Estamos hablando de una Dilma que hizo
la misma campaña electoral sucia que el kirchnerismo para conservar el poder en
2014.
Le
decían a la gente que si ganaba Aecio Neves se volvería a los años 90’ y les
quitarían los planes sociales. Lo mismo que hacen en Argentina contra Mauricio
Macri asesorados por João Santana, el publicista estrella de las campañas de
Lula y de su partido, el PT, que ahora está trabajando para Scioli.
En Brasil les dio resultado, en cambio
en Argentina parece que genera el efecto inverso, porque hoy todos,
kirchneristas, massistas o macristas hablan de Macri.
Al igual que en Brasil la campaña del
kirchnerismo se centralizó en recordar los 90’, algo parecido a lo que quiso
hacer aquí Vázquez, cuando en los 90’ era Intendente de Montevideo y Scioli era
menemista. Es algo que no cierra, acusar de privatizador a alguien que era
dirigente de un club de fútbol, por parte de un menemista.
Hoy Brasil es un túnel sin salida, tanto
política como económica, en medio de una sociedad fragmentada y dividida.
La razón por la cual Mujica va a
Argentina y Brasil para apoyarlos, Lula va desesperado a Argentina a apoyar a
Scioli y les manda a João Santana, es porque el entramado de poder regional que
fueron construyendo hace que el fin de uno, sea el comienzo del final de los
otros.
Impusieron un regionalismo monetarizado y triangularon el saqueo, tanto
en PETROBAS, YPF y ANCAP.
No es casualidad que salten los casos de
corrupción en PETROBRAS y en ANCAP y que ya esté armado el legajo de denuncias
para después de la campaña electoral en Argentina, sobre REPSOL-YPF.
Para evitar que se sepa y se investigue,
tienen que comprar la impunidad con cargos parlamentarios que les da el fuero
que precisan, hasta que los delitos económicos precluyan. Para tal fin, toman un
atajo que se llama embarrar la cancha.
¡Qué tiene que hacer la denostada oposición
después de una campaña sucia si pierde! ¡Qué debe acordar si gana!
Gobernar es el arte de conducir gente,
es la capacidad interna de delegar poder en el marco de una centralidad
necesaria y la capacidad externa de consensuar políticas de estado con el resto
de los partidos.
Hoy la misma OCDE dice que Brasil vive
un momento crítico. Se ven ellos mismos obligados por la situación fiscal a
realizar recortes anti populares y creían que la gente se los iría a aceptar
por la linda cara de progresistas, sindicalistas o ex presos políticos de la
dictablanda.
Quieren hacer el ajuste a expensas de
los nabos de siempre, los contribuyentes, como modo de mantener intacta su
clientela electoral de bichicomes. Se han cerrado más de 600.000 puestos de
trabajo y la tasa de desempleo ha subido al 8,5%,
Mientras la izquierda que tienen a su
izquierda les grita que hay que cambiar la política económica urgentemente, por
el otro lado Levy, un economista de la Escuela de Chicago, neoliberal, cuya
misión es intentar reencaminar la economía, pretende hacerlo por medio de duros
ajustes. Atar esas moscas para un partido de gobierno que se creyó vida y
milagro no es para cualquiera, menos para alguien cuestionado por corrupción
como la Presidenta brasilera.
Estamos hablando de gente que creyó
durante todos estos años que el dinero llueve como un maná del cielo y que
desprecia al operador privado -”el burgués”-, sin ver que es el verdadero
generador de riqueza.
Mientras el Gobierno aplica recortes en
áreas como la vivienda, la educación, o realiza cambios que afectan a los
trabajadores, la clientela electoral que tienen en los movimientos sociales
cada día se le retoban con más fuerza a los mandos medios del PT y de la CUT,
su brazo sindical.
El baile en el que está metida la izquierda
en Brasil no se resuelve con el juicio político -impeachment-, que tanto les preocupa. No es
la presidenta lo cuestionado, sino el modelo de país que los izquierdistas
representan y para terminar con eso, habrá que esperar a los próximos comicios.
Levy representa para el mercado una cosa
que no está en el horizonte intelectual de estos aprendices de Gramsci,
entender. Levy transmite la confianza y el sentido común en los términos que el
operador privado precisa para trabajar. Se lo ve como el salvador de la
economía que es lo que importa en definitiva. Se lo visualiza como el individuo
que ha de iniciar el camino de la recuperación de la economía en Brasil, sin
hacer del estado un culto y poniendo en los agentes económicos intervinientes
la soberanía de las decisiones sobre las inversiones necesarias para crear
empleo como ellos consideren y no como políticamente, quiere un partido
populista e irresponsable.
Es un simple detalle: Brasil desde el
fin del Estado Novo, no se gobierna teniendo a las multinacionales en contra,
porque todo eso que conquistó, es gracias a la inversión internacional directa.
“Cuando terminó la legislación anterior,
había un caos absoluto, principalmente en el área fiscal. Levy fue secretario
de Hacienda en Río de Janeiro, donde promovió un ajuste fiscal tan fuerte que
el Estado mejoró el grado de inversión. Entró en el Gobierno con esa misión, la
de reencaminar la economía, de hacer ajustes”, afirma el profesor de finanzas
del Instituto de Enseñanza e Investigación Insper, João Luís Mascolo. “El
mercado sabe que, si lo destituyen y se vuelve al modelo anterior, se generaría
un caos absoluto y completo, principalmente con la deuda pública y el tipo de
interés que tenemos”, destaca, reproduciendo la opinión de otros especialistas.
Dicho en otras palabras, el capital no se equivoca y sabe a quien pone y a
quien no.
El “Fuera Levy” de los izquierdistas de
la izquierda, no la convence a Dilma, porque como ya lo ha dicho, “Cuando yo
digo no, es no”. Aquí no hay Lula que valga y protagonismo de Brasil para
quirimbos bolivarianos, según Dilma, Levy puede tener la opinión que quiera,
que a ella lo que le importa es su capacidad de gestión.
Sería
bueno que Dilma abandone el cargo y que ese rol lo juegue otro más apto para la
tarea, pero sería mucho mejor que en la próxima, desaparezca el PT.
Partido Nacional, tomar nota,
porque a esta inmundicia apelan,
cuando son precisamente ellos los que crean la
mal llamada Ley de Inclusión Financiera.
cuando son precisamente ellos los que crean la
mal llamada Ley de Inclusión Financiera.