martes, 19 de diciembre de 2017

El malestar en la civilización actual


        Lo que la globalización ha venido generando en lo que va de los últimos 20 años, ha sido un progreso único en la historia universal. Se ha dicho, no sin razón, que la humanidad avanzó más en estos 20 años, que en 2000 años de historia.
        Es un avance esencialmente científico y técnico, que se enmarca, lamentablemente, en un enorme retroceso cultural y social. En este sentido, si partimos de la base que la evolución humana no es lineal, en el sentido comptiano del término, sino en espiral, de acuerdo al concepto hegeliano de la dialéctica de los procesos, se puede considerar, entonces, que las épocas de retroceso, son momentos de avance latente y encubierto. Lo que se expresa como degradación de las matrices sociales, son instancias que encubren un salto cualitativo en la próxima etapa.
        El único hecho lineal hasta ahora ha sido el avance tecnológico que ha venido a cambiar nuestra manera de estar posicionados en la vida.
        Hoy vivimos en una sociedad, como ya entreveía David Riesman en “La Muchedumbre Solitaria”, en donde el individualismo de cada miembro es parte de la gran masificación en que vivimos. Aunque parezca contradictorio, hablar de masificación individualista, no es para nada descabellado.
        El hombre masificado de nuestro tiempo, sostiene Riesman, cuando lo observamos individualmente, se nos aparece como aquel que toda su vida se mueve en torno a un giroscopio, girando a gran velocidad sobre su propio eje.
        La muchedumbre solitaria sería, entonces, para este autor, la expresión del desarrollo económico y de la ruptura y des cuajamiento de las matrices sociales tradicionales.
        El concepto de modernidad en todos sus aspectos, desde la formación de pareja, a la manera autística de divertirse “enchufándose” a algún dispositivo, pasando por la forma tecno estructurada de trabajar, es lo que conduce a la formación de una sociedad, en la que cuanto más junto se está, más distanciado se vive.
        Todo esto tiene un correlato político, visualizaba ya Riesman en 1950 y divide a la sociedad en dos tipos de personas: Las dirigidas por sí misma y las dirigidas por otros, en donde ese individualismo egocéntrico hace que los que están manejados por los demás, crean que están dirigidos por sí mismo, cuando en realidad, todo lo que hacen es mimetizarse para no sentirse diferentes a los otros.
        En los tiempos de Riesman se vivía todavía  bajo los conceptos de la era industrial, la enseñanza taylorista y el trabajo fordista, hoy la tecnología vino a generar un nuevo clima o atmósfera, sociósfera le dice Alvín Toffler.
        Sin embargo, como bien decía Arthur Schopenhauer, en “El Mundo como Voluntad y Representación”, el hombre siempre va a estar incómodo en el mundo. Si vive bien sufre de amores y de incomprensiones y si vive mal padece en todos los aspectos de la vida. Nunca la humanidad se va a sentir feliz, sea cual sea la situación en que se encuentre y solamente al mirar hacia atrás suele creer, que allí sí era dichosa, cuando cualquiera sabe que las cosas no eran como luego el recuerdo al desdibujarlas viene a traerlas a la memoria.
        Si en los comienzos de la Revolución Industrial ‑1850‑, el control era de carácter sexual y la era victoriana lo que hizo fue darle forma y contenido a los mecanismos represivos e incluso intromisivos en la intimidad de las personas, durante la segunda etapa expansiva que se abre a nivel financiero en 1870, las formas de control pasan a ser de carácter político y la prensa y los partidos políticos se convierten en los articuladores de la opinión pública.
        Hoy en día el control ya no es más ni sexual, ni político, sino esencialmente técnico, desde las cámaras filmadoras en todas partes, hasta el ciber espionaje. La libertad hoy en día, como ya lo preanunciara Hebert Marcuse en 1968, es una libertad vigilada. Se puede decir, pero no se puede hacer.
        Más allá del hecho de que las formas propias de la era industrial, -grandes manifestaciones, discursos públicos, conferencias, publicaciones, propaganda en los diarios, acción política de carácter activista‑, se han vuelto obsoletas por el cambio de mentalidad que la tecnología vino a generar,  aparecen nuevas formas de malestar, que van desde el fundamentalismo religioso, el independentismo o las actitudes anti sistema.
        Si partimos de la base que el hombre es un ser bio‑psico‑socio‑cultural y lo miramos desde el punto de vista biológico, por ejemplo, vemos que las modalidades de goce sobredimensionan al propio cuerpo como objeto de valor o el placer hedonista se da bajo la necesidad de una satisfacción inmediata en relación con un mundo de objetos a consumir, que termina mediatizando la relación con los demás. Esa necesidad de satisfacción sin mediatización, ni plazos, conduce en el plano orgánico a que la obesidad sea la enfermedad prevalente de nuestro tiempo. El mundo se le aparece, al hombre y la mujer que solo quieren gozar, como una gran bocanada que hay que llevarse a la boca para ser feliz.
        En el plano psicológico esto conduce a que el goce solamente busque la descarga, y esto vuelve innecesario la necesidad de simbolizar las cosas con la mediación de la palabra. Es un mundo que psicológicamente se ha quedado sin palabras.
