momento en que se llaman a un PPS,
profundo y prolongado silencio.
Prosperaron
como motineros en Europa del Este, en el proceso de reconstrucción que trajo la
post guerra y se encaramaron en el poder como si estuvieran más allá del tiempo
y la biología.
Desde
el Uruguay se los veía como criaturas totalmente extemporáneas a la realidad:
un detalle más en la toponimia de las especies políticas. Nadie que estuviese
en su sano juicio podía simpatizar de esa manera con un tiranosaurio como Nicolae Ceaușescu. Energúmenos que desde “Justicia”,
la revista “Estudios” o “El Popular”, aplaudían cuanta invasión soviética
hubiera, existieron siempre, pero a ese grado de obsecuencia y servilismo, nada
menos que con una cosa como Nicolae Ceaușescu era difícil de encontrar.
No
nos puede llamar la atención, por ende, que el ex Ministro de Economía Fernando
Lorenzo tenga garantizado un lugar de honor en esa fuerza política. Al fin y al
cabo, es un nene de pecho al lado de las figuras que se han pasado idolatrando.
A
los uruguayos nos parece espeluznante porque venimos de una tradición nacional
en donde el simple hecho de llamar a interpelación a un Ministro, hacía que el
individuo renunciara por una cuestión de honor. Por mucho menos caía un
jerarca.
La
sociedad uruguaya perdió primero masa
crítica para abordar los temas importantes y se subsumió en querellas
infantiles de carácter partidista. El árbol de las inquinas personales no le
permitió ver el bosque de la crisis del sistema político.
Luego
perdió las matrices sociales que
sostenían el nivel de educación vareliana. ¿Qué interés puede tener esta gente,
más allá de lo deAntonio
Gramsci, en educar para un futuro digno y de trabajo? Multiplicar los media
cuchara, es la fórmula que encontraron para perpetuarse en el poder. Cuanto
menos sepa la gente y de menos cosas entienda, más garantizado tienen sus
sillas.
Después
nuestro país pierde el concepto social de ciudadanía
a impulsos de una fuerza política que ignora el ciudadano: Conoce solamente el
súbdito y el rebelde y se maneja entre el
maduro, el más duro y el Marx duro. Creen que los tres millones trescientos
mil uruguayos somos parte de esa “fuerza política” y desde que se ignora
olímpicamente los derechos y deberes del contribuyente, tratan a todo el mundo
como si los demás fuéramos miembros cotizantes del Frente Amplio.
La
argumentación que se usa para defender este estropicio insulta la inteligencia,
agravia la razón y ofende al entendimiento cuando hasta el mismo Sendic
califica de fantasmas a Campiani y a los que lo trajeron. Razonan y argumentan
para tiquis mitis y cacatúa de comité de base que esperan “el informe de Central” para poder abrir la boca. Es ese el concepto
que tienen de los tres millones trescientos mil uruguayos.
Ahora
estamos viendo que también se perdió la
honradez administrativa y la austeridad republicana.
No
puede llamar la atención entonces, que la misma “fuerza política” que auspicia
más impuestos desaforadamente, sea quien le brinda “abrumadoramente” el apoyo a
Fernando Lorenzo.
Razonan
como si la independencia de los poderes del Estado fuera una jugada política a
reformar de la Constitución, porque se han pasado la vida haciendo falsa
oposición y medrando más allá de las candilejas.
Lo
demuestra claramente el hecho de que el Artículo 162 del Código Penal, les
parecía perfecto cuando fue aplicado a Juan Justo Amaro, a Andrés Arocena y
Benito Stern, en cambio ahora colide con el principio de legalidad, porque no
detalla la conducta delictiva y resulta ser muy impreciso. Por boca de Mónica
Xavier inopinadamente venimos a enterarnos que “se ha intentado derogar desde
hace dos períodos legislativos y forma parte de la reforma del Código Penal a
tratarse en 2014", era algo que ya estaba en la agenda. No se derogó antes
porque “nadie estaba pensando en qué iba a ser utilizado de esta forma”. El
caso de cinismo e hipocresía mayúsculo es el de Rafael Michelini que dijo en su
momento: “No quisiera que por el hecho de que el artículo no es preciso les
quitemos herramientas a los jueces, cuando a la vista está que se ha cometido
un delito en el manejo de los dineros públicos”, y hoy dice, muy suelto de
cuerpo, que: “La Suprema Corte de Justicia ahora tiene en sus manos la
declaración de inconstitucional de esta norma absurda o dejar que se consume
esta injusticia con Lorenzo”. ¿Cómo es la cosa? ¡Niñato! ¡Lo que hasta ayer era
una herramienta, un mal necesario, ahora es totalmente absurdo!
