miércoles, 25 de noviembre de 2015

Argentina no precisa asistencia económica, lo que sí necesita es asistencia cultural.


          Argentina en 1918 era la octava potencia del mundo y si hoy forma parte de un cuarto mundo, no es por culpa de aquel tan denostado por la hisoriografía argentina: “Estado Liberal”.
        José Luis Romero, aquel brillante historiador argentino, exiliado en el Uruguay en los tiempos del tirano que huyó, se cansó en discutir contra la historiografía peronista, al punto que, en determinado momento, deja de gastar pólvora en chimango.
      Entre nosotros Luis Alberto de Herrera, en aquel excelente ensayo: “El Uruguay Internacional”, escrito en los tiempos de la Doctrina Zeballos, según la cual el Río de la Plata era de ellos y nosotros solamente teníamos “costas secas” sin acceso al mundo, decía una cosa que es bueno que Lescano entienda: Cuando Argentina no para de crecer, el Uruguay comienza a repuntar lentamente. Esa es la causa por la cual debemos oponernos, pero con suma prudencia, sostenía el Caudillo Oriental.          
          No es que Herrera fuera peronista, era un táctico que se daba cuenta que hay que estar en contra, pero con prudencia e inteligencia.
          Argentina puede hacerle todo el daño que quiere al Uruguay y Uruguay en cambio no puede hacerle ningún daño a la Argentina, sostenía este brillante político, estudioso e historiador uruguayo.
          Como Dios no quiere cosas chanchas, Argentina paga un Karma que tanto Chile, como Paraguay y Provincias como Córdoba hoy la están cobrando.
       Argentina precisa, evidentemente, una profunda reforma mental y cultural que descubra en su historia lo mejor de la tradición San Martiniana. que no es la integración por el gustito de la integración, sino la coparticipación provincial en términos respetuosos. Grupos autónomos federados, ese era el criterio artiguista y no un poder central absorbiendo los recursos de los otros.
      Se podrá criticar a Menem, pero tuvo una cosa muy buena que debemos reivindicar. Gracias a él, el Fondo Monetario Internacional, hoy en día, no negocia con Buenos Aires, sino Provincia por Provincia, el manejo de los préstamos, que como sabemos, son asientos contables prendados a determinados objetivos y no “fondos frescos” como pretenden algunos despistados.
          El cambio cultural recién comienza y, hay que darle tiempo a Mauricio, que como todos sabemos tiene emprendimientos económicos importantes en el Uruguay.
       Mauricio no es Mitre, que se refugió aquí entre nosotros y después quería invadirnos. O Patiño que se salvó en anca de un piojo de la triple A, refugiándose en el Uruguay y después pagó con una patada.
          Mauricio Macri es un hombre de visión empresarial y no un feudal, que acumula territorios, hasta darse de bruces en la frontera, metiéndose con Inglaterra y gente que no quiere por nada del mundo, ser argentina.
          Mauricio es un hombre que entendió que la libertad de comercio, regulada adecuadamente por el Estado -un Estado eficiente-, es el camino del progreso de las naciones. Por algo Alemania lo observa detenidamente, porque está en el modelo alemán de crecimiento económico, en donde el Estado es la excelencia que atestigua y el mercado quien da la tónica del progreso. Como decía Helmut Kohl: “Tanto Estado como sea necesario, tanto mercado, como sea indispensable”.
          Hay que estar con Argentina decía el Viejo Herrera, porque Argentina lo necesita al Uruguay, cuando las papas queman y el horno no está para bollos.
          Lo que Herrera no visualiza es que, de pronto, en una de esas, romper las relaciones con Argentina, puede servirle a ellos también. Los países no tienen amigos y enemigos permanentes, sino intereses permanentes.
          Uruguay no puede prestarse al manejo político interno de una fuerza política que habla para la hinchada y quiere usarnos a nosotros, mientras nos está perjudicando.
          O se draga el Canal Martín García o no se draga. O el puerto de Montevideo es un puerto Hub o no lo es. O Uruguay equilibra la balanza de pagos con dicho país o ellos nos invaden de mercadería. Por ahí van los temas, no por la ideología.
          Uruguay, no vive solamente del turismo, como creen en la costa y el litoral. Uruguay vive de lo que exporta y tiene toda su economía orientada al comercio exterior.
          Quien ignora eso, no está en condiciones de sentarse en el sillón presidencial.
          Los cambios que ha de vivir el vecino país, no van a dar frutos inmediatos, sino a largo plazo y, durante por lo menos un año y medio. habrá que tener un nivel de tolerancia y comprensión muy grande, hasta que las cosas se normalicen.
       Hoy Argentina vive los últimos manotazos de ahogado de quienes siendo malos perdedores, quieren embarrar la cancha hasta el último nano segundo, en que deban dejar el gobierno. Pero todo esto es polvo del camino, pronto las cosas comenzaran a cambiar y la justicia penal caerá implacable contra Cristina y los suyos.
     Al principio Uruguay, Chile, Paraguay, la Provincia de Córdoba van a sufrir las consecuencias de lo que significa enmendar los errores del kirchnerismo, pero a la larga será beneficioso para todos el proceso que se inicia.
     Si los comunistas fueron a parar “al basurero de la historia”, ésta gente terminará en “el basurero de la histeria” y entre rejas.
          Salir del pantano izquierdista, no será fácil, ni aburrido.







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