        Al vivir cada cual por encima de sus posibilidades la depresión se ha vuelto la enfermedad psicológica por naturaleza de nuestro tiempo y tiene también, este vivir más allá del principio de realidad en un perpetuo goce, su correlato en economía. Todo el mundo está sobregirado y endeudado.
        Si se lo mira desde el punto de vista social este autonomismo de los que giran como en un giroscopio, siempre sobre sí mismos, se nos presenta como seres que no tienen historia, ni tienen legado simbólico, ni pueden ya remitirse a ninguna biografía, ni tampoco tienen atrás a alguna tradición que los sostengan. No hay nada que lo garantice hacia atrás, y está su vida entera entregada al acto de gozar.
        Desde el punto de vista cultural, la política se ha vuelto un bien de consumo como cualquier otro, en donde cada cual compra el relato que quiere. La pos verdad –oír lo que uno quiere escuchar‑, es la consecuencia de la actividad política vivida como si fuera una película, una canción, un libro o una obra de teatro. Esa es la causa por la cual en Argentina Durán Barba recomienda no discutir en televisión durante las campañas electorales, porque al ciudadano, esto es, al consumidor de relatos, no le resulta placentero ver gente que se pelea entre sí.
        Hemos pasado de las grandes ensoñaciones políticas, utopías, a la búsqueda de respuestas en el plano de lo personal. De los discursos pensados para la gente en su conjunto, el pueblo, a la comunicación en redes.
        El gran acierto de Durán Barba que posibilitó el triunfo de Macri en Argentina, fue haberle dado contenido a aquello que decía Antonio Machado: “Si te diriges al pueblo, te diriges a todo el mundo y entonces nadie se dará por aludido, pero si te diriges al hombre, entonces sí, todo el mundo se dará por aludido”.
        Esta nueva fenomenología de la subjetividad, hace que por ejemplo, en los locales políticos, cuando llega la campaña electoral hay que aplicar un principio que hoy se recomienda para todos los comunicadores que hacen política. 1) No digas nada. 2) No insultes a nadie. 3) Si te insultan, no contestes.
        Esta situación es novedosa en la historia, porque hasta ahora la política exigía un planteo, una propuesta y una hoja de ruta que se daba a conocer en las campañas electorales. Hoy conviene no decir nada importante, porque cualquier cosa puede ser mal interpretada, como se ve con claridad en las redes sociales en donde el odio circula a mayor velocidad que la solidaridad.
        Se perdió el hilo de Ariadna conductor entre la identidad social de las personas y la identidad política. Lo que Real de Azúa llamaba clivaje.
        En ausencia de un anclaje caracterológico, ya las opciones no coinciden con lo que tradicionalmente se llamaba intereses de clase. Aquellos seres, como decía Hebert Marcuse eran el hombre organización, en donde lo que importaba era la posición corporativa, que se disfrazaba de ideología o de principios.
        Ya no hay partidos de clase, ni nadie está buscando cambiar las estructuras, transformar la sociedad, hacer la revolución o dar vuelta la tortilla. La gente está descreída de la política y cuando observa el escenario que se le ofrece, se maneja por factores emocionales.
        No estoy diciendo que el Uruguay haya entrado en esta fase de las cosas, pero evidentemente Argentina y Chile son indicadores clarísimos de los cambios que devienen del malestar en la civilización, que no significa un malestar contra la civilización.
        Hoy ya no existe más el hombre medio, que como decía Miguel de Unamuno, tenía tanto sentido común, que se olvidaba de pensar. Y cuando se veía obligado a cambiar la manera de pensar, como no podía, se emperraba en no cambiar de tema. Hoy las identidades colectivas que convertían a la vida social en algo simple, sencillo de entusiasmar y fácil de predecir, se han transformado en identidades múltiples y lo difícil justamente es acostumbrarse a vivir en la diversidad: un mundo en donde el comportamiento de los demás dejó de ser predecible.
        Hoy lo que unifica a la gente, no es el ámbito de trabajo. Antes, la pregunta dónde trabajás, decía todo de la persona, hoy la interrogante, qué cosas te gusta, es decisiva para entender a los demás.
        El individuo ya no tiene una identidad en función de lo que realiza en el ámbito laboral, sino en lo que hace al salir del trabajo.
        La política en este sentido ya no es un camino de redención hacia el paraíso terrenal de una sociedad más justa, sino la capacidad de gestión que se tiene para satisfacer las necesidades que cada ciudadano se ha forjado para sí.
        Hoy lo que se precisa en política es identificar el tipo de trayectoria vital que predomina en el electorado y tratar de captar los temores que la gente tiene.
        Como el cambio tecnológico –lo que los chilenos llaman, la revolución callada de la ciencia‑, genera vértigo en las actualizaciones permanentes que exige y también angustia ante lo indeterminado de un futuro robotizado, a nadie le interesa las ideas radicales del revolucionarismo, que entusiasmaba tanto en otro tiempo.
        Así de fácil son las cosas ahora, así de difíciles también.

