martes, 24 de noviembre de 2015

Populismo paternalista o República

     Argentina se apresta a vivir un nuevo proceso histórico.
     La oposición no esperaba este triunfo de Mauricio.
     Hoy teme que fracase y se prepara para ser dura con él si se equivoca.
     Nadie quiere un Alfonsín o un De La Rúa.
     Creo que en este momento es exagerado visualizar en Macri el hombre bueno -Alfonsín-, que hace de tonto y de gil y el arterioesclerótico de De La Rúa.
     Macri representa el agente económico interno.
     Alfonsín la clase media asustadiza y De La Rúa el sector minero argentino.
     Son cosas diferentes.
    Si Mauricio se equivoca será porque el sector que representa, el agente económico, no ha sabido estar a la altura del momento histórico, no porque él en lo personal. haya echo algo mal.
    El peronismo es parte de los agentes económicos internos, por eso dividido lo vota.
      No se sale de un capitalismo de amigos políticos, mirando a Europa u otros países.
     Se sale entendiendo las dificultades concretas y específicas que se tienen por delante.
     Alfonsín cayó porque las empresas formadoras de precios lo boicotearon y los bancos no quisieron bajar las tasas de interés. De La Rúa cayó porque Menem le lanzó la bomba de tiempo que inevitablemente, estalló un año y poco después. Eran plenamente conscientes los dirigentes sindicales de este hecho, por eso detuvieron la huelga general en el momento que asumía el gobierno.
      A Macri le hacen lo mismo que a De La Rúa, solamente que hoy las condicionantes histórico-sociales son diferentes.     
      La región y el mundo están con él.
     Macri representa un cambio en toda América Latina y ese no era el caso de un De La Rúa.
     Las Provincias no van a tener más remedio que apoyar a Macri porque necesitan un dólar alto para ser competitivas y devolverle al país su rol de granero del mundo. El Pacto de la Moncloa tendrá que ser en ese Buenos Aires acostumbrado a transferir recursos y morder a expensas de las Provincias.
     Se va a dar la paradoja de que quienes no lo votaron, serán quienes a la larga estarán con Macri, porque como decía José Ingenieros, Argentina no se concibe comprando e importando, sino vendiendo y exportando. Todos podemos darle la razón a Urquiza, decía Ingenieros, pero a la larga el único país que importa es el de Rosas, porque Argentina es una gran estancia cimarrona.
     El agro lo entendió con claridad y, como bien sabemos, el paisano de a pie no se equivoca.
     El kirchnerismo es el confín, la Patagonia hacia donde avanzaban a cachiporrazos los Conquistadores, los Rosas, los Urquizas. Por eso no entiende otro lenguaje que el de las bestias.
     Argentina se hizo a machete y a balazos avanzando hacia la frontera. Néstor y Cristina son la frontera que vino a vengarse y hacia allí terminarán recluidos.
    Argentina no puede gobernarse con mentalidad de colonizado cultural, pero tampoco, con complejo de indio.
     El único consenso firme es abrirse al mundo y vender la producción local.
    Lo que tiene que irse de Argentina no es su gente, sino el trabajo de la gente.


 


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