Hay
varias razones por las cuales Vázquez no puede discutir.
Una
porque cada grupo, sector o individualidad que encuentra un motivo de
protagonismo, piensa en cada tema de un modo diferente y por ende, si Vázquez
discute pone al desnudo la debilidad programática y política en la que se
encuentra y entonces, algún sector por izquierda o por centro se le va y no
llega por esa vía, a la mayoría parlamentaria que necesita para seguir caminándole
por encima a todo el mundo.
Otra
razón por la cual el debate lo daña es la tradición de la izquierda uruguaya.
Gente que se pasó toda la vida diciendo “No
pago la deuda externa”, “juicio y castigo a los culpables” o “ni olvido ni perdón, paredón”, debe
sentirse muy mal hoy en día.
Si
bien es cierto que unos eran unos hipócritas que decían lo que en ese momento
les convenía, otros, como se dice vulgarmente, se la paparon enteriza.
No es que voten el Frente porque están
convencidos, lo hacen por descarte, porque ven allí, el mal menor.
Otro
motivo para no tener ningún interés en aclarar su pensamiento, es el tipo de
gente que hoy lo apoya. Estar con
Vázquez, lo estamos viendo todos, es como en la Argentina estar con Perón y
Evita e ir a las concentraciones peronistas con el retrato de ellos. Es el
indicador más palmario de la ignorancia y el atraso; es haber hecho de la
política una religión, en donde cuando la feligresía está en repicación, va
apareciendo todo el santoral.
San
Vázquez, como San Perón y Santa Evita, son criaturas signadas por la
Providencia para gobernar con gente que le firma un cheque en blanco y no le
pide que rinda cuentas de nada.
¡Cómo
va a rebajarse a discutir!
Vázquez
aprendió del “Pocho” una verdad muy grande en política: Hay que ser como la Providencia, es porque no existe.
Otra
causa por la cual Vázquez no puede expresar con nitidez sus ideas, es el estilo
político que han tenido todos los sectores del Frente Amplio, sin distinción
alguna.
Aprendieron
de Juan Domingo que el poder es como un
violín, se toma por la izquierda, pero se toca por la derecha.
En
la campaña tiene que embarrar la cancha insultando, para después, hacer lo que
se le dé la real gana.
El
mismo programa que votó recientemente el Frente, se lo exige. Tiene que gritar pague, pague, pague y solamente así,
cosecha aplausos de ese tipo de gente.
Si
va a un diálogo sensato, moderado, tratando de ganar ese sector que le es
esquivo, se encuentra con varios problemas. Por un lado no es creíble y por el
otro, deja insatisfecho a todo el Frente en su conjunto.
Alguien
se imagina a un Vázquez diciéndole a su base fassanezca, lo mismo que Perón le
decía a John William Cooke: “No estimado
Cooke, no es así. Los buenos estamos en minoría. Tenemos que ir con todos, con
los buenos y con los malos, porque si hacemos como hace usted, nos quedamos
solos, estimado Cooke”.
A
Vázquez, para encantador de serpientes, le falta lo que tanto pide Yerú Pardiñas, el
empresariado interno.
Corazón de fantasía,
equivocaste el rumbo para ser feliz