lunes, 18 de diciembre de 2017

Bachelet-Piñera-Bachelet-Piñera. 16 años de alternancia política en Chile.

         
        El próximo 11 de marzo los chilenos verán una escena que ya conocen. Bachelet le entregará la banda presidencial y el bastón de mando a Piñera, así como éste se la entregó a ella, hace cuatro años atrás.
        El balotaje en realidad confirma lo que ya se sabe en politología, que cuando la ventaja que el favorito le lleva al otro candidato sobrepasa el 10%, nunca se ha dado el fenómeno de que gane el no favorito. Aquí la relación era de un 36% para Piñera y de un 22% para Guillier, ahora la distancia que inicialmente era de un 14% a favor de Piñera, se mantiene en un 9%.
        Sebastián Piñera se impone con el 54,57% ante un Guillier que alcanza tan solo el 45,43%. Se podría hacer una lectura diferente y sostener que si bien ganó Piñera, Guillier logró acortar la distancia de un 14% a un 9%. Pero también habría que decir que el 45,43% de Guillier es la suma de su 22%, más el 20% del Frente Amplio y en cambio el 54,57% de Piñera, es su 36%, más el 8% de José Antonio Kast, más un 10% de electorado que logró ganar. De todos modos sería una observación menor, que confirma el aserto de que cuando la relación es de más de un 5%, gana siempre el favorito.
        El desencanto del centro derecha era no haber llegado al 45% estimativo, pero se perdía de vista que si se sumaba el 36% de Piñera, más el  8% de José Antonio Kast, se estaba en el ansiado 44%. Además Kast se puso al otro día a disposición de Piñera para ganarle a Guillier.
        Las encuestas no se animaban a dar por ganador a Sebastián Piñera y razonaban como si estuvieran en 3% de diferencia, que ahí sí, se podría hablar de empate técnico.
        El resultado también desmiente la presunción de que una mayor participación favorecía a Guillier, porque representa a sectores más politizados y activos. Esta vez sobrepasó la primera vuelta (que fue de un 46%) y superó el 50%. Hubo 350 mil más votantes en esta segunda vuelta y el triunfo fue el opuesto al que se había predicho. Lo que está indicando que los cambios en la modernidad que se fueron generando en estos últimos años, han generado un electorado en el siglo XXI muy diferente al tradicional del siglo XX.
        Creer que existe un eje ideológico que va de la izquierda a la derecha y eso explica el comportamiento de los votantes, es no tener en cuenta que son las reacciones morales ante planteamientos específicos lo que conecta al candidato con el votante. Es creer que existe un voto cautivo como en el siglo XX en donde los pobres votaban la izquierda y de la clase media para arriba la derecha. Hoy el votante no quiere planteos prospectivos a futuro, sino soluciones actuales a la realidad en que vive. Prioriza la política de gestión y no ya la ideología.
        Significativo es el hecho de que ya en la primera vuelta la participación fue alta en la zona oriente de Santiago, donde reside la población de más altos ingresos, pero disminuyó en los municipios más pobres. Lo que el balotaje confirma es que ese 4% de mayor participación favoreció a Sebastián Piñera, porque entre Sánchez y Guillier ya estaban en el casi 45% actual.
        Esta vez logró revertir la tendencia decreciente en la participación del electorado y se convirtió en el Presidente electo con la mayor votación -casi 3 millones 800 mil sufragios-, en más de dos décadas, superando ambas elecciones de Michelle Bachelet,
        El triunfo de Sebastián Piñera se da en el marco de una de las elecciones más reñidas en la historia de Chile.
        En esta polarización hubo un fracaso en el discurso de la izquierda, que representa Beatriz Sánchez. Llegó a decir que votaría por Guillier, no por sus propuestas, sino como un voto “anti Piñera”.
        Eso es de una torpeza muy grande en política, porque el voto no es una pedrada que se lanza contra otro, sino una propuesta que el ciudadano compra esperanzado en un futuro mejor.
        Las campañas por la negativa –ellos no se dan cuenta‑, terminan favoreciendo al que se quiere perjudicar, porque implica la claudicación de la propia capacidad de propuesta y significa darle un mayor protagonismo al rival.
        La gente vota soluciones a sus problemas y no un discurso anti otro, que en vez de ser parte de la solución, es parte del problema.
        Otro error de Guillier fue exhibirse junto al ex presidente uruguayo José Mujica, creyendo que así ganaba a los sectores del Frente Amplio, cuando la cercanía de Mujica con el chavismo es algo que espanta a todo el mundo. El mismo error que cometió Scioli al final de su campaña. En este nuevo escenario que está surgiendo en la región,  sea o no el fin de la ola “progresista”, con Mujica no suman, restan.
        “Chile necesita acuerdos más que enfrentamientos”, declaró con fino olfato político Sebastián Piñera minutos antes de las 21, en el hotel Crowne Plaza del centro de Santiago, donde se había armado su comando.
        Más allá de éste histórico triunfo del centro derecha, que solo una vez con Piñera había logrado llegar al gobierno en democracia, comienza una nueva etapa en Chile, signada por el hecho de que el nuevo gobierno no tendrá mayoría parlamentaria para gobernar.
        Educación universitaria gratuita, reforma de los sistemas de salud y de jubilaciones, matrimonio igualitario, migración y un litigio marítimo con Bolivia en La Haya son algunos de los desafíos que aguardan al próximo presidente de Chile.
        El pobre crecimiento económico chileno de estos años (1,8%), frente al 5,3% anual en promedio del gobierno de Piñera 1, tiene su base en la caída del precio del cobre, que ahora comienza a mejorar y al recuperarse, muestra las primeras señales positivas. El hecho de que el precio del metal se ubique por encima de los 3 dólares la libra física durante 2018 es la gran noticia del nuevo gobierno.
        "Un nuevo ciclo de precios de alza del cobre y otros 'commodities' podría extenderse fácilmente hasta mediados de la próxima década", gracias al crecimiento de China, responsable del 50% de la demanda global, y del boom de fabricación de autos eléctricos, sostiene el director de la consultora Plusmining, Juan Carlos Guajardo.
        Chile produce un tercio de la producción mundial de cobre y en 2018 va a alcanzar 5,4 millones de toneladas de cobre fino. “El gran desafío es saber si se va a mantener ese nivel e incluso subirlo para satisfacer la demanda", dice el vicepresidente de la Comisión Chilena del Cobre, Sergio Hernández.
        Más allá de este nuevo viento de cola que favorece a Sebastián Piñera, se va a encontrar ante un Congreso dividido en tres bloques con dos grandes agrupaciones que no le harán la vida fácil.
        “El primer desafío para el presidente será asegurar la gobernabilidad. Tenemos una gran pérdida de legitimidad de la clase política, un divorcio muy grande con la ciudadanía”, señala el economista y analista político Marco Kremerman.
        En Chile para aprobar leyes fundamentales sobre el destino de los recursos económicos se precisan mayorías especiales o “super mayorías” en el Congreso.
        En este sentido según el analista Mauricio Morales, de la Universidad de Talca, es posible que el plan de políticas públicas de Piñera “se apoye más en los ministerios que en el Parlamento y que sea un gobierno más ‘Ejecutivo’ y menos ‘Legislativo’”.
        El triunfo de Sebastián Piñera, como el de Mauricio Macri parecería que están dando una señal sobre la capacidad que deben tener los dirigentes políticos para ganar. Porque de todo esto se traduce una buena lección política para el período que comienza a abrirse a nivel regional. Si bien es necesario tener un modelo de sociedad en mente, hay que saber traducirlo a un lenguaje capaz de conectarse emocionalmente con la población.

