jueves, 27 de junio de 2013

El plan iraní para América Latina



        Hoy en un Uruguay, signado por los reclamos salariales de docentes, sería bueno analizar algunos temas de política internacional.
        Si alguien quisiera instaurar un programa nuclear como el iraní, podríamos estar al borde de una crisis muy similar a la que hubo en Turquía. ¿Qué opinión  pueden tener en Brasil estos manifestantes que les molesta tanto el gasto de la FIFA, acerca de un plan de energía nuclear al estilo iraní? ¿Qué opinión podrían tener los maestros que no les viene bien el 3 por ciento de aumento? ¿O los indignados de Wall Street?
          Creo que con el tema de Irán sucede algo bastante parecido a lo de Prometeo Encadenado.
        Prometeo es encadenado como castigo por parte de Zeus por extralimitarse y no obedecer al mandato divino, entregando a la humanidad conocimientos que no tenía que haber brindado.
        Sin consentimiento de Zeus, Prometeo entrega a los seres humanos el fuego, siendo por esto que recibe el castigo de quedarse encadenado en una roca por el resto de su vida, expuesto a todos los sufrimientos posibles.
        Su heroica vida la debe afrontar cargando con el duro castigo que le fue impuesto, siendo víctima de los ataques constantes de un buitre (águila de Zeus) que le comía su hígado todos los días.
        Al despertar al otro día volvía a estar en su estado normal hasta que era nuevamente atacado y devorado por la fiera como parte del castigo.
        Es evidente que hay países, pueblos y sociedades enteras a las que no se les puede dar alta tecnología bélica –el fuego del conocimiento-, que si bien en principio tiene usos pacíficos, encierra un potencial letal importante en manos de gente que llega al saber cómo (el know how),  pero no tiene la madurez emocional necesaria para utilizarlo correctamente.
        El que lo vio con perfecta nitidez en su momento fue Francia, que tras la Revolución Iraní en 1979 se negó a entregarle uranio enriquecido. Al final Francia pagó la deuda de mil millones de dólares –luego de diversos actos terroristas del servicio de inteligencia iraní- e Irán, si bien se mantuvo como accionista, se abstuvo de reclamar por el uranio producido.
        Fue la guerra con Irak lo que detuvo el programa nuclear iraní, entre el 84’ y el 88’, por los daños causados por los bombardeos.
        Es a partir del 95’ que Irán firma contrato con Rusia para reanudar las plantas nucleares y consigue, pese a la oposición de EE.UU que China les suministre una planta de conversión para probar el proceso de enriquecimiento de uranio y la separación de plutonio.
        A partir de mediados de 2002 se empieza a saber que existen plantas nucleares desconocidas, ante las que Irán sostiene que no tiene por qué informar y que son de uso pacífico, pero fue a partir de mediados de 2005 que Mahmud Ahmadineyad hizo del programa nuclear una cuestión nacional de primer orden. Todos recordamos como en el mismo discurso en que insultaba a Israel, afirmaba que el plan era puramente pacífico. Nunca se vio cinismo más grande, porque era más que evidente que la señal que daba era cualquier cosa menos pacífica.
         La crisis se desata en el 2011, cuando Israel contra ataca afirmando que lanzaría acciones militares contra los complejos nucleares de Irán. El panorama comienza a complicarse cuando el informe de la Organización Internacional de Energía Atómica denunció que Irán había adquirido información sobre cómo metalizar el uranio necesario para una bomba nuclear. A su vez, el Secretario de Defensa de Estados Unidos, Leon Panetta aseguró que durante el transcurso del 2012 Irán tendría la capacidad de fabricar una bomba atómica.
        Inmediatamente de este informe surgieron una serie de sanciones económicas por parte de los Estados Unidos de América, el Consejo de Seguridad de la ONU y de la Unión Europea a entidades iraníes, como el banco central de dicho país y, finalmente, el embargo del petróleo de Irán por parte de EE.UU. y la comunidad europea.
        Para hacerse una idea de la peligrosidad de Irán: La planta nuclear de Fordow, la principal, se encuentra bajo un búnker en una serie de galerías subterráneas a 150 metros de profundidad. Tiene 3.000 centrifugadoras, lo que le proporciona un porcentaje de uranio enriquecido que está muy por encima del necesario para obtener electricidad, como dice Irán. El Pentágono, tuvo que solicitar al Congreso nuevo presupuesto para desarrollar la capacidad necesaria y se vio obligado a reconocer que ni siquiera su misil anti-búnkeres más potente, el Penetrador Masivo de Artillería, podría acabar con la planta.
        Por si esto fuera poco en el Estrecho de Ormuz, se concentra el foco del conflicto, porque es desde donde los iraníes controlan más del 40 por ciento del petróleo mundial. Reiteradas amenazas del gobierno iraní con cerrar el tránsito por el angosto paso, provocaron que los gobiernos de Francia, Inglaterra y Estados Unidos tengan que llevar portaaviones a la zona, dando lugar a rumores de una posible guerra.
        A pesar de las sanciones económicas que afectan seriamente a la población iraní a mediados de 2014 Irán ya tendrá material suficiente para construir una bomba nuclear. El potencial bélico, lo que se llama la capacidad crítica de Irán para construir una o más bombas atómicas, más allá del control de la Comunidad Internacional  y de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), se aproxima cada vez más.
