Cuando
uno trata de intervenir en política con acierto, lo primero que analiza al
seguir las campañas electorales, para poder tener luego una ubicación
conceptual durante 5 años de la época que se viene, es el tipo de gente que
está detrás de cada propuesta, de cada espacio político.
Si
vemos por ejemplo que Batllistas de Ley siguen enojados porque la fórmula no
los contempló a la vicepresidencia, pero que llaman a la unidad partidaria con
la finalidad de no debilitar al partido y obtener una buena representación
parlamentaria que permita que el Batllismo vuelva a ocupar el lugar
centralizador que tuvo en el pasado, podemos hacer varias observaciones al
respecto y tratar de explicar que ese cargo de Vicepresidente no tiene, ni
siquiera conceptualmente, la importancia que le están asignando.
Pero
es evidente, que estamos ante un tipo de gente y el nivel de debate con ellos
tiene un alcance, un tenor y un tono ponderado. Se puede o no estar equivocado,
pero uno palpa que estamos en un nivel de análisis concreto y puntual.
Cuando
vemos un Jorge conmovido por la derrota y después los Intendentes le piden que
asuma la Vicepresidencia, nos encontramos con un perfil políticamente distinto
al del Partido Colorado, pero también, con una realidad diferente; eran las dos
mitades del partido las que tenían que salir a la campaña.
Cuando
vemos un Vázquez burlándose en la interna de Jorge Larrañaga, en donde con
quien competía era con Constanza Moreira, estamos en presencia no ya de una simple
falta de respeto, sino de un desajuste muy grande de donde estaba parado.
Mientras Constanza Moreira lo acusaba de egocéntrico y machista, uno veía que
evidentemente, ahí no hay una puja, una tenida interna basada en ideas y proyectos,
sino una vulgar y silvestre desesperación por cuotas de poder.
Se
dirá, siempre fueron así y ahora en la vejez se sacan la careta, pero aquí hay
que tener en cuenta que el 26 de Marzo, por ejemplo, tiene otra visión de la
historia frentista. Además, cualquiera entiende que este Frente no es aquel.
La
interrogante que uno se hace es precisamente, qué ha sucedido en el proceso
político que va de ayer a hoy.
Voy
a dar mi pequeña interpretación al respecto, acerca de qué pudo haber ocurrido
durante 43 años.
El
Frente nace como parte de un desconcierto en las capas medias que a medida que
el Estado benefactor se convierte en Juez y Gendarme, rompe con los partidos
fundacionales. Fue una explosión política por las características
tradicionalistas de la sociedad uruguaya, pero representó el 18% de la ciudadanía.
Seguía siendo una minoría. El común de la gente no estaba con eso, ni siquiera
los tupamaros.
Cuando se veía venir la dictadura, todos,
exceptuando Carlos Quijano, estaban de acuerdo con los Comunicados 4 y 7 y
veían en el proceso militarista que se iniciaba, algo parecido a lo de Velazco
Alvarado en Perú.
Significativo
fue el hecho de que los mismos frentistas que jugaban al putchismo cuando caían las instituciones y el estado de derecho,
eran luego los más ardientes defensores del Pacto del Club Naval.
Con
el advenimiento de la democracia, abrieron el paraguas y se dejaron de repartir
libritos de Lenín y Marx y encararon un protocolo de comunicación novedoso con
la gente: Usar el canto popular, ese folclore del asfalto, como única forma de
discurso.
Cualquier
disc-jockey sabe que una canción,
por más bonita que sea, si se la pasa 40 veces, deja de gustar.
En
este sentido, todos vimos como los cantores populares que se prestaron al
proselitismo frentista se morían de hambre y nadie ya quería escucharlos.
Lo
mismo ocurrió con una radio de triste memoria que se convirtió en un club
político permanente, hasta que hoy tiene serias dificultades de lavar su
antigua imagen, porque ningún avisador quiere figurar allí.