        

martes, 12 de diciembre de 2017

Brasil: privatizaciones, reforma laboral e inestabilidad política.

         
        Brasil, la novena economía mundial, con una ola de privatizaciones que ahora tiene en mira los tesoros naturales del país, cadenas de hoteles, las cataratas del Iguazú, en donde entran cientos de islas, riberas marinas y parques naturales vírgenes para el turismo, se encuentra ante el enorme desafío de reducir la presencia estatal en la economía, empezando por el hecho simple de que en algunos distritos federales ya no tienen, ni siquiera para pagar los sueldos.
        Piensan privatizar virtualmente todo, rutas ‑fundamentalmente en el área de Mato Grosso y de la Amazonia‑, terminales de cargas en los puertos de Paranaguá y Belém, la principal empresa de electricidad –Electrobras‑, una lotería y hasta la Casa de la Moneda, además de una inmensa reserva del Amazonas que ahora será abierta a la explotación mineral de la Reserva Nacional del Cobre y sus Asociados (Renca), entre los estados amazónicos de Pará y Amapá. Se trata de un área de casi 47.000 kms2 (más grande que Suiza), rica en cobre, oro y otros minerales, que había sido creada durante la última dictadura militar por su valor estratégico. Además serán puestos en venta 13 aeropuertos, incluidos el metropolitano de San Pablo, Congonhas, uno de los de mayor tráfico del país, así como las terminales de Recife, Maceió, João Pessoa y Cuiabá. También están incorporados al programa de ventas y de concesiones 57 activos estatales.
        "Brasil tiene centenares de áreas que son patrimonio del Estado, que no tienen nada instalado y con un gran potencial turístico", sostuvo el ministro de Turismo, Marx Beltrãao.
        En un gran país de contrastes como es Brasil, mientras el país aspira a potenciar el turismo, Río de Janeiro –la otrora capital nacional y luego la capital del turismo‑, se sumerge cada día que pasa en una espiral de violencia narco que le exigió al gobierno a sacar el ejército a la calle.
        La deuda pública del gigante del Norte abarca el equivalente al 80% de su Producto Bruto Interno, lo que significa que si quisieran pagarla toda la sociedad tendría que estar casi un año sin comprar, ni comer nada.
        Ante este panorama de crisis la reforma laboral aprobada en Brasil en julio pasado, entre otros puntos aporta flexibilidad para contratar y desvincular trabajadores. Es una reforma que deja atrás los convenios colectivos por sector de actividad y hace primar los acuerdos privados, amplía la posibilidad de tercerizar, faculta a las compañías a contratar trabajadores en forma zafral, pagando por día o por hora y flexibiliza las normas de despido.
        A su vez se autoriza a jornadas de 12 horas diarias, con descansos de hasta 36 horas.
        De resultas a esta circunstancia el salario medio del sector privado en 2016 fue de 1.365 dólares en Argentina, 570 dólares en Uruguay y 620 dólares en Brasil.
        Según el economista Dante Sica, director de Abeceb, Brasil orientó la reforma laboral con una mirada y un plan más alto dirigido a mejorar la productividad. En este sentido, no hay que perder de vista, como decía Celso Furtado, que “Brasil representa al parque industrial más grande del Tercer Mundo”.
        Para Dante Sica: “Se encaró una amplia reformulación de las reglas de juego, enfocada en flexibilizar el mercado laboral, atender la debilidad de la infraestructura, simplificar el sistema tributario y reducir la burocracia estatal y los obstáculos a la inversión extranjera en sectores tradicionalmente protegidos".
        Esta circunstancia le permite abaratar los costos de producción y genera una competencia desleal con los socios del Mercosur.
        Estas medidas de ajuste le permitieron salir de la peor recesión de su historia con un segundo crecimiento trimestral consecutivo en abril‑junio del 0,2%, gracias al repunte del sector servicios y al crecimiento en el consumo de las familias y esto después de 12 ejercicios negativos.
        En este contexto la industria se contrajo un 0,5% y el sector agropecuario no tuvo crecimiento, mientras las inversiones se redujeron un 0,7%,  la única mejoría vino por el lado del crecimiento de la demanda de un 1,4%, y que los gastos del gobierno cayeron un 0,9%.
        Existieron “algunos resultados macroeconómicos positivos a lo largo del trimestre, como la desaceleración de la inflación, la reducción de la tasa básica de interés y el crecimiento, en términos reales, de la masa salarial", según el Instituto de Estadísticas, IBGE.
        La inestabilidad política brasilera, generada por la revelación de casos de corrupción que involucran a los principales actores de la política, pone un sesgo de conflictividad adicional a este fenomenal ajuste muy difícil de digerir para ciertos sectores sociales.
        Ahora la prioridad del gobierno es la reforma previsional y la tributaria, en uno de los países más desiguales del mundo.
        Pese a este proceso de dura estabilización económica, Michel Temer no logra mejorar su imagen, con una popularidad de apenas el 5%.
        Con una grabación del empresario Joseley Batista admitiendo un pago de sobornos, cinco meses más tarde 251 diputados se impusieron sobre otros 233 para que no avanzara la investigación y lo desplazaran del cargo. Lo hicieron como manera de defenderse, porque también los legisladores están manchados de corrupción.
        En el afán tanto del parlamento como de la justicia por sostener a Temer también juega el hecho de que está sostenido, en gran parte para realizar el trabajo sucio que nadie quiere hacer, por no pagar costos políticos. No bien haga su tarea, no es nada improbable que corra la misma suerte de Dilma.

