Tabaré
Ramón Vázquez Rosas es de las pocas figuras que conoce nuestra historia
política, que no tiene autoridad moral en absolutamente, ningún tema.
No
tenía ni un solo conocido político en el Parlamento y gracias a Lacalle padre
pudo entrar en la vida política uruguaya.
Nadie
le daba ni el saludo y fue Lacalle el que se apiadó de él. Al punto que en la
campaña electoral pasada, no quiso volcar su prédica contra él, pese a que le
hicieron la vida imposible por todos lados.
En
los años 90’ cuando Lacalle gobernaba, Vázquez era Intendente de la Capital y
pudo, al final, ponerle nafta al auto. No supo hacer otra cosa que aumentar los
tributos municipales y los basurales. Se la dieron con 14 millones de dólares
de superávit y la dejó con pérdida. De
ese entonces a la fecha, Montevideo es la ciudad más cara y más sucia de todo
el país.
Lo
que le duele a Vázquez de los años 90’ no son las estupideces que lanza; lo que
realmente le afecta es la caída del socialismo real a nivel mundial, porque él,
en ese entonces era socialista orgánico y ellos sentían vergüenza de decirse
socialistas. La sola palabrita socialismo les generaba problemas y salieron a
decir que no eran frenteamplistas, ni frentistas, casi sí, casi no Cassinoni,
eran encuentristas. El lema Frente Amplio era ahora Frente Amplio-Nueva
Mayoría, porque quería representar el post frentismo que devenía del fin del
socialismo real.
¡No
se dan cuenta que Vázquez y compañía, son lo último!
Sería
un suicidio político discutir para él, por eso tira verdes para recoger
maduras. Quiere ponerse de víctima, que es lo único que sabe hacer, para seguir
sin asumir sus responsabilidades.
En
los años 90’ el Mercosur funcionaba. El Uruguay no conocía esta ola de
delincuencia. Es mentira que la gente haya ido a parar a zonas marginales,
porque los alquileres de la Costa de Oro bajaron de precio y fueron a vivir a
regios chalets. El sueldo alcanzaba para llegar a fin de mes, el Uruguay
empezaba por primera vez a adquirir computadoras y modernizar la administración
pública. Los productos electrónicos que comenzaron a venir, estaban accesibles
al bolsillo del común de la gente. Las jubilaciones gracias al proyecto que
hizo Lacalle con Ortiz aumentaron. No existía ese Consejo salarismo neo
batllista para medrar meneando el rabito de filisteo y hacer corporativismo
barato.
En
pleno colapso de la economía argentina, llegaron 300 mil turistas de ese país
desbordando la capacidad de alojamiento que tenemos aquí. La juventud era sana
y se divertía.
Estamos
hablando de un momento en donde el Plan Austral de Alfonsín se había ido al
diablo y Argentina pasaba por un mal momento con 2 millones de profesionales
que se fueron y muchedumbres lanzadas al cono urbano.
Lacalle
además agarró un tremendo déficit fiscal y con una Argentina que se hundía y un
Brasil más competitivo, supo con sabiduría gobernar.
No
le dejaron hacer nada.
El
partido colorado no estuvo a la altura de sus responsabilidades, tampoco.
Para
criticar a Lacalle hay que tener mucha autoridad moral en política.
Enanos
mentales como Vázquez y compañía todo lo que largan contra Lacalle los condena,
porque ellos también eran parte del gobierno o alguien cree que se puede estar
en la Intendencia de la Capital del país y ser una figura marginal en el elenco
gubernamental aunque se sea de otro partido.
Salamín,
salamín con pan, límpiate la boca antes de decir algo del Cuqui.
Todos
sabemos muy bien, que con los blancos se
vive mejor.