La economía sigue encajando mal en todo este proceso lamentable
de la independencia de Cataluña.
No es una declaración fallida, porque siguió todos los pasos
necesarios para lograrla, sino que simplemente, no ha tenido el efecto
esperado.
En este último mes y medio, las consecuencias han sido
devastadoras en el plano económico; miles de empresas que se fueron, cambio del
domicilio social y fiscal, caídas de ventas en el comercio, crecimiento del
desempleo, merma en el turismo que baja un 40%.
Las empresas se sienten echadas. Nadie se merece lo que está
pasando en Cataluña, pero los empresarios debieron de haberle advertido a la
gente antes.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), durante el mes de agosto hubo una caída del
23,6% en la creación de empresas. Hoy es
la tercera comunidad con mayor descenso en la generación de compañías, sólo por
detrás de La Rioja, con un descenso del 48,6% en agosto, y Cantabria, con una
bajada del 39,1%.
La situación económica creada por el separatismo daña también
el comercio exterior. Así el presidente
de la Cámara de Comercio de EEUU, Jaime Malet, ha afirmado durante su
intervención en la cena de gala de conmemoración del centenario de la Cámara de
Comercio de EEUU en España, que “la deriva política muy grave” vivida en los
últimos días, ha hecho que “decenas de planes de inversión” se terminaron
malogrando y se haya puesto en riesgo la recuperación económica.
Los dueños del dinero quieren certezas y la inseguridad
política que genera Cataluña los espanta. Gane quien gane el 21 de diciembre,
nada indica que los resultados van a ser sustancialmente diferentes a los de 27
de setiembre. Es un hecho que el devenir de la próxima legislatura está marcado
por ésta inestabilidad. Pérdida de confianza económica, empate político entre
dos sectores, y avance de la presión judicial definen las dificultades que el
desafío independentista, deja como saldo. El capital no es heroico, es cobarde
y quien paga las consecuencias de todo esto es la bolsa española. "Sin el
impacto de la crisis política en Cataluña, la prima estaría en el entorno de
los 85 o 90 puntos", sostuvo el ministro de Economía, Industria y
Competitividad, Luis de Guindos. Frente a esta situación el ministro señaló que
la intención es aprobar el presupuesto a comienzos del año que viene. Como ya
sucedió en el ejercicio en curso, el Ejecutivo deberá prorrogar las cuentas de
este año. Ello implica que, de momento, el salario de los funcionarios no
aumentará en 2018.
La economía hoy está atrapada en España por el impacto de la
crisis catalana.
La lógica de los inversores es muy simple: si España entra en
una espiral de inestabilidad política, se encarecerá su financiación y llegará
al crédito de las empresas, que experimentarán también los efectos de la
pérdida de vigor de sus ventas por la incertidumbre económica. La ausencia de
proyectos de inversión, las caídas muy apreciables de reservas en el mercado
turístico catalán, son solo indicios que degenerarán en una gran tormenta, si
la crisis abierta no se cierra rápidamente. Lo que está sucediendo podría ser
el principio del fin.
El hecho de que los
dirigentes separatistas, ni siquiera se hayan planteado que esto podía ocurrir
es una prueba más de la insensatez y la irresponsabilidad con la que han manejado
esta cuestión.
Tienen ahora que reinventarse creando un nuevo relato, y
haciendo alianzas con gente que no quiere la independencia.
Todas estas volteretas políticas lo único que expresan es la
profunda irresponsabilidad de la dirigencia separatista.