domingo, 21 de septiembre de 2014

Sigamos discutiendo el sexo de los ángeles



“El drama de España no es el gobierno,
el drama de España es la oposición”.
Miguel de Unamuno.


       Suicida no es oponerse cuando había que hacerlo, sino rebelarse cuando ya es tarde y está todo el pescado vendido.
       Era Winston Churchill quien sostenía que el drama de la Humanidad, no es que existan los malos, puesto que estos siempre existieron en cualquier tiempo y circunstancia; el problema viene, decía, cuando los buenos no hacemos nada para combatirlos.
       Acá pasa un poco aquello de que: “Cuando era contra la clase media, a mi no me importaba, porque no soy de clase media, cuando era contra los comerciantes, a mi no me interesaba porque no soy comerciante, cuando era contra el agro, me importaba muy poco porque no tengo nada que ver con el agro, cuando era contra los exportadores no me daba ni frío, ni calor, porque no soy exportador.
       Ahora es contra mí: ¡Qué barbaridad! ¡Qué horrible! ¡Esto es inadmisible!”
       El totalitarismo, ese afán por controlarlo todo, desde lo que los demás tienen que ganar, que pensar, que leer, que comprar, es como el apetito, viene comiendo.
       Si no se le sabe poner un límite en tiempo y forma, no se detienen y van para más.
       Empieza como plaga y termina como pandemia. Se aprovecha de las bajas defensas de una sociedad adormecida y van preparando desde una democracia con inconstitucionalidades a sabiendas, la gran conspiración de los nibelungos.
       Se cristaliza y expresa como el triunfo de los mediocres, porque es más fácil destruir un país, que construir un pueblito.
       Se sabe como empieza, nadie sabe como termina. Puede durar más de 55 años como en Cuba, o 74 como en Rusia o más de 66 como en China o Corea del Norte y no tiene solución de continuidad: los que están afuera no pueden entrar, y los que están adentro no pueden salir.
       El privilegiado que logra disparar con lo puesto, lleva por el mundo un estigma. Todos dicen: “Ahí va el ruso, el cubano, el chino” como si fuera un sospechoso agente encubierto del sistema que sin embargo, supo combatir. Peor que eso. Hay gente que todavía le pregunta: ¿Por qué te fuiste de Cuba, gusano asqueroso? Como si fuera un renegado del paraíso terrenal.
       La opinión pública mundial se maneja con estereotipias y no le importa la verdad interior del hombre y la mujer aherrojados al acaso de un mundo que los contempla con total indiferencia.
       Somos apenas 3 millones trescientos mil habitantes y hoy estamos lanzados al encierro, el entierro y el destierro.
       A nadie le va a importar nada y encima se nos va a recriminar porque huimos de tan hermosas y soleadas playas.
       Nadie sabrá tampoco explicar correctamente la razón de la estampida, como esos cubanos que al salir de Cuba, no saben expresar las discrepancias internas que tuvieron con el partido comunista y se manejan con estereotipos ligados a lo que los demás quieren escuchar.
       A su vez, el régimen psico políticamente desatará una campaña mundial en defensa del oprobio, con sus corifeos, sus semi coros, sus escribas, sus ojos y oídos, sus justificalo todo, en el marco de un turismo sexual exótico y tropical  y de médicas que trabajan por la comida y hacen un doblete como excelentes meretrices.
       Como los cubanos, los venezolanos y los argentinos, sufriremos la maldición de haber nacido en el Uruguay y seremos rechazados bajo la jodida incomprensión ajena y también, en el esfuerzo difícil por tratar de comprendernos.
       A nivel mundial, nadie va a decir República Oriental del Uruguay, sino República del Frente Amplio, como hoy hay gente que cuando siente la palabra Cuba, lo primero que asocia es con la palabra comunismo.
       Como en los tiempos de Francisco Franco, en donde decir hispanidad era como decir falangismo, o en los tiempos de Strossner en donde decir paraguayo era como decir, ladrón de autos y decir ruso era decir rojo, aunque el exilado fuera un húngaro que disparó tras la invasión soviética.
       Hoy, en nuestro país, ya ni siquiera se festeja el Día de la Independencia Nacional, sino el día de la Unidad de Base, quise decir, del Comité de Base.
       Es evidente, que se llegó a esto por algo, tal vez debemos haber sido muy malos en nuestras vidas anteriores, pero yo al menos, creo que este castigo, no me lo merezco.
       Sigamos discutiendo el sexo de los ángeles, la cuadratura del círculo, la inmortalidad del cangrejo o acerca de cuantos querubines caben en la punta de un alfiler, pero sepamos desde ya, que hoy, la peste lame las paredes.