El
Frente tenía y aún tiene lo que se llama “voto
cautivo” y que es el hombre y la mujer que no está muy de acuerdo con lo
que se hace, se calla hacia afuera por razones tácticas para no hacerle el
juego a los otros e igual los vota, porque no tiene más remedio.
Solo
con esa gente, nunca iba a poder llegar a nada más que a lo sumo un 25%. Con
habilidad y astucia política elección tras elección se van corriendo a la
derecha, mirando las butacas que dejaban vacantes los partidos fundacionales.
Se
veía obligado por un lado a social democratizar el discurso hacia el conjunto
de la sociedad uruguaya y por el otro, a no provocar mucho las iras de la vieja
guardia estaliniana. Va logrando una sabia conjunción entre la
socialdemocracia y el estalinismo, al estilo del Eurocomunismo
italiano. Por eso vuela Esteban Valenti, porque una cosa es hacerlo y otra decirlo.
Para
eso se necesitaba extender los espacios políticos.
En
ciencia política se asume que cada compra es un voto y cada voto es una compra
que hace el ciudadano cuando elige, por lo tanto, los diversos nichos de
mercado a nivel de la opinión ciudadana, se pueden clasificar en espacios
políticos.
No
se vende championes con el mismo marketing con que se vende un refresco, hay
que saber a quién va dirigido el producto. Con los candidatos, los partidos y
las propuestas ocurre algo parecido. Hay que saber a quién uno se dirige para
que el mensaje llegue al destinatario y tenga credibilidad. Lo que a uno le
convence a otro lo enfurece, pero ese es otro tema. No se hace política para
quedar bien con todo el mundo, sino para representar un sector de opinión.
El
Frente se convierte en un especialista por detectar espacios políticos que los
partidos fundacionales por descuido dejan de lado y con un olfato increíble se
va corriendo lentamente a la derecha y les va ganando la cuereada elección tras
elección.
Las
consecuencias de esto están a la vista. De 1971 a 2009 es la única fuerza que
crece sin parar y a partir de 2009 se detiene e incluso retrocede un poco. Lo
dije en su momento y cualquiera que quiera revisar en este bloger mi opinión de
2009, lo puede constatar.
Ahí
se inició la cuenta regresiva.
Generalmente,
y eso lo vimos todos en lo que le ocurría al Partido Colorado en su momento,
cuando se inicia la cuenta regresiva, se da la engañosa situación de que esa
fuerza gana y los dirigentes no se dan cuenta que tienen los días contados.
Algo
se quebró.
Lo
votaron. Ganó. Es
verdad. Pero algo finaliza, aunque todavía tiene chances ciertas de existir
políticamente.
Hoy
el Frente sigue subido en la cresta de aquella ola, como cuando el 2004.
Si
ese momento fue la pleamar o marea alta
y el 2009 el comienzo del reflujo,
el 2014 parece ser la bajamar o marea
baja.
Se lo ve claramente en la crisis que está
viviendo la Vertiente Artiguista, porque ellos eran expertos en espacio político. Es de lo único que
sabían.
Lo
que está por verse ahora es el semiperíodo
de la marea, esto es, la diferencia
en el tiempo entre pleamar y bajamar y poder saber con precisión en qué
rango están.
Porque
cuando uno ve que les molesta una travesura inocente de Luis que a nadie hace
daño y en cambio, no les incomoda que su candidato a la Presidencia se burle de
uno de la oposición cuando estaba compitiendo con otra persona, ni dicen esta
boca es mía cuando jugando a Tabarecito se burla de los contribuyentes que le
están financiando la fiesta progre y
los acusa de gilada, quiere decir
que no es nada improbable que el rango sea algo más que micromareal debe andar entre mesomareal
y macromareal.
Pero por ahora, estoy de acuerdo con las
encuestas.
Le
falta un 2 por ciento y un voto para ganar.
No es para ponerse colorado
no es para quedar en blanco
es para salir de ese Frente