Cuando
una fuerza política entra en la etapa más crítica de su descomposición es
cuando las cosas más llamativas suelen suceder. Así, por ejemplo, en el Uruguay
hubo gente que viajó a Rumania para darle salutaciones a Nicolae Ceaușescu unos
pocos días antes de su caída.
Caben
varias interrogantes, pero la fundamental es precisamente qué puede estar
pasando por esas cabezas que tenían delante una debacle y no sabían ni siquiera
tomar distancia táctica, porque es evidente que nada de lo espantoso de esta
persona pudo decirles algo que a su juicio implicara, no ya un rechazo, sino al
menos una cierta actitud crítica. Dejando de lado el hecho de que no creen en
la democracia, el gobierno de Nicolae Ceaușescu se caracterizó por ser un
régimen brutal y represivo basado en el total deterioro de las relaciones
internacionales con Occidente. Terminó como terminan los tiranos de la peor
especie, derrocado durante la Revolución
de diciembre de 1989, en la que él y su mujer, fueron ejecutados en forma
sumaria, mientras la televisión transmitía la sesión de los tribunales.
Los
que fueron desde el Uruguay a darle su solidaridad unos días antes, dieron ante
esto la callada por respuesta. Son los mismos que cuando insultan lo hacen
proyectivamente: acusan de serviles a los otros, porque creen que los demás son
de su misma condición.
Los
exabruptos de esta gente hay que verlos como lo que son: una simple proyección
infantil de ellos mismos. Pueden estar arriba de un barril de pólvora y siguen
justificando lo injustificable, hasta el momento en que se llaman a un PPS,
profundo y prolongado silencio.
Prosperaron
como motineros en Europa del Este, en el proceso de reconstrucción que trajo la
post guerra y se encaramaron en el poder como si estuvieran más allá del tiempo
y la biología.
Desde
el Uruguay se los veía como criaturas totalmente extemporáneas a la realidad:
un detalle más en la toponimia de las especies políticas. Nadie que estuviese
en su sano juicio podía simpatizar de esa manera con un tiranosaurio como Nicolae Ceaușescu. Energúmenos que desde “Justicia”,
la revista “Estudios” o “El Popular”, aplaudían cuanta invasión soviética
hubiera, existieron siempre, pero a ese grado de obsecuencia y servilismo, nada
menos que con una cosa como Nicolae Ceaușescu era difícil de encontrar.
No
nos puede llamar la atención, por ende, que el ex Ministro de Economía Fernando
Lorenzo tenga garantizado un lugar de honor en esa fuerza política. Al fin y al
cabo, es un nene de pecho al lado de las figuras que se han pasado idolatrando.
A
los uruguayos nos parece espeluznante porque venimos de una tradición nacional
en donde el simple hecho de llamar a interpelación a un Ministro, hacía que el
individuo renunciara por una cuestión de honor. Por mucho menos caía un
jerarca.
La
sociedad uruguaya perdió primero masa
crítica para abordar los temas importantes y se subsumió en querellas
infantiles de carácter partidista. El árbol de las inquinas personales no le
permitió ver el bosque de la crisis del sistema político.
Luego
perdió las matrices sociales que
sostenían el nivel de educación vareliana. ¿Qué interés puede tener esta gente,
más allá de lo de Antonio
Gramsci, en educar para un futuro digno y de trabajo? Multiplicar los media
cuchara, es la fórmula que encontraron para perpetuarse en el poder. Cuanto
menos sepa la gente y de menos cosas entienda, más garantizado tienen sus
sillas.
Después
nuestro país pierde el concepto social de ciudadanía
a impulsos de una fuerza política que ignora el ciudadano: Conoce solamente el
súbdito y el rebelde y se maneja entre el
maduro, el más duro y el Marx duro. Creen que los tres millones trescientos
mil uruguayos somos parte de esa “fuerza política” y desde que se ignora
olímpicamente los derechos y deberes del contribuyente, tratan a todo el mundo
como si los demás fuéramos miembros cotizantes del Frente Amplio.
La
argumentación que se usa para defender este estropicio insulta la inteligencia,
agravia la razón y ofende al entendimiento cuando hasta el mismo Sendic
califica de fantasmas a Campiani y a los que lo trajeron. Razonan y argumentan
para tiquis mitis y cacatúa de comité de base que esperan “el informe de Central” para poder abrir la boca. Es ese el concepto
que tienen de los tres millones trescientos mil uruguayos.
Ahora
estamos viendo que también se perdió la
honradez administrativa y la austeridad republicana.
No
puede llamar la atención entonces, que la misma “fuerza política” que auspicia
más impuestos desaforadamente, sea quien le brinda “abrumadoramente” el apoyo a
Fernando Lorenzo.
Razonan
como si la independencia de los poderes del Estado fuera una jugada política a
reformar de la Constitución, porque se han pasado la vida haciendo falsa
oposición y medrando más allá de las candilejas.
