viernes, 14 de febrero de 2014

Otra vez el Carlanco.

          En el Frente Amplio hay una tendencia, a esta altura histórica, que consiste en achacarle las culpas de todo a una supuesta “derecha”, que no queda claro a que se están refiriendo.
        He demostrado hasta el cansancio en este blogger la manipulación tendenciosa de dicha palabra: Todos sabemos que en el Uruguay acusar a otro de “derechista” es un insulto, en cambio definirse “izquierdista” da impunidad para prácticamente cualquier cosa.
        Subidos a esa retórica cada vez que tienen problemas internos, salen a buscar enemigos de paja, fantasmas y a mentirle a la gente con el “cuco de la derecha”, cuando todos sabemos que eso que el Frente llama “derecha”, en cualquier lugar del mundo es un centro político democrático y moderado.
        Dicen que se inquietan frente al probable hecho de que el Frente Amplio carezca de mayorías parlamentarias, cuando todos sabemos que para gobernar no se precisa tener mayorías: Se puede votar en Sala una mayoría especial –la que le convenga al partido de gobierno- y aprobar igual el proyecto de ley y, aunque esto es claramente inconstitucional, igualmente de esa forma aprueban los proyectos cuando necesitan mayorías especiales. De modo que el tema de si el Frente Amplio llega o no a tener mayoría parlamentaria es más político que parlamentario.
        Están haciendo lo único que saben hacer, terrorismo verbal agitando el Carlanco de la “derecha” y tratan a su gente como los niños chicos de otra época cuando las tías viejas le decían para que tome la sopa: “¡Cuidado que viene el Carlanco!”.
        No se dan cuenta o lo perciben y quieren ocultar el bulto, que el primer enemigo de todo frenteamplista es el otro frenteamplista y que los ataques a Danilo Astori provienen fundamentalmente, de los otros sectores. Empezando por Tabaré Vázquez que en público frente a las cámaras de televisión lo destrató a Danilo Astori en la campaña electoral del 99’, hasta todos los insultos que le exigieron bajarse de la candidatura temeroso de competir con Vázquez, en la campaña de 2004, pasando por las cosas espantosas que los otros senadores del Frente le decían cuando la devaluación de 2001; es histórico el hecho de que siempre al llegar la contienda electoral Danilo Astori es el plato predilecto de los otros grupos de izquierda. Eso sí, tienen que echarle la culpa a los otros, al Carlanco.
        Astori suele ser siempre el pato de la boda a la hora de competir por cargos electorales dentro del Frente Amplio. Ante eso, no se entiende bien porqué para Alfredo Asti tienen “que pensar desde ahora en octubre, como la meta para el triunfo de un nuevo gobierno progresista". Y ¿Porqué no piensan en julio que es donde se define quién lleva la batuta y quién no? Estamos en un esquema, como el que plantea la ley electoral consagrada en la Constitución, en donde el que gana la interna se queda con todo y también decide el candidato que va o no a las intendencias. A Asamblea Uruguay insólitamente, le preocupa más octubre que la interna. Es algo tan infantil, que ni ellos se lo pueden creer.
        En este momento, gente que Astori defendió a muerte está siendo indagada por la Justicia y por ende, lo correcto es permitir que ella proceda. Como mínimo tomar distancia. Así obra cualquiera que sepa qué significa la separación de poderes, menos aquellos que es claro que tienen pensado un golpe al estilo venezolano. Además no lo ocultan.
        ¡Quien no percibe que es la misma forma de argumentar de Maduro en Venezuela, cuando se lo apoya así salga a masacrar chiquilines como lo fueron ellos en otra época!
        ¿Qué razón tuvo el ministro Pintado para entregarle a Mónica Xavier la declaración jurada de sus bienes? ¿Ahora se acordó o ahora se lo pide la presidenta del FA?

        El único interesado en enchastrar la campaña electoral es el Frente Amplio que al clásico estilo Vázquez y su Comando para la campaña electoral, como lo demostró sobradamente en elecciones pasadas, sale a hacer cualquier desaguisado con matones de esquina, todo a lo largo de Montevideo.
         No forma parte de la tradicional seriedad de nuestro sistema político “sacarle el culo a la jeringa” que la Suprema Corte de Justicia les impone, atacando un supuesto Carlanco derechista.