domingo, 22 de noviembre de 2015

Sí, se puede



“Allegado sea el día en que los buenos no se confundan con los malos y

en que el ejemplo ,venga de arriba”

José Gervasio Artigas, 1814, Purificación.

        Argentina está fracturada desde los tiempos de Perón. Todos recordamos la campaña “Perón o Braden”, algo parecido a la campaña de Scioli, “Yo o el Fondo Monetario Internacional”.
      Cristina, como Vázquez y Bachelet hablan para una secta de seguidores. Son incapaces de hablar para toda la ciudadanía. Con cosas así es imposible decir éste es mi Presidente, porque lo único que preside es su fuerza política.
      “Otros vendrán, que bueno me harán”, dijo Perón cuando lo derrocaron, parafraseando a Luis XIV en el lecho de su muerte, cuando dijo: “Después de mi el diluvio”. 
      Mauricio Macri tiene varios desafíos. Tiene que consensuar la mayoría parlamentaria que le falta en el Senado, negociar con el Fondo Monetario y la Banca Mundial para conseguir fondos de libre disponibilidad que hagan menos indoloro el ajuste monetario inevitable que se avecina y fundamentalmente, tiene que inspirar desde arriba la confianza necesaria para que el sistema político argentino sea creíble, tanto a nivel interno, como externo. Cómo manejar el poder ahora, ese es el gran tema que se viene por delante. Consenso, acuerdo, coalición ese es el camino.
        La sociedad argentina como la uruguaya de hoy es una sociedad fragmentada por la irresponsabilidad populista y el uso de los pobres para el enriquecimiento de una secta.
        Hay un cansancio, un hartazgo del gobierno kirchnerista que viene de 2003.
      Además de esto, tiene que reconstruir el debate nacional civilizando la discusión basada en ideas y no en agravios sectarios de quienes se atrincheran en supuestas posiciones ideológicas.
        Hay varios hechos significativos. El voto en blanco fue de un 5 por ciento. Lo que significa que la izquierda obrerista clásica desapareció.
        Scioli hoy es hijo del miedo, Macri de la esperanza, aunque los politólogos digan que hay un empate técnico a todos sus efectos.
        El peronismo es mal perdedor y después de cada derrota se reinventa a sí mismo. No es lo mismo Perón que Isabelita y López Rega y ante el fracaso total tras la democracia se reinventan con Luder; como no pudieron contra Alfonsín se reinventan con Menem y ante el fracaso de éste se vuelven a reinventar con Kirchner. Son vida y milagro: estatistas, colaboracionistas de la dictadura, privatizadores y tercermundistas.
        Asigún como diría el paisano.
     Argentina está esperando políticas de estado, de consensos nacionales y provinciales que se prolonguen en el tiempo. Va a existir una concentración de poder, pero los proyectos de ley tendrán que ser consensuados en el parlamento. Nadie podrá como hasta ahora llevarse por delante al adversario.
        Coordinar políticas nacionales y provinciales ha de ser la piedra de toque que permitirá evaluar la capacidad de gobernar dicho país.
        Massa dijo: “Mis técnicos pueden integrarse a un equipo de Cambiemos, a título personal”, abriendo las puertas al período que se avecina.
        El sistema argentino es excesivamente presidencialista y lo que el Presidente hace y dice cambia incluso la psicología de la gente.
        Cómo se distribuye el poder político, la relación y el equilibrio de poderes son los grandes temas de una política de estado.
        Cristina es la gran perdedora de esta jornada.
        Graciela Michetti es la gran ganadora.
       Las políticas tendrán que ser de un gran gradualismo en cuestiones como el cepo, las tarifas y sobre el nivel de reservas en donde hay que tomar decisiones inmediatas.
        El sacrificio que tendrán que pagar en la vecina orilla a la hora de pagar los platos rotos exige grandes consensos y credibilidad. Hoy el poder está repartido y se vuelve necesario un Pacto de la Moncloa como el de España en 1977.
        Un pacto de gobernabilidad.
      Hasta ahora han fracasado todos los pactos en la Argentina, de ahora en más el gran desafío es que pueda servir. Macri no es radical y con el sindicalismo en 8 años de gobierno no ha tenido problemas.
       El gran desafío está más bien en la negociación política.
        Enrique Peña Neto, en México, Juan Manuel Santos de Colombia, Cartes el Presidente de Paraguay, Sebastián Piñera ex Presidente de Chile, y el ex candidato uruguayo Luis Lacalle Pou, fueron los primeros en saludar el triunfo de Mauricio Macri. Éste es un cambio importante, porque la política de Cristina había generado problemas y fricciones irresolubles con todos los países de la región. 
      Cambios en el estilo, formar equipos, darles autonomías para que gestionen, ha sido la identidad que Macri transmite. La capacidad política de no preguntarle a la gente de dónde viene, sino para dónde va.
       La gente hoy observa la capacidad de gestión.
       Un hecho histórico que será recordado como el triunfo de Alfonsín o De La Rúa, pero de una amplitud mucho más grande y una cintura política mayor.
        No es éste un único triunfo de Mauricio Macri, sino de la necesidad colectiva de encontrar el camino para una Argentina nueva.
        De aquí al 10 de diciembre el peronismo tendrá que asumir la pérdida de su hegemonía y el traspaso de poder. Para un proyecto centralizador y totalitario como el que siempre representaron es muy duro para ellos la retirada en política.
        Para ellos fue fácil llegar al poder, como difícil irse. Hay gente en política que cuando tiene que bajar al llano, no se repone más del dolor que eso le causa. 
       En el futuro habrá otro peronismo, pero indudablemente, el kirchnerismo no existirá más. 
      Córdoba hizo la diferencia del triunfo, con más del 70 por ciento, para una elección reñida como pocas en la historia Argentina, lo que está indicando el rol importante que ha de jugar De la Sota.
        Se terminó la discriminación del poder central hacia la Provincia de Córdoba. Hoy es Córdoba la docta, la que ilumina lo que se viene. 
        Un dato interesante. Si se observan las Provincias Argentinas en las que ganó Macri, triunfó en la Liga Federal artiguista. 
       Todo un fracaso para el rosismo peronista y el mitrismo de los izquierdistas. 
       Las cartas están echadas.
        Se inicia una nueva época para todos.


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