Si
fuera fútbol se diría que fue un gol en contra o un gol errado ex profeso, como
el de Troche contra Alemania, para irse luego a jugar a ese país. Lo que más
llama la atención de esto es lo extemporáneo y divisionista de la maniobra. Una
jugada siniestra, planificada a las escondidas, con el cuchillo abajo del
poncho. El Intendente de Montevideo, Daniel Martínez, y el empresario Edgardo
Novick, el candidato más votado del Partido de la Concertación, fueron a una
connivencia que los pone como como culo y calzoncillo y que defrauda
profundamente, al electorado de la Concertación que creyó ver en Novick, el
hombre con coraje para desafiar al Frente Amplio. Es más, ni siquiera Martínez
cuando ganó lo invitó para conversar y buscó por todos los medios comprar
ediles del Partido de la Concertación ninguneando a Novick. La misma Topolansky
llegó a decir que el hombre más peligroso para los intereses del Frente Amplio,
era precisamente éste empresario, en el cual muchos creímos.
Y
perdieron los dos, porque cada cual en su juego le están dejando un nuevo
déficit de 90 millones de dólares a los 400 millones que ya tiene la
Intendencia de Montevideo. No hay compromiso de gestión, de control del gasto,
es un acuerdo a la vieja usanza, entre capangas que se creen los dueños del
voto que recibieron. Ahora, el Intendente tendrá los votos necesarios para
aprobar el fideicomiso que le permita usar esos recursos para seguir haciendo
publicidad en los “informativos” televisivos, mantener su séquito de obsecuentes
y hacer obra de fachada, para justificar la sobre facturación y sub facturación
en las obras que realiza.
Novick
cree que ahora con el beneplácito del Frente Amplio y la sonrisita cínica de
Martínez, que también es responsable del defalco de ANCAP, tendrá la posibilidad
de volverse el caudillo de la oposición. Se trata de un elemento que un buen
día, sin decir agua va, agua viene, de motu
propio, borró con el codo, todo lo que antes dijo con la mano. Es el Amodio
Pérez de los partidos fundacionales, el hombre que no entendió que se le dio
un rol municipal y no nacional ,y que fue llamado para ocupar un lugar en la
brega política, no para restar y dividir las autoridades electas en elecciones
internas primero, y luego avaladas por la ciudadanía en los comicios
parlamentarios.
Como
bien dice Jorge Gandini: “Nos parece que se debería haber hablado. Es un cambio
radical de lo que se ha hecho siempre. Daniel Martínez estaba del otro lado:
endeudamiento no, obras sí, pero no éstas”.
Este
modo de proceder propio de un hombre que se niega al ejercicio de la
inteligencia recta, hace que no sea confiable, ni para dirigir un cuadro de fútbol
de campito.
Recuerdo
que una vez alguien me dijo: “Si a mí me votan para que sea bueno y no por mi
linda cara, sino por mi trayectoria, no puedo ni sentarme al lado de un malo”.
No
le bastó que el Partido de la Concertación por mayoría rechazase su candidatura
a escala nacional, La ambición mediocre lo condujo a viajar por todo el país,
como si los dirigentes nacionales fueran improvisados y no figuras que también
pisan todo el territorio.
No
lo dejaron ser un tercer partido y decidió por despecho traicionar a su
electorado
Cualquiera
entiende, tras ver la campaña electoral que hemos vivido en Montevideo, que
quien votó a Novick lo hizo porque representaba, al menos de la boca para
afuera, lo contrario a esta actitud actual. Es difícil imaginar que una cosa
así prospere, pero es fácil colegir, que los pocos y míseros votos que logre
sacar, representan un descuento serio, en elecciones reñidas donde se gana por
un 2 o un 3 por ciento.
Las
condiciones que puso Novick son fáciles de prever y se resumen en una frase muy
uruguaya: Hoy por ti, mañana por mí.
La
historia nacional, fundamentalmente la del Partido Nacional, demuestra que en
los momentos en dónde el partido está más cerca del éxito, siempre hay alguno
que se lanza por lista propia, tipo Eduardo Acevedo en los tiempos de José
Batlle y Ordoñez, o de Lorenzo Carnelli, que si bien luego desaparecen de la
política y tienen incluso que irse del Uruguay, el daño que hicieron le
garantiza al oficialismo otro triunfo más.
Debe de tenerse en cuenta que a estos 90 millones de dólares para que Martínez pueda
ir haciendo boca, en el aperitivo del despilfarro, en una segunda etapa del
Fondo Capital, le dará U$S 152 millones, que también serían financiados por un
fideicomiso, Parece no haberse dado cuenta que le firmó un cheque en blanco a
vulgares y silvestres delincuentes, con el agravante en el decir del mismo
Martínez que “podremos abrir las puertas para otros fideicomisos”. “Esto
muestra la madurez del sistema político”, explicó Martínez sellando el acuerdo,
aunque más que madurez, lo único que sí demuestra es la podredumbre de esa
manera de traicionar a la gente, sin respetar los dineros del contribuyente, en
una de las intendencias más caras tributariamente y más sucia de todo el país.
“Esto
es para la gente de Montevideo”, recalcó Novick.
No
señor Novick, esto no es para la gente de Montevideo, esto es para que el
Frente Amplio en la Intendencia siga robando a cuatro manos y tomándole el pelo
a todo el mundo.
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