Cristina
está desesperada por convertirse de aquí en más en una suerte de monje gris, de
poder detrás del trono. Algo parecido a lo que hizo Mujica faltando poco para
dejar el gobierno, sólo que en el caso del kirchnerismo llega al paroxismo de
la furia escribiente y legislativa.
¡Si
estos proyectos eran tan importantes para ellos, porqué ahora tanto apuro!
Desde
la creación de billetes de 5 pesos con la imagen del Papa Francisco, algo que
dentro de poco puede valer casi nada y que además al que menos le interesa es
al mismo Papa. Lo que el gobierno imprime hasta ahora son billetes de 100
pesos. Desarrollos sustentables recién descubiertos, feriados como el del 23 de
agosto, el día del Militante Sindical y del ladrillero, declarar monumentos
nacionales a cualquier cosa y a pedir de boca, Juzgados Penales en Catamarca y
cosas así, son cosas muy importantes,
por lo visto.
La
clave es Yacimientos Carboníferos Fiscales y en función de eso arman cortinas
de humo totalmente absurdas.
¡De
dónde van a sacar esos 5 mil millones de pesos!
El
82 por ciento móvil para los jubilados, vetado por la Presidenta, lo lanzan
ahora para hacer creer que son los buenos.
En
el Frente para la Victoria están olfateando que lo de Cristina se termina y que
los Gobernadores tienen otra orientación. Amplían el temario con caramelitos, y
la gente al ver eso se espanta y deja de creer en la política.
Recuerda
el hundimiento del Titanic: genios y figuras hasta su sepultura.
No
tienen en cuenta que cuando asuma el nuevo parlamento, todos estos proyectos
serán revisados, lo que indica la mediocridad mental del cristinismo.
El
próximo gobierno no tiene porqué hacerse cargo de estos 100 proyectos de ley
votados a tapa cerrada y con brazo de yeso y eso en el marco de una puja
interna por quien preside el peronismo a 7 días de irse.
Es
un atropello a la dignidad republicana del pueblo argentino, que a los
ponchazos se le quiere imponer, lo que ésta mayoría circunstancial quiere a
chiflido de una Presidenta bipolar, maníaca y profundamente enferma.
Se
viene un giro radical, tienen los días contados y lo único en lo que están
pensando a 7 días antes de irse, es ponerle el palo en la rueda al nuevo
gobierno y dejarle un hijo macho a Mauricio Macri.
Se
preparan para dar batalla desde la oposición y no se dan cuenta que la política
exportadora y abierta al mundo de Mauricio, al primero que ha de beneficiar es
al sector agropecuario y a las Provincias peronistas. Como explicaba aquel
historiador que estuvo en el Uruguay exiliado, José Luis Romero, se va a dar
una inversión de posiciones, porque el comercio exterior manda y no nuestra
ideología.
Mauricio
tiene garantizado, no al massismo asustadizo, sino la misma base peronista todo
a lo largo del país: El peronismo del interior, el que define la situación
territorial en su conjunto.
Argentina
no se gobierna desde El Calafate, sino desde aquellas Provincias que tienen
puerto y comercio fluido con el mundo, diga o haga lo que quiera el gobierno.
Estamos hablando de comercio liviano, semi feudal, pero fundamental, para
lugares que viven de las ovejas, porque la agricultura es imposible, por culpa
de esa ráfaga polar que es el Pampero.
En
el sur argentino hay que plantar cortinas de viento con álamos, porque si no el
viento, no deja que crezca nada. Rompe hasta las estructuras más sólidas de
hierro. Esa gente, no precisa del gobierno para liberalizar el comercio
exterior, ya viven en una liberalización económica elemental, lo que sí
precisan, es inversión internacional productiva y no prepotencia chovinista y
falso nacionalismo de campanario.
!Cómo
van a exportar con cinco tipos de cambio diferentes!
¡Quién
va a invertir allí, aunque exista petróleo y minerales!
¡Después
se quejan de que el riojano Menem les haya permitido tener una licuadora o un
lavarropas a cambio de vender las joyas de la abuela!
¡Hay
que entender la realidad humana concreta primero, antes de abrir la boca en
política!
No
estoy defendiendo a Menem, estoy mostrando las dificultades reales y el hecho
cierto de que existe libertad política, como decía John Stuart Mill, porque hay
libertad económica.
Si
no crece la torta ¡De dónde van a sacar los recursos para eso que quieren!
¡De
dónde viene el derrame necesario para priorizar políticas de Estado!
Es
mentira que el capital se concentre, la misma ley de la rotación del dinero lo
conduce a un derrame, que al principio es duro, pero a la larga nos beneficia a
todos. Darle rentabilidad a los emprendimientos es crucial para formar parte
del derrame que inexorablemente, el capital ha tenido siempre, desde 1850 a la
fecha. Eso hace que existan inversiones en aquellos lugares en donde la
inversión tiene valor de retorno.
¡Quién
va a invertir en propiedades dónde no se puede alquilar, porque hay desempleo!
El propietario quiere que el inquilino tenga un buen trabajo, para poder
ajustar las cosas correctamente, a los correctivos que impone la economía. Es
mentira que exista lucha de clases, antes bien, hay cooperación de clases y los
problemas no vienen por la lutta di crasse, sino por la lucha de inter clase,
como decía Celso Furtado en Brasil. Esta gente en el Uruguay se disfraza de
paternalista a lo batllista, que es una cosa, pero para hacer populismo de la
peor especie, que es otra cosa y quieren confundir aserrín con pan rallado.
La
propiedad es el precio de la libertad. Eso el viejo Batlle la tenía clara, aunque los anarcos lo insultarán diciéndole
“tibio reformismo”. Batlle, un hombre del patriciado abolengo, que en catalán
quiere decir Alcalde dijo: “Que los pobres no sean tan pobres, que los ricos no
sean tan ricos”, no dijo que deben desaparecer los ricos, dijo que no deben ser
tan ricos y por eso, socialistas, comunistas y anarquistas lo insultaron y le
dijeron las cosas más horribles. Hoy se visten de batllismo.
Macri
no precisa la política para prosperar, es como Cartes en Paraguay.
Ya
triunfó en la vida, lo suyo es ayudar al bien común.
De
eso no se dieron cuenta o hacen como que no se dan cuenta, mientras roban a
cuatro manos, hipotecando el destino de muchas generaciones por venir.
Reunirse
con Cristina Kirchner es como hablar con la pared y peor que eso, pisar la
cáscara de banana de los Caníbal Fernández y otro mafioso.
Al
fin y al cabo, reunirse con Cristina no vale la pena, pero vale la pene.