Siempre
fueron igual.
Cuando
eran oposición se desgarraban las vestiduras pidiendo concertación, diálogo y
debate.
Hoy
no quieren discutir con nadie, y si lo hacen es sólo, pura y exclusivamente, en
términos internistas al viejo estilo de la izquierda clásica.
Ayer,
decían que luchaban por una democracia
avanzada, sin aclarar de que avance tenía que estar compuesto el corpus de
doctrina de ese nuevo estado superior de derecho, resulta que ahora para ellos
una democracia avanzada después de 10 años en el gobierno y 25 en la
Intendencia de Montevideo, consiste en mirar las encuestas y decir si discuten
o no. Si van primeros, no discuten para no dar ventaja al otro, si van más
abajo, se derriten por una discusión.
El
Frente Amplio tiene todas las características de una cosa que se despide para
siempre del escenario político de nuestro país.
Quieren
militancia que les ensobre gratis las listas como en el pasado y se encuentran
que hoy por hoy, en el Uruguay actual, se acabaron los otarios que en otros
tiempos había.
Tienen
un conjunto de errores graves en los que prefiero no entrar, para no avivarlos.
Falta
“movilización del frenteamplista”, dice Enrique Rubio, el hombre que capta los
espacios políticos con fino olfato y llena las butacas inmediatamente.
Esta
vez, los parlamentarios del Frente van a tener que mover su divino trasero y
hacer un poco de woking.
El
“dotor” que no está dispuesto a
debatir nada con la oposición, quiere ahora desde una audición radial, decir lo
que se le antoja y que los demás se pronuncien. Una voz interna le dice: “¡Aquí no hay más perro que el chocolate y
el chocolate soy yo!”, mientras otra le sopla en la nunca diciendo: “No existis”.
En política vivir peleado con todo el
mundo, no es lo malo. Lo terrible es
no existir.
Esperemos
que tengan suerte en esa movilización del 25 de agosto y que tenga todas las
características de un evento cívico.
Esperemos
que no sea necesario lanzar la delincuencia a los barrios de la costa, para
salir a decir; “Miren que los estamos
tranquilizando”.
El que se calienta pierde y el que deja de existir, muere. De eso no se dieron cuenta el partido comunista, su pandilla y sus alrededores.