La oposición venezolana acaba de caer en el mismo error que
el que cometió el nacionalismo independiente y el batllismo en los tiempos de
la dictadura de Terra.
En las elecciones nacionales del 27 de marzo de 1938
decidieron abstenerse y Alfredo Baldomir adquiere sin mayores inconvenientes la
mayoría de los votos emitidos y se convierte en Presidente de la República el
19 de julio de 1938.
Si vemos el resultado de las elecciones constatamos que la
fórmula Alfredo Baldomir‑Cesar Charlone, junto a la fórmula Eduardo Blanco
Acevedo‑Eugenio Martínez, por el partido colorado obtuvo el 61.40% de los votos
y la fórmula Juan José Arteaga‑Carmelo Cabrera, por el partido nacional, obtuvo
el 32,10% de los votos. Los
abstencionistas apenas llegaron a los 1.200 votos.
Si algo enseña la historia uruguaya es que aún en condiciones
adversas, en donde el gobierno de facto corre “con el caballo del comisario” y
utiliza “el látigo de 7 colas”, abstenerse, por más activista que sea ese
abstencionismo, no deja de ser un error, porque en política nada es gratuito y
no se regalan los espacios que se conquistan.
Lo único que logran en Venezuela los opositores al no
concurrir es que el oficialismo obtenga 305 de las 335 alcaldías.
Si hubieron razones para competir en las elecciones
regionales del pasado 15 de octubre, en donde se sabía que iban a existir
irregularidades, porque son una constante de los diversos comicios que se han
vivido en Venezuela, porqué ahora los grandes partidos opositores Primero
Justicia (liderado por Henrique Capriles), Voluntad Popular (fundado por
Leopoldo López) y Acción Democrática (presidido por Henry Ramos Allup),
decidieron no participar en la contienda por las alcaldías.
“Llamaron a la abstención, intentaron sabotear el proceso.
Pudiéramos decir hoy: con el éxito de las municipales no pudieron. Más pudo el
pueblo de Venezuela y tenemos que decir que las elecciones del 10 de diciembre
fueron un éxito total para el país. Es la tercera elección en 140 días”, sostuvo
Maduro, recordando la misma soberbia, con que el terrismo trataba a los
abstencionistas.
Si bien es cierto como dice Capriles que la gran apatía del
electorado venezolano responde a la crisis institucional, en términos de
concurrencia, la participación ahora disminuyó en un 11,6%, que se puede decir
que ese es el abstencionista que siguió a los partidos de oposición y un 11,6%
recuerda el triste resultado de los que siguieron el batllismo y el
nacionalismo independiente en aquellas elecciones de 1938.
A esto se agrega ahora la enorme inconstitucionalidad de
Maduro al impedirle a los partidos opositores que se presenten de ahora en más,
sólo por haberse abstenido en una elección, cuando la Constitución de Venezuela
dice que quedan inhabilitados a la tercera abstención.
La oposición venezolana a otra escala comete el mismo error
que el anticastrismo, que aún cree en la lucha armada y que por esa vía al
fracasar en su intento, fue barrida del escenario cubano facilitándole el
camino a Fidel Castro.
A esto hay que agregarle la profunda división y pérdida de
liderazgo del bloque opositor. Al darle al oficialismo una elección sin competidores,
lo único que lograron es reforzar su poder sobre las instituciones políticas,
justamente cuando más cuestionado estaba ese poder.
El gobierno ahora anuló el poder de la Asamblea Nacional, e
instaló una Asamblea Constituyente que la sobrepasa en atribuciones. Estamos en
las puertas de un gobierno de partido único, al mejor estilo cubano, en donde
hay votaciones pero no elecciones.
Ahora en la mesa de diálogo, en República Dominicana, a la
cual están invitados los opositores ¿Cuáles van a ir, si los partidos que
quedan proscriptos de la oposición forman parte de esa mesa de diálogo?
No se entiende si la oposición se iba a abstener para qué formaron
una mesa de diálogo, que ahora es inviable, porque están inhabilitados para
participar en las elecciones de 2018.
Es una verdadera lástima que la Mesa de Unidad Democrática
(MUD), que tuvo grandes éxitos en movilizar a la ciudadanía haya desaprovechado
las oportunidades de consolidarse como una alternativa al chavismo. Primaron
las pugnas personales entre los principales líderes políticos, antes que el
objetivo de unificar esfuerzos para enfrentar el gobierno de Maduro.