        Hoy la Unidad Europea mira con preocupación la inestabilidad que existe en Brasil, porque es inhibidora de un acuerdo comercial con el Mercosur.

El gran error de la oposición venezolana.

               La oposición venezolana acaba de caer en el mismo error que el que cometió el nacionalismo independiente y el batllismo en los tiempos de la dictadura de Terra.
        En las elecciones nacionales del 27 de marzo de 1938 decidieron abstenerse y Alfredo Baldomir adquiere sin mayores inconvenientes la mayoría de los votos emitidos y se convierte en Presidente de la República el 19 de julio de 1938.
        Si vemos el resultado de las elecciones constatamos que la fórmula Alfredo Baldomir‑Cesar Charlone, junto a la fórmula Eduardo Blanco Acevedo‑Eugenio Martínez, por el partido colorado obtuvo el 61.40% de los votos y la fórmula Juan José Arteaga‑Carmelo Cabrera, por el partido nacional, obtuvo el 32,10% de los votos.  Los abstencionistas apenas llegaron a los 1.200 votos.
        Si algo enseña la historia uruguaya es que aún en condiciones adversas, en donde el gobierno de facto corre “con el caballo del comisario” y utiliza “el látigo de 7 colas”, abstenerse, por más activista que sea ese abstencionismo, no deja de ser un error, porque en política nada es gratuito y no se regalan los espacios que se conquistan.
        Lo único que logran en Venezuela los opositores al no concurrir es que el oficialismo obtenga 305 de las 335 alcaldías.
        Si hubieron razones para competir en las elecciones regionales del pasado 15 de octubre, en donde se sabía que iban a existir irregularidades, porque son una constante de los diversos comicios que se han vivido en Venezuela, porqué ahora los grandes partidos opositores Primero Justicia (liderado por Henrique Capriles), Voluntad Popular (fundado por Leopoldo López) y Acción Democrática (presidido por Henry Ramos Allup), decidieron no participar en la contienda por las alcaldías.
        “Llamaron a la abstención, intentaron sabotear el proceso. Pudiéramos decir hoy: con el éxito de las municipales no pudieron. Más pudo el pueblo de Venezuela y tenemos que decir que las elecciones del 10 de diciembre fueron un éxito total para el país. Es la tercera elección en 140 días”, sostuvo Maduro, recordando la misma soberbia, con que el terrismo trataba a los abstencionistas.
        Si bien es cierto como dice Capriles que la gran apatía del electorado venezolano responde a la crisis institucional, en términos de concurrencia, la participación ahora disminuyó en un 11,6%, que se puede decir que ese es el abstencionista que siguió a los partidos de oposición y un 11,6% recuerda el triste resultado de los que siguieron el batllismo y el nacionalismo independiente en aquellas elecciones de 1938.
        A esto se agrega ahora la enorme inconstitucionalidad de Maduro al impedirle a los partidos opositores que se presenten de ahora en más, sólo por haberse abstenido en una elección, cuando la Constitución de Venezuela dice que quedan inhabilitados a la tercera abstención.
        La oposición venezolana a otra escala comete el mismo error que el anticastrismo, que aún cree en la lucha armada y que por esa vía al fracasar en su intento, fue barrida del escenario cubano facilitándole el camino a Fidel Castro.
        A esto hay que agregarle la profunda división y pérdida de liderazgo del bloque opositor. Al darle al oficialismo una elección sin competidores, lo único que lograron es reforzar su poder sobre las instituciones políticas, justamente cuando más cuestionado estaba ese poder.
        El gobierno ahora anuló el poder de la Asamblea Nacional, e instaló una Asamblea Constituyente que la sobrepasa en atribuciones. Estamos en las puertas de un gobierno de partido único, al mejor estilo cubano, en donde hay votaciones pero no elecciones.
        Ahora en la mesa de diálogo, en República Dominicana, a la cual están invitados los opositores ¿Cuáles van a ir, si los partidos que quedan proscriptos de la oposición forman parte de esa mesa de diálogo?
        No se entiende si la oposición se iba a abstener para qué formaron una mesa de diálogo, que ahora es inviable, porque están inhabilitados para participar en las elecciones de 2018.

        Es una verdadera lástima que la Mesa de Unidad Democrática (MUD), que tuvo grandes éxitos en movilizar a la ciudadanía haya desaprovechado las oportunidades de consolidarse como una alternativa al chavismo. Primaron las pugnas personales entre los principales líderes políticos, antes que el objetivo de unificar esfuerzos para enfrentar el gobierno de Maduro.

viernes, 8 de diciembre de 2017

Camino a un Brexit más sensato.


