jueves, 19 de octubre de 2017

Caso Maldonado y recta final de una campaña insólita

Fue una semana dramática, de una Argentina dramática. La aparición de un cuerpo, que todo indica que puede ser el de Santiago Maldonado, conmovió a la opinión pública a pocos días de las elecciones.
          El gobierno venía haciendo una campaña muy buena y el caso Maldonado representa una contrapartida, fundamentalmente por declaraciones poco apropiadas de Patricia Burlich.
          Esta situación, por lo simbólico, confronta a los argentinos con su propia historia de desaparecidos.
           Los que piden por Santiago Maldonado, es significativo el hecho de que no están de acuerdo con la nación mapuche.
          Maldonado, si murió, lo fue por su causa. Llama la atención de que quienes no están con eso, lo defiendan como un mártir.
          Todos sabemos que los K reprimieron a los mapuches.
          Ahora se rasgan las vestiduras contra un gobierno que es totalmente inocente, aunque haya habido excesos de ciertas fuerzas de seguridad.
          Argentina no ha podido reencauzar una vida institucional y recomponer un pacto social que involucre a todos sus agentes participantes. Eligieron pelearse. A los K no les interesan las propuestas porque lo que están buscando son fueros.
          Qué papel juega la Justicia, los servicios de inteligencia, los agentes de seguridad, ese es el tema de fondo que se omite cuando se habla de Santiago Maldonado. La reconstrucción del vínculo pasa por el valor de la palabra. La idea de que no se pueda dialogar de este tema, es colocar a la sociedad como un conjunto de niños chicos dirigidos por padres que saben más que ellos. Esto marca una involución de la calidad de vida argentina.
          La visión de la política no puede estar pensada hasta la elección que viene. A los políticos argentinos antes de hacer declaraciones, más le valdría esperar la opinión técnica de la pericia y de la identificación del cuerpo.
          En criminología la primea pregunta es a quién favorece ese asesinato. Hay intereses opuestos, hay una campaña en torno a esto. Hay jugadores que asumen posiciones radicalizadas.
En este caso la aparición del cadáver pocos días antes de las elecciones, que fue según los familiares “plantado”, perjudica a Patricia Burlich, pero nadie sabe cómo puede influir todo esto en la intención de voto.
          El caso Maldonado, lamentablemente, por culpa de Cristina forma parte de la campaña electoral. Domina la información, la comunicación, la opinión. Es un tema que cambió la agenda política en Buenos Aires y desplazó el de la corrupción. Un fin de campaña inesperado.
          ¿Alterará o no una elección estrecha como la Provincia de Buenos Aires?
          Puede ser que una parte de un voto muy blando de cambiemos cambie, lo más probable es que altere 2 o 3 puntos contra cambiemos.
          Un sector del electorado no polarizado, que no está sujeto a la mecánica electoral tradicional, puede ser indecidible que respuesta electoral pueda dar.
          El nivel de polarización que vive la Argentina es lo que permite interpretar lo que en verdad ocurre. Aquí hubo un cambio de escenario, cosa que al gobierno, que le iba bien, no le hubiera gustado elegir.
          El gobierno se comportó bien a partir del hallazgo, pero anteriormente no. Aquí están en juego pocos puntos muy volátiles y cambiantes  a nivel electoral. Esos votantes, que tienen un nivel de politización menor, a los que participaron en las Primarias, son en este momento el fiel de la balanza.
          Esta es la elección más compleja, que vivió la Argentina, con un elemento imponderable. Es una campaña sin cierre de campaña, y sin festejos también. 80 días demoraron en “plantar” el cadáver, justo antes de las elecciones. Es un caso tan intrincado, en donde tanta gente miente que lo difícil es saber quién dice la verdad.
          Estamos ante un escenario completamente impredecible, en la recta final de una campaña electoral. Hasta el momento la campaña política venía discurriendo de determinada manera. De ahora en más se llega al domingo con este tema como un nudo en la garganta. Por potencia, incógnita, dramatismo institucional el tema Maldonado hoy domina la política argentina.
          Los entendidos dicen que este caso tiene poca incidencia electoral en la política argentina. La gente que aprueba al gobierno tiene una visión diametralmente opuesta a quienes no aprueban al gobierno. Los que apoyan piensan que la Gendarmería hizo un buen trabajo, los que no creen que haya una conspiración. En un tema tan dramático y desgraciado como éste, el proceso del prejuicio, conduce a que unos estén negando la información objetiva, cualquiera sea la información. La post verdad, conduce a comprar datos que son inciertos y no son comprobados pero resultan plausibles para la toma de posición.
          De todo esto, una sola cosa es cierta, lo de Cristina Kirchner, politizando un cadáver, cuando reprimió a los mapuches, es totalmente deleznable y repudiable.
          Argentina es un país en donde nadie cree en nada ni en nadie, y el problema empieza cuando nadie cree tampoco en la justicia. El mal funcionamiento del poder judicial genera una especie de avance pero siempre hemipléjico. Si la corrupción es siempre de un lado, y no del conjunto, todos pierden al final. Son problemas estructurales y no meramente coyunturales los que vive Argentina.
          Esto es el núcleo del drama de la Argentina. Sufre la gente. Sufre la familia Maldonado, producto de fallas en la globalización, que conducen a la reivindicación de lo local, lo provincial, hecho que estamos viendo también en Europa.
          Los valores y los bienes públicos, deben reconocer que una muerte en democracia es un escándalo. Si esta historia ha de cambiar, no será por el gobierno únicamente, sino por los acuerdos que se logren alcanzar.
          La lucha contra las mafias, esos grupos oscuros, tiene que ser parte de la política de estado y no meramente de los partidos.
          Una fuerza se autonomizó en el caso Maldonado y se puso a hacer lo que quiso. El gobierno tiene que enfrentar a las mafias no sólo por una razón ética, sino de sobrevivencia.
          Si Macri niega las razones del vivir, con tal de sobrevivir el gobierno perderá la oportunidad histórica para revertir una situación trágica. Su estética pos moderna y del éxito, chocará con la historia Argentina, estatal, para estatal y oscura del dirigismo en política.
          Esperemos que gane Macri, pero todo indica que la victoria no es fácil. Si los episodios tomaron una velocidad que fueron perjudiciales para el gobierno,fue porqué Cristina no habló.
          Todo indica que la politización de un muerto, conduce al repudio más de Cristina, que de las ineptitudes de Patricia Burlich.
          El domingo se vota. La pelea está en la Provincia de Buenos Aires y Santa Fe. Un tercio de los senadores y la mitad de la Cámara de Representantes y se sabrá qué poder tiene realmente Macri.