        Para negociar con esta situación, Irán financia y promueve actos terroristas en diversos lugares. Es la modalidad de acción que tienen. Así, por ejemplo a fines de 2011, un grupo de al menos doscientas personas lanza un ataque a la embajada británica en Irán, sustituyendo la bandera de Reino Unido por la de Irán y rompiendo las relaciones definitivamente con el Reino Unido. A comienzos de 2012 en Nueva Delhi, un individuo que se desplazaba en motocicleta adhirió un dispositivo magnético en la parte trasera del coche de la mujer de un diplomático israelí y acto seguido estalló. El coche se encontraba a  aproximadamente, un kilómetro de la embajada. El accidente provocó cuatro heridos, todos ellos fuera de peligro. En Tiflis, por suerte la policía desactivó una bomba adherida al coche de un empleado de la embajada de Israel, el cual él mismo descubrió. No hubo ningún herido.
        El tema es que Irán está aislado a nivel mundial y como no encuentra apoyos ni amigos en ningún lado, vio en América Latina un punto débil, una enorme brecha por la cual poder violar las sanciones decretadas por la ONU para forzarle a abandonar su programa nuclear y también un teatro de operaciones desde donde responder a cualquier ataque que sufra en su territorio. Como dijo Mahmoud Ahmadineyad: "cuando los países occidentales estaban intentando aislar a Irán, fuimos al patio trasero de EEUU". Irán no busca solamente apoyos, sino conquistar aliados de peso y prestigio internacional. Mantiene delegaciones diplomáticas en once países latinoamericanos, llevó su comercio con la región hasta los 2.900 millones de dólares y construye lazos militares con países como Venezuela, Bolivia o Ecuador. Para ese fin dedica 4.500 millones de dólares destinados a consolidar su influencia poniendo en la fuerza Quds de acciones especiales ­- brazo subversivo de la Guardia Revolucionaria- el control operativo de sus 150 posiciones de staff en América Latina.
        El sentido no es solamente económico porque como lo ha reconocido el mismo Ahdmadineyad en alguna ocasión: "Mi discurso más antinorteamericano fue hecho en Nicaragua. El incrementar las relaciones con América Latina fue una movida muy inteligente".  Cualquiera entiende que las relaciones con un país así son cualquier cosa menos de carácter comercial y que para lo único que sirve es para tener dificultades geopolíticas, como bien lo entendió Dilma Rousseff al mantener distancia con el deseo iraní de tener  en Brasil la cobertura logística más importante.
        La estrategia iraní hacia América Latina sigue la misma lógica que la soviética con Cuba en los tiempos de la guerra fría. Significativo es el hecho de que fue en el preciso instante en que los miembros de la OTAN acuerdan en su cumbre de Lisboa desarrollar una capacidad defensiva misilística conjunta, para proteger a pueblos y territorios europeos de los 28 países del Pacto, contra eventuales amenazas de lanzamientos de misiles provenientes de Irán, que la contraofensiva de los ayatolás apuntó su dirección en establecer una base estratégica en el corazón del hemisferio occidental, recordando de esta forma lo intentado por la Unión Soviética en 1961-1962, cuando desplegó vectores con ojivas nucleares en Cuba.
        Es evidente que la influencia iraní ha entrado en declive. Todo les es adverso, desde las medidas de castigo económico que lo aíslan del mundo hasta la primavera árabe y el veloz efecto contagio que ha tenido.
        En este sentido el informe que el Departamento de Estado elevó al Congreso norteamericano, elogia los importantes logros de Brasil, Chile y México al votar a favor de un monitoreo especial sobre Irán por parte de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, pero llamativamente no dice nada de la Argentina y del acuerdo que el gobierno de Cristina Kirchner firmó con Irán para avanzar en la causa AMIA, que como se sabe es parte de un pacto secreto entre Irán y Argentina por el cual ésta suspende la investigación a cambio de mejores relaciones comerciales. Es un acuerdo de toma y daca en donde el canciller iraní le asegura en su informe al presidente Ajmadineyad que "la Argentina ya no está más interesada en resolver aquellos dos atentados, pero que en cambio prefiere mejorar sus relaciones económicas con Irán".
        Comprando así con la corrupción del gobierno argentino, la permisividad para sus actividades terroristas, Irán avanza en sus objetivos. Es el fiscal Alberto Nisman quien sostiene que se infiltran en países de América del Sur para perpetrar atentados terroristas. Afirma que el gobierno iraní instaló estaciones de inteligencia destinadas a cometer, fomentar y patrocinar actos terroristas en países como Brasil, Paraguay, Uruguay, Chile, Colombia, Guyana, Trinidad y Tobago y Surinam.
        Considera que el atentado de la AMIA no es un hecho aislado sino parte de un plan orquestado signado por la fuerte penetración iraní en la región.
        Nisman atribuye al ex agregado cultural iraní en la Argentina, Moshen Rabbani, acusado por el ataque a la AMIA, la coordinación de la penetración en Sudamérica y especialmente en Guyana "a través de su discípulo Abdul Kadir, máximo referente iraní en dicho país, ex Parlamentario y ex Alcalde de la Ciudad de Linden, hoy cumpliendo pena de prisión perpetua por su responsabilidad en el frustrado atentado al aeropuerto de Nueva York".
        Ante esto Nisman es amenazado a través de un correo electrónico en el que se le habría exigido que abandone su cargo y deje de investigar a los autores del atentado contra la AMIA en 24 horas, ya que en caso contrario sus hijas sufrirían graves consecuencias. Si lo de Nisman, que es lo que todos suponemos en términos generales, provoca tanta ira e indignación, la pezuña de alguna vaca gorda debe estar pisando.
        Irán cree encontrar en el violento antisemitismo y anti israelismo el motor que active el apoyo de los demás. Por eso pagan, adiestran y alientan sin ocultarlo a los terroristas de Hezbolá. No ocultan ni siquiera el atentado de la AMIA que costó la vida de 85 personas inocentes. Quiere que se sepa como manera de obtener prestigio en ese raro mundo del radicalismo islámico.
        Así como viene barajado, no es nada improbable que en el 2014 nada sea fácil, ni aburrido.