        En las negociaciones entre el Reino Unido y la Unión Europea para fijar los términos de la salida y poder pasar a la segunda etapa, existían tres temas claves.
        En primer lugar, los derechos de los nacionales de los 27 Estados miembros en el Reino Unido y de los británicos residentes en los 27 países de la UE.
        En segundo lugar, la factura que debe abonar el Reino Unido antes de irse y en tercer término la frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte.
        En lo esencial Theresa May logra el acuerdo para salir de la Unión Europea y eso le garantiza, por ahora, su propia sobrevivencia política.
        Pero todo esto implica bajar a la dura realidad que el Brexit vino a generar sobre la economía del Reino Unido y que nada tiene que ver con lo que le hicieron creer al electorado que votó la salida de Europa.
        El Reino Unido aceptó, además, pagar 45 millones de euros para irse de la Unión Europea. No es nada improbable que se vean obligados a devaluar la libra esterlina, pero el pago deberá hacerse en euros.
        La piedra en el zapato del acuerdo eran las barreras regulatorias entre Irlanda del Norte, que si bien en un 56% votó por la permanencia en la Unión Europea, el partido mayoritario, el DUP, unionista y profundamente conservador votó por el Brexit.
        La otra opción era diseñar un traje a medida para Irlanda, pero eso no lo toleraría el DUP, que tiene los 10 escaños que Theresa May necesita para gobernar y a su vez le crearía problemas con Escocia, Gales y Londres abriendo un escenario conflictivo. La única forma de evitar una frontera en la isla es que el Reino Unido en su conjunto permanezca en el mercado único y la unión aduanera.
        Zanjado este asunto, ahora el equipo negociador europeo sostiene que contiene un progreso suficiente, como para que los líderes de los 27 países de la UE acuerden el pasaje a la segunda etapa de las negociaciones sobre los términos de la ruptura.
        Se trató de acordar un Brexit suave, en donde “En ausencia de soluciones pactadas, Reino Unido mantendrá un alineamiento completo con las reglas del mercado interno y la unión aduanera”, lo que significa que si no se aprueba otra cosa, el Reino Unido no será miembro del mercado único, de modo que si bien no puede participar en la confección de sus reglas, debe sí someterse a ellas.
        De esta forma estamos ante un Brexit blando, para evitar un salto al vacío.
        David Davis, el ministro británico del Brexit ha celebrado este acuerdo: "Hoy es un gran paso adelante para cumplir con el Brexit. Hubo mucho trabajo, pero estoy contento de que la Comisión haya recomendado ahora que se han hecho suficientes progresos", sostuvo.
        Boris Johnson el ministro británico de Asuntos Exteriores dijo al respecto: "Ahora tenemos el objetivo de forjar una relación profunda y especial con nuestros amigos europeos y aliados mientras permanezcamos fieles a los resultados del referéndum recuperando el control de nuestras leyes, moneda y fronteras para todo Reino Unido".
        En este sentido, el primer ministro irlandés Leo Varadkar sostuvo en rueda de prensa en Dublín: "Estoy satisfecho de que se hayan hecho progresos suficientes en las cuestiones irlandesas, los parámetros han quedado fijados ahora y son buenos”.
        Camino a un Brexit más sensato,  el Reino Unido tiene que irse de la UE como una sola nación y con una frontera suave con Irlanda.
        Según Donald Tusk, la Unión Europea estaría dispuesta a concederle al Reino Unido un período de transición una vez cumplido el plazo legal para abandonar el club. La condición sería que acate la totalidad de la legislación comunitaria y la competencia del Tribunal Europeo pese a estar fuera de la UE.
        Este completo alineamiento con las normas del mercado único es una opción más moderada del Brexit, pero igualmente compleja porque incluye los inconvenientes, pero ninguna ventaja a cambio. 
        Las negociaciones hasta ahora eran como un castillo de naipes al que se llegaba trabajosamente, pero el más mínimo viento lo derrumbaba.
        De aquí en más las negociaciones serán más difíciles y complicadas en el abordaje de las cuestiones comerciales, porque como bien se sabe, el diablo está en los detalles.

martes, 5 de diciembre de 2017

Córcega: Autonomía primero, independencia después.


