viernes, 22 de diciembre de 2017

Cataluña: Otra vez a fojas cero


        Cataluña lleva ya dos meses intervenida por el artículo 155. Los dirigentes independentistas están en la cárcel o en el exterior. La campaña electoral que buscaba que los catalanes dejaran atrás al separatismo, lo único que logró fue una participación record del 80%, en unas elecciones que fueron en un día laborable.
        Todo volvió a fojas cero.
        Si se observa el hecho de que si bien Ciudadanos gana con 37 diputados como el tercio mayor, no logra evitar que entre los independentistas sumen 70 diputados. Esta situación hace que Cataluña sin un acuerdo será ingobernable.
        El nuevo Legislativo regional quedará con 37 diputados de C's, seguido por Junts per Catalunya (JxCat) con 34 bancas, la lista electoral del ahora destituido president Carles Puigdemont, y la Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), con 32. El mal rendimiento del Partido Popular (3 escaños) y el desempeño regular del Partido Socialista Catalán (17) -las otras fuerzas que favorecen la unidad de España- no alcanza para lograr una alianza sólida que pueda encabezar un gobierno, a diferencia de los separatistas (eso, si superan sus diferencias). Fuera de todos los cálculos quedó el partido antisistema, Candidatura d'Unitat Popular (CUP), que perdió más de la mitad de su representación y quedó con 4 bancas. Y CatComú-Podem, la alianza entre el populista Podemos y el partido de la alcaldesa de Barcelona, que queda con 8 diputados y que no ha declarado si será independentista o unionista.
        Lo llamativo aquí es que tanto constitucionalistas como independentistas festejan los resultados como si fuera su propia victoria.
        "Por primera vez en Cataluña ha ganado las elecciones un partido constitucionalista y ha sido Ciudadanos", dijo Inés Arrimadas, líder del partido en la región, mostrándose como la gran triunfadora de los comicios.
        En tanto desde Bruselas, Puigdemont dijo: "Mariano Rajoy y sus aliados han perdido. Han perdido el plebiscito que buscaban para legitimar el 155" y sostuvo "La república catalana ha ganado a la monarquía del 155. El Estado español ha sido derrotado”.
        El que no hizo declaraciones fue Rajoy, con un Partido Popular catalán que pasó de 11 diputados a 3.
        Por el otro lado el PSOE apenas creció un diputado y pasó de 16 a 17.
        "No hemos conseguido una mayoría alternativa al bloque independentista", lamentó Miquel Iceta, candidato de la rama regional del PSOE, el PSC.
        La primer interpretación de estos resultados es el hecho de que tanto  el anarquismo anti sistema de la CUT, que perdió más de la mitad de su representación y quedó con 4 diputados, como el Partido Popular, fueron los grandes perdedores de la jornada.
        Por el otro lado, si se suman las fuerzas independentistas resultan ser mayoría, pero separadas posibilitan el triunfo de Cambiemos, como el tercio mayor.
        "Sigue la incertidumbre que las elecciones no han logrado resolver. Una incógnita es qué pacto lograrán en una situación tan tensa entre los diferentes partidos independentistas. Otra es si Puigdemont vendría a ocupar su escaño. Si no, lo perdería y ahí acabaría su aventura política", sostuvo Leticia Ruiz Rodríguez, académica de la Universidad Complutense de Madrid..
        Si se lo mira desde el “triunfo” separatista, se puede apreciar que Junqueras y Puigdemont se han enfrentado a través de los medios. El primero le reprocha al otro haberse ido del país en lugar de enfrentar la justicia como lo hizo él. Un eventual gobierno autonomista carece de unidad necesaria entre las dos formaciones que lo componen y podría resultar poco fácil de llevar.
        La opinión pública catalana está cansada de girar en el vacío, en una competencia en donde cada bando dice verdades a medias y como es sabido, dos verdades a medias, forman una gran mentira.
        Así, para los independentistas la culpa de que los capitales se hayan retirado es por la aplicación del Artículo 155 y el eventual “golpe de estado”, como definen a un instituto constitucional. En cambio para los constitucionalistas fue la declaración unilateral de independencia (DUI), la que corrió a los capitales de Cataluña.
        Porque hubo DUI, hubo Artículo 155 y los capitales ya se estaban yendo antes de la instauración del instituto constitucional. Con su aplicación, se aceleró la huida.
        En Canadá, hubo un referéndum por la autonomía, que Quebec perdió y sin embargo, los capitales que se fueron, no volvieron más.
        Lo llamativo de estos resultados es que el partido que no controla ninguna alcaldía y es la cuarta fuerza política en España, como es Ciudadanos, se haya convertido en la fuerza más votada en Cataluña. Pero con 37 diputados, contra 34 de Puigdemont, 32 de Junqueras y cuatro de la izquierda anti sistema, también independentista, quedo virtualmente sin posibilidades de gobernar.
        Los secesionistas consiguieron sumar 70 de los 135 escaños, dos más de los requeridos para mayoría absoluta.