El
Artículo 162 del Código Penal es claro como el agua cuando dice que:” El funcionario público que con abuso de
su cargo, cometiere u ordenare cualquier acto arbitrario en perjuicio de la
Administración o de los particulares, que no se hallare especialmente previsto
en las disposiciones del Código, será castigado con prisión de tres a
veinticuatro meses, e inhabilitación especial de dos a seis años.”. Quieren que
también especifique que se aplica a aquellos casos en donde primero hacen los
negocios y después inventan las empresas. Quieren que se diga a texto expreso:”Manejo
irregular es hacerle la calesita a los dineros públicos, comprar en el valle y
vender en la cima, para quedarse con la diferencia. Si la operativa sale mal,
entonces no es enriquecimiento ilícito, es un error administrativo que exige
autocrítica en el rincón de las arañas.”.
Cuando salen por todo el país a decirle a la
gente que se precisa una reforma constitucional, en verdad no saben lo que
están diciendo, porque es tan grande el nivel de aberraciones en el manejo de
la cosa pública que ninguna Constitución les puede venir bien, solo aquella que
genere una Suprema Corte de Justicia “compañera” y que rinda cuentas al
Parlamento en donde creen ser mayoría de aquí a la eternidad.
¿Cuál
es el proceso de cambio maravilloso que vienen gestando desde el 2005? Castigar
a quien más trabaja, degradar los niveles educativos aún allí en donde se le da
más dinero y recurso a la educación, liberar a los presos aumentando la
delincuencia a niveles jamás vistos y entre los tantos desaguisados este
Plunagate que arranca allí, con Vázquez y con Astori.
¿Cuál es la agenda que tienen en mente? Porque
de acuerdo al programa que aprobó el Frente Amplio recientemente, lo único que
supieron manifestar fue la más crasa y absoluta voracidad fiscal, para tapar
los agujeros de estos robos del cual el Plunagate es simplemente un botón de
muestra.
Los que quieren negar el daño que le han hecho
al Uruguay son precisamente ellos: hoy una lamentable Provincia argentina, con
todas las obligaciones que el peronismo les impone a sus satrapías y ningún
derecho a nada, ni siquiera a tener un puerto hub; son los que tapan el cielo
con un toldo y se ponen a averiguar qué edad tiene el delincuente, porque
resulta que si nació en la época en que gobernaban los blancos y los colorados,
el hecho de que hoy delinca no es responsabilidad de ellos.
Los
que desde una soberbia enardecida atacan a la oposición aún allí en donde se
les está haciendo ver que lo que aprueban es inconstitucional, son las fuerzas
del gobierno.
Los
que quieren imponer una agenda política extemporánea contra la misma
Constitución que deben aplicar, son ellos y más nadie.
Los
que se disfrazan de falso pobre para robar a niveles jamás vistos en nuestra
historia, son precisamente los que van a brindarle su solidaridad a Lorenzo.
La
negación del daño que se causa y de la degradación de la gente que se pretende
ayudar a expensas de quien más trabaja, es imprescindible para el pensamiento “progresista”.
Por ese motivo Mujica la emprende contra quienes tienen dos empleos y por eso
Tabaré Ramón Vázquez Rosas no quiere discutir.
La
ceguera política los conduce a usar la mayoría parlamentaria al servicio de
cualquier antojo, matrimonio gay, marihuana, ley de medios, siempre pensando en
el aplauso fácil por aquí y en el codazo por allá.
La
necesidad de negar lo que hacen se lo puede apreciar en muchas cosas, desde el
tema Amodio Pérez, que tiene a esta altura un alcance puramente anecdótico, o en
la cuestión de las inconstitucionalidades que como en cascada una tras otra le
han llovido al gobierno y concretamente, en el tema Plunagate es donde se lo
visualiza con mayor nitidez. “Les salió el tiro por la culata” dicen en el
preciso instante que están entrando a la prisión el ex gerente general de Pluna
S.A Matías Campiani y sus socios Sebastián Hirsch y Arturo Álvarez. ¡De qué
tiro y de qué culata fallida pueden hablar cuando los están esposando para ir presos!
La única que está festejando con todo esto es Lucía Topolansky que ya tiene en
la manga gente suya para sustituir a la del Frente Liber Seregni. “A Rey
muerto, Rey puesto” dicen en el MPP y preparan de apuro la plancha de los
fusibles de recambio. Por eso esta vez no cuestionan a la Suprema Corte de
Justicia, porque es todo el Frente Amplio el que está festejando, menos Astori
y su grupo que se queda sin fuerza hacia afuera, en el preciso instante que ya
la había perdido hacia adentro.