        El nacionalismo corso es una tendencia que exige más autonomía para Córcega de Francia.
        Francia es diferente a España, porque se sostiene en un trípode de condicionantes diferentes. Por un lado, está la Francia oficial que contiene, a la llamada metrópolis, con centro en París. Por otro lado, las provincias, con sus propias realidades pintorescas. En tercer lugar, Francia es el único imperio europeo que transformó algunas de sus antiguas colonias en provincias ultramarinas, y por ende, mantiene territorios que le permiten gozar del segundo dominio marítimo mundial, detrás del de Estados Unidos.
        Para entender lo que significa en este contexto el autonomismo hay que considerar que Francia es el último país centralizado de Europa y donde todo, desde las comunicaciones a los programas de enseñanza pasan por París, eso hace que la realidad actual corsa se sitúe a una distancia sideral de la más moderada de las comunidades autónomas españolas.
         Con todo en el 2003, los corsos dijeron “No” por un estrecho margen a la independencia de Francia.
        En ese entonces el “No” se impuso con el 50,98 por ciento de los votos, frente al 49,02 por ciento del "Sí". Coadyuvó a este resultado la política de descentralización propiciada durante el gobierno de Nicolas Sarkozy.
        Esta vez los independentistas arrasaron en las urnas sumando más del 45% en primera vuelta, mientras Emmanuel Macron sumó apenas el 7%.
        Ahora votaron para formar un Parlamento único, síntesis de las tres asambleas actuales. Esto significa que los representantes de los dos departamentos vigentes (Alta Córcega y Córcega del Sur), y los de la Colectividad Territorial de Córcega forman una sola unidad política. Es la primera vez en la V República que dos departamentos –la organización territorial instaurada por la Revolución– desaparecen.
        “Córcega envía una señal muy fuerte a París y dice que quiere la paz y la democracia y construir una isla emancipada, para que elaboremos juntos una solución política", dijo el actual presidente del gobierno regional Gilles Simeoni.
        Según uno de los tres diputados nacionalistas elegidos a principios de año, Jean-Félix Acquaviva una Córcega autonómica sería “el punto de inflexión para superar, al fin, medio siglo de incomprensión, combate político y pulsos entre Córcega y París”.
        Como marcando un perfil diferencial con sus pares catalanes sostiene Acquaviva: “Autonomía dentro de la República, por supuesto. Porque la autonomía no se inscribe en una república de las galaxias, en caso contrario se trataría de la independencia”.
        En 2015 ganó con un 35,34% y ahora obtiene el 46,7% de los votos.
        Superadas cuatro décadas de lucha armada, por parte del Frente Nacional de Liberación Corso (FNLC), que dejó decenas de víctimas mortales, entienden que la única vía correcta sólo puede ser democrática. Tanto Simeoni como Talamoni dan por seguro que no hay vuelta atrás. La violencia política, la clandestinidad, el terrorismo son cosa del pasado.
        Hay que tener en cuenta que Córcega es uno de los países más violentos del mundo, con una tasa de asesinatos similar a la de Estados Unidos.
        Lo que están buscando ahora es conseguir en tres años un estatuto de autonomía pleno y aplicarlo en los siguientes 10, antes de dejar que la población decida hacia donde ir después. También que Francia reconozca la cooficialidad de la lengua corsa.
        Con poco más de 324.220 habitantes, Córcega apenas representa el 0,4% del Producto Bruto Interno francés.
        Se sienten el pariente pobre de Francia y les molesta que Paris decida por gente que vive a 1000 kilómetros de distancia.
        El 7 de abril pasado el presidente francés, Emmanuel Macron, dijo desear “la emancipación corsa” y estar “abierto al diálogo”. Meras palabras, según Acquaviva: “Seis meses después de aquel discurso, pronunciado en Furiani, y a pesar de que el ministro del Interior, Gérard Collomb, también dijo aceptar la posibilidad de una autonomía en la República, no hay un marco preciso para un diálogo franco, mientras que, por ejemplo, ya lo hay para Nueva Caledonia”, donde a lo largo del año que viene ha de celebrarse un referéndum sobre la independencia.
        Con la realidad catalana como un duro recordatorio de lo que puede significar apresurarse, el presidente del Consejo ejecutivo de la isla, Gilles Simeoni sostiene que: "No queremos una Córcega dividida en dos. Este país lo vamos a construir juntos".     
        El peligro de un conflicto como el catalán en Córcega ha sido el principal ángulo de ataque de los partidos de la oposición, aunque, en opinión del profesor de la Universidad de Córcega, André Fazi, no está claro que sea suficiente para reconquistar a su electorado. "La situación corsa está objetivamente muy lejos de la catalana", subraya.
        “Algunos políticos intentan utilizar Cataluña contra los nacionalistas corsos, señalando los riesgos que puede suponer este camino”, explica el profesor.
        También habría que agregarle a esto que a diferencia de lo que ocurre con Cataluña, el 30% de la población francesa está de acuerdo con la independencia de Córcega.
        Si bien a partir de 2015 comenzaron a mirar hacia lo que ocurría en Cataluña fundamentalmente por lo económico, para Simeoni el modelo de independencia es el italiano del Vallle de Aosta y para Talaoni el País Vasco.
        En este sentido los adversarios de las tesis autonomista e independentista, sin embargo enarbolaron el caballito de batalla de una supuesta “crisis a la catalana”, discurso recurrente desde setiembre pasado.
        Según el presidente del Parlamento, Jean-Yves Talamoni “Córcega lleva mucho retraso respecto a Cataluña”. Habría desde su criterio un retraso institucional, signado por el hecho de que las competencias de la isla son muy inferiores a las de Cataluña, incluso a las de cualquier autonomía española. También un rezago económico: Córcega es una de las zonas más pobres de Francia, en cambio Cataluña es la más rica de Europa. El presidente de la Asamblea corsa cree que primero hay que auspiciar un desarrollo económico cuantitativo previo, para después poder dar un salto cualitativo hacia mayores niveles de autonomía.
        Más allá de esta diferencia sustancial con Cataluña el Presidente de la Asamblea de Córcega Jean-Guy Talamoni fue uno de los pocos líderes extranjeros en saludar “a nascita di a Republica di Catalogna”. Es decir, “el nacimiento de una República de Cataluña”.
        Su aliado el autonomista Gilles Simeoni, presidente del ejecutivo regional, fue más cauto, sabedor de que el reconocimiento de una República Catalana por parte de Córcega tendría meramente un valor declarativo y dijo: “Saludo la movilización del pueblo catalán, comprendo sus aspiraciones, y entiendo que la declaración de independencia es un acto simbólico y político fuerte”.
        “El reconocimiento simbólico y político que los corsos podamos hacer de la decisión de los catalanes no basta en el plano internacional”, afirmó.
        “Europa no puede ser sólo la Europa de los estados y aún menos de la razón de Estado”, sostuvo.
        Por ahora lo que Pa Corsica (Por Córcega) pide a París es el reconocimiento oficial del idioma corso, la introducción de cambios constitucionales y la creación de un estatus especial para los corsos, así como la amnistía para los separatistas encarcelados.
        Hay quienes consideran que Córcega sufre una colonización por parte de los extranjeros y por ende, quieren impedir que compren inmuebles en la isla. Piden la creación de un estatuto de residentes en la isla que obligue a vivir en Córcega, para ser propietario de casas. A su vez no se consideran un mero lugar turístico como lo visualiza París, sino que quieren inversiones en la propia economía de Córcega.
        Contra la voluntad de París, los autonomistas trabajan para obtener unos niveles de autonomía que romperían con la tradición centralista y jacobina de Francia.
     Los bueyes primero, la carreta después. Autonomía primero, independencia después


