Para
entender el modus operandi que han tenido los gobiernos mal llamados progresistas en la región y
concretamente, en nuestro país, hay que leer El Príncipe de Nicolás
Maquiavelo que en 1513, daba bases para comprender la realidad política desde el ejercicio del poder.
En política dice Maquiavelo están “Los que entienden por sí mismos y merecen
la calificación de excelentísimos. Los que entienden cuando se les explica y
merecen la calificación de excelentes. Y los que no entienden por sí mismos, ni
cuando se les explica”.
Lo
novedoso 501 años después, es que una fuerza política íntegra y en todos sus
matices internos, esté compuesta por gente que no entienda “por sí mismos, ni cuando se les explica”.
Lo mismo ocurre con toda la ola de gobiernos
de signo ideológico similar. Se lo ve con nitidez en la Argentina de Néstor y
Cristina.
A
dos días de una cesación de pagos, hacen la de Vázquez y dicen “Vamos bien”, “no pasa neca”, sólo les falta decir Argentina no se detiene.
Lo he dicho en muchísimos post de este bloger;
no es que van a devaluar, porque las devaluaciones si bien son trágicas al
comienzo, reactivan luego la exportación y la economía comienza a desarrollarse,
saliendo del estancamiento generado por tanto tiempo de vivir asfixiado y sin
competitividad, con el dólar planchado.
La
devaluación, es como se le dice “una
medicina de caballo”, que a nadie le hace gracia, pero cuando se llega a un
desequilibrio tan grande en las finanzas, producto de un manejo corrupto e
irresponsable, no queda más remedio.
Los
que no entienden ni por sí mismos, ni cuando se les explica, no quieren ver que
lo que ha de ocurrir es más grave todavía: le van a embargar la flota marítima
y regiones enteras y además no van a tener acceso a los mercados de capitales.
Le van a hacer lo de Portillo en México, que no quiso pagar porque se quedó sin
divisas y le obligaron a entregar durante 10 años gratis la producción
petrolera mejicana.
No
entienden, viven en otro mundo, quieren fabricar la realidad.
Un ejemplo claro de esto fue una conferencia
que dio Cristina hace un tiempo atrás y su gente en casa de gobierno cantaba; “¡Que me importa, que me importa, lo que
digan los gorilas!”. Quiere decir que leen la prensa opositora y no les
importa, mientras llaman a sus seguidores a que no la lean y le hacen una
guerra para que no pueda salir a la calle.
Mujica
en esto es mejor, porque como está convencido de que la gente no lee la prensa,
puede al menos por ahora, que todavía no se votó la Ley de Medios, haber algo
de libertad informativa.
Son
todos iguales en diferentes realidades.
En
qué se diferencia un Secretario de la Presidencia como Oscar Parrilli diciendo
que “no va a pasar nada” y que “Argentina de ninguna manera está en default”,
con las declaraciones aquí de Mario Bergara sosteniendo que un 3,3 no es un
déficit malo, es perfectamente sustentable.
Hablan
para gente que no entiende ni por sí mismo, ni por órdenes de Central.
Para
Maduro la culpa de todo la tiene Estados Unidos, para Tabaré Vázquez la
oposición blanqui-colorada y para Oscar Parrilli “los agoreros del desánimo y
el desastre que siempre tratan de generar miedo en la sociedad”. Nunca se les
ocurre pensar qué cuota parte de responsabilidad tienen ellos, en el desquicio
mayúsculo al que llevan a los demás.
Así
como a Mónica Xavier la oposición “no la deja trabajar”, para Cristina la culpa
de todo la tiene el colonialismo británico y la soberbia de aquellos que le
negaron un destino mejor a la Argentina.
Lo
peor es que se lo creen, como se cree Vázquez que representa la opción seria y
responsable que necesita el Uruguay en esta hora difícil de corredores de
destino incierto.
Si
no se lo creyera no se postulaba de nuevo, porque todos sabemos que como ex
Presidente, tiene derecho a cinco secretarios, más una jubilación privilegiada.
Es un pequeño poder institucional en su casa. Si quiere ser Presidente otra vez
es porque se siente llamado a brindar, a aportar, a servirle a la sociedad lo
tanto que ésta, en la época que gobernaban los blancos y los colorados, le
brindó para que pudiera ser médico, pero cuando uno ve que lo que sale de allí
son estupideces, manija pa’ la colada,
y burlas a la oposición, es dable suponer entonces que el único que se comió su
propia pastilla es él mismo.
El
Príncipe, tiene que dedicarse exclusivamente a la política y más nada, decía
Maquiavelo.