Argentina en 1918 era la octava potencia del mundo y si hoy forma parte de un cuarto mundo, no es por culpa de aquel tan denostado por la hisoriografía argentina: “Estado Liberal”.
José
Luis Romero, aquel brillante historiador argentino, exiliado en el Uruguay en
los tiempos del tirano que
huyó, se cansó en discutir contra la historiografía peronista, al punto
que, en determinado momento, deja de gastar pólvora en chimango.
Entre nosotros Luis Alberto de Herrera, en aquel excelente
ensayo: “El Uruguay
Internacional”, escrito en los tiempos de la Doctrina Zeballos,
según la cual el Río de la Plata era de ellos y nosotros solamente teníamos “costas secas” sin acceso al mundo, decía una
cosa que es bueno que Lescano entienda: Cuando
Argentina no para de crecer, el Uruguay comienza a repuntar lentamente. Esa
es la causa por la cual debemos oponernos, pero con suma prudencia, sostenía el
Caudillo Oriental.
No es que Herrera fuera peronista, era un táctico
que se daba cuenta que hay que estar en contra, pero con prudencia e
inteligencia.
Argentina puede hacerle todo el daño que quiere al Uruguay y Uruguay en cambio
no puede hacerle ningún daño a la Argentina, sostenía este brillante político,
estudioso e historiador uruguayo.
Como Dios no quiere cosas chanchas, Argentina paga un Karma que tanto Chile,
como Paraguay y Provincias como Córdoba hoy la están cobrando.
Argentina
precisa, evidentemente, una profunda reforma mental y cultural que descubra en
su historia lo mejor de la tradición San Martiniana. que no es la integración
por el gustito de la integración, sino la coparticipación provincial en
términos respetuosos. Grupos autónomos federados,
ese era el criterio artiguista y no un poder central absorbiendo los recursos
de los otros.
Se podrá criticar a Menem, pero tuvo una cosa muy buena que
debemos reivindicar. Gracias a él, el Fondo Monetario Internacional, hoy en
día, no negocia con Buenos Aires, sino
Provincia por Provincia, el manejo de los préstamos, que como sabemos, son
asientos contables prendados a determinados objetivos y no “fondos frescos” como pretenden algunos
despistados.
El cambio cultural recién comienza y, hay que darle tiempo a Mauricio, que como
todos sabemos tiene emprendimientos económicos importantes en el Uruguay.
Mauricio no es Mitre, que se refugió aquí entre nosotros y
después quería invadirnos. O Patiño que se salvó en anca de un piojo de la
triple A, refugiándose en el Uruguay y después pagó con una patada.
Mauricio Macri es un hombre de visión empresarial y no un feudal, que acumula
territorios, hasta darse de bruces en la frontera, metiéndose con Inglaterra y
gente que no quiere por nada del mundo, ser argentina.
Mauricio es un hombre que entendió que la libertad de comercio, regulada adecuadamente
por el Estado -un Estado
eficiente-, es el camino del
progreso de las naciones. Por algo Alemania lo observa detenidamente, porque
está en el modelo alemán de crecimiento económico, en donde el Estado es la
excelencia que atestigua y el mercado quien da la tónica del progreso. Como
decía Helmut Kohl: “Tanto
Estado como sea necesario, tanto mercado, como sea indispensable”.
Hay que estar con Argentina decía el Viejo Herrera, porque Argentina lo
necesita al Uruguay, cuando las papas queman y el horno no está para bollos.
Lo que Herrera no visualiza es que, de pronto, en una de esas, romper las
relaciones con Argentina, puede
servirle a ellos también. Los países no tienen amigos y enemigos
permanentes, sino intereses permanentes.
Uruguay no puede prestarse al manejo político interno de una fuerza política
que habla para la hinchada y quiere usarnos a nosotros, mientras nos está
perjudicando.
O se draga el Canal Martín García o no se draga. O el puerto de Montevideo es
un puerto Hub o no lo es. O Uruguay equilibra la balanza de pagos con dicho
país o ellos nos invaden de mercadería. Por ahí van los temas, no por la
ideología.
Uruguay, no vive solamente del turismo, como creen en la costa y el litoral.
Uruguay vive de lo que exporta y tiene toda su economía orientada al comercio
exterior.
Quien ignora eso, no está en condiciones de
sentarse en el sillón presidencial.
Los cambios que ha de
vivir el vecino país, no van a dar frutos inmediatos, sino a largo plazo y,
durante por lo menos un año y medio. habrá que tener un nivel de tolerancia y
comprensión muy grande, hasta que las cosas se normalicen.
Hoy Argentina vive los últimos manotazos de ahogado de
quienes siendo malos perdedores, quieren embarrar la cancha hasta el último
nano segundo, en que deban dejar el gobierno. Pero todo esto es polvo del camino, pronto las
cosas comenzaran a cambiar y la
justicia penal caerá
implacable contra Cristina y los suyos.
Al principio Uruguay, Chile, Paraguay, la Provincia de Córdoba van
a sufrir las consecuencias de lo que significa enmendar los errores del
kirchnerismo, pero a la larga será beneficioso para todos el proceso que se
inicia.
Si los comunistas fueron a parar “al
basurero de la historia”, ésta
gente terminará en “el
basurero de la histeria” y entre rejas.
Salir del pantano izquierdista, no será fácil, ni aburrido.
Si no puedes verlo haz click aquí