        

lunes, 4 de diciembre de 2017

El Rusiagate recuerda mucho a Watergate


        Michael Flynn, el ex consejero nacional de seguridad de Donald Trump, propuso declarar como arrepentido, sobre la injerencia rusa en la campaña electoral del republicano, a cambio de inmunidad.
        Flynn, jefe de inteligencia militar durante el gobierno de Barak Obama, fue el único miembro del servicio de inteligencia que estuvo dispuesto a asesorar a Trump durante la campaña. Por ese motivo fue nombrado titular del Consejo de Seguridad Nacional.
        Rusia, en ese momento, era objeto de fuertes sanciones por parte del gobierno de Obama y él bajo las órdenes de Trump mantuvo reiterados contactos con el entonces embajador ruso en Estados Unidos, Sergey Kislyak.
        En ese momento Obama expulsó a 35 diplomáticos rusos y las autoridades estadunidenses allanaron dos complejos diplomáticos rusos en Estados Unidos.
        A esto se agrega el hecho de que Flynn recibió un pago de 45 mil dólares por un discurso que ofreció  cuando asistió a la gala del canal ruso de televisión RT a finales de 2015 y allí se sentó junto al presidente Vladimir Putin. Qué un militar reciba dinero de un país extranjero es delito.
        Trump reacciona ante esto en forma ambigua. Mientras por un lado sostiene que Flynn no recibió órdenes suyas, por el otro afirma que este tipo de acciones es parte del trabajo de un asesor.
        Los representantes del Comité de Inteligencia del Senado, el demócrata Mark Warner y el republicano Richard Burr, sostuvieron que han recibido información de que Rusia contrató hasta mil trolls (alborotadores en Internet),  para difundir noticias falsas sobre Hillary Clinton. Algo parecido a lo que ocurrió recientemente con la campaña a favor del independentismo catalán.
        Esta situación afecta al entorno más próximo a Trump, porque se alcanzó un acuerdo, por su yerno y asesor Jared Kushner de testificar voluntariamente en el senado por los contactos con el Kremlin.
        En este sentido según la ex secretaria interina de justicia Sally Yates seis días después de que fuera investido el nuevo gobierno, mantuvo una reunión con asesores de la Casa Blanca, a quienes informó que Flynn estaba expuesto a posibles chantajes por parte de Rusia. No obstante esta advertencia Flynn fue despedido 18 días después  que sus contactos con el embajador ruso fueron revelados por la prensa.
        "Esto era un problema porque no solamente creíamos que Rusia sabía de esto, sino que además poseía pruebas. Y eso generaba una situación de compromiso, en que el asesor de seguridad podría ser chantajeado por los rusos", dijo Yates.
        Esta gestión de advertencia que llevo a cabo la funcionaria le costó el despido el 30 de enero.
        Parece que también Obama le advirtió a Trump sobre Flynn, a quien nombró en 2012 al frente de la Agencia de Inteligencia de la Defensa y lo removió del cargo en 2014.
        Ahora el fiscal especial del Departamento de Justicia, Robert Mueller, acusa formalmente a Flynn, de hacer "declaraciones falsas, ficticias y fraudulentas" al FBI y éste se declara culpable y dispuesto a cooperar. Pesan sobre él 5 años de prisión como mínimo.
        En una declaración, Flynn sostuvo que reconoció que sus acciones "estaban equivocadas y, a través de mi fe en Dios, estoy trabajando para enmendar las cosas".
        "Mi declaración de culpabilidad y mi acuerdo para cooperar con la Oficina del Asesor Especial reflejan una decisión que tomé en el mejor interés de mi familia y de nuestro país. Acepto toda la responsabilidad por mis acciones", dijo.
        Flynn, no es el único imputado, porque si bien es el primer funcionario del gobierno de Trump, también es el cuarto conectado a la campaña en ser acusado como parte de la investigación del fiscal especial Robert Mueller, sobre una posible colusión entre el gobierno ruso y miembros del equipo del ahora presidente, así como posibles obstrucciones a la justicia y delitos financieros.
        Las cosas se le complican a Trump, porque si bien su expresidente de la campaña política, Paul Manafort y su adjunto Rick Gates fueron acusados y se declararon inocentes, en cambio el asesor de la política exterior de la campaña, George Papadopoulos, se declaró culpable por hacer una declaración falsa ante el FBI por contactos con funcionarios vinculados al gobierno ruso.
        Todos recordamos el famoso escándalo Watergate que tuvo lugar en Estados Unidos en la década del ’70, a partir del robo de documentos en el complejo de oficinas Watergate, en Washington D.C. sede del Comité Nacional del Partido Demócrata.
        Hubo un enorme esfuerzo de encubrimiento de los responsables, por parte de la Administración Nixon. Las cosas se llegaron a saber gracias a un “Garganta Profunda” que desde un garaje informaba a los periodistas del  Washington Post, Carl Bernstein y Bob Woodward.
        La suma de evidencias y el efecto bola de nieve que proporcionó “Garganta Profunda”, eran tales que Richard Nixón se vio obligado a renunciar el 9 de agosto de 1974, para que no le hicieran un juicio político.
        El Rusiagate indica que estamos en las puertas de un desenlace similar.
        Aquello fue un escándalo que salpicó a un total de 69 personas, de las cuales 48 fueron encontradas culpables y encarceladas; muchas de las cuales habían sido altos funcionarios del gobierno de Nixon.

        Esto de ahora no se sabe a cuántos puede salpicar.