lunes, 16 de noviembre de 2015

La crisis de Brasil


         La crisis económica en Brasil, parecería ir de la mano con una crisis política tendiente a desencadenar un juicio político -impeachment -, a la Presidenta Dilma Rousseff.
        Estamos hablando de una Dilma que hizo la misma campaña electoral sucia que el kirchnerismo para conservar el poder en 2014.
         Le decían a la gente que si ganaba Aecio Neves se volvería a los años 90’ y les quitarían los planes sociales. Lo mismo que hacen en Argentina contra Mauricio Macri asesorados por João Santana, el publicista estrella de las campañas de Lula y de su partido, el PT, que ahora está trabajando para Scioli.
        En Brasil les dio resultado, en cambio en Argentina parece que genera el efecto inverso, porque hoy todos, kirchneristas, massistas o macristas hablan de Macri.
      Al igual que en Brasil la campaña del kirchnerismo se centralizó en recordar los 90’, algo parecido a lo que quiso hacer aquí Vázquez, cuando en los 90’ era Intendente de Montevideo y Scioli era menemista. Es algo que no cierra, acusar de privatizador a alguien que era dirigente de un club de fútbol, por parte de un menemista.
        Hoy Brasil es un túnel sin salida, tanto política como económica, en medio de una sociedad fragmentada y dividida.
        La razón por la cual Mujica va a Argentina y Brasil para apoyarlos, Lula va desesperado a Argentina a apoyar a Scioli y les manda a João Santana, es porque el entramado de poder regional que fueron construyendo hace que el fin de uno, sea el comienzo del final de los otros.
        Impusieron un regionalismo monetarizado y triangularon el saqueo, tanto en PETROBAS, YPF y ANCAP.
    No es casualidad que salten los casos de corrupción en PETROBRAS y en ANCAP y que ya esté armado el legajo de denuncias para después de la campaña electoral en Argentina, sobre REPSOL-YPF.
        Para evitar que se sepa y se investigue, tienen que comprar la impunidad con cargos parlamentarios que les da el fuero que precisan, hasta que los delitos económicos precluyan. Para tal fin, toman un atajo que se llama embarrar la cancha.
        ¡Qué tiene que hacer la denostada oposición después de una campaña sucia si pierde! ¡Qué debe acordar si gana!
        Gobernar es el arte de conducir gente, es la capacidad interna de delegar poder en el marco de una centralidad necesaria y la capacidad externa de consensuar políticas de estado con el resto de los partidos.
        Hoy la misma OCDE dice que Brasil vive un momento crítico. Se ven ellos mismos obligados por la situación fiscal a realizar recortes anti populares y creían que la gente se los iría a aceptar por la linda cara de progresistas, sindicalistas o ex presos políticos de la dictablanda.
        Quieren hacer el ajuste a expensas de los nabos de siempre, los contribuyentes, como modo de mantener intacta su clientela electoral de bichicomes. Se han cerrado más de 600.000 puestos de trabajo y la tasa de desempleo ha subido al 8,5%,
        Mientras la izquierda que tienen a su izquierda les grita que hay que cambiar la política económica urgentemente, por el otro lado Levy, un economista de la Escuela de Chicago, neoliberal, cuya misión es intentar reencaminar la economía, pretende hacerlo por medio de duros ajustes. Atar esas moscas para un partido de gobierno que se creyó vida y milagro no es para cualquiera, menos para alguien cuestionado por corrupción como la Presidenta brasilera.
        Estamos hablando de gente que creyó durante todos estos años que el dinero llueve como un maná del cielo y que desprecia al operador privado -”el burgués”-, sin ver que es el verdadero generador de riqueza.
        Mientras el Gobierno aplica recortes en áreas como la vivienda, la educación, o realiza cambios que afectan a los trabajadores, la clientela electoral que tienen en los movimientos sociales cada día se le retoban con más fuerza a los mandos medios del PT y de la CUT, su brazo sindical.
        El baile en el que está metida la izquierda en Brasil no se resuelve con el juicio político -impeachment-, que tanto les preocupa. No es la presidenta lo cuestionado, sino el modelo de país que los izquierdistas representan y para terminar con eso, habrá que esperar a los próximos comicios.
        Levy representa para el mercado una cosa que no está en el horizonte intelectual de estos aprendices de Gramsci, entender. Levy transmite la confianza y el sentido común en los términos que el operador privado precisa para trabajar. Se lo ve como el salvador de la economía que es lo que importa en definitiva. Se lo visualiza como el individuo que ha de iniciar el camino de la recuperación de la economía en Brasil, sin hacer del estado un culto y poniendo en los agentes económicos intervinientes la soberanía de las decisiones sobre las inversiones necesarias para crear empleo como ellos consideren y no como políticamente, quiere un partido populista e irresponsable.
        Es un simple detalle: Brasil desde el fin del Estado Novo, no se gobierna teniendo a las multinacionales en contra, porque todo eso que conquistó, es gracias a la inversión internacional directa.
   “Cuando terminó la legislación anterior, había un caos absoluto, principalmente en el área fiscal. Levy fue secretario de Hacienda en Río de Janeiro, donde promovió un ajuste fiscal tan fuerte que el Estado mejoró el grado de inversión. Entró en el Gobierno con esa misión, la de reencaminar la economía, de hacer ajustes”, afirma el profesor de finanzas del Instituto de Enseñanza e Investigación Insper, João Luís Mascolo. “El mercado sabe que, si lo destituyen y se vuelve al modelo anterior, se generaría un caos absoluto y completo, principalmente con la deuda pública y el tipo de interés que tenemos”, destaca, reproduciendo la opinión de otros especialistas. Dicho en otras palabras, el capital no se equivoca y sabe a quien pone y a quien no.
        El “Fuera Levy” de los izquierdistas de la izquierda, no la convence a Dilma, porque como ya lo ha dicho, “Cuando yo digo no, es no”. Aquí no hay Lula que valga y protagonismo de Brasil para quirimbos bolivarianos, según Dilma, Levy puede tener la opinión que quiera, que a ella lo que le importa es su capacidad de gestión.
        Sería bueno que Dilma abandone el cargo y que ese rol lo juegue otro más apto para la tarea, pero sería mucho mejor que en la próxima, desaparezca el PT.





Si no puedes verlo haz click aquí



Si no puedes verlo haz click aquí




Partido Nacional, tomar nota,
porque a esta inmundicia apelan,
cuando son precisamente ellos los que crean la
mal llamada Ley de Inclusión Financiera.




Você pensa que cachaça é água