El
miedo que esta gente tiene a perder el gobierno es muy grande, porque hoy están
amparados por la impunidad que da tener fueros parlamentarios. Por eso están en
una embestida legislando de apuro. Si se toma el paquete que a los ponchazos
quieren imponer se lo ve con claridad:
el matrimonio gay para ganar votos que son cruciales a la hora de llegar a la
mayoría parlamentaria y de paso debilitar la moral tradicional fundada en
valores heterosexuales entre el hombre y la mujer. La marihuana para ganar un
sector de juventud desquiciada que si bien no tiene los reflejos marxistas y
leninistas, tiene la sensibilidad de la izquierda a la norteamericana. Sector
éste subestimado en el pasado, porque eran “infantilistas”, “pequeño burgueses
descompuestos” y cosas así y que ahora revalorizan. Crucial para acumular los
votos que pueden estarle faltando entre jóvenes sin ninguna conciencia política
y de paso debilitar la moral burguesa. La ley de medios para impedir pedidos de
informes e indagaciones que muestren con cifras oficiales que ocurre con el
tipo de gestionamiento de los recursos públicos que están haciendo y de paso
debilitar la democracia formal clásica que tanto les molesta para imponer un
proyecto totalitario.
En
el Plunagate, no son los que pagan impuestos quienes festejan, sino ellos que
intentan purgar el sector que les puso un pequeño dique en el Congreso del
Frente.
Van
a hacer lo imposible para erosionar el estado de derecho con nuevas
inconstitucionalidades que les permitan modular retóricamente en pro de una
supuesta reforma constitucional sin consensos y acuerdos políticos a falta de
ideas programáticas en educación, en donde con Tabaré Ramón Vázquez Rosas
metieron la pata hasta el cuadril en el momento que les dieron un poder muy
grande a las corporaciones. Sin ideas en seguridad ciudadana en donde reconocen
que no pueden con las barras bravas, sin ninguna noción de cuál debe ser el
relacionamiento internacional del Uruguay en la región. Sin sistemas de
evaluación de los resultados de una gestión gubernamental para poder determinar
con precisión el impacto social de las medidas políticas que se adoptan, ¡Qué
aumento salarial se les puede dar a esos funcionarios, si estamos delante de
gente que además de ineficaz, es totalmente inoperante e ineficiente!
¡Qué
le van a decir a los sindicatos que les reclaman míseros aumentos después de
robarse 301 millones de dólares! ¡Que los ricos que generan trabajo son los
culpables! ¡Que el clase media que tiene dos trabajos es el malo porque no le
está dando lugar a otro! Es absurdo. Es la política de negación de la realidad,
que no empieza con Fernando Lorenzo, sino con Tabaré Ramón Vázquez Rosas y
Danilo Astori y no termina con Calloia, porque el nivel de abrumadora
solidaridad que encuentran ahí es la expresión nítida de que las complicidades
son muy grandes.
Ya
no es “sereni”, el que “sabe cómo hacerlo”, sino Mario
Bergara.
A
quienes se nos asfixia a impuestos y encima se nos amenaza con más, mientras se
disfrazan de falsos pobres para liquidar definitivamente a la clase media y el
ahorro interno, no tenemos nada que festejar. Los únicos que están festejando
son La Campora que destruyó el sistema de aerolíneas uruguaya y le niega al
puerto de Montevideo su condición de hub, y Lucía Topolansky la que siente “sana
envidia”, mientras en plena purga interna saca de la galera los nuevos fusibles
de recambio. ¡Que nada menos que el MPP confié y respete “las decisiones que
tome la Justicia en lo referido a Pluna”, ya es un decir en la manera en que están
festejando lo que ocurre! Resulta que ahora, según Mujica “Cualquier
declaración se puede interpretar como una presión sobre la Justicia, que tiene
que decidir". ¡Qué delicado se volvió en el relacionamiento de los
poderes!
“A
la purga, a las dos y a las tres” ¿Verdad?
En
un momento aciago como este, en donde la juventud va a sentir un desasosiego
moral muy grande ante la corrupción, la inoperancia, la irresponsabilidad, la demagogia
y el desparpajo ensoberbecido del Frente Amplio, una sola cosa es importante
que los jóvenes entiendan, como lo he venido demostrando hasta el cansancio en sucesivos
post publicados aquí: Que el Partido Nacional es el fiel de la República.