        Si bien la dirigente de Cambiemos Inés Arrimadas, consideró que quedó claro "que la mayoría social de los catalanes está a favor de la unión", la calculadora en términos aritméticos indica que no es así.
        Las cuentas no cierran porque no suman la mayoría necesaria para llegar al Ejecutivo.
        Si se mira el panorama político a la luz de estos resultados, hay que reconocer que la estrategia de Puigdemont de huir a Bruselas, no tiene nada de cobarde, porque Bélgica es la caja de resonancia para ser escuchado en Europa. Logró incluso figurar en la noticia internacional y ser tapa en los diarios de todo el mundo.  Yendo para Bruselas sabía para donde tenía que ir.
        Por el otro lado, esa división de roles, en donde uno está preso y el otro “exilado”, le dio enormes réditos políticos, porque estar de víctima da resultados inmediatos.
        Por las peculiaridades del sistema electoral catalán con menos del 50% de los votos, los independentistas suman, sin embargo, más de la mitad de los escaños; lo que indica que si Rajoy hubiera permitido el referéndum, el separatismo hubiera perdido, por estrecho margen, pero perdido al fin.
        Un dato interesante es el hecho de que los separatistas suman 70 diputados, cuando para tener mayoría absoluta se requiere 68. Pese a eso hubo una caída en la intención de voto, porque en la legislatura anterior sumaban 72 escaños.
        Otro dato significativo por lo novedoso es que las 18 personas que están investigadas por el proceso independentista -los cinco huidos en Bruselas, los tres encarcelados y el resto que están en libertad- consiguieron un escaño en el Parlamento.
        Si bien como consideró Arrimadas los independentistas "nunca más podrán hablar en nombre de Cataluña", el constitucionalismo no la tiene nada fácil y con este bloqueo político que deviene de los resultados electorales del 21 de diciembre, no es nada improbable que en la próxima tengan su revancha.
        El hecho cierto en todo esto, es que por más fuerzas que acumulen habilidosamente siguiendo una estrategia en donde presos, auto exilados y salidos de la cárcel juegan un rol muy bien pensado hay una serie de dificultades por las cuales Cataluña no puede ser independiente.
         En primer lugar, porque no tiene reconocimiento internacional. Es, si se quiere, una aparente paradoja. Para ser nacionalista hay que tener apoyos en el exterior y Cataluña está sola.
        “Sin apoyos internacionales, ninguna independencia es viable”, sostiene el politólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Pepe Fernández Albertos.
        Estados Unidos reiteró que Cataluña es una parte integral de España, Francia mostró su apoyo al presidente Mariano Rajoy, Reino Unido manifestó su voluntad de que se respete la Constitución y la unidad de España, y Alemania dijo no reconocer la declaración de independencia y respaldó las medidas del gobierno central.
        Según Pepe Fernández Albertos, lo que complica a Cataluña es el status internacional de España y su pertenencia a la Unión Europea.
        Si España fuese "un país hostil, con enemigos, que creara problemas internacionalmente, que hubiera grandes poderes internacionales deseosos de enfrentarse al Estado español, eso crearía una ventana de oportunidad, pero en el contexto internacional, España es visto como un país que no da problemas (...) Esto hace que sea inviable que alguien se alíe con la causa catalana", sostiene.
        Tampoco ayuda al independentismo la metodología que es opuesta al constitucionalismo de la Unión Europea.
        En segundo lugar, el tránsito hacia un país independiente es oneroso y Cataluña depende del financiamiento del poder central.
        El 90% del sistema tributario catalán corresponde al Estado español. Cataluña dispone de una agencia tributaria pero los impuestos que recauda son muy pocos, sostiene  la economista Elisenda Paluzie, de la Universidad de Barcelona (UB).
        Todos consideran que tendría que crear un sistema tributario propio y carece de tecnología y gente capacitada porque el que existe en un 90% pertenece a España. De independizarse ¿A quién pagaran sus impuestos los catalanes?
        Xavier Arbós, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Barcelona, pone este ejemplo básico y elemental. "A partir de noviembre, los autónomos tienen que pagar el impuesto de valor añadido (...), ¿sabe el gobierno catalán de quién tiene que cobrar si quiere actuar como un nuevo Estado?, ¿sabe a quién tiene que pagar si quiere actuar como un Estado que lo distribuye?".
        "Las bases de datos hasta ahora las tiene el gobierno de Madrid -explica-. El gobierno de Madrid, la agencia tributaria, sabe de quién tiene que cobrar y cuánto. El gobierno de Madrid a través de la seguridad social sabe a quién tiene que pagar las pensiones, a quién los subsidios de paro. No digo que eso es algo que haya que esperar que sea efectivo en los próximos meses, pero es una dificultad".
        En tercer lugar, la otra dificultad que tiene Cataluña para ser independiente es que la sociedad está divida y la situación generada rompe el contrato social.  Por más mayoría parlamentaria el separatismo no alcanza al 50%.

        Una sociedad partida en dos es difícil de gestionar.