Lo
demuestra claramente el hecho de que el Artículo 162 del Código Penal, les
parecía perfecto cuando fue aplicado a Juan Justo Amaro, a Andrés Arocena y
Benito Stern, en cambio ahora colide con el principio de legalidad, porque no
detalla la conducta delictiva y resulta ser muy impreciso. Por boca de Mónica
Xavier inopinadamente venimos a enterarnos que “se ha intentado derogar desde
hace dos períodos legislativos y forma parte de la reforma del Código Penal a
tratarse en 2014", era algo que ya estaba en la agenda. No se derogó antes
porque “nadie estaba pensando en qué iba a ser utilizado de esta forma”. El
caso de cinismo e hipocresía mayúsculo es el de Rafael Michelini que dijo en su
momento: “No quisiera que por el hecho de que el artículo no es preciso les
quitemos herramientas a los jueces, cuando a la vista está que se ha cometido
un delito en el manejo de los dineros públicos”, y hoy dice, muy suelto de
cuerpo, que: “La Suprema Corte de Justicia ahora tiene en sus manos la
declaración de inconstitucional de esta norma absurda o dejar que se consume
esta injusticia con Lorenzo”. ¿Cómo es la cosa? ¡Niñato! ¡Lo que hasta ayer era
una herramienta, un mal necesario, ahora es totalmente absurdo!
El
Artículo 162 del Código Penal es claro como el agua cuando dice que:” El funcionario público que con abuso de
su cargo, cometiere u ordenare cualquier acto arbitrario en perjuicio de la
Administración o de los particulares, que no se hallare especialmente previsto
en las disposiciones del Código, será castigado con prisión de tres a
veinticuatro meses, e inhabilitación especial de dos a seis años.”. Quieren que
también especifique que se aplica a aquellos casos en donde primero hacen los
negocios y después inventan las empresas. Quieren que se diga a texto expreso:”Manejo
irregular es hacerle la calesita a los dineros públicos, comprar en el valle y
vender en la cima, para quedarse con la diferencia. Si la operativa sale mal,
entonces no es enriquecimiento ilícito, es un error administrativo que exige
autocrítica en el rincón de las arañas.”.
Cuando salen por todo el país a decirle a la
gente que se precisa una reforma constitucional, en verdad no saben lo que
están diciendo, porque es tan grande el nivel de aberraciones en el manejo de
la cosa pública que ninguna Constitución les puede venir bien, solo aquella que
genere una Suprema Corte de Justicia “compañera” y que rinda cuentas al
Parlamento en donde creen ser mayoría de aquí a la eternidad.
¿Cuál
es el proceso de cambio maravilloso que vienen gestando desde el 2005? Castigar
a quien más trabaja, degradar los niveles educativos aún allí en donde se le da
más dinero y recurso a la educación, liberar a los presos aumentando la
delincuencia a niveles jamás vistos y entre los tantos desaguisados este
Plunagate que arranca allí, con Vázquez y con Astori.
¿Cuál es la agenda que tienen en mente? Porque
de acuerdo al programa que aprobó el Frente Amplio recientemente, lo único que
supieron manifestar fue la más crasa y absoluta voracidad fiscal, para tapar
los agujeros de estos robos del cual el Plunagate es simplemente un botón de
muestra.
Los que quieren negar el daño que le han hecho
al Uruguay son precisamente ellos: hoy una lamentable Provincia argentina, con
todas las obligaciones que el peronismo les impone a sus satrapías y ningún
derecho a nada, ni siquiera a tener un puerto hub; son los que tapan el cielo
con un toldo y se ponen a averiguar qué edad tiene el delincuente, porque
resulta que si nació en la época en que gobernaban los blancos y los colorados,
el hecho de que hoy delinca no es responsabilidad de ellos.
Los
que desde una soberbia enardecida atacan a la oposición aún allí en donde se
les está haciendo ver que lo que aprueban es inconstitucional, son las fuerzas
del gobierno.
Los
que quieren imponer una agenda política extemporánea contra la misma
Constitución que deben aplicar, son ellos y más nadie.
Los
que se disfrazan de falso pobre para robar a niveles jamás vistos en nuestra
historia, son precisamente los que van a brindarle su solidaridad a Lorenzo.
La
negación del daño que se causa y de la degradación de la gente que se pretende
ayudar a expensas de quien más trabaja, es imprescindible para el pensamiento “progresista”.
Por ese motivo Mujica la emprende contra quienes tienen dos empleos y por eso
Tabaré Ramón Vázquez Rosas no quiere discutir.
La
ceguera política los conduce a usar la mayoría parlamentaria al servicio de
cualquier antojo, matrimonio gay, marihuana, ley de medios, siempre pensando en
el aplauso fácil por aquí y en el codazo por allá.
La
necesidad de negar lo que hacen se lo puede apreciar en muchas cosas, desde el
tema Amodio Pérez, que tiene a esta altura un alcance puramente anecdótico, o en
la cuestión de las inconstitucionalidades que como en cascada una tras otra le
han llovido al gobierno y concretamente, en el tema Plunagate es donde se lo
visualiza con mayor nitidez. “Les salió el tiro por la culata” dicen en el
preciso instante que están entrando a la prisión el ex gerente general de Pluna
S.A Matías Campiani y sus socios Sebastián Hirsch y Arturo Álvarez. ¡De qué
tiro y de qué culata fallida pueden hablar cuando los están esposando para ir presos!
