En Alemania el partido liberal encabezado por Christian
Lindner rompió las negociaciones con los conservadores y los Verdes para formar
un Gobierno y esto trajo aparejado una crisis política, que si bien desde el
punto de vista de cualquier otro país expresa solamente la fragmentación del
sistema de partidos, en Alemania en cambio, por su gran estabilidad se ha
convertido en una cuestión preocupante.
La canciller Angela Merkel si bien gana las elecciones, sin
embargo consigue la victoria con el 33% de los votos, lo que significa el
porcentaje más bajo de sus cuatro citas electorales.
La Afd, ultraderecha xenófoba por primera vez desde la
Segunda Guerra Mundial, entra en el Parlamento, obteniendo un 12,6% de los
votos
Los socialdemócratas alcanzan el peor resultado de su
historia con un 20,5%.
La UDC –Unión Demócrata Cristiana‑ de Merkel y su hermanada
Unión Socialcristiana (SCU), lograron 8,5 puntos menos que hace cuatro años,
pero 12,5 más que los socialdemócratas liderados por Martín Schulz.
El líder del partido socialdemócrata
(SPD) al ver lo magro de los resultados electorales, optó primero por no formar
coalición luego de valorar y aceptar su derrota. Ahora da marcha atrás ante las
presiones del Presidente Frank-Walter Steinmeier.
El panorama político se complica mucho también, por el hecho
de que para formar coalición si las fuerzas que la apuntalaban se desmarcan hay
que lidiar con los intereses contrapuestos de liberales (10,7% de los votos) y
ecologistas (8,9%), para formar un tripartido inédito a escala federal.
Los temas que están en
el debate que conduce a este desencuentro que impide formar gobierno son la
inmigración, el medioambiente y la política fiscal.
“Lindner tenía un plan: derribar a Merkel”, sostuvo Jürgen
Trittin, un veterano político verde y miembro del equipo negociador.
En este sentido las nuevas encuestas que se publican
coinciden en culpar a Lindner. El 55% de los consultados piensa que los
liberales son los causantes de que las negociaciones hayan fracasado. Además
las dos terceras partes de los alemanes lamentan esta situación dada de
frustración y el 51% prefiere frente a esto llamar nuevamente a elecciones.
La inestabilidad política de largo alcance que esto trae
aparejado es completamente atípica en Alemania. Esta es la causa por la cual un
gobierno en minoría, que en cualquier lugar del mundo se lo contempla como algo
natural, en cambio en Berlín suele ser considerado como una última opción.
Para entender la crisis política en clave económica, se debe
considerar que desde la reunificación de las dos Alemanias, hay que pagar lo
que se llama el soli, para ayudar a la economía de los Estados del Este del
país y muchos dicen que están hartos de pagar los costos de la reunificación, que
asciende a un 5,5% del IRPF, para los trabajadores que superen el mileurismo.
La causa por la cual los liberales se fueron de la coalición
es porque en las negociaciones exigieron la eliminación del Solidaritätszuschlag,
alias Soli.
En 2013 los liberales quedaron fuera del parlamento por no
tener el 5% mínimo indispensable y tras cuatro años de ostracismo
extraparlamentario entendieron que nada es gratuito en política y culparon su
fracaso a la cohabitación con Merkel II en el período 2009‑2013. Lo mismo que
le está sucediendo ahora a Martín Schulz y el partido socialdemócrata.
Después de 12 años de poder no es nada improbable que se esté
ante el fin de la era Merkel.
Si a esto se le suma el gran cambio en la atmósfera moral que
trajo la cuestión de los refugiados estamos en presencia de la gota que colmó
el vaso. Alemania acogió un millón trescientos mil refugiados en dos años.
Estos planean sacar a sus familias de las áreas de guerra en que viven y en el
marco de la reunificación familiar, la moratoria implica que hasta marzo de
2018 las personas con protección subsidiaria –un tipo de asilo más acotado‑, no
podrán llevar a sus familiares.
Los liberales y los conservadores quieren prolongar la
moratoria, mientras que los verdes creen que es un derecho de todo refugiado y
que no es posible integrarse cuando tu familia está bajo las bombas.
En este panorama la extrema derecha pisa cada vez más fuerte
ante el desmoronamiento de los equilibrios políticos tradicionales.
Al final como diría Max Weber, entre la ética de la
convicción y la ética de la responsabilidad parece que primó la de la
responsabilidad.
"Algo debe quedar claro: si estas negociaciones llevan,
de una manera u otra, a una participación en el gobierno, los militantes de
nuestro partido deberán votar" sobre ello, advirtió Schulz en una corta
declaración.
"Alemania no sufre una crisis de Estado, pero estamos en
una situación complicada".
Alemania no tiene comicios anticipados desde el fin de la
Segunda Guerra Mundial y ahora es arriesgado porque ingresan diputados de
extrema derecha al Bundestag.
Los sondeos sostienen que en esa eventualidad podrían incluso
mejorar los resultados electorales.
La Unión Europea sigue con preocupación esta crisis política,
porque Alemania es el motor económico de Europa y las negociaciones con el
Reino Unido por el Brexit, se complicarían enormemente con una crisis política
severa por parte de Belín.
Un profundo suspiro de alivio se sintió cuando declaró el
secretario general del partido, Hubertus Heil, tras unas ocho horas de
deliberaciones de la cúpula, que el Partido Socialdemócrata (SPD) "es de
la firme convicción de que hay que hablar".
Si bien por ahora la crisis queda “resuelta”, es un hecho que
la Unión Europea encuentra ‑Brexit, Cataluña, dificultades en Alemania para
formar coalición de gobierno, mediante‑, una serie de hechos que se suceden
como consecuencia del escenario que trajo aparejado, la gran crisis financiera de 2008.