miércoles, 20 de mayo de 2009

El Cumpleaños de José Nadie



        Evocando al Mario me vinieron ganas de escribir "El cumpleaños de José Nadie", en evocación hacia aquel libro en prosa que se llama "El Cumpleaños de Juan Ángel", del inefable y discretísimo experto en finanzas para la "orga" Mario Benedetti.

        Hoy, como ustedes lo saben, cumple añitos José Nadie Cortamos pa' la salida, un hombre que se distingue por tener el inconsciente muy cerca de la boca. Funciona con el paleocerebelo y más nada. Todo él es un impulso. Muy querido entre planchas, gronchas y otras yerbas de los alrededores tupamaros. 

        Como en un caleidoscopio que gira "diferente" dentro de lo mismo, como en un delirio, como cachetada de loco, el fajado José vino al mundo aquel 20 de mayo de 1934, en plena dictadura del doctor Gabriel Terra. Por esas raras coincidencias del destino, el 20 de mayo, representa para los uruguayos también el día de los desaparecidos a quienes, con su acción insurgente, también él, ayudo a generar.

         Hoy es el día del cumpleaños de José, pero como todos sabemos, esa fiesta es un recordatorio muy propio de "la buguechía"; los revolucionarios no cumplen años, los revolucionarotes menos y aunque parezca mentira, los ex revolucionarios, tampoco. Es un hombre que no precisa festejar su cumpleaños, porque siempre ha sido, un elefante demasiado grande como para pasar desapercibido.

        El Uruguay es un país generoso, ya lo sabemos, en donde existen paredes en abundancia para golpear las incipientes broncas y berrinches, barro en cantidad suficiente como para enchastrar a cualquiera, sagrada podredumbre como para respirar antes de un desmayo, amplia lloradera para lamentar cualquier cosa, pero solo mientras tanto, hoy por hoy, José Nadie Cortamo, profesionaliza esa felicidad que lo vuelve dueño de una santa impunidad verbal y lo convierte inopinadamente en un patrón de estancia, el latifundista del te digo lo que quiero.

        José Nadie tiene 75 añitos juveniles y está en su época culminante, insultando a todo el mundo y diciendo que se viene un tole tole de aquellos que tanto le gustaba generar. Las encuestas lo dan ganador en la interna y a su fuerza política con un amplio margen de posibilidad de triunfar, mientras su barra le anuncia a la oposición, la derrota espantosa que van a sufrir los partidos tradicionales en las urnas.

        Hoy Cortamo pa' la salida no va a llorar de miedo, de ese que tanto invoca, sobre todo cuando el Uruguay tirita al escucharlo con horror. En la oscuridad de sus cloacas tiembla cualquiera, y en los grises de sus pozos negros hasta el más pintado, solo que hoy por hoy, aquí y ahora, solo mientras tanto, el Uruguay ya no está para miedos facilongos y otras sorpresas.

        Es obvio que la "orga", la barra chica, lo entiende mejor que la barra grande; saben muy bien que sus excusas en rigor son catástrofes, que en sus viajes alrededor de cualquier cosa solo hay cursilería excitante y breve, como cualquier otra de las tantas zonzeras. Todos entienden que postularse a la Presidencia de la República es como morir un poco y que debajo de sus lágrimas hay un suelo rocoso y debajo de la roca, un retorno al Patala.

        En este archipiélago de la menopausia convencional, ser hombre de una sola palabra, es cosa de mafia siciliana, por eso nadie sabe en que rara bahía de la frustración terminará, después de haber errado tanto tiempo, por todas las playas del dolor. José Nadie Cortamos pa' la salida, no tiene por ahora inconvenientes en llevar a un frente a su barranca abajo, porque él, haga lo que haga, quedara siempre limpio y criatura. Ya sabemos que los tupamaros no es que no perdonen la derrota, no perdonan a los que rehúyen a dar la lucha. Es de vida o muerte para ellos y eso indica que irán hasta el cementerio político en medio de algún combate estruendoso, tan necesario o tan inservible, como todo lo que han hecho. Sabemos gracias a ellos que la política termina, cuando comienza el espectáculo y que el espectáculo comienza, cuando termina la política.

       La oposición a este Gobierno es la única fuerza que puede decirle que no a esta gente en la aciaga noche de un domingo de elecciones parlamentarias o en la no menos turbulenta de un balotage. ¿Será capaz de hacerlo? o ¿le será muy difícil encerrada en las disputas por un futuro que todavía no se logra vislumbrar?