viernes, 8 de diciembre de 2017

Camino a un Brexit más sensato.


        En las negociaciones entre el Reino Unido y la Unión Europea para fijar los términos de la salida y poder pasar a la segunda etapa, existían tres temas claves.
        En primer lugar, los derechos de los nacionales de los 27 Estados miembros en el Reino Unido y de los británicos residentes en los 27 países de la UE.
        En segundo lugar, la factura que debe abonar el Reino Unido antes de irse y en tercer término la frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte.
        En lo esencial Theresa May logra el acuerdo para salir de la Unión Europea y eso le garantiza, por ahora, su propia sobrevivencia política.
        Pero todo esto implica bajar a la dura realidad que el Brexit vino a generar sobre la economía del Reino Unido y que nada tiene que ver con lo que le hicieron creer al electorado que votó la salida de Europa.
        El Reino Unido aceptó, además, pagar 45 millones de euros para irse de la Unión Europea. No es nada improbable que se vean obligados a devaluar la libra esterlina, pero el pago deberá hacerse en euros.
        La piedra en el zapato del acuerdo eran las barreras regulatorias entre Irlanda del Norte, que si bien en un 56% votó por la permanencia en la Unión Europea, el partido mayoritario, el DUP, unionista y profundamente conservador votó por el Brexit.
        La otra opción era diseñar un traje a medida para Irlanda, pero eso no lo toleraría el DUP, que tiene los 10 escaños que Theresa May necesita para gobernar y a su vez le crearía problemas con Escocia, Gales y Londres abriendo un escenario conflictivo. La única forma de evitar una frontera en la isla es que el Reino Unido en su conjunto permanezca en el mercado único y la unión aduanera.
        Zanjado este asunto, ahora el equipo negociador europeo sostiene que contiene un progreso suficiente, como para que los líderes de los 27 países de la UE acuerden el pasaje a la segunda etapa de las negociaciones sobre los términos de la ruptura.
        Se trató de acordar un Brexit suave, en donde “En ausencia de soluciones pactadas, Reino Unido mantendrá un alineamiento completo con las reglas del mercado interno y la unión aduanera”, lo que significa que si no se aprueba otra cosa, el Reino Unido no será miembro del mercado único, de modo que si bien no puede participar en la confección de sus reglas, debe sí someterse a ellas.
        De esta forma estamos ante un Brexit blando, para evitar un salto al vacío.
        David Davis, el ministro británico del Brexit ha celebrado este acuerdo: "Hoy es un gran paso adelante para cumplir con el Brexit. Hubo mucho trabajo, pero estoy contento de que la Comisión haya recomendado ahora que se han hecho suficientes progresos", sostuvo.
        Boris Johnson el ministro británico de Asuntos Exteriores dijo al respecto: "Ahora tenemos el objetivo de forjar una relación profunda y especial con nuestros amigos europeos y aliados mientras permanezcamos fieles a los resultados del referéndum recuperando el control de nuestras leyes, moneda y fronteras para todo Reino Unido".
        En este sentido, el primer ministro irlandés Leo Varadkar sostuvo en rueda de prensa en Dublín: "Estoy satisfecho de que se hayan hecho progresos suficientes en las cuestiones irlandesas, los parámetros han quedado fijados ahora y son buenos”.
        Camino a un Brexit más sensato,  el Reino Unido tiene que irse de la UE como una sola nación y con una frontera suave con Irlanda.
        Según Donald Tusk, la Unión Europea estaría dispuesta a concederle al Reino Unido un período de transición una vez cumplido el plazo legal para abandonar el club. La condición sería que acate la totalidad de la legislación comunitaria y la competencia del Tribunal Europeo pese a estar fuera de la UE.
        Este completo alineamiento con las normas del mercado único es una opción más moderada del Brexit, pero igualmente compleja porque incluye los inconvenientes, pero ninguna ventaja a cambio. 
        Las negociaciones hasta ahora eran como un castillo de naipes al que se llegaba trabajosamente, pero el más mínimo viento lo derrumbaba.
        De aquí en más las negociaciones serán más difíciles y complicadas en el abordaje de las cuestiones comerciales, porque como bien se sabe, el diablo está en los detalles.