viernes, 24 de noviembre de 2017

Alemania y las nuevas realidades políticas


        En Alemania el partido liberal encabezado por Christian Lindner rompió las negociaciones con los conservadores y los Verdes para formar un Gobierno y esto trajo aparejado una crisis política, que si bien desde el punto de vista de cualquier otro país expresa solamente la fragmentación del sistema de partidos, en Alemania en cambio, por su gran estabilidad se ha convertido en una cuestión preocupante.
        La canciller Angela Merkel si bien gana las elecciones, sin embargo consigue la victoria con el 33% de los votos, lo que significa el porcentaje más bajo de sus cuatro citas electorales.
        La Afd, ultraderecha xenófoba por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, entra en el Parlamento, obteniendo un 12,6% de los votos
        Los socialdemócratas alcanzan el peor resultado de su historia con un 20,5%.
        La UDC –Unión Demócrata Cristiana‑ de Merkel y su hermanada Unión Socialcristiana (SCU), lograron 8,5 puntos menos que hace cuatro años, pero 12,5 más que los socialdemócratas liderados por Martín Schulz.
          El líder del partido socialdemócrata (SPD) al ver lo magro de los resultados electorales, optó primero por no formar coalición luego de valorar y aceptar su derrota. Ahora da marcha atrás ante las presiones del Presidente Frank-Walter Steinmeier.
        El panorama político se complica mucho también, por el hecho de que para formar coalición si las fuerzas que la apuntalaban se desmarcan hay que lidiar con los intereses contrapuestos de liberales (10,7% de los votos) y ecologistas (8,9%), para formar un tripartido inédito a escala federal.
          Los temas que están en el debate que conduce a este desencuentro que impide formar gobierno son la inmigración, el medioambiente y la política fiscal.
        “Lindner tenía un plan: derribar a Merkel”, sostuvo Jürgen Trittin, un veterano político verde y miembro del equipo negociador.
        En este sentido las nuevas encuestas que se publican coinciden en culpar a Lindner. El 55% de los consultados piensa que los liberales son los causantes de que las negociaciones hayan fracasado. Además las dos terceras partes de los alemanes lamentan esta situación dada de frustración y el 51% prefiere frente a esto llamar nuevamente a elecciones.
        La inestabilidad política de largo alcance que esto trae aparejado es completamente atípica en Alemania. Esta es la causa por la cual un gobierno en minoría, que en cualquier lugar del mundo se lo contempla como algo natural, en cambio en Berlín suele ser considerado como una última opción.
        Para entender la crisis política en clave económica, se debe considerar que desde la reunificación de las dos Alemanias, hay que pagar lo que se llama el soli, para ayudar a la economía de los Estados del Este del país y muchos dicen que están hartos de pagar los costos de la reunificación, que asciende a un 5,5% del IRPF, para los trabajadores que superen el mileurismo.
        La causa por la cual los liberales se fueron de la coalición es porque en las negociaciones exigieron la eliminación del Solidaritätszuschlag, alias Soli.
        En 2013 los liberales quedaron fuera del parlamento por no tener el 5% mínimo indispensable y tras cuatro años de ostracismo extraparlamentario entendieron que nada es gratuito en política y culparon su fracaso a la cohabitación con Merkel II en el período 2009‑2013. Lo mismo que le está sucediendo ahora a Martín Schulz y el partido socialdemócrata.
        Después de 12 años de poder no es nada improbable que se esté ante el fin de la era Merkel.
        Si a esto se le suma el gran cambio en la atmósfera moral que trajo la cuestión de los refugiados estamos en presencia de la gota que colmó el vaso. Alemania acogió un millón trescientos mil refugiados en dos años. Estos planean sacar a sus familias de las áreas de guerra en que viven y en el marco de la reunificación familiar, la moratoria implica que hasta marzo de 2018 las personas con protección subsidiaria –un tipo de asilo más acotado‑, no podrán llevar a sus familiares.
        Los liberales y los conservadores quieren prolongar la moratoria, mientras que los verdes creen que es un derecho de todo refugiado y que no es posible integrarse cuando tu familia está bajo las bombas.
        En este panorama la extrema derecha pisa cada vez más fuerte ante el desmoronamiento de los equilibrios políticos tradicionales.
        Al final como diría Max Weber, entre la ética de la convicción y la ética de la responsabilidad parece que primó la de la responsabilidad.
        "Algo debe quedar claro: si estas negociaciones llevan, de una manera u otra, a una participación en el gobierno, los militantes de nuestro partido deberán votar" sobre ello, advirtió Schulz en una corta declaración.
        "Alemania no sufre una crisis de Estado, pero estamos en una situación complicada".
        Alemania no tiene comicios anticipados desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y ahora es arriesgado porque ingresan diputados de extrema derecha al Bundestag.
        Los sondeos sostienen que en esa eventualidad podrían incluso mejorar los resultados electorales.
        La Unión Europea sigue con preocupación esta crisis política, porque Alemania es el motor económico de Europa y las negociaciones con el Reino Unido por el Brexit, se complicarían enormemente con una crisis política severa por parte de Belín.
        Un profundo suspiro de alivio se sintió cuando declaró el secretario general del partido, Hubertus Heil, tras unas ocho horas de deliberaciones de la cúpula, que el Partido Socialdemócrata (SPD) "es de la firme convicción de que hay que hablar".
        Si bien por ahora la crisis queda “resuelta”, es un hecho que la Unión Europea encuentra ‑Brexit, Cataluña, dificultades en Alemania para formar coalición de gobierno, mediante‑, una serie de hechos que se suceden como consecuencia del escenario que trajo aparejado, la gran crisis financiera de 2008.