lunes, 4 de diciembre de 2017

El Rusiagate recuerda mucho a Watergate


        Michael Flynn, el ex consejero nacional de seguridad de Donald Trump, propuso declarar como arrepentido, sobre la injerencia rusa en la campaña electoral del republicano, a cambio de inmunidad.
        Flynn, jefe de inteligencia militar durante el gobierno de Barak Obama, fue el único miembro del servicio de inteligencia que estuvo dispuesto a asesorar a Trump durante la campaña. Por ese motivo fue nombrado titular del Consejo de Seguridad Nacional.
        Rusia, en ese momento, era objeto de fuertes sanciones por parte del gobierno de Obama y él bajo las órdenes de Trump mantuvo reiterados contactos con el entonces embajador ruso en Estados Unidos, Sergey Kislyak.
        En ese momento Obama expulsó a 35 diplomáticos rusos y las autoridades estadunidenses allanaron dos complejos diplomáticos rusos en Estados Unidos.
        A esto se agrega el hecho de que Flynn recibió un pago de 45 mil dólares por un discurso que ofreció  cuando asistió a la gala del canal ruso de televisión RT a finales de 2015 y allí se sentó junto al presidente Vladimir Putin. Qué un militar reciba dinero de un país extranjero es delito.
        Trump reacciona ante esto en forma ambigua. Mientras por un lado sostiene que Flynn no recibió órdenes suyas, por el otro afirma que este tipo de acciones es parte del trabajo de un asesor.
        Los representantes del Comité de Inteligencia del Senado, el demócrata Mark Warner y el republicano Richard Burr, sostuvieron que han recibido información de que Rusia contrató hasta mil trolls (alborotadores en Internet),  para difundir noticias falsas sobre Hillary Clinton. Algo parecido a lo que ocurrió recientemente con la campaña a favor del independentismo catalán.
        Esta situación afecta al entorno más próximo a Trump, porque se alcanzó un acuerdo, por su yerno y asesor Jared Kushner de testificar voluntariamente en el senado por los contactos con el Kremlin.
        En este sentido según la ex secretaria interina de justicia Sally Yates seis días después de que fuera investido el nuevo gobierno, mantuvo una reunión con asesores de la Casa Blanca, a quienes informó que Flynn estaba expuesto a posibles chantajes por parte de Rusia. No obstante esta advertencia Flynn fue despedido 18 días después  que sus contactos con el embajador ruso fueron revelados por la prensa.
        "Esto era un problema porque no solamente creíamos que Rusia sabía de esto, sino que además poseía pruebas. Y eso generaba una situación de compromiso, en que el asesor de seguridad podría ser chantajeado por los rusos", dijo Yates.
        Esta gestión de advertencia que llevo a cabo la funcionaria le costó el despido el 30 de enero.
        Parece que también Obama le advirtió a Trump sobre Flynn, a quien nombró en 2012 al frente de la Agencia de Inteligencia de la Defensa y lo removió del cargo en 2014.
        Ahora el fiscal especial del Departamento de Justicia, Robert Mueller, acusa formalmente a Flynn, de hacer "declaraciones falsas, ficticias y fraudulentas" al FBI y éste se declara culpable y dispuesto a cooperar. Pesan sobre él 5 años de prisión como mínimo.
        En una declaración, Flynn sostuvo que reconoció que sus acciones "estaban equivocadas y, a través de mi fe en Dios, estoy trabajando para enmendar las cosas".
        "Mi declaración de culpabilidad y mi acuerdo para cooperar con la Oficina del Asesor Especial reflejan una decisión que tomé en el mejor interés de mi familia y de nuestro país. Acepto toda la responsabilidad por mis acciones", dijo.
        Flynn, no es el único imputado, porque si bien es el primer funcionario del gobierno de Trump, también es el cuarto conectado a la campaña en ser acusado como parte de la investigación del fiscal especial Robert Mueller, sobre una posible colusión entre el gobierno ruso y miembros del equipo del ahora presidente, así como posibles obstrucciones a la justicia y delitos financieros.
        Las cosas se le complican a Trump, porque si bien su expresidente de la campaña política, Paul Manafort y su adjunto Rick Gates fueron acusados y se declararon inocentes, en cambio el asesor de la política exterior de la campaña, George Papadopoulos, se declaró culpable por hacer una declaración falsa ante el FBI por contactos con funcionarios vinculados al gobierno ruso.
        Todos recordamos el famoso escándalo Watergate que tuvo lugar en Estados Unidos en la década del ’70, a partir del robo de documentos en el complejo de oficinas Watergate, en Washington D.C. sede del Comité Nacional del Partido Demócrata.
        Hubo un enorme esfuerzo de encubrimiento de los responsables, por parte de la Administración Nixon. Las cosas se llegaron a saber gracias a un “Garganta Profunda” que desde un garaje informaba a los periodistas del  Washington Post, Carl Bernstein y Bob Woodward.
        La suma de evidencias y el efecto bola de nieve que proporcionó “Garganta Profunda”, eran tales que Richard Nixón se vio obligado a renunciar el 9 de agosto de 1974, para que no le hicieran un juicio político.
        El Rusiagate indica que estamos en las puertas de un desenlace similar.
        Aquello fue un escándalo que salpicó a un total de 69 personas, de las cuales 48 fueron encontradas culpables y encarceladas; muchas de las cuales habían sido altos funcionarios del gobierno de Nixon.

        Esto de ahora no se sabe a cuántos puede salpicar.