La única que está festejando con todo esto es Lucía Topolansky que ya tiene en
la manga gente suya para sustituir a la del Frente Liber Seregni. “A Rey
muerto, Rey puesto” dicen en el MPP y preparan de apuro la plancha de los
fusibles de recambio. Por eso esta vez no cuestionan a la Suprema Corte de
Justicia, porque es todo el Frente Amplio el que está festejando, menos Astori
y su grupo que se queda sin fuerza hacia afuera, en el preciso instante que ya
la había perdido hacia adentro.
El
miedo que esta gente tiene a perder el gobierno es muy grande, porque hoy están
amparados por la impunidad que da tener fueros parlamentarios. Por eso están en
una embestida legislando de apuro. Si se toma el paquete que a los ponchazos
quieren imponer se lo ve con claridad:
el matrimonio gay para ganar votos que son cruciales a la hora de llegar a la
mayoría parlamentaria y de paso debilitar la moral tradicional fundada en
valores heterosexuales entre el hombre y la mujer. La marihuana para ganar un
sector de juventud desquiciada que si bien no tiene los reflejos marxistas y
leninistas, tiene la sensibilidad de la izquierda a la norteamericana. Sector
éste subestimado en el pasado, porque eran “infantilistas”, “pequeño burgueses
descompuestos” y cosas así y que ahora revalorizan. Crucial para acumular los
votos que pueden estarle faltando entre jóvenes sin ninguna conciencia política
y de paso debilitar la moral burguesa. La ley de medios para impedir pedidos de
informes e indagaciones que muestren con cifras oficiales que ocurre con el
tipo de gestionamiento de los recursos públicos que están haciendo y de paso
debilitar la democracia formal clásica que tanto les molesta para imponer un
proyecto totalitario.
En
el Plunagate, no son los que pagan impuestos quienes festejan, sino ellos que
intentan purgar el sector que les puso un pequeño dique en el Congreso del
Frente.
Van
a hacer lo imposible para erosionar el estado de derecho con nuevas
inconstitucionalidades que les permitan modular retóricamente en pro de una
supuesta reforma constitucional sin consensos y acuerdos políticos a falta de
ideas programáticas en educación, en donde con Tabaré Ramón Vázquez Rosas
metieron la pata hasta el cuadril en el momento que les dieron un poder muy
grande a las corporaciones. Sin ideas en seguridad ciudadana en donde reconocen
que no pueden con las barras bravas, sin ninguna noción de cuál debe ser el
relacionamiento internacional del Uruguay en la región. Sin sistemas de
evaluación de los resultados de una gestión gubernamental para poder determinar
con precisión el impacto social de las medidas políticas que se adoptan, ¡Qué
aumento salarial se les puede dar a esos funcionarios, si estamos delante de
gente que además de ineficaz, es totalmente inoperante e ineficiente!
¡Qué
le van a decir a los sindicatos que les reclaman míseros aumentos después de
robarse 301 millones de dólares! ¡Que los ricos que generan trabajo son los
culpables! ¡Que el clase media que tiene dos trabajos es el malo porque no le
está dando lugar a otro! Es absurdo. Es la política de negación de la realidad,
que no empieza con Fernando Lorenzo, sino con Tabaré Ramón Vázquez Rosas y
Danilo Astori y no termina con Calloia, porque el nivel de abrumadora
solidaridad que encuentran ahí es la expresión nítida de que las complicidades
son muy grandes.
Ya
no es “sereni”, el que “sabe cómo hacerlo”, sino Mario
Bergara.
A
quienes se nos asfixia a impuestos y encima se nos amenaza con más, mientras se
disfrazan de falsos pobres para liquidar definitivamente a la clase media y el
ahorro interno, no tenemos nada que festejar. Los únicos que están festejando
son La Campora que destruyó el sistema de aerolíneas uruguaya y le niega al
puerto de Montevideo su condición de hub, y Lucía Topolansky la que siente “sana
envidia”, mientras en plena purga interna saca de la galera los nuevos fusibles
de recambio. ¡Que nada menos que el MPP confié y respete “las decisiones que
tome la Justicia en lo referido a Pluna”, ya es un decir en la manera en que están
festejando lo que ocurre! Resulta que ahora, según Mujica “Cualquier
declaración se puede interpretar como una presión sobre la Justicia, que tiene
que decidir". ¡Qué delicado se volvió en el relacionamiento de los
poderes!
“A
la purga, a las dos y a las tres” ¿Verdad?
En
un momento aciago como este, en donde la juventud va a sentir un desasosiego
moral muy grande ante la corrupción, la inoperancia, la irresponsabilidad, la demagogia
y el desparpajo ensoberbecido del Frente Amplio, una sola cosa es importante
que los jóvenes entiendan, como lo he venido demostrando hasta el cansancio en sucesivos
post publicados aquí: Que el Partido Nacional es el fiel de la República.